domingo, 27 de octubre de 2013

GRI, SASB, IIRC, letras para escribir reportes ¿Conflicto o complemento?


El movimiento para hacer más relevante y accesible la información a los stakeholders está tomando mucho impulso en los países desarrollados y para las empresas relativamente grandes (aunque el resto no queda inmune) con la reciente puesta en vigencia del marco G4 del Global Reporting Initiative, GRI, de la propuesta marco para la preparación del informe integrado por el International Integrated Reporting Council, IIRC,  y los indicadores que están siendo desarrollados por la Sustainability Accounting Standards Board, SASB para Estados Unidos.

Si bien estos esfuerzos están dirigidos a empresas de gran tamaño que, en general, acceden a los mercados financieros (de deuda o de capital), por goteo o por imitación tendrá implicaciones para las empresas de menor tamaño, como comentamos más adelante.




¿Conflcito o complemento?

Estas iniciativas han surgido por diferentes razones, pero también para diferentes propósitos.  La más antigua, la del GRI, surgió como una iniciativa para armonizar la información sobre sostenibilidad y ha se ha convertido en el estándar para la preparación de informes de sostenibilidad, a través de su evolución hacia la relevancia y adaptación a las exigencias del mercado de usuarios. 

La iniciativa del IIRC surge como respuesta a las necesidades de los participantes en los mercados financieros y de capitales, y la evolución de los reportes de las mismas empresas, de suplementar la información financiera con información no financiera para mejorar la interpretación de aquella.  El foco sigue siendo el análisis de la financiera.  Contrario a la creencia generalizada no se trata de integrar el informe de gestión financiera con el de sostenibilidad.  La información no financiera es mucho más amplia que la de sostenibilidad[i]

La iniciativa más reciente, la del SASB surge para responder a la necesidad de los inversionistas de tener información sucinta sobre sus actividades de sostenibilidad y para ello desarrolla indicadores en 88 industrias en 10 sectores de actividad empresarial.  Está diseñada como guía para la presentación de información a la Comisión de Valores y Bolsas en EEUU, que debe ser presentada por las empresas que transan sus valores en el mercado de ese país (unas 13.000), dondequiera que estén domiciliadas.  No obstante es de esperar que esos indicadores y su metodología sean eventualmente adoptados también por otros mercados financieros.

Pero para las empresas esto puede llevar a una gran confusión.  Pero no es tan grave como parece a primera vista pero si puede tener consecuencias para las empresas. Trataremos de explicar las diferentes iniciativas y sus implicaciones.

¿Son compatibles estas iniciativas?  ¿Son competitivas o son complementarias? ¿Pueden coexistir?

El GRI y el IIRC se ven como complementos.  IIRC incita a reportar información no financiera, incluyendo la de sostenibilidad, pero no entra en detalles del cómo.  El GRI dice como se debe reportar la parte de sostenibilidad.  Entre ambas instituciones hay coordinación. El GRI es miembro del Consejo del IIRC y recientemente nombró a una miembro del Consejo del IIRC como Presidente de su Consejo. ¿Coalición contra el SASB?

Donde hay animosidad es entre el GRI y el SASB.  El SASB es considerado como competencia innecesaria.  Al fin y al cabo produce indicadores, como el GRI, solo que supuestamente serán más acotados a las necesidades de los inversionistas y más “relevantes” al ser específicos para diferentes sectores.  Según Peter Knight, Presidente de la consultora Context, el GRI “…..arenga a las empresas a proporcional grandes cantidades de información, mayormente innecesaria a un amplio grupo de stakeholders, que tienen muy poco interés en la información”.  El extraordinario apoyo financiero y no financiero que ha tenido el SASB ha despertado al GRI.  Esperemos que la competencia tenga consecuencias positivas para la sostenibilidad, vía el reporte de información y que no se quede en disputas, envidias, etc.

Buena parte de la problemática surge de los diferentes objetivos que persiguen cada una de estas iniciativas, el público objetivo y en particular sus diferentes definiciones de materialidad. Para entender mejor la situación es importante contrastar su objeto.

