- Adquisición de 100.000 camiones eléctricos para la entrega de las compras, a Revian, una empresa en la cual ya han invertido US$440 millones.
- Para el 2030 usar exclusivamente energía renovable y ser neutrales en carbono en el 2040.
- Y aportó US100 millones a la ONG Nature Conservancy a su fondo contra el cambio climático (Right Now Climate Fund).
lunes, 30 de septiembre de 2019
¿Se toma Amazon su responsabilidad ambiental en serio?
De vez en
cuanto vienen noticias (potencialmente) buenas. El 19 de septiembre del 2019 Jeff Bezos, el
principal accionista y CEO de Amazon, anunció un amplio programa de
responsabilidad ambiental. Esto
viene semanas después de que la Asamblea General de la empresa rechazara
múltiples propuestas de resoluciones para mejorar su acciones y transparencia
en este tema y de que los empleados anunciaran un abandono temporal del trabajo
(walk out) protestando la inacción de la empresa, que fue llevada a cabo
al día siguiente del anuncio.
I.
Resoluciones rechazadas en la Asamblea
General
En la Asamblea
General de Accionistas de Amazon, el 22 de mayo del 2019, se
presentaron 10 propuestas de resoluciones sobre temas de responsabilidad
empresarial, por grupos de accionistas, y todas fueron rechazadas (Ver
mi análisis en el artículo Activismo social y ambiental en Amazon:
Buen intento, fallido y los resultados de las votaciones aquí).
Una de ellas se refería al tema ambiental y fue presentada por los empleados.
Durante la presentación y discusión Jeff Bezos estuvo deliberadamente ausente
(por el anuncio posterior es de suponer que no quería entrar en discusiones del
programa que estaba preparando)
Esta propuesta de resolución, presentada por 7.683 empleados,
pedía la preparación de un informe sobre los planes de la empresa para
responder al cambio climático y como está reduciendo su dependencia de
combustibles fósiles. La propuesta contó con un 31% de los votos
emitidos, sin contar con las abstenciones. Este porcentaje es
superior al del 26% logrado en promedio en resoluciones similares entre el 2015
y 2018. Y como se observa, en la resolución no es que pidan reducciones
en las emisiones ni otros compromisos. Todo lo que se pide es un informe
sobre los planes. Amazon alegó que ya cumplía lo solicitado ya
que había anunciado previamente de algunas iniciativas para reducir sus
emisiones.
II.
Activismo
de los empleados
A pesar de
estas iniciativas, los empleados expresaron su desconfianza a través de
una carta abierta argumentando que estos planes no son
suficientes para atender la crisis del cambio climático. La carta pedía fechas para el
logro de los objetivos sobre energía renovable, la reducción de emisiones por
envíos al 50% para el 2030 y el 100% para el 2050 y eliminar las inversiones en
combustibles fósiles.
Posteriormente
anunciaron un abandono temporal del trabajo (walk out) protestando la inacción
de la empresa, que fue llevada a cabo al día siguiente del anuncio del programa
para combatir el cambio climático.
III.
¿La conversión de Amazon?
El 19 de
septiembre el CEO de Amazon anunció un programa, cuyos elementos claves son:
Sin embargo, no
accedió a la demanda de sus empleados de que dejara de proporcionar los
servicios de la nube (una de las actividades más rentable de Amazon) a
empresas de petróleo y gas. Anunció que
revisarían sus donaciones a políticos que niegan la existencia del cambio
climático, pero no respaldó la iniciativa sobre este tema de otros políticos
progresistas (el Green New Deal).
Su huella de
carbono actualmente de 44.4 toneladas métricas de CO2, equivalentes a 600,000
camiones tanque de gasolina, lo cual lo coloca entre los 150-200 mayores emisores del mundo.
No contentos con responder
al clamor de partes de la sociedad, quieren convertirse en líderes en el tema. Jeff
Bezos dijo al presentar la iniciativa: “Estamos cansados de estar en medio
del rebaño en estos temas, hemos decidido usar nuestro tamaño y escala para
hacer una diferencia”. Y muchos están cansados de promesas.
