miércoles, 27 de junio de 2012

Río + 20: Lo que el Rio nos dejó


En el artículo anterior Lo que el Rio se llevó, comentábamos sobre la falta de mordiente en la declaración final de la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, denominada Rio+20, que ha llevado a la frustración de sectores de la sociedad que esperaban acciones mas concretas. En este artículo destacamos algunos resultados de la Conferencia referentes al sector privado.

Cabe aclarar que la Conferencia era sobre desarrollo sostenible como sinónimo del medio ambiente natural y el construido. No era sobre responsabilidad social o sostenibilidad empresarial.  Por ejemplo, la Conferencia no tocó temas de corrupción, derechos humanos, comunidad, ni lo que se suele llamar responsabilidad interna.  La mayoría de los compromisos son en energía (58%) y en agua (17%), con algunos en el tema ciudades, océanos y salud alimentaria.



No obstante, las empresas tuvieron una activa participación, en particular en el foro Rio+20 Corporate Sustainability Forum.   Este foro si cubrió temas en la intersección de empresa/desarrollo sostenible, a través de 150 seminarios, con mas de 2.700 participantes.  El Foro produjo un documento Overview and Outcomes que describe los principales resultados de los seminarios y las recomendaciones a terceros (no las llegué a contar pero parecen ser mas de 100 recomendaciones). Pero lo más llamativo es que lista las empresas que han hecho compromisos.  Las empresas hicieron más de 200 compromisos, además de los compromisos y resoluciones de gobiernos, asociaciones existentes y otras constituidas ad hoc para el evento, instituciones como el Pacto Mundial entre otras.

Muchos de estos compromisos son cosas que ya venían haciendo pero que se han reiterado en el contexto de la Conferencia, (en muchos casos parece que para ganar publicidad).

Algunos compromisos son ilustrativos de buenas intenciones, pero poco impacto.  Algunos ejemplos:

·         Telefónica se compromete ahora a usar 30% menos de energía en redes por acceso equivalente para el 2015 comparado con el 2007.  Pero esta es una meta antigua y sobre el que en los primeros cuatro años ya había logrado reducción del 20%.  Le falta un 10% sobre los siguientes cuatro, 2012-2015. No se vale reciclar, cabría renoval el compromiso.

·         El Pacto Mundial de España se compromete a facilitar el acceso a 1.000 PyMEs a entrenamiento en línea para apoyarlos en la medición y reporte de la implementación de los 10 principios. Este programa existe desde hace mas de un año y forma parte de un programa del Instituto de Crédito Oficial.  Por cierto el contenido del programa es confidencial, solo accesible a las PyMEs que firman un contrato.

·         Red del Pacto Mundial de Uruguay se compromete a doblar el número de miembros.  En artículos anteriores hemos comentado lo fácil que es ser miembro del GC y el poco compromiso que ello representa.  Quizás un mejor compromiso hubiera sido el mantenimiento de un x% como miembros activos, durante los próximos cinco años, así se buscarían miembros comprometidos.  No está a la altura de otros compromisos.

·         Coca Cola se compromete para el 2013 implementar un sistema de estándares para la sostenibilidad del recurso agua.   No revela cuales son los estándares.

·         Cinco bolsas de valores  se “comprometen a trabajar” con inversionistas empresas y reguladores para promover diseminación de información sobre aspectos sociales ambientales y de gobierno corporativo en las empresas listadas en sus bolsas.   ¿Porqué no comprometerse a hacer obligatoria, en un plazo prudencial, la diseminación de esa información como condición al listado?  Las cinco bolsas son Estambul, Johannesburgo, Egipto, Sao Paulo (cuatro mercados emergentes que tienen índice de sostenibilidad) y NASDAQ  ¿Y donde están Nueva York, Londres, Frankfurt, Paris, Madrid, Tokio, Shanghái, etc. ?

Otros compromisos representan lo que parecen ser legítimos esfuerzos de contribuir a una sociedad y planeta mejores
 
·         Kimberly-Clark se compromete a cambiar la fuente del 50% de sus fibras de madera de bosques naturales a fibras alternativas.  Esto representa un cambio en la forma de hacer el negocio.