Para entender mejor las diferencias y similitudes entre las iniciativas la siguiente tabla compara el foco y la definición de materialidad. [ii]


Iniciativa
Foco
Definición de materialidad
GRI
Stakeholders
El reporte debe cubrir aspectos que: a) reflejan los impactos económicos, ambientales y sociales significativos (en su influencia, tanto positiva como negativa de lograr su visión y estrategia) y b) influencian las evaluaciones y decisiones de sus  stakeholders.”
IIRC
Inversionistas
Un informe integrado debe proporcionar información concisa que es material para la evaluación de la capacidad de la organización de crear valor (para los proveedores de recursos financieros) en el corto, mediano y largo plazo.
SASB
Reguladores e inversionistas
[Aspectos materiales que…] “individualmente o en el agregado son importantes para la representación justa de la posición financiera y operacional de la entidad … [información que es] necesaria para que un inversionista razonable puede tomar decisiones de inversión debidamente informadas.

Como se puede apreciar, el objeto de cada iniciativa es diferente y de allí surge su definición de materialidad.  El GRI está dirigido a todos los stakeholders y ante la necesidad de atender a todos los públicos puede perder enfoque y efectividad, aunque el nuevo marco G4, aun manteniendo ese público objetivo, pretende enfocarse a los aspectos considerados materiales para cada empresa.  En este sentido se incrementa la superposición con el SASB, que solo pretende reportar indicadores estrictamente relevantes para los inversores.  El IIRC es más general que el GRI y el SASB en la información que se reporta, pero con un público objetivo más enfocado que el GRI y básicamente el mismo que el SASB.

El GRI y el IIRC son complementarios.  El SASB tiene mucha superposición con el GRI, pero sus indicadores pueden ser más enfocados.  Pero puede tentar a algunas empresas a abandonar al GRI, particularmente ante la complejidad del G4.  ¿Qué tal si hacemos un informe integrado (IIRC) con indicadores SASB?



¿Y que hay para las empresa de menor tamaño?

El lector se preguntará cuáles son las implicaciones para las empresas de menor tamaño que no acceden a los mercados financieros o que no reportan, ni pretende reportar en base a los lineamientos del GRI o del IIRC?

Si bien es cierto que ninguno de estos lineamientos está dirigido particularmente a las empresas de este subtítulo, no es menos cierto que se verán afectadas indirectamente.  Algunas querrán eventualmente jugar en esas “grandes ligas” o “primera división”.  Otras querrán mejorar su información al público interesado y estos lineamientos proporcionan una base que será de aceptación general.  Algunas sencillamente querrán mantenerse informadas de los desarrollos.

Y no faltarán consultores que queriendo vender servicios le tratarán de convencer que debe hacerlo.  Se ha abierto un amplio mercado para la consultoría.  Así como Apple tiene que renovar el iPad para hacer el modelo anterior obsoleto, este movimiento está creando nuevos productos que hacen obsoletos a los anteriores.  ¿Obsolescencia programada en las metodologías?

Pero es importante advertir que la implementación de estos lineamientos es de elevado costo financiero y de gestión, del que muchas empresas de menor tamaño no disponen.[iii]  Y siempre, y en especial para estas empresas, hay que hacerse la pregunta: ¿es relevante para mis stakeholders? ¿les interesa?  Con esto no queremos decir que estos lineamientos no sirvan para mejorar la gestión.  En particular el uso, formal o informal, de los lineamientos del IIRC, puede contribuir a mejorar la visión del papel e impacto que la empresa tiene en la sociedad.  Los del GRI ayudan a ordenar las estrategias de sostenibilidad y los indicadores del SASB a definirlas mejor.

Pero de allí a preparar informes de sostenibilidad en base al G4 del GRI, informes integrados en base al IIRC o recopilar información para los indicadores SASB hay una gran brecha que no todas las empresas pueden cruzar. 