Obviamente que un
programa de esta envergadura no se prepara de la noche a la mañana, ya
que puede llevar muchos meses el prepararlo seriamente y es muy posible que se
venía preparando desde antes del activismo de los empleados, pero es de suponer
que ello haya tenido mucho que ver en el diseño del programa y en la
oportunidad del anuncio
IV.
Mucho
ruido pocas nueces ….. por ahora.
Pero obviamente
está por verse como cumplen con estos compromisos. Es de suponer que este será un caso que, por
su visibilidad, tendrá un seguimiento por parte de la sociedad, en particular
de los empleados y algunas ONG.
El programa
cuenta con un sitio web dedicado, que por ahora contiene pocos detalles,
muy buenos gráficos y muchas expresiones de buena voluntad.
Y no podía faltar
la obligatoria referencia a su contribución a los ODS. Dice que la empresa contribuye a 13 de los 17
y solo deja de contribuir a cuatro (1, 6, 10 y 16). Por ahora no dice como, solo lista los logos
de los ODS respectivos.
Y las dudas continúan. Estaremos pendientes.
domingo, 22 de septiembre de 2019
Activismo político de los CEO ante fallas del gobierno
¿Tienen los
líderes de las empresas privadas la responsabilidad de intervenir en la
solución de problemas sociales y ambientales si los gobiernos no quieren o no
pueden hacerlo? Es ciertamente un
tema controversial. Por una parte
porque puede parecer que intervienen en política pública. Por otra
parte, porque, dependiendo del tema, su intervención puede tener
consecuencias sobre sus empresas, tanto positivas (menos probable la
reacción de los afectados) como negativas (reacciones mas probables).
I.
Introducción
En los artículos
anteriores Masacres y responsabilidad empresarial y Masacres y responsabilidad empresarial:
Sí, las empresas hacen algo, analizábamos el papel que las empresas pueden jugar en la prevención de
las recientes (y continuas) masacres en EE. UU. En el segundo de estos artículos
comentábamos que el CEO de Walmart, el más afectado directamente por una de
ellas, anunció una serie de medidas al interno de la empresa y una externa, de activismo
político. Envió cartas a congresistas
y al presidente pidiendo un debate sobre la reactivación de la prohibición
de armas de asalto y del financiamiento de investigaciones sobre violencia por
armas. [1] Pidió hablar del tema y ello se considera
en EE. UU. como una osadía digna de encomio.
Esta iniciativa
ha sido ahora respaldada por 145 CEO, lo cual es muy indicativo de la asunción de la responsabilidad social
de estos CEO sobre una situación que es potencialmente explosiva, valga el
doble sentido. Y ello es controversial.
Algunos pueden ver los ingresos de sus empresas afectados ya que el tema
tiene una elevada carga emocional. Es
posible que los clientes que están a favor del control de armas favorezcan sus
productos y servicios, pero también es posible que enfrenten reacciones
negativas de los que se oponen, que en general suelen ser mucho más activistas
y belicosos que los que se están a favor del control de armas, que suelen
ser más pasivos y pacíficos. Estos
pueden ser afectados, eventualmente, por una masacre, pero los otros serán
definitivamente afectados si se establecen controles. [2]
Este activismo
político de los CEO estaría en línea con la reciente Declaración sobre el
propósito de la empresa, que ha sido criticada por ligera y posiblemente de
greenwashing. [3] [4] Por lo
menos este activismo demuestra que algo hay.
Y esta situación
dio lugar a la inusual publicación de un editorial en el New York Times,
NYT, sobre el control de armas. Y lo más notable es que fue puesto en el contexto
de la responsabilidad social de la empresa (como lo habíamos propuesto en los
artículos mencionados arriba). Ojalá
más medios ejercieran su responsabilidad social al exigir esta responsabilidad
empresarial. Por este motivo lo comentaremos.
II.