·         25 empresas de la iniciativa Caring for Climate se comprometen a calcular sus emisiones de gases de efecto invernadero, establecer metas de reducción y reportar anualmente y someter los resultados a la auditoria independiente.  Se comprometen además a reportar las emisiones a lo largo de sus cadenas de suministro. Son sólo 25 empresas pero a lo mejor establecen la buena práctica a ser imitada por las empresas que hacen contribución significativa a las emisiones.

·         Unilever se compromete para el 2020 a comprar el 100% del aceite de palma de fuentes verificadas.  Requiere grandes esfuerzos que contribuirán a la certificación del suministro y pueden alterar los precios.

·         Total (empresa petrolera) se compromete a aportar acceso a lámparas solares a 5 millones de personas de bajos ingresos.

Afortunadamente la sociedad civil ha creado instrumentos se seguimiento de muchos de estos compromisos, destacándose el desarrollado por el Natural Resources Defense Council, NRDC, bajo el nombre de Cloud of Commitments.  Al 25 de junio de 2012 listaban 212 compromisos disponibles al público.  Iniciativa muy laudable de una institución muy seria y que probablemente es un resultado de la frustración de ver tantos compromisos que se caen por la borda.  Falta ver cuanto tiempo durará la capacidad del NRDC de hacer seguimiento de estos compromisos.

Este brevísimo resumen no hace justicia a los resultados del foro Rio+20 Corporate Sustainability Forum y el lector interesado debería leer el documento Overview and Outcomes y consultar el sitio de seguimiento mencionado arriba y decidir por su cuenta si representan una contribución a la sociedad, o constituyen intentos de obtener visibilidad.

Se han dado importantes pasos hacia adelante.  Esperemos que esta vez sea en serio.  Pero para que esto fuera así debería haber consecuencias al incumplimiento.  Las consecuencias para el planeta y la sociedad las intuimos, pero las consecuencias para los que incumplan sus compromisos son mucho más inciertas, sobre todo al no haber instrumento de control mas allá de la misma sociedad, que ha demostrado tener poca continuidad.  Se está desarrollado fatiga social sobre tantas promesas.

Esperemos que no sean resoluciones de Año Nuevo.


domingo, 24 de junio de 2012

Lo que el Rio se llevó



Terminó la Cumbre de Rio (Rio+20) con los resultados que podrían esperarse de una reunión donde se trata de producir un consenso sobre temas que afectan de manera dramáticamente desigual a mas de 200 países, incluidos Estados Unidos (250 millones) y Nuaru (21 km2, 10 mil habitantes, al nivel del mar), Ciudad del Vaticano (800 habitantes)  y Venezuela (dependiente del petróleo),  Qatar ($103.000 per cápita) y Haití ($1.100).

El formato de consenso no puede conducir a otra cosa que no sea un acuerdo que no comprometa a nada y que solo exprese buenas intenciones, de las que nadie es responsable.

Interminables horas de reuniones preparatorias entre centenares de personas con los intereses mas diversos para consensuar un texto llevan a tratar de complacerlos a todos y a abusar de palabras inocuas como “deberían considerar”, “estimulamos a los gobiernos”, “respaldamos los esfuerzos” que no llevan a ninguna acción concreta.  Antes de que los acuerdos entren en el texto final, deben pasar por el “departamento de compromisos”, donde se analiza que nadie se comprometa a nada antes de dar el visto bueno.



(“oa acao? : ¿y la acción?)

Y por supuesto que el documento estaba listo antes de que circularan por allí los jefes de estado.  Ellos solo discuten cuando se quiere de verdad llegar a un consenso y hace falta poner recursos de algún tipo para desbloquear.  Pero esto no deben sorprender, la mayoría de los jefes de estado ni se enteran de lo que se esta discutiendo, leen el discurso que se les ha preparado con antelación.

Como en toda negociación entre partes con intereses tan encontrados, donde en cada renglón hay beneficiados y perjudicados, para logar un mínimo de consenso haría falta un gran liderazgo y la transferencia de recursos entre beneficiados y perjudicados para “compensar” los costos adicionales de la decisión o por los beneficios que se dejan de percibir.  Pero en las condiciones económicas actuales de los “países ricos” la transferencia esta fuera de consideración. ¿Y no nos ponemos de acuerdo en algo tan inminente y tan tangible como el descalabro económico de Europa, como se podrán de acuerdo con algo que consideran puede ocurrir en un futuro no inmediato como el calentamiento global.

