sábado, 28 de octubre de 2017
El Pacto Mundial otra vez (mal) otorgando premios
¿Cuál es el
objeto de otorgar premios en responsabilidad empresarial? En principio, para recompensar buenas
prácticas y estimular a que otras empresas sigan el ejemplo. Pero para que así
sea deben tener credibilidad, legitimidad y premiar lo que dicen que premian. Lamentablemente
tanto algunos de los otorgantes como muchos de los receptores usan los premios
como un medio para lograr el fin de figurar, de obtener publicidad barata. El gran público, al que se pretende
influenciar, no sabe lo que hay detrás de los premios, no sabe si son
legítimos, solo se entera de que tal o cual empresa recibió un premio por su
responsabilidad, por lo tanto debe ser responsable. Se extrapola con el efecto aureola para manipular la
reputación.
Y en un caso como
el que comentaremos, hasta el otorgante
pone en peligro su reputación con fines publicitarios, aunque ellos dirán
que sus fines son los de difusión y promoción.
Veamos la legitimidad y el riesgo reputacional de los premios a la
contribución al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de la
red del Pacto Mundial de Canadá. La segunda edición del premio concluyó en septiembre
del 2017.
Hemos analizado
extensamente los problemas de los premios a la responsabilidad en varios
artículos en este blog (Como NO otorgar premios de responsabilidad
empresarial) y en el libro
Mirada
Crítica a la responsabilidad social de la empresa en Iberoamérica (capítulo V.6). También hemos analizado un premio similar al
que comentamos aquí que fue otorgado por la red del Pacto Mundial en España (Premios del Pacto Mundial: ¿Quién está confundido?).
El premio SDG Awards de la red del PM
en Canadá pretende “encontrar empresas canadienses que están poniendo a Canadá y al mundo
en una ruta sostenible al promover acciones hacia los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible”. ¿Porque
participar? Según el PM Canadá, entre otras cosas, para “ser reconocido como uno de los líderes en la acción hacia os ODS” y
“mejorar su reputación y construir
confianza con stakeholders clave”.
El premio se
otorgó en dos categorías, PyM organizaciones y grandes organizaciones, con tres
ganadores en cada categoría. Para postular
al premio se requería que la empresa respondiera a tres preguntas: Qué acciones han tomado, qué impacto han
tenido y cuáles son sus planes a futuro para impulsar los ODS. Incitamos al lector a leer algunas de las respuestas de los postulantes para entender mejor los argumentos que
hacemos a continuación.
Cualquier empresa
puede postular y la selección se hace en base a la votación por internet del
público en general, que debe votar por tres instituciones en las dos
categorías. En este caso como en muchos
otros premios y rankings (ver los premios del GRI al mejor reporte, ¿En que se parecen los premios GRI y los de
Eurovisión?, Premios GRI al mejor reporte de sostenibilidad:
¡Falacia!, y el ranking de responsabilidad Otro ranking de RSE: ¿De qué?) los
resultados reflejan el conocimiento genérico del nombre y logo de la empresa más
que en el conociendo de sus actividades. Y, además, puede estar determinado
por las campañas que las mismas instituciones hacen para solicitar votos (como
ocurrió en el caso de las empresas brasileñas en los premios del GRI o en un
ranking de personas influyentes en RSE, ¿Quiénes son los líderes mundiales en RSE?
Otro fiasco de rankings y votaciones).
Además, se basa en lo que la empresa dice que hace,
no en lo que hace (que, en algunos casos, pudiera ser lo mismo) ya que las
respuestas no son verificadas, ni se hace una selección basada en la opinión de
expertos. En este tipo de premios, aun
suponiendo que los votantes han leído todas las postulaciones y que están
informados sobre las actividades de la empresa (punto menos que imposible), se
termina otorgando a la empresa que mejor lo ha escrito. Se
convierte en un premio a la elocuencia de la información presentada.
Aún con estas
facilidades, solo se postularon 20 organizaciones y 6 de ellas ganaron premios,
lo que debe ser uno de los mayores porcentajes de éxito en premios sobre
responsabilidad. No hay competencia.
El premio es
patrocinado por tres organizaciones, las cuales se postularon a los premios y
una de ellas lo ganó. Podríamos hablar
de conflicto de intereses en un premio a la responsabilidad. Si
querían patrocinar lo ético era descalificarse.
