sábado, 27 de julio de 2019
¿Es justificable la brecha por género en las remuneraciones de los deportistas profesionales?
Me temo que
este artículo será controversial ya que la respuesta a la pregunta no es obvia,
pero espero aclarar las razones detrás de las respuestas.
Es un tema que ha
excitado gran interés en tiempos recientes.
La copa mundial de futbol femenino lo puso en la orden del día, sobre
todo porque lo ganó la selección de los EE. UU., que venían denunciando y
demandando legalmente a su Federación, por la desigualdad de remuneraciones con
los hombres. De hecho, en la entrega de
los trofeos la afición gritó constantemente “Equal pay”. También en otro deporte, el tenis, ha surgido
con alguna frecuencia el tema, en particular con unas controversiales
declaraciones de Rafael Nadal justificando la brecha, que por su visibilidad
han tenido gran impacto. Por el lado
femenino, la también top, Serena Williams, ha opinado públicamente en
favor de la igualdad.
El objetivo de
este artículo es analizar diferentes casos para ayudar a comprender las brechas
y si estas son explicables. No
pretendemos hacer un análisis exhaustivo y lamentablemente no es muy riguroso
ya que no disponemos de información detallada sobre esas brechas en los
diferentes casos, pero creemos que el análisis permite ampliar la mira, que en
este tipo de casos suele ser relativamente miope: igualdad, como sea, sin
consideración de los factores subyacente o los atenuantes.
No pretendemos
justificar las brechas, solo explicar porque existen. En este análisis
consideraremos solamente las remuneraciones directas ya que las ganancias de
los deportistas de élite suelen contener elevados ingresos resultado de patrocinios
y publicidad, entre otros, que son específicos a cada deportista en particular.
Para responder
a la pregunta haremos el análisis de diferentes casos ya que uno de los
principales problemas del tema es la generalización sin tomar en cuenta los
particulares de cada caso. Comenzaremos analizando los casos
más simples que son los de la empresa privada con fines de lucro y de las
organizaciones sin fines de lucro. Posteriormente
analizaremos casos en los que el “trabajo” se ejerce a nivel de equipo con ingresos
a nivel agregado de todos los equipos, después el caso de equipos
con ingresos a nivel de cada equipo y por último el caso de “trabajos” a
nivel individual, pero con ingresos a nivel agregado de todos los participantes
en la competición. Son caso con diferencias
en los logros resultado de esfuerzos individuales, de esfuerzos colectivos, de distribución
de ingresos obtenidos a nivel de competición, a nivel de equipo y a nivel de
individuo.
El criterio
del análisis para entender la brecha es “la contribución que cada persona hace
hacia el logro del objetivo del colectivo al que pertenece”. Si la contribución es la misma, la
remuneración debe ser la misma. Así de
sencillo. El problema es que muchas veces no es posible medir la contribución, o
no es atribuible a la persona o los esfuerzos no influyen en el monto de los
ingresos a “distribuir”. Nótese que no usamos la palabra “trabajo”
y preferimos contribución. “Trabajo”
tiene la connotación de tareas rutinarias donde el esfuerzo no importa. Si queremos analizar retribución debemos analizar
la contribución que el esfuerzo hace hacia la obtención de los recursos
financieros que se deben distribuir en función de la contribución o de algún
otro criterio, cuando esta no se puede establecer de forma confiable.
1. Empresa privada con fines de lucro.
Aunque no tiene
nada que ver con deportistas, analizaremos primero el caso de la empresa
privada con fines de lucro porque es el más discutido y el más sencillo, lo
que nos servirá de marco de referencia para la discusión de los casos
siguientes. En el caso de una
empresa privada el esfuerzo de los empleados es el que permite el logro de los
resultados financieros. Las
remuneraciones son un mecanismo a través del cual se “distribuyen” los ingresos
entre los que han contribuido a generarlos.
En general en una empresa privada los sueldos reflejan la contribución al
logro de los resultados financieros de cada empleado. Idealmente los sueldos deberían reflejar esas
contribuciones, pero siendo casi imposibles de medir y atribuir causalidad se
usan criterios más o menos simplificados (por cargo, por profesión, experiencia,
etc.). Pero estos criterios no pueden depender del género del empleado. A igual contribución igual remuneración.
¿Por qué hay
entonces una brecha salarial por género?