La misma reunión es un show netamente mediático, un festival, con la participación de mas 50.000 delegados, con elevadas emisiones de gastos de efecto invernadero, tanto en los viajes como en las “ruminaciones” (del verbo rumiar) de muchas de las reuniones.  Aparte de la reunión final donde debían participar más de 100 jefes de estado o de gobierno, que no pueden justificar la presencia de ese número de personas, se han efectuado mas de 500 conferencias paralelas previas, sobre 10 días. ¿Como hacen para justificar su participación en un evento tan caro ante sus respectivas instituciones? (habitaciones normales a $600 por día, mínimo diez días).  Se justifica a través de la participación en algún evento como ponente, organizador o comentarista.  Para ello tienes que encontrar un evento que te invite y si no lo encuentras, tienes que inventar uno y patrocinarlo.

Hubieron eventos tan diversos como Jóvenes con discapacidades, Papel de los parlamentos (patrocinado por la unión internacional de parlamentos),  9 meses para salvar el mundo: La madre como clave para el desarrollo sostenible (patrocinado por una organización de educación prenatal), Índices de Desarrollo Sostenible (patrocinado por Armenia).  Pueden ver la lista en Rio+20 Corporate Sustainability Forum, y en el de Innovation and Collaboration for the Future we Want

El otro día me preguntaron ¿Vas a Rio?  Mi primera reacción fue ¿Por qué tendría que ir a Rio? Luego cuando me di cuenta de que se referían a “Rio”, o sea el entorno de la conf.erencia de las Naciones Unidas, me dio vergüenza tener que decir que no.  ¡Es que no eres nadie si no vas a “Rio”! Pero no, no fui a Rio.  No se lo pude justificar a mi jefe (yo).

Aparte de la inocua declaración final, se propusieron decenas de resoluciones, por parte de grupos privados, de ONGs y de empresas. Comentaré solo tres.

Uno de las mas comentadas ha sido la de la Coalición del Reporte sobre la Sostenibilidad Corporativa, impulsada por Aviva (gestor de fondos de inversión) y el GRI (lineamientos para el reporte), para pedir que se incluyera en la declaración final el requisito de “reportar o explicar” sobre las actividades de sostenibilidad de las empresas (aunque los promotores son partes interesadas en ella ya que mejorarán sus negocios, afortunadamente sus intereses parecen estar alineados con los de la sociedad).  O reporta o dice por qué no lo hace.  Ni esto quedó en la declaración final.  Esta se limitó a decir “reconocemos la importancia del reporte sobre la sostenibilidad corporativa y estimulamos a las empresas, cuando sea apropiado, específicamente a las empresas cotizadas en bolsa y las grandes empresas, a considerar integrar información sobre sostenibilidad en sus reportes periódicos”.  ¡!Al mas puro estilo cúmbrico (referente a las cumbres)!!.  (pueden ver un excelente análisis del párrafo 47 de la resolución final en Paragraph 47 - translated, por Elaine Cohen).

Un grupo de 24 grandes empresas, incluyendo Coca Cola, Unilever, Nike, anunciaron el compromiso de tener la conservación como puntal de su planificación (¿se comprometen a algo o se contagiaron del lenguaje de la resolución final?)

Pero una resolución es paradigmática de lo que se debe hacer.  Menos Bla Bla y más acción.  Menos “jogo bonito”, menos “tiki taka” y mas chutar a gol. Kimberly Clark, la multinacional de productos de papel, conocida por los famosos Kleenex se comprometió a cortar por la mitad su uso de madera de bosques naturales, para el año 2025.

Ojalá que el “departamento de compromisos” de revisión de las resoluciones de las cumbres, en vez de asegurarse que no se comprometen a nada se asegurara de que el texto responde a: 

·         Quién es responsable del cumplimiento
·         Que pasa a los que se comprometieron si no cumplen
·         Quién hará el seguimiento del cumplimiento

¿Que queda en concreto de todo esto?  Contactos, networking, algunos negocios.

Haremos algo cuando la tierra pida cuentas por el despilfarro (pero los negociadores ya no estarán).