Pero son muy útiles como instrumentos de gestión.  Permiten ayudar a responder “La pregunta fundamental de la RSE: ¿Cuál es la contribución de la empresa a la sociedad?” (artículo en mi blog)




[i] Para mayores detalles ver mi serie de artículos sobre el informe integrado.  El más reciente es ¿Qué integran los informes integrados?  del 21 de abril de 2013.

[ii] Ver Navigating the Materiality Muddle, Dunstan Allison-Hope y Guy Morgan, BSR Insight.

domingo, 20 de octubre de 2013

¿Hay que hacer de todo?: Sobre los riesgos de generalizar en RSE


Todos queremos guías de buenas prácticas. Todos queremos indicadores.  Todos queremos checklists, saber qué es lo que hay que hacer, como hay que hacerlo.  No hay nada tan intrínsecamente atractivo como una lista con los “10 mejores…..”,  “los 20 indicadores requeridos”, “los 5 primeros….”.  Y si es un ranking tanto más atractivo.  Nos hace la “vida fácil”.  ¿Es esto recomendable  en la responsabilidad social de la empresa?




En esto parte de la batalla se está librando en los indicadores de sostenibilidad.  Que cómodo es tener la lista de indicadores del GRI o las múltiples listas que ahora se están gestando dentro del Sustainability Accounting Standards Board, SASB, como guías para la actuación[i].

Pero hay que saber usarlas, hay que tener valor para decir “esto no es relevante para mi caso” o bien “lo que es relevante no está en los indicadores”.   De allí la gran virtud del nuevo esquema del GRI, el G4, que le pide a las empresas hacer grandes esfuerzos para determinar y reportar en gran detalle sobre lo que es material para la empresa, incluyendo la estrategia, las acciones y los correspondientes indicadores.  No como hacía la versión G3.1 donde daba una larga lista de indicadores y la empresa se auto-asignaba la calificación (A,B,C) en función de sobre cuantos de ello reportaba, relevantes o no, prioritarios o no.  Reporte lo que es fundamental para su empresa.

Con el G4 habrá que pensar en lo que es relevante para la empresa.  Pero dentro de poco cuando se empiecen a producir reportes G4 de verdad (no los de mentira que se están publicando recientemente) comenzaran las quejas de la población lectora, acostumbrada a largas listas, de que ahora “le faltan indicadores”.   No será de extrañar que la reacción de las empresas sea reportar en detalle sobre lo que ha determinado que es material y reportar, al menos cualitativamente sobre el resto.  Los grupos internos querrán tener su espacio en los reportes, además de las expectativas de algunos stakeholders que no se resignarán a que sus intereses no son “materiales”.

¿Pero porque es esto de las listas, guías e indicadores importante para las prácticas responsables?  La gran mayoría responderá con aquello de que “lo que no se mide no se gestiona” (Sobre la falacia de esta generalizada expresión para el caso de la RSE ver mi artículo No todo lo que se puede contar cuenta, ni todo lo que cuenta se puede contar).  Supuestamente si la empresa no ve que tiene que reportar sobre algo, no solo no lo reportará, es que no lo hará, no le dará importancia.

Este supuesto tiene dos problemas.  Uno es pensar que la empresa no sabe lo que tiene que hacer, que depende de lo que le digan los terceros sobre lo que tiene que hacer y reportar (que puede ser cierto en el caso de las PyMEs).  Pero la otra, y para mi crítica, es que induce a las empresas a creer que tienen que hacer de todo, sobre todo a las PyMEs que no tienen “departamentos” especializados.  Las listas, guías e indicadores quieren cubrirlo todo, no pueden cometer errores de omisión.

El caso más paradigmático de esto son los instrumentos de autoevaluación que se producen para las PYMES [ii]  donde se les pide llenar un cuestionario con respuestas a preguntas sobre todos los posibles aspectos de la RSE (el instrumento del Pacto Mundial (¡!otra vez el PM!!) tiene 332 preguntas!!).  Algunos instrumentos dan una calificación basada en las respuestas positivas y sugieren mejorar en los aspectos donde no hay suficientes de ellas.  Algunas producen un documento con recomendaciones para mejoras.  El colmo es que todo esto es estandarizado, independientemente de si las “deficiencias” son relevantes para la empresa, del tipo de empresa, su tamaño, sector en que trabaja, capacidad financiera y de gestión, reacción de los stakeholders, etc. etc.   La implicación: hay que hacer de todo.