La respuesta más simple es por sesgos implícitos y explícitos: la
tendencia histórica a considerar a la mujer como menos valiosas, dispuestas a aceptar
menores sueldos, la menor calificación profesional, la consideración del empleo
del hombre como prioritario para la familia, con diferentes papeles, etc. Afortunadamente estos sesgos están siendo cada
vez mas identificados, el mercado laboral de la mujer se ha expandido, sus
cualificaciones han mejorado dramáticamente y poco a poco (demasiado poco a
poco) se van venciendo los sesgos, por lo menos en las empresas mas ilustradas.
[1]
Algunos alegan
que la mujer hace una menor contribución, pero ello no es ni demostrable ni
generalizable, ni justificable.
2. Organización pública sin fines de lucro
En una
organización publica sin fines de lucro, los ingresos financieros dependen
menos de los esfuerzos individuales, en algunos casos, como en los gobiernos,
tienen un presupuesto, que en parte se distribuye a través de sueldos. En este caso ni es medible la contribución ni
se intenta. Hay reglas burocráticas para
la determinación de los sueldos. En
estos casos la brecha salarial es imposible de justificar y solo se puede
explicar por los sesgos. En algunos
casos, como el de las organizaciones de la sociedad civil , OSC, el nivel de
ingresos sí depende del rendimiento de sus empleados (para obtener mayores donaciones,
contribuciones y remuneraciones por servicios prestados, etc). En este caso de
OSC es más semejante al de la empresa privada.
3. Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de
naciones)
Este es el caso
que ha generado la polémica más notoria fuera del ámbito empresarial. En este caso la remuneración de los miembros
del equipo no depende de su contribución individual, sino colectiva, del equipo
y todo su entorno. El equipo recibe
una parte del pool de los recursos que se ha predeterminado para ser
distribuido entre los equipos de acuerdo con su rendimiento. El pool de
recursos a distribuir depende de los ingresos que el torneo genera, en
función de patrocinios, de derechos audiovisuales, de entradas a los partidos, de
ventas de productos, etc., todo lo cual está determinado por el interés del público
en el evento. Es cierto que ese interés
depende de la calidad del juego, de la competitividad de los equipos, de las
rivalidades, etc.
En
consecuencia, el pool de recursos a distribuir suele ser mayor para el caso de
la copa mundial masculina, que la femenina. Está
determinado por el público, los patrocinadores, los anunciantes, los
retransmisores, etc. Los dos eventos no son
equiparable a una misma empresa, son empresas diferentes con ingresos
diferentes, la brecha no es intraempresarial es una brecha interempresarial,
una empresa de todos hombres donde se pagan mayores niveles de sueldos que en
una empresa de todas mujeres.
En este caso el
publico el “culpable” de la brecha. La
brecha en la remuneración es explicable.
No se trata, como en una empresa privada donde trabajan hombre y mujeres,
juntos, llevando a cabo actividades con igual contribución. Este es un caso de hombres contra hombres y mujeres
contra mujeres, no hay
copa mundial mixta, donde no sería explicable una remuneración distinta. Y entendamos que no se trata de que los
hombres jueguen mejor que las mujeres y que les ganarían. En estos eventos la contribución se mide en
comparación dentro del mismo género, no a través de géneros.
En la copa del
mundo 2019, el equipo ganador, EE. UU., recibió un bono de $4 millones, en tanto
que el ganador de la copa masculina en 2018, Francia, recibió $38 millones,
pero esta brecha está explicada por los ingresos generados por el evento. De
hecho, las mujeres recibieron un porcentaje de ese pool superior al de los
hombres (13% vs.9%). [2]
El reclamo de
la selección nacional de EE. UU. con respecto a la copa del mundo se confunde
con el reclamo que hacen a la Federación por los juegos clasificatorios y amistosos. En estos juegos, entre el 2016 y el 2018, la
selección femenina generó US$50.8 millones en ingresos en tanto que la masculina
generó US$49.9 millones. Los hombres
reciben una paga de US$17.000 por ganar un amistoso contra un equipo del top
10. Las mujeres, en cambio, reciben un bono de US$8.000 solo si le ganan a uno
de los cuatro mejores. La contribución de las mujeres a los ingresos de la
Federación en este caso es mayor y por ende deberían tener una mayor
remuneración. En este caso la
brecha de remuneración no es explicable, inclusive el equipo femenino es
superior al masculino en comparación con sus pares. Ganó la copa del mundo, en tanto que el
masculino no logró ganar el torneo regional de Norte, Centroamérica y el Caribe
(Copa Oro de la Concacaf)
4. Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de
futbol)
En las ligas de
futbol compiten equipos, que para estos efectos podemos equiparar a empresas
privadas, de hecho, en algunos casos son sociedades anónimas, algunas de
capital cerrado, otras cotizan en bolsa. Las remuneraciones de los jugadores
están determinadas en buena parte en función de las ganancias de los equipos,
dentro de los límites a los sueldos establecidos a nivel colectivo que pueda
imponer algún organismo supranacional que regule los equipos en competencias
internacionales (por ejemplo, el “fair play financiero” de la UEFA en el
fútbol europeo), para evitar el absoluto dominio de los equipos financieramente
poderosos.