Activismo político de los CEO en el control de armas
El 12 de
septiembre los CEO de 145 empresa enviaron una carta a los líderes del Senado (que bloquean cualquier intento de
establecer mínimos controles sobre la posesión de estas armas), en la que
pedían legislación con la obligatoriedad de verificación de antecedentes antes
de poder adquirirlas (horror: hoy en día cualquiera puede comprar estas armas
en la tienda de la esquina) y el establecimiento de un sistema de denuncias
sobre tenedores peligrosos (red flags) que permita controlar su
posesión. Ante la falla de gobierno dicen: “No hacer algo es simplemente
inaceptable”. [5]
Entre los
firmantes están los líderes de Airbnb, Bloomberg, Uber, Lyft, Levi Strauss y Twitter. También la firmó el CEO de Dick´s Sporting
Goods, uno de los grandes vendedores de armas que había ya dejado de
venderlas después de la masacre en una escuela en Florida (febrero 2018). En su libro de próxima aparición dice: “El beneficio de una empresa debe resultar
no solo de la venta de productos dignos y una buena estrategia de negocios,
sino de un comportamiento responsable.
En pocas palabras, para ser una buena empresa hay que ser buenos”.
Pero no firmaron
ni Facebook ni Google que
temieron llamar más la atención del gobierno sobre los problemas que ya
confrontan sobre privacidad y el uso de sus plataformas para difundir
informaciones tendenciosas. Prefirieron “no agitar el avispero”. Tampoco firmó el CEO de Visa, que ha recibido
peticiones para limitar el uso de sus tarjetas en la adquisición de armas, lo
que tendría gran impacto. Dijo: “Estamos
en el negocio de facilitar el comercio legal.
No nos compete establecer o interpretar sino seguir las leyes”. O sea, si es legal, adelante. Lo de ética y responsabilidad es otra
cosa. Compete a los gobiernos establecer
las leyes. ¿Pero, y si el gobierno no actúa? ¿Pueden las empresas ser
indiferentes? [6]
III.
Editorial del New York Times sobre la responsabilidad social de las
empresas
En el mismo medio
en el que se publicó el famoso artículo de Friedman [7] se
publica ahora, casi 50 años después, un editorial Making Companies Act When Government Won’t (Las empresas deben actuar cuando los
gobiernos no lo hacen). Es un editorial con potencial de impacto ya que es el
medio periodístico más influyente del país y uno de los más influyentes en el
mundo. [8]
Empezando por
el título, el editorial es muy notable, ya que pide a las empresas que actúen
ante una falla del gobierno. Esto es una
de las proposiciones de la concepción moderna de la responsabilidad social de las
empresas, la de suplir las fallas de gobierno en casos necesarios.
En general esta es una responsabilidad más notable en países en vías de
desarrollo, donde las fallas de gobierno son más comunes y amplias, pero en
este caso el gobierno de EE. UU. ha demostrado una falla flagrante en
actuar sobre un problema que afecta a la sociedad, cual es las frecuentes masacres
con armas de asalto, en manos de la población civil.
El editorial pasa
revista a diferentes aspectos de la responsabilidad social, en particular al
papel de los inversionistas y consumidores en ejercer las presiones en los
mercados, que es lo que entienden las empresas, y llamando a los dirigentes
responsables a ejercer su poder cuando el gobierno no ejerce el suyo. Pero no
menciona el poder de la sociedad civil en pedir cuentas tanto a
gobiernos como a empresas por los compromisos adquiridos.
IV.
En resumen
Este caso no
es uno en el que las empresas pueden hacer lo que los gobiernos deben, pero no quieren
o no pueden hacer, como
es el caso, por ejemplo, de salud, educación, agua, etc., en países en vías de
desarrollo. En este caso las empresas hacen lo que saben hacer, el cabildeo,
pero en positivo, pidiendo regulaciones y legislaciones para resolver un
problema social. Y en algunos casos usan sus actividades para contribuir a
resolverlo, con impacto directo e inmediato, como dejar de vender armas y lo
que sería muy efectivo, que el sistema financiero dejase de procesar
transacciones de compra venta de armas al público y de financiar las empresas
que contribuyen a ello.
Utópico, pero
pensable.
[1] Ver mi serie de cuatro artículos sobre el
Activismo de líderes empresariales y el artículo sobre la Responsabilidad política de la empresa
responsable.
