sábado, 27 de julio de 2019

¿Es justificable la brecha por género en las remuneraciones de los deportistas profesionales?


Me temo que este artículo será controversial ya que la respuesta a la pregunta no es obvia, pero espero aclarar las razones detrás de las respuestas.

Es un tema que ha excitado gran interés en tiempos recientes.  La copa mundial de futbol femenino lo puso en la orden del día, sobre todo porque lo ganó la selección de los EE. UU., que venían denunciando y demandando legalmente a su Federación, por la desigualdad de remuneraciones con los hombres.  De hecho, en la entrega de los trofeos la afición gritó constantemente “Equal pay”.  También en otro deporte, el tenis, ha surgido con alguna frecuencia el tema, en particular con unas controversiales declaraciones de Rafael Nadal justificando la brecha, que por su visibilidad han tenido gran impacto.  Por el lado femenino, la también top, Serena Williams, ha opinado públicamente en favor de la igualdad.

El objetivo de este artículo es analizar diferentes casos para ayudar a comprender las brechas y si estas son explicables.  No pretendemos hacer un análisis exhaustivo y lamentablemente no es muy riguroso ya que no disponemos de información detallada sobre esas brechas en los diferentes casos, pero creemos que el análisis permite ampliar la mira, que en este tipo de casos suele ser relativamente miope: igualdad, como sea, sin consideración de los factores subyacente o los atenuantes. 

No pretendemos justificar las brechas, solo explicar porque existen. En este análisis consideraremos solamente las remuneraciones directas ya que las ganancias de los deportistas de élite suelen contener elevados ingresos resultado de patrocinios y publicidad, entre otros, que son específicos a cada deportista en particular.

Para responder a la pregunta haremos el análisis de diferentes casos ya que uno de los principales problemas del tema es la generalización sin tomar en cuenta los particulares de cada caso.  Comenzaremos analizando los casos más simples que son los de la empresa privada con fines de lucro y de las organizaciones sin fines de lucro.  Posteriormente analizaremos casos en los que el “trabajo” se ejerce a nivel de equipo con ingresos a nivel agregado de todos los equipos, después el caso de equipos con ingresos a nivel de cada equipo y por último el caso de “trabajos” a nivel individual, pero con ingresos a nivel agregado de todos los participantes en la competición.  Son caso con diferencias en los logros resultado de esfuerzos individuales, de esfuerzos colectivos, de distribución de ingresos obtenidos a nivel de competición, a nivel de equipo y a nivel de individuo.

El criterio del análisis para entender la brecha es “la contribución que cada persona hace hacia el logro del objetivo del colectivo al que pertenece”.  Si la contribución es la misma, la remuneración debe ser la misma.  Así de sencillo. El problema es que muchas veces no es posible medir la contribución, o no es atribuible a la persona o los esfuerzos no influyen en el monto de los ingresos a “distribuir”.  Nótese que no usamos la palabra “trabajo” y preferimos contribución.  “Trabajo” tiene la connotación de tareas rutinarias donde el esfuerzo no importa.  Si queremos analizar retribución debemos analizar la contribución que el esfuerzo hace hacia la obtención de los recursos financieros que se deben distribuir en función de la contribución o de algún otro criterio, cuando esta no se puede establecer de forma confiable.

       1.  Empresa privada con fines de lucro.

Aunque no tiene nada que ver con deportistas, analizaremos primero el caso de la empresa privada con fines de lucro porque es el más discutido y el más sencillo, lo que nos servirá de marco de referencia para la discusión de los casos siguientes.  En el caso de una empresa privada el esfuerzo de los empleados es el que permite el logro de los resultados financieros.  Las remuneraciones son un mecanismo a través del cual se “distribuyen” los ingresos entre los que han contribuido a generarlos.  En general en una empresa privada los sueldos reflejan la contribución al logro de los resultados financieros de cada empleado.  Idealmente los sueldos deberían reflejar esas contribuciones, pero siendo casi imposibles de medir y atribuir causalidad se usan criterios más o menos simplificados (por cargo, por profesión, experiencia, etc.). Pero estos criterios no pueden depender del género del empleado.  A igual contribución igual remuneración.