Los ingresos
de los equipos son función de la entrada a los partidos, venta de productos del
equipo, del reparto de derechos audiovisuales y de patrocinios al equipo entre
otros. Igual que en los eventos con equipos nacionales, los ingresos de las
pocas ligas femeninas son muy inferiores a los de las masculinas y están
determinados en función del interés del público. En este caso la brecha se puede explicar. De
hecho, en algunas ligas, si el club tiene equipos en ambas ligas, el masculino
termina subsidiando, indirectamente, al femenino. Dentro de cada equipo, la
remuneración es, en teoría, en función de su contribución a los ingresos.
En términos de
ingresos e interés generado, y aun en la calidad de juego, algunas ligas de
futbol femenino de mayor nivel son comparables a las ligas de segunda o tercera
división en sus respectivos países y el criterio de “igual contribución igual
remuneración” es aplicable, aunque de muy difícil determinación. Pero
ello no obsta para esto se use para establecer criterios de remuneración en las
ligas femeninas (habrá que tener en cuenta de la longevidad de la liga femenina
en el país ya muchas son de creación muy reciente). [3]
En buen ejemplo para
mejorar el nivel de ingresos de las ligas femeninas y reducir la brecha es la iniciativa
de algunos equipos de la liga premier inglesa que tienen equipos femeninos, de
permitirles jugar en el estadio principal, el “masculino”, con el objeto de
atraer más aficionados y darles por lo menos igualdad de opotunidad. La práctica de jugar en canchas periféricas, incomodas
y pequeñas es una modalidad de discriminación.
En un principio los costos adicionales pueden exceder los beneficios
adicionales, pero con el tiempo será posible mejorar la relación. Y en todo
caso es de justicia contribuir a la igualdad en este deporte. [4]
5. Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de
tenis).
Por último, consideremos
competiciones a nivel individual, donde participan hombres y mujeres en
igualdad de condiciones, como lo son los torneos de tenis. El triunfo es a base individual, no en
equipos (omitimos los dobles). La
remuneración en este caso se determina de forma análoga a las competencias por
equipos nacionales y se basan en la distribución de dos pool de recursos, uno
para hombres y uno para mujeres, entre los participantes, en función de su
rendimiento en el torneo. Pero el
total a repartir, como en esas competencias, está determinado por el interés
del público, que se refleja en la afluencia del público a los partidos, el
interés de los medios audiovisuales, los patrocinios, etc.
Por estas
razones, para explicar la brecha hay que distinguir eventos de un solo género
de eventos de ambos géneros. En los
eventos que mezclan ambos géneros en las mismas canchas, con asistencia del
publico semejante, patrocinios a nivel de torneo, derechos audiovisuales
combinados es más difícil explicar la brecha. De hecho, Wimbledon paga lo mismo a los
participantes masculinos que femeninos, el pool de recursos es uno solo. Ambos
ganadores de la edición del 2019 cobraron casi US$3 millones. El Abierto de EE. UU., del 2019 pagará
US$3,85 millones a cada uno. Pero el
pool para hombres es mayor que el pool para mujeres en la mayoría de los
torneos, aun los de ambos géneros. Por
ejemplo, en el torneo mixto de Roma, Nadal ganó US$900.000 en tanto que Elina
Svitolina’s ganó US$600.000. En estos casos, la brecha es menos explicable,
y solo podría hacerse si algunas de las fuentes de ingresos son especificas al
género, por ejemplo, los patrocinios o la cobertura audiovisual.