[2] Un
candidato a la nominación del partido demócrata para la presidencia del país
anunció que una de sus medidas sería la confiscación de las armas de asalto en
poder de los ciudadanos y las amenazas de muerte contra él no se hicieron
esperar.
[4] A mediados de septiembre, el CEO de
Walmart mencionado arriba fue nombrado presidente del Business RoundTable,
institución gremial que promovió la Declaración, en sustitución de Jamie Dimon
el CEO de JP Morgan, que había impulsado la Declaración.
[5]
Andrew Ross Sorkin, ‘Simply
Unacceptable’: Executives Demand Senate Action on Gun Violence, New
York Times, 12 septiembre 2019.
[6] En el artículo sobre la Responsabilidad política de la empresa
responsable analizábamos
la participación de la empresa en políticas públicas a nivel nacional,
individual y colectiva.
[7]
Milton Friedman, The
Social Responsibility of Business is to Increase its Profits, New
York Times, 17 septiembre 1970.
[8] Para los no conocedores es de notar
que el NYT es un medio relativamente imparcial, pero de tendencia
progresista.
domingo, 15 de septiembre de 2019
Rentabilidad de la responsabilidad o responsabilidad de la rentabilidad
¿Es rentable para las empresas el ser
responsable?
La respuesta se
debe buscar en dos facetas, con distintas implicaciones. Por una parte, es si
las empresas que son responsables tienen mejores rendimientos financieros en
los mercados de valores, a efectos de establecer estrategias de inversión en sus valores para los inversionistas
responsables. Por otra parte, la
pregunta se puede reformular como si la responsabilidad mejora la
competitividad (rentabilidad) de una empresa en particular a efectos de
establecer una estrategia de gestión
para esa empresa.
Primero
comentamos las posibles relaciones entre rentabilidad y sostenibilidad, tanto
para el caso del agregado del conjunto de empresas como en caso de una empresa
en particular, para luego analizar las principales conclusiones de los cuatro
estudios y finalmente ofrecer algunas conclusiones sobre el tema.
I.
Responsabilidad y rentabilidad
1.
Rentabilidad de activos financieros
responsables
A nivel de la
primera faceta es un tema que, en el mediano plazo, no se resolverá de manera
definitiva, como comentamos más adelante. Se continuarán publicando muchos
artículos, defendiendo (¿demostrando?) las diferentes
posiciones, desde que la RSE es rentable, a que no lo es, a que no se puede
demostrar de manera concluyente, a mi posición: que es imposible demostrar lo
uno o lo otro.
Los que quieren
que lo sea, los que promueven la Inversión Socialmente Responsable (analistas,
gestores de activos financieros, agencias de ratings, etc.) y algunos
académicos neutrales, continuarán encontrando evidencia, ya sea casuística, ya
sea estadística basada en una muestra más o menos representativa del universo
de valores negociables de las empresas. [i]
En general se basan en análisis econométricos de grandes volúmenes de datos
sobre muchas empresas y a lo largo de períodos de tiempo, con definiciones
específicas de lo que es la responsabilidad y la rentabilidad. Los
interesados destacan los estudios que han encontrado resultados positivos y desestiman
los que han encontrado resultados negativos o no concluyentes. Como dice un dicho de los econometristas: “si
torturamos a los datos lo suficiente, confesarán”. Hay muchas variables
estadísticas para la “tortura”: definiciones de responsabilidad, de
rentabilidad, empresas en la muestra, período, mercado financiero, etc.
Un segundo grupo,
generalmente de académicos neutrales, encontrarán
resultados negativos, aunque lo más común es encontrar que las pruebas no son concluyentes,
que hay de todo. Algunos de estos
estudios se basan en meta estudios, o sea, en el análisis de decenas de otros
estudios específicos, generalmente encontrando que hay algunos que demuestran
que sí, otros que demuestran que no y algunos que no son concluyentes.