¿Por qué hay entonces una brecha salarial por género?  La respuesta más simple es por sesgos implícitos y explícitos:  la tendencia histórica a considerar a la mujer como menos valiosas, dispuestas a aceptar menores sueldos, la menor calificación profesional, la consideración del empleo del hombre como prioritario para la familia, con diferentes papeles, etc.   Afortunadamente estos sesgos están siendo cada vez mas identificados, el mercado laboral de la mujer se ha expandido, sus cualificaciones han mejorado dramáticamente y poco a poco (demasiado poco a poco) se van venciendo los sesgos, por lo menos en las empresas mas ilustradas. [1]

Algunos alegan que la mujer hace una menor contribución, pero ello no es ni demostrable ni generalizable, ni justificable.


       2.   Organización pública sin fines de lucro

En una organización publica sin fines de lucro, los ingresos financieros dependen menos de los esfuerzos individuales, en algunos casos, como en los gobiernos, tienen un presupuesto, que en parte se distribuye a través de sueldos.  En este caso ni es medible la contribución ni se intenta.  Hay reglas burocráticas para la determinación de los sueldos.  En estos casos la brecha salarial es imposible de justificar y solo se puede explicar por los sesgos.  En algunos casos, como el de las organizaciones de la sociedad civil , OSC, el nivel de ingresos sí depende del rendimiento de sus empleados (para obtener mayores donaciones, contribuciones y remuneraciones por servicios prestados, etc). En este caso de OSC es más semejante al de la empresa privada.

      3.  Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones)

Este es el caso que ha generado la polémica más notoria fuera del ámbito empresarial.  En este caso la remuneración de los miembros del equipo no depende de su contribución individual, sino colectiva, del equipo y todo su entorno.  El equipo recibe una parte del pool de los recursos que se ha predeterminado para ser distribuido entre los equipos de acuerdo con su rendimiento. El pool de recursos a distribuir depende de los ingresos que el torneo genera, en función de patrocinios, de derechos audiovisuales, de entradas a los partidos, de ventas de productos, etc., todo lo cual está determinado por el interés del público en el evento.  Es cierto que ese interés depende de la calidad del juego, de la competitividad de los equipos, de las rivalidades, etc.  

En consecuencia, el pool de recursos a distribuir suele ser mayor para el caso de la copa mundial masculina, que la femenina.  Está determinado por el público, los patrocinadores, los anunciantes, los retransmisores, etc.  Los dos eventos no son equiparable a una misma empresa, son empresas diferentes con ingresos diferentes, la brecha no es intraempresarial es una brecha interempresarial, una empresa de todos hombres donde se pagan mayores niveles de sueldos que en una empresa de todas mujeres. 

En este caso el publico el “culpable” de la brecha.  La brecha en la remuneración es explicable.  No se trata, como en una empresa privada donde trabajan hombre y mujeres, juntos, llevando a cabo actividades con igual contribución.  Este es un caso de hombres contra hombres y mujeres contra mujeres, no hay copa mundial mixta, donde no sería explicable una remuneración distinta.  Y entendamos que no se trata de que los hombres jueguen mejor que las mujeres y que les ganarían.  En estos eventos la contribución se mide en comparación dentro del mismo género, no a través de géneros.

En la copa del mundo 2019, el equipo ganador, EE. UU., recibió un bono de $4 millones, en tanto que el ganador de la copa masculina en 2018, Francia, recibió $38 millones, pero esta brecha está explicada por los ingresos generados por el evento. De hecho, las mujeres recibieron un porcentaje de ese pool superior al de los hombres (13% vs.9%). [2]




El reclamo de la selección nacional de EE. UU. con respecto a la copa del mundo se confunde con el reclamo que hacen a la Federación por los juegos clasificatorios y amistosos.  En estos juegos, entre el 2016 y el 2018, la selección femenina generó US$50.8 millones en ingresos en tanto que la masculina generó US$49.9 millones.  Los hombres reciben una paga de US$17.000 por ganar un amistoso contra un equipo del top 10. Las mujeres, en cambio, reciben un bono de US$8.000 solo si le ganan a uno de los cuatro mejores. La contribución de las mujeres a los ingresos de la Federación en este caso es mayor y por ende deberían tener una mayor remuneración.  En este caso la brecha de remuneración no es explicable, inclusive el equipo femenino es superior al masculino en comparación con sus pares.  Ganó la copa del mundo, en tanto que el masculino no logró ganar el torneo regional de Norte, Centroamérica y el Caribe (Copa Oro de la Concacaf)