De todas
maneras, hay que recordar que en estos torneos hay solidaridad, hay un subsidio
cruzado implícito. Una manera de apreciarlo es comparar el
monto a distribuir en torneos netamente femeninos, masculinos y mixtos. Aunque no he hecho la investigación de forma
rigurosa se puede decir que la parte femenina del torneo mixto se llevaría
más dinero que si el torneo fuera netamente femenino. Es
difícil comparar torneos de un solo género, ya que añaden una variable adicional
y es la localización de cada uno, la ubicación en la temporada, el nivel de
competencia, entre otros, pero es de suponer que las brechas en estos casos
sean mayores. En estos casos la brecha es explicable. [5]
En resumen
La culpa de la
brecha entre hombres y mujeres deportistas la tiene el público, que con su
dinero muestra preferencia por los eventos masculinos.
En ningún momento
queremos implicar que las diferencias en las remuneraciones son justas, lo que
queremos enfatizar es que en algunos casos las diferencias están justificadas,
puede ser que en algunos casos son mayores de lo que deberían. Nuestro
argumento es hay que analizar caso por caso y no extrapolar el caso básico de
la empresa privada donde es más claro el “equal pay for equal work”,
donde si bien se debe remuneran la contribución al logro del objetivo, en los otros
casos comentados influyen muchos factores externos, que determinan los
recursos a distribuir en base a la contribución.
Cada caso tiene
sus características especiales que permiten explicar o no las brechas en la
remuneración:
1.
Empresa
privada con fines de lucro: no explicable
2.
Instituciones
sin fines de lucro: no explicable
3.
Eventos
deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones):
explicable por los recursos que cada uno genera.
4.
Eventos
deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol):
explicable por los recursos que cada liga genera, aunque la comparación es este
caso no es justa ya que las ligas femeninas son incipientes.
5.
Eventos
deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis):
Explicable en los casos en que las competencias generan ingresos que son
función del género, inexplicable en los casos en que los ingresos son generados
conjuntamente por los partidos masculino y femenino.
Pero de esta
discusión debería haber quedado claro que es prudente analizar las circunstancias
de cada caso antes de emitir opiniones generalizadas, que no contribuyen a una
discusión productiva que permite resolver las brechas, en los casos en que se
debería, por justicia.
[1] Para apreciar la problemática ver Mis artículos sobre el liderazgo de
mujeres en las empresas (actualización a febrero 2018).
[2] Algunas empresas han hecho
donaciones para menorar las remuneraciones de las ganadoras de la Copa del
Mundo. Colgate Palmolive y Secret
(desodorante femenino) donaron medio millón de dólares cada una. Bajo el nombre
de promover igualad de género, estas empresas buscaron una publicidad muy
efectiva. La donación debe haber sido
muy rentable (¿responsabilidad o lavado de cara?).
[3] Equipos líderes en Europa como el
Real Madrid y el Manchester United, apenas lanzaron equipos femeninos en el
2019 y 2018 respectivamente. Y un país
líder mundial en futbol como Brasil, no tiene una liga femenina con sueldos que
permitan vivir de ello.
[4] Ver mi artículo Fútbol, género y la responsabilidad ante
la sociedad.
[5] Como un indicador indirecto,
consideremos la semifinal de Wimbledon 2019 entre Nadal y Federer. Los boletos
en la reventa llegaron a casi los US$10,000 que es el precio más alto de la
historia en evento alguno, individual o colectivo. Cierto es que es una reventa y ese dinero no
entra en el pool a repartir, pero es indicativo del “valor” que el público le
imputa al “trabajo” de estos dos tenistas.
sábado, 20 de julio de 2019
Buen ejemplo: Asumir responsabilidad por impactos indirectos
¿Es
responsabilidad de las empresas atender los problemas de la escasez de la
vivienda o de su elevado costo? En principio no, ello se debe a una
serie de factores estructurales y circunstanciales que están fuera del control
de la mayoría de las empresas. Se supone
que es el mercado de la vivienda el que debe responder a incrementos en
la demanda, aunque en muchos casos ello está limitado por el espacio disponible
o por regulaciones sobre la densidad de población.
Pero hay
algunos casos en los que esa escasez de vivienda se puede atribuir al impacto
indirecto de algunas empresas, que complica un problema ya existente o lo hace
surgir. Este es el caso de grandes empresas en
términos de números de empleados o de impacto financiero por los elevados
sueldos que se pagan, o por ambos efectos, que tienen un impacto perceptible
sobre el costo y disponibilidad de la vivienda
En EE. UU. hay un
par de casos muy paradigmáticos: Seattle y el área alrededor de San
Francisco (área de la bahía que incluye Silicon Valley, al sur y Oakland al
este). En el primero se ubican empresas
de gran impacto en el mercado de la vivienda como Amazon y Microsoft. En el segundo se ubican decenas de empresas
de alta tecnología, con algunas de mucho impacto económico y social como
Google, Apple, Facebook, Salesforce, Uber, Lyft, LinkedIn, Airbnb, eBay, Intel,
Tesla, Yahoo, Netflix y Oracle, entre otras.