Pero la RSE no es estándar, por mucho que la International Standards Organization, ISO, (¡Standards en negrilla!) se empeñe aunque luego se disculpe por haberse metido en eso y termine produciendo una norma (que según el Diccionario de la RAE es: Regla que se debe seguir o a que se deben ajustar las conductas, tareas, actividades, etc...) que no es certificable, la ISO 26000.  No es certificable pero es norma y muchos consultores la usan como guía para decirles a empresas (¿incautas?) que les faltan áreas en las que hacer cosas. 

Pero las listas y guías nos hacen sentir cómodos y tenemos una buena excusa para no pensar.  Aunque sea muy contraproducente para la empresa y conduzca a frustraciones y abandono de esfuerzos al no ver los resultados pero sí los costos.

Y para el no iniciado el mensaje que se lleva es que debe hacer de todo.  Si no lo hacían en el G3 te debías dar una calificación menor.  En los instrumentos de autoevaluación te dan menos puntos, “eres deficiente” en algunas cosas. Pero, lo que te falta ¿son cosas relevantes?  Menos mal por el G4, pero qué difícil va a ser su aplicación.  Debería venir con el subtítulo:  “Solo apto para pensadores”.  Pero las PyMEs, que no pueden (¡o no deben!) lidiar con el G4, deben tener mucho cuidado en ser selectivas.

Josep Lozano en un artículo sobre otro contexto, la RSE como función directiva,  dice:

En este sentido, los indicadores y checklist –necesarios, imprescindibles- nos pueden haber jugado una mala pasada. Porque han reforzado la mentalidad cumple / no cumple. Y hay que tener un enfoque mucho más gradual, mucho más orientado a procesos. Mucho más atenta a la direccionalidad, que no es lo mismo que un avance mecánicamente lineal. (énfasis añadido)

Parece que tenemos más miedo a que nos critiquen por omisiones que a hacer las cosas relevantes.  Pero en la gran mayoría de las empresas no se puede estar en todo. La RSE depende del contexto, depende de sus circunstancias[iii].

No, no es que hay que renunciar a buscar el ideal de la responsabilidad empresarial, es que este ideal depende del contexto y muy especialmente de las capacidades de la empresa.  Tampoco quiere esto decir que no hay unos comportamientos que son básicos, son el fundamento, que toda empresa, con indicadores o sin ellos, debe tener, estén o no legislados y regulados.  Y aquí conviene recordar la Regla de Oro de la gran mayoría de las religiones y fundamento de la ética global: No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

Pero del deber tener un comportamiento básico, esperado, obligatorio, no negociable, a implicar que hay que estar en todo hay una inmensa brecha que muchas empresas no pueden ni deben cruzar.

La RSE en su concepción es general, pero en su implementación es individual, personalizada a la empresa, depende del contexto y las listas fáciles no suelen ser conducentes.  Es preferible una flecha en el blanco que muchas por fuera.

En mi artículo sobre el análisis de la definición de RSE de la Comisión Europea, ¿Cómo interpretar LA definición de la RSE?  concluía:

En resumen, la empresa define quién es la sociedad para ella (que no es toda), como la impacta y como quisiera impactarla (que no es de todo), en consulta, si quiere (aunque debería) con esa sociedad, y como quiere y puede gestionar estos impactos (en función de su capacidad). 



[i] En el Global Initiative for Sustanaibility Ratings, GISR, hemos identificado ms de 3.000 indicadores de sostenibilidad.

[ii] Acabo de concluir una investigación que posiblemente publicará en un próximo número de la Revista de Responsabilidad Social de la Empresa (Fundación Luis Vives), hago un análisis exhaustivo de doce de estos instrumentos. Promoción de la Responsabilidad Social en las PyMEs: Análisis de las herramientas de autoevaluación.