      4.   Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol)


En las ligas de futbol compiten equipos, que para estos efectos podemos equiparar a empresas privadas, de hecho, en algunos casos son sociedades anónimas, algunas de capital cerrado, otras cotizan en bolsa. Las remuneraciones de los jugadores están determinadas en buena parte en función de las ganancias de los equipos, dentro de los límites a los sueldos establecidos a nivel colectivo que pueda imponer algún organismo supranacional que regule los equipos en competencias internacionales (por ejemplo, el “fair play financiero” de la UEFA en el fútbol europeo), para evitar el absoluto dominio de los equipos financieramente poderosos.

Los ingresos de los equipos son función de la entrada a los partidos, venta de productos del equipo, del reparto de derechos audiovisuales y de patrocinios al equipo entre otros. Igual que en los eventos con equipos nacionales, los ingresos de las pocas ligas femeninas son muy inferiores a los de las masculinas y están determinados en función del interés del público. En este caso la brecha se puede explicar. De hecho, en algunas ligas, si el club tiene equipos en ambas ligas, el masculino termina subsidiando, indirectamente, al femenino. Dentro de cada equipo, la remuneración es, en teoría, en función de su contribución a los ingresos. 

En términos de ingresos e interés generado, y aun en la calidad de juego, algunas ligas de futbol femenino de mayor nivel son comparables a las ligas de segunda o tercera división en sus respectivos países y el criterio de “igual contribución igual remuneración” es aplicable, aunque de muy difícil determinación.  Pero ello no obsta para esto se use para establecer criterios de remuneración en las ligas femeninas (habrá que tener en cuenta de la longevidad de la liga femenina en el país ya muchas son de creación muy reciente). [3]

En buen ejemplo para mejorar el nivel de ingresos de las ligas femeninas y reducir la brecha es la iniciativa de algunos equipos de la liga premier inglesa que tienen equipos femeninos, de permitirles jugar en el estadio principal, el “masculino”, con el objeto de atraer más aficionados y darles por lo menos igualdad de opotunidad.  La práctica de jugar en canchas periféricas, incomodas y pequeñas es una modalidad de discriminación.  En un principio los costos adicionales pueden exceder los beneficios adicionales, pero con el tiempo será posible mejorar la relación. Y en todo caso es de justicia contribuir a la igualdad en este deporte.  [4]

      5.   Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis).


Por último, consideremos competiciones a nivel individual, donde participan hombres y mujeres en igualdad de condiciones, como lo son los torneos de tenis.  El triunfo es a base individual, no en equipos (omitimos los dobles).  La remuneración en este caso se determina de forma análoga a las competencias por equipos nacionales y se basan en la distribución de dos pool de recursos, uno para hombres y uno para mujeres, entre los participantes, en función de su rendimiento en el torneo.  Pero el total a repartir, como en esas competencias, está determinado por el interés del público, que se refleja en la afluencia del público a los partidos, el interés de los medios audiovisuales, los patrocinios, etc.

Por estas razones, para explicar la brecha hay que distinguir eventos de un solo género de eventos de ambos géneros.  En los eventos que mezclan ambos géneros en las mismas canchas, con asistencia del publico semejante, patrocinios a nivel de torneo, derechos audiovisuales combinados es más difícil explicar la brecha.  De hecho, Wimbledon paga lo mismo a los participantes masculinos que femeninos, el pool de recursos es uno solo. Ambos ganadores de la edición del 2019 cobraron casi US$3 millones.  El Abierto de EE. UU., del 2019 pagará US$3,85 millones a cada uno.  Pero el pool para hombres es mayor que el pool para mujeres en la mayoría de los torneos, aun los de ambos géneros.  Por ejemplo, en el torneo mixto de Roma, Nadal ganó US$900.000 en tanto que Elina Svitolina’s ganó US$600.000. En estos casos, la brecha es menos explicable, y solo podría hacerse si algunas de las fuentes de ingresos son especificas al género, por ejemplo, los patrocinios o la cobertura audiovisual.