En ambos
casos, pero con diferencias de intensidad, el impacto sobre la vivienda se debe
a los sueldos que se pagan por encima del promedio y la gran cantidad de
personas que emplean. En el caso del área de la bahía de San
Francisco, está el agravante de que es la sede de muchas empresas emergentes
que tienen elevadas valoraciones (antes y al salir al mercado de valores) que
hacen millonarios, en papel y en la práctica, a sus fundadores y accionistas. Y una de las primeras acciones que suelen tomar
es mejorar la vivienda. Ello inicia un efecto
cascada sobre los precios de las viviendas, empujando a otras personas hacia
abajo, a buscar viviendas más económicas., eventualmente desplazado a los más
vulnerables, al final de la cadena hacia la indigencia.
En los últimos
ocho años la zona de la bahía ha creado solo una vivienda por cada cuatro
empleos creados, y en general con sueldos superiores al promedio, lo que
conduce a una inmensa presión sobre la disponibilidad y el precio de la
vivienda. Ello ha llevado a muchos a vivir en casas rodantes.
El número de personas
sintecho ha aumentado significativamente en los últimos dos años, lo que ha conducido a
deteriorar la imagen de la ciudad, con los mendigos y la correspondiente
suciedad por las calles más céntricas. Por
ejemplo, ha habido un aumento del 17% en al área de San Francisco y del 43% en
los condados que incluyen a Oakland, al otro lado de la bahía. Dos tercios de
estos viven en la calle, en vehículos y en campamentos. Y este es uno de los impactos más visibles,
que ha estimulado a las autoridades y a algunas empresas a actuar. Concurrentemente
ha habido aumentos significativos en el crimen, prostitución, drogas con
impactos en la seguridad personal, que está provocando un éxodo de la ciudad
hacia zonas lejanas más económicas y seguras con el correspondiente impacto
sobre el tráfico.
Medidas
gubernamentales
El primer intento
de actuación sobre este problema lo toma la ciudad de Seattle al proponer un
impuesto especial a grandes empresas que les costaría US$ 275 anuales por cada
empleado. Fue denominado popularmente el
“impuesto Amazon”, en referencia a uno de los principales afectados y el que
mas luchó por evitarlo. De hecho,
mientras se discutía el impuesto paralizó la construcción de un edificio de
oficinas de 17 pisos como medida de fuerza.
Su cabildeo (y su poder) tuvieron efecto. El impuesto que, había sido aprobado con el consejo
municipal el 14 de mayo del 2018 por unanimidad, fue rescindido el 12 de
junio con el voto de siete de nueve concejales. [i]
En el caso de
San Francisco, un impuesto semejante logró aprobación. En gran parte
porque el problema es de mayor intensidad y amplitud en esa zona y porque en California
propuestas de este tipo pueden ser llevadas a referendos locales o estatales
a solicitud de la población. El poder de
cabildeo de las empresas se diluye. En
este caso, la Proposición C en San Francisco fue aprobada por el 60% de los
votantes. El impuesto espera recaudar
alrededor de US$300 millones anuales para beneficiar a programas para los sintecho.
Medidas
empresariales
En ambos casos,
algunas empresas destacadas también quisieron hacer su contribución, de forma
complementaria. En Seattle Microsoft ofreció donar US$500 millones para facilitar la construcción de
viviendas asequibles.
Esto es un complemento a los programas de la ciudad para los sintecho ya
que presumiblemente será dirigido a la clase media y baja, que está siendo
presionada desde arriba en términos de costos y disponibilidad. Los fondos no se usarán para la construcción
de viviendas sino para facilitarla, apoyando programas de terceros con efecto
multiplicador (¿y Amazon?, bien gracias).
En el área de la
bahía, Google ha ofrecido destinar US$1.000
millones para
contribuir a resolver el problema. En
este caso no hay donación y se trata de financiar medidas, dentro de los
mercados de vivienda, que tengan un efecto multiplicador.