[iii] Hace cuatro años, parafraseando a Ortega y Gasset, escribimos el artículo La RSE es la RSE y su circunstancia.

domingo, 13 de octubre de 2013

Al Pacto Mundial le faltan Principios


El Pacto Mundial, PM, pretende que la adhesión de las empresas a sus diez Principios sea sinónimo de su compromiso y actuación con responsabilidad social (o sostenibilidad).  Para ello le falta mucho, en particular le faltan Principios.  No comentaremos los logros y otros problemas del PM, solamente nos referiremos a la intención de hacerse sinónimo de sostenibilidad.



Un caso paradigmático de esta confusión es el reciente lanzamiento de un índice de sostenibilidad basado en la selección de empresas firmantes de sus Principios, el  “Global Compact 100”.  Como comentábamos en un artículo anterior (Zapatero a tus zapatos: El Pacto Mundial se distrae)  se supone que el firmar la carta de adhesión al PM sea sinónimo de que la empresa es sostenible y para colmo se alega que este índice produce rendimientos superiores a los índices generales. 

Se induce a concluir que ser firmante del PM conduce a mayor rentabilidad en bolsa.

No hace falta recordarle al lector la falta de mordiente que tiene la adhesión a los Principios del PM y la falta de seguimiento a los supuestos compromisos que las empresas adquieren (lo que ha sido comentado ampliamente por múltiples autores[i]). Adhesión al PM y actuación responsable no es lo mismo.

Adicionalmente, aun si la adhesión significara que las empresas cumplen con los Principios, lo que no se ha demostrado, tenemos dos problemas adicionales, su “implementabilidad” y su cobertura.

Como referencia, en el cuadro adjunto se pueden ver los diez Principios

Puede observarse que el mismo lenguaje de los Principios no se presta a la implementación.  Una cosa es que pretendan ser “aspiracionales”, algo deseable, y otra cosa es que pretendan ser normativos, o sea sugerir como se deben comportar las empresas.  Si se pretende que los Principios sean normas de comportamiento están mal redactados y si se pretende que sean sinónimo de sostenibilidad le faltan Principios.

Tomemos solo el caso de los tres Principios ambientales (ver el cuadro).

·         ¿Cómo se puede demostrar cumplimiento de “mantener un enfoque preventivo”?  ¿Basta con tener políticas y procesos? ¿Basta con enfoque o se deben tener acciones, ser proactivo?
·         ¿Cómo se puede demostrar que “fomentan las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental”?  ¿Con una publicación o una conferencia como lo hace el mismo PM?  Y si fomentan, ¿quiere decir que alguien implementa?
·         ¿Cómo se puede demostrar que las empresas “favorecen el desarrollo y la difusión de tecnologías respetuosas del medio ambiente”?  ¿Qué empresas están en condiciones de hacerlo? Y las que si las favorecen, ¿implementan? ¿Tienen impacto?

Pero lo más crítico es que para pretender ser sinónimo de sostenibilidad, les falta mucho [ii] [iii]Por ejemplo, ¿dónde se cubren temas tan relevantes como los siguientes (sin pretender ser exhaustivo)?:

·         Recursos Humanos (nótese la diferencia con el término del PM: “estándares laborales”)
o   Conciliación trabajo familia.
o   Entorno favorable a la mujer, etnias y discapacitados (no es lo mismo acciones proactivas que “abolición de discriminación”)
o   Condiciones laborales (pueden ser horribles sin llegar al trabajo esclavo de los Principios)
o   Denuncias anónimas internas
o   Condiciones físicas del lugar de trabajo
·         Impacto en la comunidad (sí, existe)
o   Contribución al desarrollo local (desarrollo de proveedores, negocios inclusivos, etc).
o   Contribución a la comunidad (salud, educación, agua, infraestructura)
o   Voluntariado
·         Gobierno corporativo (no solo es cuestión de corrupción)
o   Gestión de la sostenibilidad
o   Gestion de riesgos
o   Auditoría interna, fraudes
o   Gestion de proveedores (léase Bangladesh!)
o   Cabildeo
o   Código de ética y su implementación
o   Participación de los empleados
o   Gestión de los stakeholders
·         Medio ambiente (mas que buenas intenciones)
o   Protección de cuencas.
o   Eficiencia energética, consumo de agua
o   Reciclaje
·         Responsabilidad del producto y servicio (nocivos, inefectivos, defectuosos, etc.)
·         Gestión de los clientes y consumidores (hay más personas que los empleados)
o   Mercadeo responsable
o   Atención a sus derechos

Y así sucesivamente……..Seguro que el lector podrá encontrar otras omisiones en los diez Principios (y aquí solo listamos “actividades”, no lo que es deseable que es el “ser responsable”).