Esta gran variedad
de resultados y la imposibilidad de demostrar de manera concluyente la relación
responsabilidad-rentabilidad se debe mayormente a tres factores que están en
juego:
- Variables. Como se mencionó arriba, son muchas
las variables que deben definirse para el análisis estadístico, y una de
las más importante es la de “responsabilidad”. Si entendemos responsabilidad como una
modalidad holística de gestión, su cuantificación es imposible. Lo que suelen hacer los estudios es
tomar uno o varios indicadores de algunos
aspectos, por ejemplo, diversidad en el Consejo, gastos en medio
ambiente, en inversión social, ratings de calificadoras de sostenibilidad,
etc. La rentabilidad puede
definirse también de múltiples maneras, basadas en variable contables o en
variables de los mercados financieros, sobre diferentes períodos de
tiempo. Con esto es muy difícil hacer generalizaciones y tiende a explicar
porque se encuentran todo tipo de resultados. Cada estudio es diferente.
- Causalidad.
Aun si los resultados son positivos, no demuestran si la empresa es rentable porque es responsable o es
responsable porque es rentable y puede “invertir” en responsabilidad. ¿Qué
causa qué? En
el capítulo 10, La responsabilidad como factor de competitividad de la
empresa, del libro La responsabilidad social de la empresa en América Latina: Manual de
gestión, decíamos:
“…En general las empresas responsables y las
rentables tienen algo en común que es la
buena gestión y esta es la que determina ambas características: la
rentabilidad y la responsabilidad. Es muy difícil probar si primero vino el
huevo o la gallina, pero lo cierto es que ambos existen.”
Algunos de los
estudios mencionados arriba tratan de determinar la dirección de la causalidad,
y también en esto hay resultados en ambas direcciones.
- Reacción de los
mercados. La conversión de la responsabilidad en
rentabilidad depende de la reacción de participantes en los mercados. Si
los inversionistas no saben sobre la responsabilidad de la empresa, o aun
sabiendo no actúan en consecuencia, la responsabilidad no se traducirá en
mejores rendimientos financieros.
Y este es un caso generalizado, aun cuando con la creciente
diseminación de información y el creciente interés por la inversión
socialmente responsable, los inversionistas aumentan la demanda por los
valores de las empresas responsables y pueden, en consecuencia, aumentar sus
precios en las bolsas.
Y es muy
importante recordar que estos son estudios estadísticos, no individuales, que
los resultados, cualesquiera que estos sean, son válidos para el agregado de la muestra, en el promedio. Dentro de los centenares de empresas de la
muestra, habrá algunas para las que la relación existe y para otras que no,
pero a nivel agregado se puede decir que el resultado general aplica. Se puede
imaginar un gráfico de rentabilidad versus responsabilidad y habrá puntos por
todas partes, con una línea que “resuma” la relación. Pero son pocas las empresas en la línea.
En resumen, con algunos estudios estadísticos se
puede demostrar que la responsabilidad y la rentabilidad están relacionadas,
pero ello no permite generalizar este resultado. Es un resultado estadístico, no matemático, depende
de demasiadas variables como para poder ser demostrado de manera concluyente.
Pero a nivel de empresa por empresa, la situación es muy diferente.
2.
Rentabilidad (competitividad) de la
empresa
A nivel de gestión de una empresa en particular,
lo que importa es si sus prácticas responsables conducirán a mejores resultados, de allí que sea necesario el segundo
nivel de análisis, el que determina el impacto de las prácticas de nuestra
empresa. Sobre el impacto de la
responsabilidad en la competitividad se han escrito decenas de artículos y no
hace falta repetir aquí los argumentos. [ii]
Solamente hacer algunas advertencias.
Gran número de estos artículos hablan, sin decirlo explícitamente, del
“debería”. Si se hace tal y cual cosa, “debería”
ocurrir esto. Pero en la gestión de la
empresa, nos interesa el “es” no el “debería”. [iii]
¿Conduce la responsabilidad a mayor
competitividad?
Algunas acciones responsables, las que dependen
exclusivamente de la empresa, son relativamente obvias. Por ejemplo, la reducción del consumo de
recursos tiene un efecto inmediato en la reducción de costos. Hay
otros que no son tan obvios, por ejemplo, el mejoramiento de las condiciones
laborales, “debería” con altas posibilidades, conducir a una mejor productividad,
pero dependerá de la reacción de los empleados.