De todas maneras, hay que recordar que en estos torneos hay solidaridad, hay un subsidio cruzado implícito.  Una manera de apreciarlo es comparar el monto a distribuir en torneos netamente femeninos, masculinos y mixtos.  Aunque no he hecho la investigación de forma rigurosa se puede decir que la parte femenina del torneo mixto se llevaría más dinero que si el torneo fuera netamente femenino.   Es difícil comparar torneos de un solo género, ya que añaden una variable adicional y es la localización de cada uno, la ubicación en la temporada, el nivel de competencia, entre otros, pero es de suponer que las brechas en estos casos sean mayores. En estos casos la brecha es explicable. [5]

En resumen

La culpa de la brecha entre hombres y mujeres deportistas la tiene el público, que con su dinero muestra preferencia por los eventos masculinos.

En ningún momento queremos implicar que las diferencias en las remuneraciones son justas, lo que queremos enfatizar es que en algunos casos las diferencias están justificadas, puede ser que en algunos casos son mayores de lo que deberían. Nuestro argumento es hay que analizar caso por caso y no extrapolar el caso básico de la empresa privada donde es más claro el “equal pay for equal work”, donde si bien se debe remuneran la contribución al logro del objetivo, en los otros casos comentados influyen muchos factores externos, que determinan los recursos a distribuir en base a la contribución.

Cada caso tiene sus características especiales que permiten explicar o no las brechas en la remuneración:

1.      Empresa privada con fines de lucro: no explicable
2.      Instituciones sin fines de lucro: no explicable
3.      Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones): explicable por los recursos que cada uno genera.
4.      Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol): explicable por los recursos que cada liga genera, aunque la comparación es este caso no es justa ya que las ligas femeninas son incipientes.
5.      Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis): Explicable en los casos en que las competencias generan ingresos que son función del género, inexplicable en los casos en que los ingresos son generados conjuntamente por los partidos masculino y femenino.

Pero de esta discusión debería haber quedado claro que es prudente analizar las circunstancias de cada caso antes de emitir opiniones generalizadas, que no contribuyen a una discusión productiva que permite resolver las brechas, en los casos en que se debería, por justicia.  







[2] Algunas empresas han hecho donaciones para menorar las remuneraciones de las ganadoras de la Copa del Mundo.  Colgate Palmolive y Secret (desodorante femenino) donaron medio millón de dólares cada una. Bajo el nombre de promover igualad de género, estas empresas buscaron una publicidad muy efectiva.  La donación debe haber sido muy rentable (¿responsabilidad o lavado de cara?).

[3] Equipos líderes en Europa como el Real Madrid y el Manchester United, apenas lanzaron equipos femeninos en el 2019 y 2018 respectivamente.  Y un país líder mundial en futbol como Brasil, no tiene una liga femenina con sueldos que permitan vivir de ello.


[5] Como un indicador indirecto, consideremos la semifinal de Wimbledon 2019 entre Nadal y Federer. Los boletos en la reventa llegaron a casi los US$10,000 que es el precio más alto de la historia en evento alguno, individual o colectivo.  Cierto es que es una reventa y ese dinero no entra en el pool a repartir, pero es indicativo del “valor” que el público le imputa al “trabajo” de estos dos tenistas.


sábado, 20 de julio de 2019

Buen ejemplo: Asumir responsabilidad por impactos indirectos



¿Es responsabilidad de las empresas atender los problemas de la escasez de la vivienda o de su elevado costo?  En principio no, ello se debe a una serie de factores estructurales y circunstanciales que están fuera del control de la mayoría de las empresas.  Se supone que es el mercado de la vivienda el que debe responder a incrementos en la demanda, aunque en muchos casos ello está limitado por el espacio disponible o por regulaciones sobre la densidad de población.

Pero hay algunos casos en los que esa escasez de vivienda se puede atribuir al impacto indirecto de algunas empresas, que complica un problema ya existente o lo hace surgir.  Este es el caso de grandes empresas en términos de números de empleados o de impacto financiero por los elevados sueldos que se pagan, o por ambos efectos, que tienen un impacto perceptible sobre el costo y disponibilidad de la vivienda  

En EE. UU. hay un par de casos muy paradigmáticos: Seattle y el área alrededor de San Francisco (área de la bahía que incluye Silicon Valley, al sur y Oakland al este).  En el primero se ubican empresas de gran impacto en el mercado de la vivienda como Amazon y Microsoft.  En el segundo se ubican decenas de empresas de alta tecnología, con algunas de mucho impacto económico y social como Google, Apple, Facebook, Salesforce, Uber, Lyft, LinkedIn, Airbnb, eBay, Intel, Tesla, Yahoo, Netflix y Oracle, entre otras.