Lector:  ¿Se había dado cuenta?  ¿Pensaba que los Principios lo cubrían todo?

La verdad es que si analizamos el lenguaje de los Principios en detalle no es de extrañar que muchas empresas se comprometan sin pensarlo mucho.  Algunos Principios son de cumplimiento casi natural en la gran mayoría de empresas (los laborales) y para otros es casi imposible demostrar incumplimiento (los ambientales, ver discusión arriba).

Para entender mejor las razones de todo esto, el lenguaje y las omisiones de cobertura de los Principios es conveniente recordar como surgen.  Los Principios fueron lanzados buscando la colaboración del sector privado en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ODMs, que estaban dirigidos a acciones gubernamentales.  Con los Principios se pretendía involucrar al sector privado en el desarrollo económico postulado por los ODM, en buena medida para cubrir fallas de gobierno (es poco lo que inmensa mayoría de empresas puede hacer, por ejemplo, sobre la reducción de la pobreza y la mortalidad materno-infantil)[iv].  Pero ese involucramiento estuvo dominado por el pensamiento de los organismos de la ONU y otras instituciones multilaterales como la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

Cuando los Principios del PM se lanzaron en el año 2000 eran solo nueve, pero en una cumbre con líderes empresarios en el 2004 se acordó añadir el décimo sobre anticorrupción. Esta omisión inicial destaca aún más que los Principios habían nacido en el seno de una organización política, que funciona por consenso de gobiernos y cuya preocupación principal son cuestiones públicas.  

Esto no justifica las deficiencias de los Principios en el logro de la responsabilidad social de las empresas, pero sí explica sus limitaciones para guiar las acciones del sector privado.  Fueron concebidos desde el sector público multilateral, en el contexto del desarrollo económico.  Esto explica la prioridad dada a temas como derechos humanos y laborales.  Estos últimos restringidos a temas cubiertos por las “convenciones fundamentales” de la OIT: trabajo infantil y esclavo, libertad de asociación y discriminación, temas que si bien son importantes en la responsabilidad social de la empresa, no lo son todo.

Adicionalmente, al querer admitir a todo el mundo al club del PM (ONGs, consultoras, instituciones académicas, ciudades, sindicatos, gobiernos, etc.) pierde especificidad y se diluye.  Difícilmente puede hablar de RS Empresarial. [v]  

Con esto no queremos decir que los Principios del PM no hagan una gran contribución.  Si todas las empresas actuaran en consonancia se lograría un gran progreso, pero sí argumentamos que se quedan muy cortos tanto en lograr la acción pretendida como en el ámbito en que las pretenden lograr.

En resumen:


  • Adhesión al Pacto Mundial no significa acción.

  • El lenguaje de los Principios dista mucho de dirigir la implementación de prácticas responsables.

  • Los Principios, como sinónimo de sostenibilidad son muy incompletos.

Para ser parte integral del mundo de la Sostenibilidad al PM le falta mordiente, “implementabilidad” y sobre todo Principios (con P mayúscula).

No, el Pacto Mundial no es sinónimo de responsabilidad social de la empresa.  No fueron ni están preparados para ello.










[i] Ver por ejemplo mi artículo  El Pacto Mundial: Diferente de sí mismo y los artículos en el sitio del Global Compact Critics.

[ii] En un artículo anterior Mas perlas de la RSE: Esta (otra) vez el Pacto Mundial  comentábamos la visión sesgada e incompleta de la sostenibilidad o RSE que tiene el Pacto Mundial.

