domingo, 28 de octubre de 2012

La Inversión Socialmente Responsable en España: ¿Simbólica?


 
Parece ser un momento oportuno para analizar la situación de la Inversión Socialmente Responsable, ISR, en España.  Se acaban de publicar dos importantes estudios, el European SRI Study, sobre la situación en Europa y el segundo Informe Spainsif 2012 sobre la ISR en España.  El segundo permite analizar la situación es España pero, de manera mas relevante, el primero permite situar a España en el contexto Europeo y apreciar la posición y progreso relativos[i].  Analizaremos solo algunos aspectos destacables (no hay espacio para un análisis mas exhaustivo).

A manera de introducción y para aquellos lectores que no son expertos en el tema pasaremos una breve revista a conceptos básicos de ISR, para facilitar la comprensión de estos reportes.  En su forma más fundamental la ISR se refiere a la inversión en valores negociables, cotizados en alguna bolsa de valores que incluyen, en su análisis para la incorporación en la cartera, criterios sobre la responsabilidad social de las empresas que los emiten.  También se aplica a las  inversiones en proyectos y valores que no cotizan (private eqity, project finance), pero para simplificar nos referiremos a la ISR en valores cotizados. 

 


Los criterios utilizados para seleccionar las inversiones van desde lo mas trivial a lo mas completo, desde simples exclusiones de inversiones con algún criterio (negative screening) a análisis a fondo de la responsabilidad social de la empresa (positive screening).  Entre los primeros los más comunes son las exclusiones de sectores industriales como la producción de armamentos, apuestas, pornografía, tabaco y alcohol.  Pueden ir mas allá y excluir, por ejemplo, empresas que producen carbón e hidrocarburos, o empresas que operan en algún país determinado (casos paradigmáticos fueron los de África del Sur en época de apartheid y mas recientemente Burma o Myanmar), También se usan criterios de exclusión a nivel de empresas, por ejemplo excluir empresas que usan trabajo infantil.

Los criterios positivos incluyen una gran variedad y cubren amplios espectros. Pueden incluir criterios como tener bajas emisiones de gases de efecto invernadero, buena gobernanza corporativa, respetar los principios de una religión, tener participación de los empleados en la toma de decisiones, reconocimiento en el respeto a los derechos humanos, o una combinación de estos y otros.  Son comunes también criterios más integrales como la membresía en índices de generales o específicos de sostenibilidad o en cumplir los criterios de alguna agencia especializada en análisis de sostenibilidad para la ISR.

Debe quedarle claro al lector que el uso de criterios de exclusión si bien es algo, no contribuyen a cambiar el comportamiento de las empresas, que debería ser el fin de la ISR.   Estas empresas no van a cambiar de sector de negocio para captar recursos de ISR.  El uso de estos criterios simplistas esta muy cerca del lavado de cara por parte de los inversionistas, que les permite decir que tienen parte de la cartera en ISR. 

Son los criterios positivos los que le envían mensajes a las empresas de que serán preferidas si tienen comportamientos responsables, que a lo mejor tendrán mejor acceso a los mercados financieros, que a lo mejor sus valores tendrán mayor liquidez, que a lo mejor disminuirá su costo de capital, que a lo mejor aumentará el precio de sus acciones en bolsa.  Esto puede contribuir a cambiar el comportamiento de las empresas.  Insisto en usar las palabras “a lo mejor” porque nada de esto está garantizado ni se ha demostrado concluyentemente (ver mi artículo publicado en el Journal of Sustainable Finance and Investment,  Sustainability indices in emerging markets: impact on responsible practices and financial market development).


Pero pasemos al análisis de los estudios mencionados de Eurosif y de Spainsif.  El primero cita como  “notable resultado” que la mitad de las inversiones responsables en Europa excluyen el financiamiento de armas cubiertas en la Convención sobre Municiones de Racimo y Minas Personales.  Yo creo que lo notable es que la otra mitad no use esta exclusión.  Pensar que a la mitad de las inversiones en Europa no les importa que su dinero se utilice para fabricar estas armas (no sabemos si se utiliza o no, lo que sabemos es que no les importa si se hace).  Este es un ejemplo claro de lo vacuo que pueden ser los criterios de exclusión pero que aun así le permiten a algunos gestores de fondos decir que usan criterios de ISR y ser calificados como tales.