En ambos casos, pero con diferencias de intensidad, el impacto sobre la vivienda se debe a los sueldos que se pagan por encima del promedio y la gran cantidad de personas que emplean.  En el caso del área de la bahía de San Francisco, está el agravante de que es la sede de muchas empresas emergentes que tienen elevadas valoraciones (antes y al salir al mercado de valores) que hacen millonarios, en papel y en la práctica, a sus fundadores y accionistas.  Y una de las primeras acciones que suelen tomar es mejorar la vivienda.  Ello inicia un efecto cascada sobre los precios de las viviendas, empujando a otras personas hacia abajo, a buscar viviendas más económicas., eventualmente desplazado a los más vulnerables, al final de la cadena hacia la indigencia. 

En los últimos ocho años la zona de la bahía ha creado solo una vivienda por cada cuatro empleos creados, y en general con sueldos superiores al promedio, lo que conduce a una inmensa presión sobre la disponibilidad y el precio de la vivienda. Ello ha llevado a muchos a vivir en casas rodantes.

El número de personas sintecho ha aumentado significativamente en los últimos dos años, lo que ha conducido a deteriorar la imagen de la ciudad, con los mendigos y la correspondiente suciedad por las calles más céntricas.  Por ejemplo, ha habido un aumento del 17% en al área de San Francisco y del 43% en los condados que incluyen a Oakland, al otro lado de la bahía. Dos tercios de estos viven en la calle, en vehículos y en campamentos.  Y este es uno de los impactos más visibles, que ha estimulado a las autoridades y a algunas empresas a actuar. Concurrentemente ha habido aumentos significativos en el crimen, prostitución, drogas con impactos en la seguridad personal, que está provocando un éxodo de la ciudad hacia zonas lejanas más económicas y seguras con el correspondiente impacto sobre el tráfico.

Medidas gubernamentales

El primer intento de actuación sobre este problema lo toma la ciudad de Seattle al proponer un impuesto especial a grandes empresas que les costaría US$ 275 anuales por cada empleado.  Fue denominado popularmente el “impuesto Amazon”, en referencia a uno de los principales afectados y el que mas luchó por evitarlo.  De hecho, mientras se discutía el impuesto paralizó la construcción de un edificio de oficinas de 17 pisos como medida de fuerza.  Su cabildeo (y su poder) tuvieron efecto.  El impuesto que, había sido aprobado con el consejo municipal el 14 de mayo del 2018 por unanimidad, fue rescindido el 12 de junio con el voto de siete de nueve concejales. [i]

En el caso de San Francisco, un impuesto semejante logró aprobación.  En gran parte porque el problema es de mayor intensidad y amplitud en esa zona y porque en California propuestas de este tipo pueden ser llevadas a referendos locales o estatales a solicitud de la población.  El poder de cabildeo de las empresas se diluye.  En este caso, la Proposición C en San Francisco fue aprobada por el 60% de los votantes.  El impuesto espera recaudar alrededor de US$300 millones anuales para beneficiar a programas para los sintecho.


Medidas empresariales

En ambos casos, algunas empresas destacadas también quisieron hacer su contribución, de forma complementaria. En Seattle Microsoft ofreció donar US$500 millones para facilitar la construcción de viviendas asequibles. Esto es un complemento a los programas de la ciudad para los sintecho ya que presumiblemente será dirigido a la clase media y baja, que está siendo presionada desde arriba en términos de costos y disponibilidad.  Los fondos no se usarán para la construcción de viviendas sino para facilitarla, apoyando programas de terceros con efecto multiplicador (¿y Amazon?, bien gracias).

En el área de la bahía, Google ha ofrecido destinar US$1.000 millones para contribuir a resolver el problema.  En este caso no hay donación y se trata de financiar medidas, dentro de los mercados de vivienda, que tengan un efecto multiplicador.  Por ejemplo, Google pondrá en arriendo terrenos que posee valorados en US$750 millones para que los gobiernos locales y promotores desarrollen viviendas.  Adicionalmente creará un fondo de inversiones para proporcionar incentivos a los constructores y para hacer inversiones y otorgar préstamos para hacer inversiones en la construcción de viviendas asequibles. El programa no es una donación, es una inversión de Google ya que cobrará por el arriendo de los terrenos y por prestamos e inversiones que haga con el fondo.  Ayudarán, pero no es filantropía, es negocio responsable.