¿Es este el “Futuro que queremos”?  (el lema de conferencia terminó siendo una gran ironía)

(c) El País, España


domingo, 17 de junio de 2012

Promover la RSE en España



En los últimos días se han publicado en España varios artículos sobre el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas, CERSE.  Todo parece haber comenzado con un llamado de las agrupaciones sindicales  (UGT y CCOO piden la reactivación del Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas) a su reactivación, que fue respondido con un artículo del Prof. Antonio Argandoña (¿Es esta la vía para reactivar la Responsabilidad Social?) y mas recientemente con un artículo de Jordi Jaumá en el Diario Responsable en Los planes de la CEOE para acabar con el CERSE.  A última hora parece que el gobierno quiere reactivarlo.  En este artículo analizo estos escritos y ofrezco algunas sugerencias.

Como breve recordatorio para los lectores de fuera de España, el CERSE es un Consejo integrado por 49 personas y sus suplentes (¡!) (un Ministro,  una docena de vocales de la administración pública, una docena por los empresarios, una docena de los sindicatos y una docena del resto de la sociedad civil).  Fue creado en febrero del 2008 por Real Decreto, dentro del marco de la Ley de Economía Sostenible según el cual  Estará encargado del impulso y fomento de las políticas de Responsabilidad Social de las Empresas y se constituye en el marco de referencia para el desarrollo de esta materia en España.”  Constituyó cinco grupos de trabajo para apoyar sus labores y les encargó producir una seria de documentes de análisis y recomendaciones.   El consejo tardó mucho en arrancar y algunos grupos tardaron en producir sus informes.  Finalmente se aprobaron los documentos en mayo del 2011, sin resultados concretos más allá de los documentos.





Los representantes sindicales piden la reactivación del Consejo:  “…….Pensamos que para superar esta situación de práctica paralización es necesario convocar formalmente el Pleno del Consejo, con el objetivo de revitalizar los objetivos propios del Consejo así como reactivar su funcionamiento…..”

Jordi Jaumá escribe que Se dice, se comenta, se rumorea que el que fuera paradigma del diálogo multistakeholder, honrado y reconocido por toda la mismidad de la RSE mundial, tiene los días contados …..” aparentemente por presiones de la patronal CEOE.

El director general del Trabajo Autónomo, la Economía Social y la Responsabilidad Social de las Empresas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social,  Miguel Angel García Martín, anuncia la reactivación del Consejo para el otoño.

Pero, ¿vale la pena reactivarlo?  ¿Puede tener impacto sobre la RSE en España una institución como esa, con las funciones que se le han dado? 

El Prof. Argandoña responde a esto:  “………..tengo algunas dudas sobre la adecuación de ese organismo para cumplir los objetivos que se pretende conseguir. Un organismo que tenía más de 50 miembros en el momento de su constitución (no sé cómo habrá quedado con los cambios introducidos en los organigramas de la administración por el nuevo gobierno), ¿es el adecuado para dinamizar algo? Con una composición compleja (se trataba de que no se quedase fuera nadie que pudiese sentido ofendido por la omisión), ¿es el organismo adecuado? Dependiendo del Ministerio, ¿es el organismo adecuado?”

La constitución del CERSE trató de ser políticamente correcta y en ello sacrificó su efectividad.  Fue creado en el contexto de una ley y supervisado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración (ahora en el Ministerio de Empleo y Seguridad Social), lo cual le confería y confiere un sesgo laboral aunque esa no fuese la intención.  Parecía como si las partes principales fueran gobierno, empresa y sindicatos, aunque se incluyeron a otras intuiciones de la sociedad civil.   

 odos sabemos que el tema de la RSE es mucho más que laboral, pero al otorgar a los sindicatos co-liderazgo en el tema lo sesgan e introducen, quiérase o no, un potencial de confrontación con las empresas.  Es la tradición.   Y como comentábamos en una artículo anterior (Responsabilidad Social de los Sindicatos: ¿La viga en el ojo?) los sindicatos no representan a la sociedad civil, ni siquiera a los trabajadores del país, sólo a algunos.  Y en el CERSE tenían la misma representación que todo el resto de la sociedad civil.  Si el asunto es responsabilidad empresarial, parecía como si fueran 36 contra 12.

Empecemos por preguntarnos que es lo hace falta en España para promover la RSE.  Uno de los mayores problemas es la descoordinación en las administraciones públicas y el desarrollo aleatorio de instituciones relacionadas.  España necesita una estrategia que guíe las actividades e instituciones del gobierno central y ofrezca ideas a los gobiernos de las comunidades autónomas, para que esas actividades e instituciones sean armonizadas y consistentes entre sí.   Y no hay que reinventar la rueda.  Hay buenos modelos, entre ellos el de Alemania (no, no se trata de importar austeridad, también saben hacer otras cosas!!).  Ver  National Strategy for Corporate Social Responsibility - Action Plan for CSR - of the German  Federal Government.  A lo mejor lo que hace falta no es “reactivar el funcionamiento del Consejo”. 