Veamos el caso de España dentro del contexto europeo ilustrado en la tabla siguiente.  En España predomina el uso de criterios de selección negativa.  En efecto, el 98,5% de los activos bajo administración usa esos criterios, en comparación con solo el 8,6% en Francia y el 22,1% en el Reino Unido y el 41,8 en los 14 países europeos cubiertos por el estudio de Eurosif.  El potencial nivel de impacto sobre las prácticas responsables  de las empresas se puede apreciar en las otras dos columnas de la tabla.  El porcentaje de activos con integración explicita de factores ASG (ambiente, social, gobernanza) en el análisis es de solo el 12,8% en España en contraste con el 95.8% en Francia, el 56,5% en el Reino Unido y 47,4% en Europa.  El mismo caso se observa en el porcentaje de activos con participación en gobernanza (en juntas de accionistas, por ejemplo).  España participa en el 19,4% de los activos en contraste con el Reino Unido con 80,1%.



 
Porcentaje activos con exclusión (*)
Porcentaje activos con integración (*)
Porcentaje de activos con participación en gobernanza (*)
Activos por miles de  Euros de PIB
España
98,5
12,8
19,4
38,24
Francia
8,6
95,8
ND
678,67
Reino Unido
22,1
56,5
80,1
510,83
Europa, 14 países
41,8
47,4
28,8
ND

 

(*)  Los números de Eurosif incluyen la utilización de varias tipologías de criterios simultáneamente, pero sus totales de activos bajo todos los tipos de criterios eliminan el doble conteo


La intensidad de la ISR se puede apreciar en la última columna de la tabla donde calculamos el ratio de activos bajo ISR sobre el PIB (en miles de euros de PIB).  Francia tiene 18 veces la intensidad de España y el Reino Unido casi 14 veces.  

En el informe de Spainsif sobre España se destaca un crecimiento del 71% del 2011 sobre el 2009 en los activos bajo administración o sea, activos que pueden decir que están gestionados con criterios ISR.  Si bien es laudable, la casi totalidad de las inversiones socialmente responsables son con criterios de exclusión, lo mas sencillo, lo de menos impacto.  

Adicionalmente, el informe de España dice que “Es innegable el peso que los PRI han tenido en el desarrollo de la ISR en España. El número de firmantes ha aumentado desde los 13 que había en 2009 a los 23 actuales, suponiendo un incremento del 76 % en apenas dos años. De los 23 firmantes españoles, hay 9 propietarios de activos y 11 gestoras de activos que representan en torno al 90 % del volumen total gestionado con criterios ISR en España.”.  A manera de comparación los correspondientes números del Reino Unido son 139 firmantes, 28 inversionistas y  84 gestoras, y los de Brasil 61, 18, 29  respectivamente, casi el triple de firmantes que en España.

También aquí hay que preguntarse si esto es efectivo o es simbólico.  Recordemos que los firmantes de los Principios de Inversión Responsable, PRI, patrocinados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, solo se comprometen a considerar utilizar criterios de ASG en sus decisiones de inversión.  No se comprometen a UTILIZARLOS, solo a considerarlos (Ver mi articulo ¿Otro Pacto Mundial para inversiones?: Buena y mala noticia sobre lo que esto significa.  Y aun si los usan, pero usan los criterios de exclusión sectorial, como es el caso de España, la sociedad gana muy poco.  Como dice otro estudio sobre ISR de AXA Investment Managers, Piloting ESG Integration, publicado simultáneamente al de Spainsif:  It isn’t enough that managers are signatories to the PRI.  Managers have to demonstrate to us, and our stakeholders, that they apply ESG principles in their day-to-day management of our money.”  