Por ejemplo, Google pondrá en arriendo terrenos que posee valorados en
US$750 millones para que los gobiernos locales y promotores desarrollen
viviendas. Adicionalmente creará un fondo
de inversiones para proporcionar incentivos a los constructores y para hacer
inversiones y otorgar préstamos para hacer inversiones en la construcción de
viviendas asequibles. El programa no es una donación, es una inversión de
Google ya que cobrará por el arriendo de los terrenos y por prestamos e
inversiones que haga con el fondo. Ayudarán,
pero no es filantropía, es negocio responsable.
Adicionalmente, filántropos
del área de la bahía, incluyendo a Mack Zuckerberg el CEO de Facebook, a título
personal, se han comprometido con US$500 millones para proteger y expandir la vivienda
asequible en el área. También
en este caso buscan un efecto multiplicador. Parte del dinero se usará para
crear un fondo de inversiones que preservará el acceso a 175.000 familias y
creará 8.000 nuevas viviendas en la próxima década, a través de préstamos y
otros apoyos a grupos comunitarios, Incluye además un fondo de US$40 millones para
el apoyo a gobiernos locales en sus políticas y acciones que preserven el
acceso a viviendas asequibles.
Implicaciones
para otros países/regiones
Este ejemplo
no es fácilmente generalizable ya que son muy pocas las zonas donde se observa un crecimiento tan elevado
en el empleo y en los sueldos, todo lo contrario, pero el resultado es muy
semejante: dificultad para la obtención
de viviendas asequibles. El caso que se
observa en algunas ciudades de América Latina es resultado del crecimiento de
la inmigración interna y, en el caso de España, de la externa. En estos casos, la
responsabilidad de las empresas en la creación y resolución del problema es
casi nula. Ello no obsta para que en
casos puntuales algunas empresas se vean particularmente afectadas y puedan y
deban tomar acciones, como mínimo con sus empleados y sus comunidades.
En resumen
La razón por la cual
hemos considerado relevante presentar este caso no es porque sea aplicable a ciudades
o zonas de Iberoamérica, es porque es un buen ejemplo de cómo afrontar las
externalidades negativas de las empresas.
A lo mejor no es su responsabilidad a nivel de una empresa en particular,
pero sí es su problema, sobre todo a nivel colectivo, que es donde el impacto acumulativo
se hace sentir.
Es también un
buen ejemplo de sinergia entre las actuaciones gubernamentales y las empresariales
y de la necesidad de las empresas de actuar, no solo para paliar el problema que
las afecta, sino también para evitar males regulatorios mayores. Buen ejemplo de Google, Microsoft y los
filántropos del área de la bahía, mal ejemplo de Amazon.
Y de paso
contribuye a mejorar la imagen de las empresas de tecnología, tan deteriorada
últimamente.
[i] En un artículo anterior
analizábamos como Amazon ejerce el poder sobre las presiones de sus stakeholders
y algunos accionistas: Activismo social y ambiental en Amazon:
Buen intento, fallido.
sábado, 13 de julio de 2019
Mis 27 artículos sobre información y reportes no financieros
Por si te
perdiste alguno de mis 27 artículos sobre información y reportes no financieros
aquí tienes los nexos (en orden cronológico):
12 mayo 2019
5 mayo 2019
21 abril 2019
9 febrero 2019
28 octubre 2018
15 julio 2018
26 junio 2016
24 junio 2016
18 junio 2016
22 marzo 2015
20 julio 2014
13 julio 2014
9 de marzo de
2014
23 de febrero de
2014
10 de noviembre
de 2013
27 de octubre de
2013
29 de septiembre
de 2013
28 de abril de
2013
21 de abril de
2013
9 de diciembre de
2012
17 de octubre de
2012
2 de octubre de
2011
28 de agosto de
2011
18 de junio de
2011
8 de mayo de 2011
30 de abril de
2011
9 de marzo de
2011
sábado, 6 de julio de 2019
Activismo social y ambiental en Amazon: Buen intento, fallido
El activismo accionarial más activo, valga la
cacofonía, es aquel que trata de mejorar la rentabilidad de las empresas a los
accionistas, ya sea
través cambios de dirigentes, estrategias, fusiones y adquisiciones o
desinversiones, entre otros. Un par de ejemplos paradigmáticos de empresas
responsables sometidas a estas presiones son el de Unilever (no exitoso)
analizado en ¿Pueden
las empresas responsables resistir los embates de los activistas financieros? y el de Etsy (exitoso) analizado en ¿Pueden
las empresas certificadas como responsables cotizar en bolsa?)