Y hay algunas que dependen de
factores externos que “deberían” pero que no “son” ni con seguridad ni con
alta posibilidad. Por ejemplo, el
respeto al medio ambiente en la producción dependerá de que los consumidores se
enteren y que actúen en consecuencia favoreciendo los productos y servicios de
la empresa. Y aun más, que esas acciones sean percibidas como factor de
diferenciación con la competencia. El cuarto
artículo, comentado más abajo, concluye que es la especificidad de las
prácticas responsables, la diferenciación de las prácticas de las demás
empresas lo que las puede hacer competitivas, es decir, afectar su
rentabilidad.
Los fanáticos de la RSE no se hacen estas
preguntas, creen que la responsabilidad conduce a responsabilidad y los escépticos,
generalmente los fanáticos de la maximización de beneficios creen que no, que
es un malgaste de recursos. Como en muchos otros casos, la verdad está entre
estos extremos.
II.
Cuatro estudios
A finales del
2018 se publicaron cuatro estudios que merece la pena comentar, para ilustrar
estos aspectos que estamos analizando, dos de los cuales podríamos calificar en
la primera faceta, inversión en cartera, y dos en la segunda, la gestión de la
empresa.
1.
Incorporan los mercados la responsabilidad
en el precio de las acciones
El primer
estudio, How
markets price ESG, es
un estudio empírico realizado por la calificadora de sostenibilidad MSCI donde
analizan el impacto que cambios en las calificaciones de sostenibilidad tienen
sobre el precio de las acciones, o sea, si los mercados reaccionan a cambios en
las calificaciones. Sus principales conclusiones son las siguientes:
- Los mercados tienen
mayor sensibilidad a los cambios en empresas que no tienen calificaciones
ni muy altas ni muy bajas.
- Reaccionan más a
subidas en las calificaciones que a bajas.
- Las reacciones son más
notables sobre períodos de un año, que sobre cortos o largos plazos.
Estos resultados
parecen indicar que el mercado reacciona más a las mejoras en las empresas
medianamente responsables, que a las consideradas como muy o poco
responsables. Como si importaran menos los cambios en las que ya son consideradas
como muy o poco responsables, como si los precios en los mercados ya
reflejaran esa información, en el primer caso que el mejorar más allá de una
alta responsabilidad no añade valor, y en segundo caso como si el cambio de
“malo a menos malo” no fuera motivo de reconocimiento. Y que la incorporación del cambio en los
precios toma tiempo, pero a largo plazo se olvida.
El resultado de que reaccionan más a las subidas
que a las bajas en un poco sorprendente ya que sería de esperar que los mercados
reaccionen más a las malas noticias que a las buenas, como han sido los
resultados de otros estudios sobre el impacto de noticias favorables o desfavorables. En algunos de estos estudios se ha demostrado
que el efecto es de poca duración, que los precios se recuperan (salvo casos de
gran impacto).
Los autores
alegan que al analizar cambios de las calificaciones sobre los precios en
períodos subsecuentes se demuestra que
la causalidad es en la dirección de que la rentabilidad en bolsa en causada por
la responsabilidad.
2.
Cuál es el impacto de la responsabilidad
en la valoración de los activos financieros
El segundo
estudio The
Alpha and Beta of ESG Investing, publicado por Amundi’s Research Centre, una empresa de gestión de activos financieros, [iv]
es también un análisis estadístico de masivos volúmenes de información sobre el
impacto que la responsabilidad de las empresas (medida con las calificaciones
de sostenibilidad de Amundi) tiene sobre los rendimientos. En este caso la diferencia con los estudios
tradicionales es que usan varios períodos de tiempo (2010-2013 y 2014-2017) y varias
regiones (EE. UU. y Eurozona) para discernir el impacto que carteras
conformadas con altas calificaciones tienen respecto a las conformadas por
bajas calificaciones. Esto podría compensar
los problemas de agregación de largos períodos de tiempo o la casuística de
cortos períodos, y la concentración en una bolsa de valores, como lo hacen los
estudios más tradicionales. Permite mucha más granularidad y demuestra
lo difícil que es generalizar.