Quizás el crecimiento agregado en activos bajo administración y el numero de firmantes del PRI no sea una medida apropiada de progreso, sólo lo es para el nivel de negocios de los gestores. El progreso está en el impacto de la ISR.

En su comunicado al presentar el reporte Spainsif reconoce que “A pesar de este crecimiento tan superior al del mercado, la Presidente de Spainsif y Jefa de Inversión Social e Innovación de CECA, García-Pintos, ha pedido no conformarse y ha subrayado la necesidad de profundizar en esta tendencia multiplicando los actores, el afianzamiento de la inversión responsable en el mercado minorista –los inversores institucionales representan el 97 % en nuestro país, tres puntos más que la media europea– y la sofisticación de las estrategias de inversión (énfasis añadido)”.    ¡!Bien!!

Obviamente que el tamaño del mercado financiero español no ayuda mucho a usar criterios positivos ya que a medida que se hacen mas estrictos irán quedando pocas empresas en las que invertir.  Y mas aun, las carteras con criterios ISR necesitan diversificación, necesitan un universo grande de potenciales valores en los que invertir.

Y como dice la Presidente de Spainsif, para el desarrollo de este mercado es también importante el mercado minorista, pero este requiere de carteras ya preparadas (fondos de inversión con criterios ISR, ¡ojalá que sean con los de verdad!).  El mercado minorista no tiene la capacidad de hacer la diligencia debida.

Y en España, como en otros países de mercado financiero relativamente reducido, hay un problema de gallina o huevo.  No hay demanda porque los gestores no promueven estos fondos y no los promueven porque no hay demanda (Ver un análisis detallado del caso de Brasil en mi artículo citado arriba.  Para los lectores de América Latina, pueden ver mi capítulo 7 ¿Es posible la ISR en América Latina? en el libro La empresa en tiempos de cambio: La RSC y los negocios inclusivos, Fundación Carolina y Siglo XXI editores, Madrid, 2011).

¿Podemos decir que en España esta avanzada la ISR?  La autocomplacencia no incita al progreso.  Reconozcamos que la situación de la RSE, aunque ha avanzado (existe Spainsif, tenemos el índice de sostenibilidad FTSE4Good España, se habla y se escribe sobre el tema, algo se invierte) se puede catalogar como simbólica y tímida, a pesar del crecimiento.  El criterio mayormente usado en España es la exclusión de sectores industriales.  ¿Qué contribución hacen a la responsabilidad social de las empresas? ¿Cuál es el valor agregado de la intermediación?

Falta mucho camino por recorrer, pero se ha comenzado a andar.

PROPUESTA A LA INDUSTRIA DE LA ISR:  Que la porción de ISR que se gestiona con criterios de exclusión por sector industrial (armas, apuestas, tabaco, alcohol, pornografía) no se incluya en las estadísticas de ISR.  Nos obligaría a profundizar en la responsabilidad empresarial, donde se puede tener impacto.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Observaciones en torno a los rankings de sostenibilidad ambiental de Newsweek


El 22 de octubre  se publicó la cuarta edición de los rankings de sostenibilidad de Newsweek Green Rankings.  A continuación algunos comentarios que llaman la atención para Iberoamérica.

Metodología

Hay que empezar analizando la metodología, aunque sea de manera rápida para determinar la credibilidad de los rankings.  En este caso las instituciones involucradas son de reconocido prestigio internacional: Trucost para el análisis de impacto ambiental y Sustainalytics para el de gestión ambiental.  El índice se calcula con un peso del 45% para cada nota y un 10% para la diseminación de información ambiental.  Es de enfatizar que los rankings se refieren solamente a sostenibilidad ambiental (aun cuando muchos otros medios usan la palabra “Green” para referirse a sostenibilidad ambiental y social).