Entre los
ganadores está un Máster en Sostenibilidad en la categoría de pequeña y mediana
organización y una universidad en la categoría de grande. Ninguno de estos dos
ganadores es una empresa con fines de lucro y por ende no enfrentan el
conflicto entre los beneficios y el bien de la sociedad, que es lo que
dificulta el ejercicio de la responsabilidad de la empresa ante la
sociedad. En principio las
organizaciones sin fines de lucro tendrían ventaja ya que es su función el bien
de la sociedad, aunque en este caso como no se mide el impacto, lo determinante
es la presentación. Pero para el Pacto
Mundial esto tiene lógica ya que no está restringido a empresas.
La postulación del Máster alega que contribuye al logro de todos los 17 ODS, pero no dice como lo hace
en cada uno, se limita a dar generalizaciones como que son un programa que
enseña sostenibilidad. Lamentablemente
no se pide detalle sobre su contribución específica a los 169 objetivos. De haber sido así deberían haber enfocado mejor
sus respuestas. En cuanto a impacto dice
que lo hace a través de la formación de profesionales en sostenibilidad, que
son sensibles a los ODS. Los estudiantes
hacen pasantías, desarrollan proyectos y documentos de investigación. Esto es tan genérico que es imposible saber si todo esto tiene un impacto tangible, medible, en
el logro de los ODS. Es una
presunción. Si no hay otras escuelas que
compiten es hasta difícil saber que los hace especiales.
Uno de los
ganadores en la categoría de gran tamaño es una empresa energética, Frontera
Energy (ver su postulación).
Alega contribución la logro de 6 de los ODS y 8 de los objetivos. Pone como ejemplo de su contribución el apoyo
que desde el 2009 (recordemos que los ODS se aprobaron en el 2015) le dan a una
comunidad indígena de Colombia, a través de programas de nutrición, salud,
educación y acceso a agua. Este es un buen ejemplo de que este tipo de
premios y presiones para participar lleva a las empresas a buscar en sus
archivos lo que ya han venido haciendo e imputárselo a su contribución al logro
de los ODS. Si se quiere estimular acción y participación empresarial se
debe exigir demostrar lo que se hecho como consecuencia de la aprobación de los
ODS, lo que es incremental, no premiar lo que se venía haciendo.
El Pacto Mundial
está haciendo grandes esfuerzos por promover ya no el Pacto Mundial, sino lo
que ahora llama de forma compacta la Agenda 2030, que no es otra cosa que la
consecución de los ODS. Y por esta evidencia y muchas otras que comentaremos en
otro artículo (De cómo los Objetivos de
Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing), parece que están abandonando toda precaución y están
directa e indirectamente estimulando el lavado de cara, la exageración de las
contribuciones, la imputación de acciones pasadas. Sus incentivos parecen
ser el recabar la mayor cantidad de información posible para poder inferir
acción. Pero ello está llevando a las
empresas a imputar, inventar, exagerar su participación ya que son muy pocos lo
que demuestran actividades incrementales con impacto real, medible, tangible. Y muchas empresas estás dispuestas a jugar el
juego del PM, los “beneficia” a ambos.
Estos premios
pueden tener buenas intenciones, pero lo que logra es estimular la desconfianza
entre el público sobre la sinceridad de las empresas y organizaciones en su
responsabilidad ante la sociedad. Les dan municiones a los escépticos y a los
críticos. Y en este caso lo hace una
institución asociada a las Naciones Unidas.
¿Se deben otorgar premios a la responsabilidad
empresarial? Como estos NO. [1]
¿No deberían estos premios ser para quienes han
implementado programas dirigidos específicamente al logro de los ODS, después
de su aprobación, y han podido mostrar impacto real?
[1] La Red del Pacto Mundial de Ecuador
está organizando (octubre 2017) un premio con los mismos propósitos pero
tratando de evitar muchos de los problemas mencionados. Habrá que ver los resultados.
sábado, 14 de octubre de 2017
¿Está Nespresso descubriendo la sostenibilidad o el poder del greenwashing?