[iii] Para un critica de las deficiencias de los índices de sostenibilidad el lector puede leer Why sustainability indexes miss the mark Michael Kramer  (No confundir con una combinación de Michael Porter y Mark Kramer).Las deficiencias que apunta aplican con mucha más fuerza al índice de sostenibilidad del Pacto Mundial.

[iv] El ODM número 8, Fomentar una asociación mundial para el desarrollo, que incluyó un surtido de medidas que no entraban en los otros siete,  ha ido evolucionado para buscar la participación de la empresa privada en el desarrollo económico y social a través de alianzas con los gobiernos, organismos multilaterales, ONGs y su participación directa a través de sus prácticas responsables.  Se podría decir que los Principios del PM pretendían operacionalizar ese ODM.
[v] Es muy difícil averiguar cuantos adherentes tiene el PM.  Por la base de datos parece tener unas 4300 empresas activas y unas 4000 instituciones (no se sabe si activas o no).  En algunas categorías mezcla “participantes” con “stakeholders”.

domingo, 6 de octubre de 2013

Mas perlas de la RSE: El Pacto Mundial se confunde y confunde


El Pacto Mundial, junto con el Financial Times, publican un informe especial, peculiar, sobre la sostenibilidad de las empresas en África, The Africa Sustainability Barometer: Gauging the state of sustainable business practice in Africa, donde analizan la situación de la sostenibilidad de la región a través del análisis de unas 60 empresas en 4 países.



No entraremos a analizar los detalles del reporte por las pocas lecciones que puedan tener para Iberoamérica, pero si comentaremos un aspecto muy interesante del reporte como lo son las siete categorías que usan para evaluar a las empresas:

Derechos Humanos
Política sobre Derechos Humanos
Política contra el uno de mano de obra infantil y forzada
No discriminación e igualdad de oportunidades

Mano de obra y empleo
Entrenamiento de empleados
Porcentaje de empleadas
Auditoría y revisión de seguridad

Medio Ambiente
Evaluación de impacto ambiental
Sistemas de gestión ambiental
Emisiones de gases de efecto invernadero

Corrupción
Política que limita el valor de los regalos
Posibilidad de denuncias anónimo

Gobierno corporativo
Reporte de gobierno corporativo
Independencia del Consejo

RSE
Educación y desarrollo de destrezas
Salud y rehabilitación
Gestión de recursos e infraestructura

Cadena de Valor
Cumplimiento ético y requerimientos contractuales



¿Sabía Ud. que de acuerdo al Pacto Mundial los Derechos Humanos, Mano de Obra y empleo, Medio ambiente, Corrupción, Gobierno Corporativo y la Cadena de Valor NO SON PARTE DE LA RSE? 

¡Qué perla!

¿Sabía Ud. que de acuerdo al Pacto Mundial, la RSE está compuesta de Educación y desarrollo de destrezas, Salud y rehabilitación y Gestion de los recursos e infraestructura.  ¿Será que para el Pacto Mundial la RSE es apoyo comunitario?

En nuestro artículo anterior aparecía como si la RSE fuera filantropía pura y dura (ver Zapatero a tus zapatos: El Pacto Mundial se distrae). 

Parece que al Pacto Mundial le hace falta un poco de control de calidadLa RSE no está para que los supuestos líderes se confundan y confundan.

Esta clasificación se hace presumiblemente para que coincida y destaquen los 10 Principios del Pacto Mundial, que son clasificados en cuatro grandes categorías:

Derechos Humanos
Mano de Obra
Medio Ambiente
Anti-Corrupción

Pero parece que no bastan los diez Principios.  Es una grata sorpresa ver que en la tipificación hayan añadido RSE, Gobierno Corporativo y Cadena de Valor.  Podrían haber pensado que los diez principios lo cubren todo (sobre esto escribiré el próximo artículo).


P.S.  A los que me acusarán de tenerla cogida con el Pacto Mundial solo me queda añadir que no es culpa mía que no tengan coherencia en sus actividades (premios, por ejemplo) y publicaciones.