 
 

La primera analiza más de 700 indicadores de impacto (agua, energía, emisiones, etc.) con información de disponibilidad pública y calcula el costo del impacto ambiental, en USDólares y relativo a ventas, basado en una serie de costos de impacto de actividades para cada una de 486 industrias (¿porqué  no se publican estos costos para el medio ambiente?).  La segunda, de gestión,  analiza diferentes aspectos de la gestión (biodiversidad, agua, cadena de valor, materiales peligrosos, etc.) y determina un valor basado en pesos relativos diferentes para cada industria.  El componente de diseminación está determinado en partes iguales por ambas instituciones.  La primera lo hace en base a lo que la empresa disemina, valorado por el costo del impacto y la segunda lo hace en base a la calidad y amplitud de la diseminación en función de estándares de reporte (GRI, Carbon Disclosure, etc.).

El ranking analiza las mas grandes empresas de EEUU y del resto del mundo, que cotizan en bolsas de valores.  Las empresas de menor tamaño, privadas o públicas pueden ser evaluadas a cambio de pagar por el servicio.

Mi primera y constante crítica a los rankings es la omisión de la materialidad (¿que es lo importante para cada empresa e industria?) a efectos de poder compilar listas globales que sean atractivas (antes hubiera dicho “sexy”) y poder incluir en la misma lista empresas de impactos tan diversos como bancos y producción de petróleo, como medios y cemento.

Las 100 primeras del ranking son mayormente instituciones financieras, telecomunicaciones, informática y  consumo al detal.  No es de sorprender que hay 87 instituciones financieras entre las 500 empresas,  solo 31 en energía.  Comparar las empresas con sus semejantes dentro de cada industria tiene más sentido que hacerlo de forma global (la base de datos permite ver los rankings por sector industrial).  Para hacerlo así deberían hacerlo en relación a los benchmarks de cada industria, o sea, como proporción de lo mejor de esa industria y no en valores absolutos.  Estos rankings a lo sumo miden el efecto ambiental total no la eficiencia con que lo hacen dentro de la industria que les toca participar. 

¿Es mas fácil ser ambientalmente sostenible para las instituciones financieras que para las petroleras?  Obviamente que si se utilizan los mismos criterios  ese debe ser el caso, especialmente si no se incluye el impacto ambiental indirecto derivado de las operaciones que financian las instituciones financieras.  ¿Hubiera sido preferible hacer solo calificaciones sectoriales  en función de un benchmark que son más comparables?  Hay que hacer un balance entre tener una comparación de todos con todos (atractivo, publicitario, peras con manzanas) con la comparación de manzanas con manzanas y peras con peras (mas preciso pero de menos interés publicitario).

El sectores de pornografía no está considerado (no lo encontré), pero sí están apuestas (Las Vegas Sands sube 203 puestos), licores, defensa (armamento) y tabaco.  Hay cuatro Tabacaleras, la primera en posición 197 (posiciones 2, 5, 21, y 22 de las 28 en la categoría Alimentos, Bebidas y Tabaco).  Obviamente consideran que a pesar de matar, se puede ser verde.

España

Tiene 8 entre las 500 globales y cinco entre las primeras 100:  Telefónica en el puesto 15, Santander en el 16, Inditex en el 34, BBVA en el 55,  Mapfre en el 98 y ACS, Repsol e Iberdrola en los doscientos.  Tres de cinco españolas en los primeros 100 son instituciones financieras y una es de telecomunicaciones. 

América Latina

Entre las 500 empresas globales, en América Latina solo las hay en Brasil , México y Chile.  Es de suponer que el costo de investigar empresas en otros países es muy elevado.  Estoy seguro que de haberlo hecho encontrarían en  Colombia, Costa Rica, Perú, Argentina, etc..  Hay empresas que han sido reconocidas mundialmente y no están en la lista.  ¡No está Natura de Brasil!   El ejemplo más paradigmático de la región.   ¡No está Florida Ice de Costa Rica! 

Brasil tiene 14 empresas entre las 500.  Tienen 5 entre las primeras 100,  de las cuales 4 son bancos y Telefónica Brasil.   Otra vez los bancos y telecomunicaciones.  Santander Brasil es la número uno global, subiendo 16 puestos.