Adicionalmente, filántropos del área de la bahía, incluyendo a Mack Zuckerberg el CEO de Facebook, a título personal, se han comprometido con US$500 millones para proteger y expandir la vivienda asequible en el área.  También en este caso buscan un efecto multiplicador. Parte del dinero se usará para crear un fondo de inversiones que preservará el acceso a 175.000 familias y creará 8.000 nuevas viviendas en la próxima década, a través de préstamos y otros apoyos a grupos comunitarios, Incluye además un fondo de US$40 millones para el apoyo a gobiernos locales en sus políticas y acciones que preserven el acceso a viviendas asequibles.

Implicaciones para otros países/regiones

Este ejemplo no es fácilmente generalizable ya que son muy pocas las zonas donde se observa un crecimiento tan elevado en el empleo y en los sueldos, todo lo contrario, pero el resultado es muy semejante:  dificultad para la obtención de viviendas asequibles.  El caso que se observa en algunas ciudades de América Latina es resultado del crecimiento de la inmigración interna y, en el caso de España, de la externa. En estos casos, la responsabilidad de las empresas en la creación y resolución del problema es casi nula.  Ello no obsta para que en casos puntuales algunas empresas se vean particularmente afectadas y puedan y deban tomar acciones, como mínimo con sus empleados y sus comunidades.


En resumen

La razón por la cual hemos considerado relevante presentar este caso no es porque sea aplicable a ciudades o zonas de Iberoamérica, es porque es un buen ejemplo de cómo afrontar las externalidades negativas de las empresas.  A lo mejor no es su responsabilidad a nivel de una empresa en particular, pero sí es su problema, sobre todo a nivel colectivo, que es donde el impacto acumulativo se hace sentir.

Es también un buen ejemplo de sinergia entre las actuaciones gubernamentales y las empresariales y de la necesidad de las empresas de actuar, no solo para paliar el problema que las afecta, sino también para evitar males regulatorios mayores.  Buen ejemplo de Google, Microsoft y los filántropos del área de la bahía, mal ejemplo de Amazon.

Y de paso contribuye a mejorar la imagen de las empresas de tecnología, tan deteriorada últimamente.



[i] En un artículo anterior analizábamos como Amazon ejerce el poder sobre las presiones de sus stakeholders y algunos accionistas: Activismo social y ambiental en Amazon: Buen intento, fallido.



sábado, 13 de julio de 2019

Mis 27 artículos sobre información y reportes no financieros




Por si te perdiste alguno de mis 27 artículos sobre información y reportes no financieros aquí tienes los nexos (en orden cronológico):


12 mayo 2019

5 mayo 2019

21 abril 2019

9 febrero 2019

28 octubre 2018

15 julio 2018

26 junio 2016

24 junio 2016

18 junio 2016

22 marzo 2015

20 julio 2014

13 julio 2014

9 de marzo de 2014

23 de febrero de 2014

10 de noviembre de 2013

27 de octubre de 2013

29 de septiembre de 2013

28 de abril de 2013

21 de abril de 2013

9 de diciembre de 2012

17 de octubre de 2012

2 de octubre de 2011

28 de agosto de 2011

18 de junio de 2011

8 de mayo de 2011

30 de abril de 2011

9 de marzo de 2011


sábado, 6 de julio de 2019

Activismo social y ambiental en Amazon: Buen intento, fallido



El activismo accionarial más activo, valga la cacofonía, es aquel que trata de mejorar la rentabilidad de las empresas a los accionistas, ya sea través cambios de dirigentes, estrategias, fusiones y adquisiciones o desinversiones, entre otros. Un par de ejemplos paradigmáticos de empresas responsables sometidas a estas presiones son el de Unilever (no exitoso) analizado en ¿Pueden las empresas responsables resistir los embates de los activistas financieros? y el de Etsy (exitoso) analizado en ¿Pueden las empresas certificadas como responsables cotizar en bolsa?)

No obstante, cada día es más frecuente ver activismo que pretende mejorar la responsabilidad social y ambiental de las empresas, aunque todavía tiene poco éxito, tienden a dominar los accionistas que consideran esta como un golpe a la rentabilidad, en general muchos fondos de inversión y fondos de cobertura (hedge funds). 