No obstante, cada día es más frecuente ver
activismo que pretende mejorar la responsabilidad social y ambiental de las
empresas, aunque todavía tiene poco éxito, tienden a dominar los accionistas
que consideran esta como un golpe a la rentabilidad, en general muchos fondos
de inversión y fondos de cobertura (hedge
funds).
En EE. UU., donde
más se reporta de estas actividades, el año 2018 fue un año récord para
propuestas ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Y una encuesta (Edelman
Trust Barometer Special Report on Institutional Investors,
2018), entre 500 de los
inversionistas con mayor poder colectivo (fondos de inversión globales), el 90%
respondió que sus fondos habían cambiado sus estrategias de votación y/o involucramiento
en los riesgos ASG, y dos tercios dijeron que el cambio había ocurrido en el último
año.
Pero es de enfatizar que este creciente interés representa
solo la punta del iceberg. Lo importante
es que las resoluciones sean adoptadas, que sean implementadas y que tengan
impacto.
Propuestas a la Asamblea General de Accionistas de
Amazon
Es grato ver
cuando se presentan propuestas de resoluciones sobre temas no financieros (que
serán financieros en el largo plazo). En
este artículo analizamos el caso de la Asamblea General de Accionistas de
Amazon el 22 de mayo del 2019, porque es una empresa universalmente conocida y
con un gran potencial de impacto en la cadena de valor, la logística mundial y
el poder sobre los consumidores. El caso es interesante por sus resultados
sorprendentes. Se presentaron 10
propuestas de resoluciones sobre estos temas por diferentes grupos de
accionistas y todas fueron rechazadas (ver resultados aquí). A primera vista todas las resoluciones
parecen indiscutibles para una empresa moderna y en algunos casos su rechazo es
incomprensible, por lo que es instructivo considerar estas resoluciones
para tratar de entender porqué fueron rechazadas y las implicaciones que esto
puede tener para la empresa.
Este nivel de
activismo revela el reconocimiento de grupos de accionistas de que los temas
ambientales, sociales y de gobernanza, conllevan riesgos para el futuro de la
empresa que se deben ser enfrentados. La tensión es entre la visión cortoplacista
de los accionistas tradicionales, activos en los mercados (que quieren ver el
aumento del precio de la acción para venderlas) y los de largo plazo, de los
tienen una visión más integral de la empresa y suelen poseer las acciones por
períodos más largos de tiempo.
Las diez resoluciones fueron las siguientes:
1. Risks of Sales of Facial Recognition Software Pide que la empresa consulte con expertos en derechos humanos para evaluar el impacto que el uso de la tecnología de reconocimiento facial, que posee Amazon, pueda ser usada para la invasión de la privacidad y la violación de esos derechos, especialmente por parte del gobierno de EE.UU. Nótese que no pide prohibición de su venta, solamente que se estudie el riesgo de impacto negativo. Rechazada.
2. Independent
Study of Rekognition. (Rekognition es el nombre de la
tecnología). Semejante al
anterior. Rechazada.
3. Report on Efforts to Address Hate Speech.
Producción de un reporte que analice
el potencial uso del lenguaje de odio y la venta de productos ofensivos. Nótese que se pide un reporte. Rechazada.
4. Amazon’s
Plans for Disruptions Posed by Climate Change. Esta
propuesta fue presentada por un grupo de empleados de Amazon y por su difusión
y relevancia la comentaremos en más detalle más adelante. Rechazada, pero con el mayor porcentaje
de aprobación, casi 31%.
5. Reduce
Food Waste. Inclusión en sus informes de sostenibilidad de información sobre el
impacto social y medio ambiental de los desechos de alimentos en las
operaciones de la empresa. Rechazada.
6. Executive
Pay-Incorporate Diversity & Sustainability Metrics. Pide
que el Comité de Remuneraciones prepare un informe sobre la posibilidad de
incluir medidas que relacionen la compensación de los directores al logro de
metas de sostenibilidad, en particular de diversidad. Rechazada. Ni siquiera estudiarlo.
7. Independent
Board Chair. Pide
que se adopte una política y que se cambien los estatutos para el Presidente
del Consejo (Directorio) sea un Consejero (Director) independiente. Rechazada. Actualmente es Jeff Bezos, que también es el
Consejero Delegado (Presidente).
8. Majority
Vote. Pide que las decisiones sobre las propuestas
sean aprobadas por mayoría simple de los votos emitidos. Ahora Amazon, contrario a las buenas
prácticas, cuenta las abstenciones como votos negativos, prácticamente
asegurando siempre el rechazo. Rechazada.