Y sí está Wal-Mart de México, caso ampliamente conocido de corrupción, en el puesto 84 global  y primera en México (¡pero es que esto es ambiental!).   Bimbo, empresa ampliamente reconocida en América Latina y Estados Unidos por su responsabilidad  (con algunos accidentes ver:  Wal-Mart, Bimbo, Telefónica:  ¿Se pueden llamar empresas responsables?) está en el puesto 471.   México tiene 5 entre las 500 y solo una entre las primeras 100: Wal-Mart!! 

Chile tiene una sola empresa entre las 500:  Falabella en la posición  350 global y 35 en su industria de Comercio al detal.

Categorías peculiares

Tienen algunas clasificaciones que solo se pueden tildar de peculiares: 

Empresas con buena reputación pero poco sostenibles: mencionan 15 mayormente de EEUU.  La única que posiblemente sea conocida por los lectores y que sorprende es Kellogg´s

Empresas sostenibles con baja reputación:  Destacan como que no convierten en reputación su sostenibilidad ambiental: Fiat, Rolls Royce, BMW, Nokia, American Express

Empresas sostenibles con buena reputación.  Y algunas de las que si la convierten son Volkswagen, Disney, Samsung, Sony, Google, Microsoft, Intel, IBM.

Y Apple?  En el puesto 213 bajando 96 puestos.

Daría para muchos comentarios.

En resumen

Que hay que tomarse todos los rankings, aun estos que son sofisticados, con mucha cautela.  El balance entre rigor y comercialismo es muy difícil de lograr.
 
 

domingo, 21 de octubre de 2012

Sostenibilidad en instituciones financieras de América Latina: ¿Son tan buenas?


En julio del 2012 se publicaron los resultados de una encuesta entre 85 instituciones financieras (82 en  América Latina, una en EEUU y dos en España) sobre la integración de la sostenibilidad: Integración de la sostenibilidad en las instituciones financieras latinoamericanas.  El estudio fue patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, la Federación Latinoamericana de Bancos, FELABAN y la Iniciativa Financiera del PNUMA, UNEP-FI, y elaborado por BSD Consulting[i].

Con la gran escasez de estudios sobre la situación de la sostenibilidad en América Latina, esta encuesta tiene el potencial de ser valiosa para la comprensión de las prácticas de sostenibilidad en las instituciones financieras.  Está respaldada y producida por instituciones de primer orden.
 


Sin embargo, la encuesta tiene algunos de los problemas de un gran número de encuestas donde los encuestados responden con lo que creen que deben responder o bien con lo que creen que la institución debería hacer, pero que no sabe si en realidad hace.   En particular, adolece de algunos de los problemas que comentábamos en un artículo anterior sobre la encuesta de Forum Empresa Informe 2011 sobre el estado de la RSE en América Latina: Úsese con mucha cautela.

Estimulo al lector a que consulte el estudio en el nexo listado arriba y saque sus propias conclusiones.  No comentaré todos los resultados por economía de tiempo, solo aquellos que más llaman la atención. 

Es estudio es una buena adición al conocimiento de las prácticas de las instituciones financieras pero mas por ejemplos de buenas prácticas individuales descritas que por las generalidades que se pueden deducir de las respuestas a la encuesta.  Al final el estudio presenta casi 20 ejemplos, basados en información pública proporcionada por las instituciones, con algunos dignos de mención.  Por ejemplo, describe el programa de gestión de riesgos ambientales y sociales y su aplicación a un proyecto de infraestructura  de ITAU BBA en Brasil, un banco reconocido mundialmente por su sostenibilidad.  Presenta el programa de capacitación para el análisis de esos riesgos del Banco Pichincha en Ecuador, y el programa de identificación y gestión de impactos de Bancoldex en Colombia, entre otros.