El problema no parece ser la irresponsabilidad sistemática de la empresa, aunque se puede mejorar muchísimo.  Lo que se necesita en un grupo de trabajo  que pueda ofrecer sugerencias al gobierno sobre política publica para potenciar y aprovechar mejor la contribución de la empresa al desarrollo económico y social, con la participación del mismo gobierno, de instituciones de la sociedad civil, representativas de segmentos de la sociedad, incluyendo sindicatos, y las empresas.  El mínimo número posible de miembros.  Simple, con un mandato claro en tema y plazo.

No tiene mucho sentido crear Consejos cuyo objeto sea analizar las prácticas de otros países, promocionar estándares, producir documentos de mejores prácticas en RSE, etc. como lo pide el Real Decreto   Para esto no tiene sentido crear o reactivar dentro de la burocracia estatal consejos, sin recursos propios,  muchas de cuyas labores las puede llevar a cabo mejor la iniciativa privada, sean empresas sean organizaciones de la sociedad civil. 

Para empezar, hay que sacar el tema de la órbita de Trabajo, para que quede claro el carácter multisectorial, multipartito y de desarrollo integral de la problemática que se quiere resolver.  No hay lugar ideal pero el menos malo parece ser ponerlo bajo la coordinación del Ministerio de Economía y Competitividad (¡la RSE es competitividad!!) para resaltar que lo que estamos gestionando es el papel de la empresa.  Pero este puede ser políticamente complicado.

El objetivo del grupo no debe ser proponer nuevas leyes o nuevas regulaciones, lo que se ha demostrado que puede ser contraproducente y estimular a las empresas a cumplir con el mínimo exigido (y asegurar que el mínimo es bajo) en ver de ver estimular una visión holística de su contribución a la sociedad.   Se trata de identificar las lagunas en las legislaciones, regulaciones e instituciones existentes, con respecto a la buena práctica internacional, sobre temas que son críticos y no negociables como los laborales, ambientales y derechos humanos y proponer posibles soluciones. 

Además se deben de identificar los incentivos, positivos y negativos,  para que las empresas mejoren su contribución a la sociedad.  Y por “incentivos” estoy usando el término genérico de economía: estímulos para el comportamiento.  NO me refiero a subsidios o ayudas financieras, tan enraizadas y tan perniciosas, que salvo casos especiales crean dependencia y desestimulan la innovación (como lo demostrado dramáticamente la actual crisis).    

Las empresas deben ejercer su responsabilidad ante a sociedad sin necesidad de estímulos, porque es lo que hay que hacer, pero no todas están listas para ello.  Lo que la estrategia nacional debe procurar es que se creen las condiciones para alinear el comportamiento de las empresas con las necesidades de la sociedad y que se identifiquen las acciones que las partes deben llevar a cabo.  No es fácil, pero el grupo de trabajo puede contribuir.

En resumen, creo que el CERSE no debe reactivarse como está.   Debe transformarse en un grupo de sugerencias de política pública sin pretender producirla.  Una vez que haga sugerencias simples y claras sobre el qué, quedaría en manos del gobierno el hacer los estudios que fueran pertinentes para detallar el cómo.  Difícilmente puede un Consejo de 49 personas, mas los invitados, determinar el qué y el cómo al mismo tiempo.  El qué requiere del nivel estratégico de sus miembros y el cómo requiere de conocimiento del detalle.  Para esto siempre podrá solicitar la participación voluntaria de las mismas empresas, en particular el trabajo pro bono de empresas de consultoría, y de las instituciones de la sociedad civil, especialmente las de investigación, docencia y promoción de estos temas.

Sí, esto requiere de la modificación de la Ley.  Y ya que están en ello pueden aprovechar para eliminar la intervención de gobierno en el otorgamiento de acreditaciones a las empresas por buen comportamiento (¿Acreditación de empresas socialmente responsables?).

domingo, 10 de junio de 2012

Encuesta sobre la ubicación de la coordinación de la RSE


Damos por sentado que el ideal de la responsabilidad social de la empresa es que todos dentro de la empresa sean responsables y no requieran de dirección, que forme parte de la actividad cotidiana. Mientras tanto se logra ese ideal habrá necesidad de una función de promoción, coordinación, enlace y reporte sobre estas actividades.  La efectividad y credibilidad de esta función dependerá de donde se ubique dentro de la empresa.  Esta encuesta pretende recabar su opinión sobre la ubicación de esta función.