En EE. UU., donde más se reporta de estas actividades, el año 2018 fue un año récord para propuestas ASG (ambientales, sociales y de gobernanza).  Y una encuesta (Edelman Trust Barometer Special Report on Institutional Investors, 2018), entre 500 de los inversionistas con mayor poder colectivo (fondos de inversión globales), el 90% respondió que sus fondos habían cambiado sus estrategias de votación y/o involucramiento en los riesgos ASG, y dos tercios dijeron que el cambio había ocurrido en el último año.

Pero es de enfatizar que este creciente interés representa solo la punta del iceberg.  Lo importante es que las resoluciones sean adoptadas, que sean implementadas y que tengan impacto.

Propuestas a la Asamblea General de Accionistas de Amazon

Es grato ver cuando se presentan propuestas de resoluciones sobre temas no financieros (que serán financieros en el largo plazo).  En este artículo analizamos el caso de la Asamblea General de Accionistas de Amazon el 22 de mayo del 2019, porque es una empresa universalmente conocida y con un gran potencial de impacto en la cadena de valor, la logística mundial y el poder sobre los consumidores.  El caso es interesante por sus resultados sorprendentes.  Se presentaron 10 propuestas de resoluciones sobre estos temas por diferentes grupos de accionistas y todas fueron rechazadas (ver resultados aquí).  A primera vista todas las resoluciones parecen indiscutibles para una empresa moderna y en algunos casos su rechazo es incomprensible, por lo que es instructivo considerar estas resoluciones para tratar de entender porqué fueron rechazadas y las implicaciones que esto puede tener para la empresa. 


Este nivel de activismo revela el reconocimiento de grupos de accionistas de que los temas ambientales, sociales y de gobernanza, conllevan riesgos para el futuro de la empresa que se deben ser enfrentados.  La tensión es entre la visión cortoplacista de los accionistas tradicionales, activos en los mercados (que quieren ver el aumento del precio de la acción para venderlas) y los de largo plazo, de los tienen una visión más integral de la empresa y suelen poseer las acciones por períodos más largos de tiempo.  

Las diez resoluciones fueron las siguientes:


1.         Risks of Sales of Facial Recognition Software
Pide que la empresa consulte con expertos en derechos humanos para evaluar el impacto que el uso de la tecnología de reconocimiento facial, que posee Amazon, pueda ser usada para la invasión de la privacidad y la violación de esos derechos, especialmente por parte del gobierno de EE.UU.  Nótese que no pide prohibición de su venta, solamente que se estudie el riesgo de impacto negativo. Rechazada.
2.         Independent Study of Rekognition.  (Rekognition es el nombre de la tecnología).  Semejante al anterior.  Rechazada.
3.         Report on Efforts to Address Hate Speech. Producción de un reporte que analice el potencial uso del lenguaje de odio y la venta de productos ofensivos.  Nótese que se pide un reporte. Rechazada.
4.         Amazon’s Plans for Disruptions Posed by Climate Change.  Esta propuesta fue presentada por un grupo de empleados de Amazon y por su difusión y relevancia la comentaremos en más detalle más adelante. Rechazada, pero con el mayor porcentaje de aprobación, casi 31%.
5.         Reduce Food Waste. Inclusión en sus informes de sostenibilidad de información sobre el impacto social y medio ambiental de los desechos de alimentos en las operaciones de la empresa. Rechazada.
6.         Executive Pay-Incorporate Diversity & Sustainability Metrics.  Pide que el Comité de Remuneraciones prepare un informe sobre la posibilidad de incluir medidas que relacionen la compensación de los directores al logro de metas de sostenibilidad, en particular de diversidad.  Rechazada.  Ni siquiera estudiarlo.
7.         Independent Board Chair.  Pide que se adopte una política y que se cambien los estatutos para el Presidente del Consejo (Directorio) sea un Consejero (Director) independiente.  Rechazada.  Actualmente es Jeff Bezos, que también es el Consejero Delegado (Presidente).
8.         Majority Vote.  Pide que las decisiones sobre las propuestas sean aprobadas por mayoría simple de los votos emitidos.  Ahora Amazon, contrario a las buenas prácticas, cuenta las abstenciones como votos negativos, prácticamente asegurando siempre el rechazo. Rechazada.
9.         Gender Pay Equity. Pide la producción de un reporte sobre la media global de la brecha salarial por género, incluyendo las políticas asociadas y los riesgos operacionales, reputacionales y operativos y los riesgos relacionados con el reclutamiento y retención del talento femenino.  Rechazada.
10.        Sexual Harassment. Pide que la empresa revise sus políticas sobre el tema y determine si es necesario adoptar e implementar políticas adicionales y reportar sobre los resultados de esta revisión.  Rechazada, con el segundo mayor porcentaje de aprobación, 33%.