En cuanto a los resultados de la encuesta, comencemos por el mas sorprendente:  las razones por las cuales las instituciones financieras integran la sostenibilidad en sus estrategias.  La respuesta más común, dada por el 76%  de los encuestados es de que lo hace por razones éticas.  Si, ¡el 76%!.  Ni siquiera en las PyMEs donde esta respuesta sería de esperar, obtuvimos un resultado tan contundente en  nuestra encuesta (45%).  Nunca me lo hubiera imaginado.  ¿Será que ante la reciente crisis de ética de las instituciones financieras ahora se ven estimuladas a responder así?   Otra posibilidad es que al tener códigos de ética o regulaciones nacionales e internacionales contra el lavado de activos y otras de buen gobierno corporativo piensen que su razón de actuar es ética cuando puede ser más bien como consecuencia de algunas regulaciones.  Tener un código de ética es solo condición necesaria, no suficiente,

Resulta difícil reconciliar estos resultados con el hecho de que el 78% y el 63% respectivamente también responden  que enfrentan obstáculos derivados de la falta de conocimiento y de resistencia interna al cambio.  O no saben vender internamente la idea o la ética no está tan difundida como creen entre su personal.

Vale la pena añadir que el 69% responde que la integración de la sostenibilidad en sus estrategias se hace por gestión de riesgos y una cifra semejante, el 67%  que se hace por el tema de reputación.  Ambos resultados parecen lógicos.  El 35% responde que lo hace para obtener el reconocimiento de los consumidores.  De esta última se puede deducir que pareciera que no consideran que su sostenibilidad sea un tema que les preocupa a los consumidores.

Otro resultado interesante es que el 82% dice que tiene un plan de manejo ambiental (consumo de agua, electricidad, papel, emisiones, etc.).  Por ejemplo el 57% dice que tiene un plan o sistema para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.  También es un poco sorprendente ya que el impacto ambiental directo no es un factor crítico para las instituciones financieras.  ¿Habrán hecho análisis de materialidad, de lo que es importante?   Donde sí importa, los resultados no son tan contundentes.  Sólo el 58% dice que considera los factores ambientales y sociales en sus análisis de riesgo de sus operaciones de préstamo e inversión y un 13% adicional dice que sólo considera los ambientales.  28% no considera ninguno de los dos.

Otra información comentable es la diversidad de productos “verdes” que dicen tener las instituciones.  Por ejemplo, el 63% dice tener programas para el financiamiento de energía renovable y el 46% dice que tiene productos para inversiones ambientales.  Estas cifras representan condición necesaria pero no suficiente.  Reflejan posibilidades, pero no acciones.  Los resultados son relativamente irrelevantes ya que lo importante es el volumen de activos colocados en estos productos “verdes”, no su oferta. Se pueden tener los productos a disposición del público pero si no se venden o no hay demanda, esos porcentajes no dicen mucho.   Claro está que es muy difícil incluir preguntas de demanda en este tipo de encuestas.

Adicionalmente, lo mas importante para la banca es la responsabilidad del producto, o sea como se usan los recursos que presta e invierte, que tipo de condiciones ambientales y sociales pone para el acceso a su financiamiento y en su seguimiento.  La encuesta no cubrió estos aspectos.  Pero es también de destacar que las instituciones financieras tienen criterios de aprobación, pero habría que ver en que medida se les hace seguimiento y las consecuencias del incumplimiento.

En este sentido, no hay cobertura sobre la inclusión financiera y muy poco sobre la educación de los consumidores, pero este es debido a la restringida definición de sostenibilidad que adopta la encuesta, como comentamos mas adelante.

De las 30 instituciones que dicen ser firmantes de los Principios de Inversión Responsable, PRI, del PNUMA solo 12 son de origen latinoamericano (todas de Brasil), el resto son el Citibank, Santander y BBVA y sus filiales.  Estas no son firmantes, lo son sus casas matrices.  Lo mismo sucede con los adherentes a los Principios de Ecuador sobre préstamos responsables.  De las 26 instituciones que dicen ser adherentes, solo 7 son de origen local, las demás son las de EEUU, España y sus filiales.  Las bases de datos de ambas organizaciones no listan a estas filiales como formante o adherentes. 