Favor completar la encuesta en  http://www.surveymonkey.com/s/V77ZRCX

La encuesta toma menos de cinco minutos.

Esperemos a tener un número de respuestas que pueda ser representativo para luego proceder al análisis de los resultados y publicarlos en este blog.

Rogamos diseminar la encuesta, pero sólo entre personas que estén directa y activamente relacionadas con la  RSE


GRACIAS POR SU PARTICIPACION


domingo, 3 de junio de 2012

¿Y la RSE en el otro 99% de las empresas?


Lo del dominio del 1% de la población sobre el otro 99%, reclamado en movimientos mundiales de protesta (“Indignados” en España, “Occupy Wall Street” en Estados Unidos y variantes en otros países) no se limita a los individuos.  La separación entre el 1% dominante y el “otro”  99% también se aplica a la discusión sobre la responsabilidad en las empresas. A veces el trabajar y/o leer y escribir en el entorno de las grandes multinacionales nos hace perder la perspectiva  y nos lleva a ignorar, desatender o menospreciar el otro 99% de las empresas.


 


En el titulo me refiero al 99% de las pequeñas y medianas empresas pero son cerca del 99.9%. El 0.1% de las empresas domina la literatura, la investigación y la discusión en temas de RSE.

La Conferencia de la Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo estima que hay 63.000 empresas transnacionales en el mundo entero, con 700.000 subsidiarias en otros países. Un número minúsculo de empresas comparado con el total de empresas.

Por ejemplo, en España, según reciente censo, hay mas de 3.3 millones de empresas, de las cuales entre el 0.1% y el 0.2% son consideradas empresas grandes (en la Unión Europea son 23 millones de PyMEs que representan el 99.8% de las empresas).  Pero solamente unas 3.300 empresas (0.1%) cotizan en la Bolsas de Valores Españolas (¡50% mas que en la Bolsa de Nueva York!) y en el índice IBEX FTSE4Good de España (de sostenibilidad) hay solamente 27.

En América Latina hay mas de 15 millones de empresas (datos no precisos, a lo mejor son 14 o 16 millones) de las cuales entre el 0.1% y el 0.2% son grandes (mas del 90% son microempresas).  En las seis bolsas de valores mas grandes de la región (las únicas que cuentan) hay listadas unas 1.500 empresas, de las cuales tienen liquidez bursátil unas 200 empresas.  Hay dos índices de sostenibilidad, uno en Sao Paulo y otro en México.  El primero tiene 38 empresas y el segundo a duras penas consiguió inaugurase a principios del 2012 con 23 empresas.  Pero gran cantidad de la discusión en RSE está dominada por este minúsculo número de empresas.

La gran mayoría de las empresas en Europa son empresas familiares o con control en manos de grupos reducidos de accionistas. El 85% de las PyMEs se definen como con gestión de los dueños, el 60% como empresas familiares, el 90% son de capital cerrado o son asociaciones de pocos socios y el 74% operan en un solo lugar[i].  Y aunque no tenemos datos precisos, en el caso de América Latina es posible que estas proporciones de empresas manejadas con criterio familiar y local sean mucho mayores.

Las PyMEs son las responsables de una gran parte de la producción y el empleo.  En España representan el 68% y el 78% respectivamente.  En América Latina la producción está entre el 40 y 50% y el empleo entre el 50% y el 60% (la definición es España es de menos de 250 empleados, en América Latina varía de país a país, pero el número que las define es mucho menor y suele ser de 100 empleados).  Las prácticas responsables en temas de producción y empleo son importantes para este colectivo ya que tienen impacto significativo sobre la sociedad, y más aun en países o zonas donde a menudo se encuentran fallas de gobierno (en regulación y en provisión de beneficios y servicios sociales) que son cubiertas por algunas empresas.