Como se puede observar parece que todas las resoluciones debieron ser aprobadas en una empresa que se considere medianamente responsable.  Es de suponer que estos rechazos se derivan en gran parte de un rechazo a la “interferencia” de los accionistas (minoritarios, ¿peculiares? ¿con agendas propias?) en las operaciones de la empresa.  En general, en estos casos se suele también alegar que la empresa ya lo hace o que introduce costos innecesarios (es de notar que casi todas las propuestas incluyen frases como la “producción de la información a costos razonables” y que “no incluya información confidencial que pueda dañar su posición competitiva”).  Como sea, no da una imagen de empresa responsable. ¿Está Amazon, por su poder, por encima del bien y del mal?  Jeff Bezos parece creerlo así.


Resolución sobre el cambio climático


La más paradigmática de estas resoluciones fue la presentada por 7.683 empleados en relación a las acciones de la empresa en el cambio climático. Esta propuesta de resolución pedía la preparación de un informe sobre los planes de la empresa para responder al cambio climático y como está reduciendo su dependencia de combustibles fósiles.  La propuesta contó con un 31% de los votos emitidos, sin contar con las abstenciones.  Este porcentaje es superior al del 26% logrado en promedio en resoluciones similares entre el 2015 y 2018.

Y como se observa, en la resolución no es que pidan reducciones en las emisiones ni otros compromisos. Todo lo que se pide es un informe sobre los planes.  Claro está que la empresa debe temer que una vez que se presenten los planes se pedirá el establecimiento de metas y acciones para su logro.

Amazon alegó que ya cumplía lo solicitado ya que había anunciado previamente de algunas iniciativas para reducir sus emisiones incluyendo un plan para que en el 2030 el 50% de todos sus envíos fueran neutrales en emisiones (programa de “envíos cero”).  También anunció que presentaría un informe sobre sus emisiones a nivel de toda la empresa.  También anunció un plan de largo plazo para el consumo del 100% de energía renovable.

A pesar de estas iniciativas, los empleados expresaron su desconfianza a través de una carta abierta argumentando que estos planes no son suficientes para atender la crisis del cambio climático.  La carta pide fechas para el logro de los objetivos sobre energía renovable, la reducción de emisiones por envíos al 50% para el 2030 y el 100% para el 2050 y eliminar las inversiones en combustibles fósiles.  La carta no tiene el mismo poder legal que una resolución, pero muestra la preocupación de uno sus principales stakeholders, los empleados.  Los otros, accionistas y, sobre todo los consumidores, perecen ser (¿somos?) más indiferentes. Y Jeff Bezos no estuvo presente durante la presentación de la carta.


El dilema moral

Mi pasión por la promoción del comportamiento empresarial responsable me dice que no debo seguir comprando en Amazon, pero soy adicto y no sé si lograré disminuir mis compras.  Y para colmo soy accionista de Amazon y no sé como votan el fondo de inversiones donde tengo parte de mis ahorros (que es el segundo mayor accionista de Amazon después de Bezos) ni los gestores de fondos que contrata mi fondo pensiones privado.  Es prácticamente imposible tener una cartera bien diversificada de inversiones que no contenga las acciones de Amazon, Apple, Google, Facebook, etc.  El primero consideró una resolución en su Asamblea (que yo había respaldado) de votar a favor de este tipo de resoluciones que fue rechazada (no es que no lo haga, es que rechazó hacerlo por resolución), y el segundo, del que yo fui vicepresidente por 20 años, también rechazo mi propuesta de incluir criterios ASG en la selección de algunos de los gestores de los fondos. 


Que fácil es hablar de responsabilidad, pero qué difícil es implementarla. ¿Es Amazon demasiado poderosa?

¿Y tú qué harías?