Si bien todas son instituciones que operan en América Latina, los números pueden dar una impresión optimista del estado de la responsabilidad en las instituciones financieras de la región.  Si sacamos Brasil y las filiales de EEUU y España, todos los números cambian mucho.

Cinco bancos comerciales responden que pertenecen al Dow Jones Sustainability Index.  En América Latina hay solo 4 bancos comerciales en el índice.  Tendría que ser que todos los miembros del DJSI en América Latina estaban en la encuesta, más alguno de España o EEUU.

Quince instituciones dicen que reportan sus emisiones en el Carbon Disclosure Project, CDP, sin embargo solo pude encontrar 7 en la base de datos del CDP en América Latina.  Si los dos bancos de España y el de EEUU que participaron en la encuesta lo hacen, llegaríamos a 10.  De cualquier manera sus emisiones son un tema de relativamente menor importancia en el contexto global de sostenibilidad de instituciones financieras.   Sí lo son las emisiones de los proyectos y empresas que financian, pero sobre esto no hay nada.

Hay que destacar que el estudio tiene un sesgo marcadamente ambiental dada la naturaleza del principal promotor.  En este sentido da una idea muy sesgada de la integración de la sostenibilidad  en las instituciones financieras en América Latina, aun a pesar de que el subtitulo lo advierte: “Énfasis en aspectos medioambientales”.  El concepto de sostenibilidad de la encuesta es muy restringido, mayormente ambiental.  

En las conclusiones, los autores del reporte destacan los progresos y los esfuerzos que están desarrollando las instituciones financieras de América Latina, reconociendo los obstáculos que hay que vencer, en particular la resistencia interna, a través de la asignación de responsabilidades por sostenibilidad a altos cargos,  el entrenamiento y la sensibilización de los gerentes y empleados, y un mayor contacto con la sociedad civil y los clientes. 

Yo añadiría que habrá que hay que trabajar sistemáticamente en la cultura organizacional que se ha desempeñado tradicionalmente en base a incentivos por volumen y rentabilidad.  Habrá que revisar el sistema de incentivos para que la sostenibilidad se integre en la cultura organizacional.

En resumen, es un estudio útil para comprender la problemática de la sostenibilidad en las instituciones financieras de América Latina pero que tiene omisiones y sesgos. 

Ojala que en vez de encuestas donde se responde con el “me gustaría que fuese” se produjeran estudios de la situación real de la sostenibilidad en América Latina, donde podamos responder a la pregunta del “qué se hace”.



[i] Este artículo fue consultado con uno de los autores del estudio y es posible que no haya  incorporado sus comentarios correctamente.  En cualquier caso la responsabilidad de su contenido es solo mía.

miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Nuevos indicadores de reporte en RSE?: Buenas noticias mal reportadas


Hemos enfatizado en varias ocasiones que lamentablemente algunas noticias son reportadas de forma que confunden en vez de avanzar el proceso de la responsabilidad social de la empresa, muchas veces con la intención de atraer a los lectores.  Recientemente un boletín de RSE reporta la siguiente noticia[i]:

Estados Unidos tendrá sus propios indicadores para reportes de RSE

Desde el 4 de octubre Estados Unidos comenzará a contar con su propio sistema de indicadores para la elaboración de reportes no financieros.

Será diferente del GRI

En cada uno de los tres titulares hay confusión:

No está previsto que Estados Unidos, como nación, adopte sus propios indicadores diferentes de los principios globales.  Esta es una iniciativa privada, voluntaria, de una institución constituida con el objetivo de poner sobre la mesa sugerencias para desarrollar indicadores para determinar la materialidad de los diferentes aspectos que afectan a las empresas en diferentes sectores industriales (minería, manufactura, etc.).