Sus principales
conclusiones son las siguientes:
- En el período 2010-2013, la responsabilidad
tendió a penalizar tanto las carteas activas como las pasivas en ambas
regiones.
- En el período 2014-2017, la responsabilidad produjo beneficios adicionales en
ambas regiones. En la Eurozona,
todos los componentes (Medio ambiente, Social y Gobernanza contribuyeron a
estos beneficios adicionales, con la Gobernanza siendo el factor de más
impacto, en tanto que en EE. UU. lo fue el componente ambiental.
- En EE. UU. en el
período 2014-2017 los rendimientos aumentaron en función de las
calificaciones de sostenibilidad.
En la Eurozona, en el mismo período, las mejores fueron
recompensadas y las peores penalizadas.
- La búsqueda de los rendimientos adicionales a
través de la inversión responsable debe implementarse con cautela ya que,
siendo solo una porción del universo invertible, puede conducir a menor diversificación y mayores
riesgos.
Hemos omitido
muchas de las conclusiones a nivel de detalle (qué componente, dónde y cuándo
tiene mayor o menor influencia en las buenas y en las malas) para no abrumar al
lector. A lo mejor después de todo esto tendremos más cautela en hacer generalizaciones.
3.
Percepción y valoración de la
responsabilidad
El tercer
estudio, Sentiment
and pricing ESG, es
un documento de trabajo por George Serafeim, publicado por la Harvard Business
School. Es un análisis de masivos volúmenes de datos sobre el efecto de la
responsabilidad de las empresas (indicadores de medio ambiente, social y
gobernanza, ASG) en la prima en el precio de las acciones de las calificadas
como más responsables. Concluye que esta prima ha ido creciendo
con el tiempo (mi opinión: presumiblemente porque los inversionistas actúan
cada vez sobre la información de responsabilidad) y que esta prima aumenta con
el impulso (momentum) en el sentimiento. Por sentimiento, el estudio se refiere a
indicadores de la opinión publica (ONG, centros de pensamiento, expertos y
medios de comunicación) sobre la responsabilidad de la empresa.
“La evidencia sugiere que el sentimiento del público
influencia la opinión de los inversionistas sobre el valor de las actividades
responsables y por ende tanto la prima que se paga por la responsabilidad
empresarial como el rendimiento de las carteras que consideran la información
sobre ASG.”
¿Implicaciones para
la estrategia empresarial? Aunque el estudio no hace sugerencias, podemos
pensar que la empresa debe preocuparse
no solo de serlo, sino de parecerlo, informar al público, y en la medida de
lo posible, influenciar ese sentimiento del público (éticamente, se entiende [v]
)
Como comentábamos arriba, no solo hay que ser responsable, sino que las partes
interesadas, en este caso los
inversionistas, deben actuar sobre la información para que la responsabilidad
se traduzca en rentabilidad y en este caso parece que el impulso en la
percepción del público, no solo la percepción, tiene un efecto positivo. Hay que ser continuamente proactivo, impulsar.
4.
La responsabilidad como estrategia competitiva
El cuarto estudio
es otro documento de trabajo Corporate
Sustainability: A Strategy?, por Ioannis Ioannou y George Serafeim, publicado
por la Harvard Business School. También es un análisis estadístico de masivas
cantidades de datos, pero a diferencia de los dos primeros no trata de demostrar la rentabilidad de la responsabilidad a nivel agregado,
sino que analiza los factores que la pueden hacer rentable, como se puede usar
la responsabilidad como estrategia de competitividad.
El estudio
determina que para casi todas las diferentes industrias las practicas de responsabilidad convergen hacia una serie de prácticas
“comunes”, aunque hay algunas que son diferentes entre las empresas, que las denominan
“estratégicas”. Son estas las que están
relacionadas con el rendimiento sobre el capital y las expectativas de mejores
resultados (expresadas en el valor de la empresa en el mercado relativo al
valor contable). Las practicas
“comunes” solo tienen impacto sobre este último resultado y no sobre el
rendimiento sobre el capital.