Algunos lectores recordarán
algunos de los artículos que hemos publicado sobre la sostenibilidad de Nestlé
y en particular de la responsabilidad de su café en cápsulas, Nespresso. En el artículo ¿Qué comparte Nestlé: el valor creado o el valor
destruido? publicado el 27
de marzo del 2016 comentábamos su estrategia de creación de valor compartido,
CVC, a través del análisis del proceso total de la producción y reciclaje de
las cápsulas de café (aluminio, plástico y café). Al final del proceso, y para compartir valor,
en España, la empresa usa parte de la borra de café recuperado (después de
desensamblar la cápsula) para producir fertilizante en la producción de arroz,
que luego es donado.
Esa es su estrategia de CVC con la cápsulas, compartir parte del valor a
través de filantropía (y el apoyo técnico a cafetaleros), pero produciendo un
producto intensivo en el consumo de recursos naturales no renovables y con
fuerte impacto ambiental y de emisiones en el consumo energético y con un costoso
reciclaje (y a pesar de todos sus esfuerzos solo se reciclan el 24% de las
cápsulas a nivel mundial).
Si Nestlé tuviera una estrategia de sostenibilidad global, una visión
integral del ciclo de producción, en vez de buscar partes donde puede compartir
valor, no produciría ese producto irresponsable, produciría cápsulas
biodegradables, donde evitarían gran parte de los costos financieros y
ambientales y podría compartir el mismo valor social (filantropía y asistencia
técnica). [1]
Pero es que la compartición de parte del valor no parece ser una estrategia ex
ante, parece ser algo que se hace después de que todo el proceso está definido
y se dan cuenta de que tienen un producto irresponsable y buscan acciones para paliar
el impacto negativo sobre su reputación.
Y vale la pena recordar que Nestlé es la creadora del concepto de la
creación de valor compartido que luego popularizaron los profesores Michael
Porter y Mark Kramer en un artículo en el Harvard
Business Review de Enero-Febrero 2011, Creating Shared Value:
How to reinvent capitalism and unleash a wave of innovation and growth (Creando
valor compartido: Como reinventar el capitalismo y desatar una ola de
innovación y crecimiento). [2]
Pocas semanas
después de la aparición del artículo mencionado al comienzo (en su versión en
inglés), Nestlé emitió un
comunicado de prensa (4 de mayo del 2016) explicando su
estrategia de reciclaje y defendiéndose de aquellas acusaciones (sin
mencionarlas directamente). No podemos atribuir causalidad pero no deja de ser
coincidencia.
Y a mediados del
2017 anunciaron un cambio relativamente radical en su
estrategia de comunicación, aunque no de la realidad de la producción de un producto irresponsable. Antes el foco de la publicidad era en el actor
George Clooney, ahora es en los productores de café. Antes nos estimulaban a consumir Nespresso
imitando a un conocido seductor, artista de cine. Ahora, que se han dado cuenta de que nuestras
sensibilidades han evolucionado (más que las de Nestlé), nos estimulan a
consumir porque así apoyamos a los (pobres) productores de café.
Las propagandas
tratan ahora de mostrar la sensibilidad social de la empresa, y giran alrededor
de un molino comunitario de café en Jardín, Colombia, financiado por
Nestlé,con Alberto, Esteban y Luis como protagonistas (¿inspirados en Juan
Valdez?). Y ante las primeras críticas, La
directora de mercadeo en el Reino Unido, Eva Pederzini dijo “No estamos adoptando un enfoque oportunista,
es que creemos que es lo que hay que hacer”. Cambio de estrategia
comunicacional sí, pero no hay cambio en el modelo de producción.
El lector puede
comparar la propaganda de Nespresso antes y después del cambio de
estrategia.
¿Comparten el
valor creado? Sí, una pequeña parte. La
asistencia técnica a los productores es laudable. ¿Podrían ser más responsables ante la
sociedad? Sí y muchísimo más con un producto más responsable y compartiendo ese
mismo valor y más.
¿Es el cambio en la estrategia de comunicación
reflejo de la conciencia de Nestlé o es Greenwashing, tratando de enmascarar la
irresponsabilidad del producto?
[1] En otro artículo analizábamos estos
aspectos en más detalle, ¿Con quién
comparte valor Nestlé? (20 de marzo del 2016).
[2] Ver
mi análisis en Si no está roto no lo arregles: Porter y Kramer
sobre RSE.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)