A la hora de referirnos a la responsabilidad social de las empresas no hay razón para ignorar el resto. Pero la facilidad que otorga el acceso a información sobre el 0.1% de las empresas y la escasez de ella sobre el 99.9% lo hace dominante.   Es cierto que más del 90% son microempresas, pero esto deja casi el 10% en PyMEs. En números muy gruesos, hay por lo menos 100 PyMEs por cada empresa grande. Pero gran parte de la discusión sobre RSE parece dirigirse a la élite de estos varios centenares de grandes empresas. ¿Y el resto de los varios millones de empresas no tiene importancia?  ¿Son irrelevantes sus prácticas?  ¿O es que son iguales y se pueden aplicar las mismas ideas?

Por supuesto que las PyMEs  no son uniformes.  Una “PyME” de 250 empleados en USA o en Europa es un monstruo para muchos países de América Latina.  Tampoco debemos comentar el error de pensar que todas las PyMEs son pobres o que no tienen acceso a tecnología.  Tampoco es lo mismo una PyME de tecnológica de 100 empleados en México que una maquila de 100 empleados en El Salvador.  El número de empleados es un criterio comúnmente usado para tipificarlas, pero en muchos casos ello no guarda relación con el nivel de sofisticación de las empresas.  Es imposible generalizar.  Todas las generalizaciones son falsas, incluyendo esta dijo Mark Twain.

No obstante, sí podemos argumentar que, en general, y especialmente en América Latina, las PYMEs tienen menor capacidad de gestión y es la buena gestión la que conlleva prácticas responsables.   En la gran mayoría de los estudios sobre las PyMEs se constata que uno de los principales obstáculos a su responsabilidad con la sociedad es su limitada capacidad de gestión (ver por ejemplo mi libro La Responsabilidad Social de la Empresa en las PyMEs en Latinoamérica).  Y aunque están dadas las condiciones para ser responsables, por su cercanía a sus stakeholders  y  la compatibilidad entre los objetivos de los dueños y directivos (que suelen ser los mismos), la capacidad de gestión es un obstáculo a la implementación de prácticas responsables.

El conocimiento y la investigación sobre la RSE desarrollada para las grandes empresas serán aplicables también a las medianas empresas europeas y de otros países desarrollados, pero generalmente suponen una capacidad gerencial de la que no disponen las PYMEs de países en vías de desarrollo. A lo mejor no es el 99.9% de las empresas a las que no le aplican las metodologías de RSE de las grandes empresas, pero sí es un porcentaje significativo, especialmente en América Latina.  Independientemente de los criterios y números, lo cierto es que la discusión de la RSE esta sesgada hacia las grandes empresas.

Paséese por su ciudad o pueblo y mire a su alrededor y observe las miles de empresas de todo tipo y piense, ¿Se le aplican a estas empresas lo que leemos en los artículos sobre RSE? ¿Pueden/deben preocuparse de crear valor compartido o deben compartir el valor creado? ¿Es relevante que preparen informes formales de sostenibilidad de acuerdo al GRI, como recomiendan muchos? ¿Es relevante que se preocupen de sus emisiones de gases de efecto invernadero?  ¿Es relevante que tengan directores independientes en sus consejos? 

Sí, algunas de las lecciones y prácticas desarrolladas para las grandes empresas son relevantes para las PyMEs, particularmente para las mas grandes y en países desarrollados, pero no extrapolemos sin analizar las circunstancias, recursos y contexto en que operan las PyMEs, especialmente el marco regulatorio e institucional del país y la reacción de los stakeholders.

Es imperativo que las universidades y los que escriben sobre RSE, especialmente en América Latina, prioricen el desarrollo y diseminación del conocimiento sobre prácticas responsables en  las PyMEs  y que las sitúen en el contexto de desarrollo en que operan.  Esto va a requerir de grandes esfuerzos propios ya que estas empresas difícilmente están en capacidad de subvencionar o apoyar la investigación y diseminación de sus buenas prácticas. Y muchas veces no son buen negocio para la enseñanza o la consultoría.  Son las grandes empresas las que patrocinan cátedras o subvencionan la investigación.

Pero no nos olvidemos del 99% (o del 50%, si son menos).

A lo mejor no esta rentable ocuparse de las PyMEs, pero esa es la razón de ser de la responsabilidad social, atender a lo rentable pero complementar con la atención a los desatendidos, a los marginados.



[i] Grant Thornton,  2002 European Business Survey.   En el caso de Europa las PyMEs se definen como hasta con 250 empleados, aun cuando la mayoría de los participantes en la encuesta tenían menos de 100 empleados.