Aunque el estudio
no lo comenta, es muy posible que la convergencia hacia prácticas comunes esté
influenciada por los indicadores para todas las empresas en una industria que
piden los estándares de reporte como el GRI y el SASB y los criterios de las
calificadoras de responsabilidad, que inducen
al efecto rebaño a hacer lo que hay que reportar. O sea, al revés de lo que
debería hacerse. Los reportes no deben determinar la estrategia.
Si todos hacemos
lo mismo ¿podemos ser competitivos? De
nuevo la respuesta puede parecer obvia a los iniciados en el tema de
competitividad: Sí, pero hay que
diferenciarse de los demás.
III.
Y mi opinión
La pregunta sobre si la responsabilidad, en
general, afecta el positivamente el rendimiento de los valores negociables no
tendrá nunca una respuesta convincente, porque es una pregunta demasiado general, busca una respuesta universal, en un
agregado de empresas y circunstancias muy diversas. Cualquier relación que se demuestre, será válida
en un gran promedio de variables, lo que tiene poco valor paras las decisiones
individuales. Además, que siempre quedarán los problemas de causalidad (¿la
responsabilidad conlleva a la rentabilidad o la rentabilidad permite a las
empresas ser más responsables?) y que la misma responsabilidad que se usa como
variable clave no es medible y, en el mejor de los casos, será válida para la
versión que se use. Como vimos en los
resultados comentados, la respuesta se
tendrá que dar con una gran cantidad de advertencias si se quiera extrapolar a
otros casos. Y dependerá de que los
inversionistas actúen en ese mercado de valores. Es posible que, con el paso de tiempo, al
mejorar la difusión de la responsabilidad de las empresas y el volumen de
recursos que se invierten en empresas responsables, la relación se vaya
afinando.
Pero a nivel individual, de una empresa en particular
la respuesta es más factible y confiable, aunque tampoco se puede extrapolar para todo
tipo de actividades. Algunas se traducen
en rentabilidad en el corto plazo, otras en el largo, otras nunca y en algunos
casos no se podrá establecer la causa-efecto.
Depende, como hemos comentado, de
la reacción de las partes que intervienen en convertir la responsabilidad en
rentabilidad o en ventaja competitiva.
Y una advertencia
para concluir. En este artículo nos
hemos concentrado en la potencial rentabilidad de la responsabilidad para comentar
los cuatro artículos. Pero ello no quiere
decir que solo hay que ser responsable porque es rentable, el llamado argumento empresarial. Debemos recordar el argumento moral, el
que la responsabilidad ante la sociedad
es una responsabilidad moral de la empresa, sea ello o no rentable. Si lo es, tanto mejor, pero no debería ser la
única razón para serlo. En el largo plazo, ambos argumentos son el
mismo: la buena gestión, y las empresas bien gestionadas tienden a ser mas
rentables. [vi]
[i] Ver mi artículo Inversión Socialmente Responsable: ¿Debe ser más
rentable?
[ii] El capítulo
10, La responsabilidad como factor de competitividad de la empresa, del libro La
responsabilidad social de la empresa en América Latina: Manual de gestión, contiene
una extensa discusión.
[iii] Ver mi artículo Responsabilidad Empresarial: De la ilusión a la realidad.
[iv] Para los no
iniciados en la teoría de carteras de inversión, “alpha” se refiere a los rendimientos extraordinarios que se pueden
obtener de alguna estrategia activa de inversión (estrategia pasiva es comprar
una cartera de acciones y no alterarla), y “beta”
se refiere a la sensibilidad de una cartera de inversión a cambios en la
valoración del mercado de valores como un todo.
[v] Ver mi
artículo ¿Reputacion como fin o como resultado de la RSE?
[vi] Para
una amplia discusión de estos argumentos ver mis artículos ¿Cuál es el argumento empresarial de la RSE? y A Dios rogando y con el mazo dando: ¿Hasta cuándo
esperamos por la responsabilidad empresarial?.
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