9. Gender
Pay Equity. Pide la producción
de un reporte sobre la media global de la brecha salarial por género, incluyendo
las políticas asociadas y los riesgos operacionales, reputacionales y operativos
y los riesgos relacionados con el reclutamiento y retención del talento
femenino. Rechazada.
10. Sexual
Harassment. Pide que la
empresa revise sus políticas sobre el tema y determine si es necesario adoptar
e implementar políticas adicionales y reportar sobre los resultados de esta
revisión. Rechazada, con el
segundo mayor porcentaje de aprobación, 33%.
Como se puede
observar parece que todas las resoluciones debieron ser aprobadas en una
empresa que se considere medianamente responsable. Es de suponer que estos rechazos se derivan en
gran parte de un rechazo a la “interferencia”
de los accionistas (minoritarios, ¿peculiares? ¿con agendas propias?) en
las operaciones de la empresa. En
general, en estos casos se suele también alegar que la empresa ya lo hace o
que introduce costos innecesarios (es de notar que casi todas las
propuestas incluyen frases como la “producción de la información a costos
razonables” y que “no incluya información confidencial que pueda dañar su
posición competitiva”). Como sea, no da una imagen de empresa
responsable. ¿Está Amazon, por su poder, por encima del bien y del mal? Jeff Bezos parece creerlo así.
Resolución sobre el cambio climático
La más paradigmática de estas resoluciones fue la
presentada por 7.683 empleados en relación a las acciones de la empresa en el cambio
climático. Esta propuesta de resolución pedía la preparación de un informe sobre los
planes de la empresa para responder al cambio climático y como está reduciendo
su dependencia de combustibles fósiles. La
propuesta contó con un 31% de los votos emitidos, sin contar con las abstenciones. Este porcentaje es superior al del 26%
logrado en promedio en resoluciones similares entre el 2015 y 2018.
Y como se
observa, en la resolución no es que pidan reducciones en las emisiones ni
otros compromisos. Todo lo que se pide es un informe sobre los planes. Claro está que la empresa debe temer que una
vez que se presenten los planes se pedirá el establecimiento de metas y
acciones para su logro.
Amazon alegó que ya cumplía lo solicitado ya que había anunciado previamente de
algunas iniciativas para reducir sus emisiones incluyendo un plan para que en
el 2030 el 50% de todos sus envíos fueran neutrales en emisiones (programa de
“envíos cero”). También anunció que
presentaría un informe sobre sus emisiones a nivel de toda la empresa. También anunció un plan de largo plazo para
el consumo del 100% de energía renovable.
A pesar de estas iniciativas, los empleados expresaron
su desconfianza a través de una carta abierta argumentando que estos planes no son
suficientes para atender la crisis del cambio climático. La
carta pide fechas para el logro de los objetivos sobre energía renovable, la
reducción de emisiones por envíos al 50% para el 2030 y el 100% para el 2050 y
eliminar las inversiones en combustibles fósiles. La carta no tiene el mismo poder legal que
una resolución, pero muestra la preocupación
de uno sus principales stakeholders, los
empleados. Los otros, accionistas y,
sobre todo los consumidores, perecen ser (¿somos?) más indiferentes. Y Jeff
Bezos no estuvo presente durante la presentación de la carta.
El dilema moral
Mi pasión por la
promoción del comportamiento empresarial responsable me dice que no debo seguir
comprando en Amazon, pero soy adicto
y no sé si lograré disminuir mis compras.
Y para colmo soy accionista de
Amazon y no sé como votan el fondo de inversiones donde tengo parte de mis
ahorros (que es el segundo mayor accionista de Amazon después de Bezos) ni los
gestores de fondos que contrata mi fondo pensiones privado. Es prácticamente imposible tener una cartera bien
diversificada de inversiones que no contenga las acciones de Amazon, Apple,
Google, Facebook, etc. El primero consideró
una resolución en su Asamblea (que yo había respaldado) de votar a favor de este
tipo de resoluciones que fue rechazada (no es que no lo haga, es que rechazó
hacerlo por resolución), y el segundo, del que yo fui vicepresidente por 20
años, también rechazo mi propuesta de incluir criterios ASG en la selección de algunos
de los gestores de los fondos.
Que fácil es hablar de responsabilidad, pero qué
difícil es implementarla. ¿Es Amazon demasiado poderosa?
¿Y tú qué harías?
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