La institución es el Sustainability Accounting Standards Board, SASB.  Y no producirá estándares ni reglas de contabilidad como su nombre parece indicarlo, que es un juego de palabras para dar la impresión (perniciosa) de que es la versión alterna sobre contabilidad no financiera (sostenibilidad) a tradicional contabilidad financiera que es el Financial Accounting Standards Board, FASB, que desarrolla todos los principios y normas de contabilidad para Estados Unidos y otros países y el International Accounting Standards Board, IASB, que lo hace para la gran mayoría de los países, incluyendo Europa.  Y serán completamente voluntarios ya que se trata de una organización puramente voluntaria, no tendrán el poder regulatorio de los estándares de contabilidad del FASB y del IASB, aunque los llamen estándares.  [ii] 


Ni Estados Unidos ni nadie podrán “contar a partir del 4 de octubre con su propio sistema de indicadores”.  El 4 de octubre se lanzó oficialmente la institución.  El plan de trabajo de la SASB indica que esperan producir los indicadores en tres años, cubriendo 89 industrias clasificadas en diez sectores (¡!optimista!!).  Y después tienen que pasar por todo el proceso de validación y aceptación voluntaria por parte de instituciones y empresas.

NO, no se preocupen, no habrán nuevos indicadores de uso generalizado en Estados Unidos a partir del 4 de octubre.  No tienen que cambiar la forma de reportar sus acciones en sostenibilidad.

Si, será diferente al GRI en el sentido de que el GRI, por lo menos en su versión G3 no se preocupa de materialidad en forma directa, solo en forma indirecta en el sentido de que las empresas NO reportan algunos indicadores por no ser pertinentes.  Sin embargo,  la propuesta versión G4 del GRI se mueve precisamente en esa dirección y las empresas deberán responder con más precisión y detalle sobre los aspectos que hayan determinado que son materiales para su sostenibilidad social y ambiental.  La propuesta del SASB será un excelente suplemento para las empresas a la hora de aplicar el GRI.  No es que sea diferente al GRI, no es una alternativa, será un complemento.

Dicho esto es importante destacar que el trabajo del SASB seguramente será muy valioso para definir la materialidad de los aspectos sociales y ambientales en las empresas, que permitirá mejorar la efectividad de los reportes, afinar las actuaciones de las empresa y contribuir a la integración de los reportes financieros y de sostenibilidad.  Iniciativa muy laudable…………..pero mal reportada en el boletín citado.

Al final del boletín añaden:

Según sus directivos, los indicadores no se superpondrán con los que están diseñando Ceres y el Instituto Tellus en su Iniciativa Global para la Sostenibilidad Valoraciones (GISR), que será más un sistema de calificación que de indicadores de reporte.

La Iniciativa Global para la Sostenibilidad Valoraciones (GISR) no esta diseñando un sistema de calificación de empresas, está tratando de producir lineamientos y estándares para la producción de calificaciones ambientales y sociales de las empresas, con el objeto de asegurar que los mas de 100 sistemas diferentes actualmente en uso para calificar empresas tienen criterios consistentes que mejoren su comparabilidad (ver mi artículo  Calificaciones (ratings) de sostenibilidad: Hacia una mayor transparencia).  El GISR pretende que eventualmente puedan decir que las calificaciones han sido preparadas de acuerdo a sus principios.  Es un sistema mas parecido a la serie de estándares AA1000 que proporcionan principios básicos para identificar impactos, el aseguramiento de los reportes y el involucramiento de los stakeholders. 

Para el que quiera investigar mas, he incluido las direcciones relevantes de internet en el texto arriba.

Y no hay que criticar sin ofrecer soluciones.  Este es el titular que reflejaría la realidad:

En Estados Unidos se están desarrollando indicadores para reportes de RSE

El 4 de octubre se constituyó oficialmente el Sustainability Accounting Standards Board que sobre los próximos tres años desarrollará un sistema de indicadores de materialidad para la elaboración de reportes no financieros.

Será complementario a la cuarta versión del GRI

No crearía confusión ni ansiedad. Crearía interés y expectativa.  Sería preciso.



[i] Si el lector tiene curiosidad de conocer el nombre puede buscar en Google poniendo la primera línea de la cita que sigue.  
 
[ii] Esto no es una crítica  a la noticia, lo es a la SASB.