sábado, 27 de julio de 2019

¿Es justificable la brecha por género en las remuneraciones de los deportistas profesionales?


Me temo que este artículo será controversial ya que la respuesta a la pregunta no es obvia, pero espero aclarar las razones detrás de las respuestas.

Es un tema que ha excitado gran interés en tiempos recientes.  La copa mundial de futbol femenino lo puso en la orden del día, sobre todo porque lo ganó la selección de los EE. UU., que venían denunciando y demandando legalmente a su Federación, por la desigualdad de remuneraciones con los hombres.  De hecho, en la entrega de los trofeos la afición gritó constantemente “Equal pay”.  También en otro deporte, el tenis, ha surgido con alguna frecuencia el tema, en particular con unas controversiales declaraciones de Rafael Nadal justificando la brecha, que por su visibilidad han tenido gran impacto.  Por el lado femenino, la también top, Serena Williams, ha opinado públicamente en favor de la igualdad.

El objetivo de este artículo es analizar diferentes casos para ayudar a comprender las brechas y si estas son explicables.  No pretendemos hacer un análisis exhaustivo y lamentablemente no es muy riguroso ya que no disponemos de información detallada sobre esas brechas en los diferentes casos, pero creemos que el análisis permite ampliar la mira, que en este tipo de casos suele ser relativamente miope: igualdad, como sea, sin consideración de los factores subyacente o los atenuantes. 

No pretendemos justificar las brechas, solo explicar porque existen. En este análisis consideraremos solamente las remuneraciones directas ya que las ganancias de los deportistas de élite suelen contener elevados ingresos resultado de patrocinios y publicidad, entre otros, que son específicos a cada deportista en particular.

Para responder a la pregunta haremos el análisis de diferentes casos ya que uno de los principales problemas del tema es la generalización sin tomar en cuenta los particulares de cada caso.  Comenzaremos analizando los casos más simples que son los de la empresa privada con fines de lucro y de las organizaciones sin fines de lucro.  Posteriormente analizaremos casos en los que el “trabajo” se ejerce a nivel de equipo con ingresos a nivel agregado de todos los equipos, después el caso de equipos con ingresos a nivel de cada equipo y por último el caso de “trabajos” a nivel individual, pero con ingresos a nivel agregado de todos los participantes en la competición.  Son caso con diferencias en los logros resultado de esfuerzos individuales, de esfuerzos colectivos, de distribución de ingresos obtenidos a nivel de competición, a nivel de equipo y a nivel de individuo.

El criterio del análisis para entender la brecha es “la contribución que cada persona hace hacia el logro del objetivo del colectivo al que pertenece”.  Si la contribución es la misma, la remuneración debe ser la misma.  Así de sencillo. El problema es que muchas veces no es posible medir la contribución, o no es atribuible a la persona o los esfuerzos no influyen en el monto de los ingresos a “distribuir”.  Nótese que no usamos la palabra “trabajo” y preferimos contribución.  “Trabajo” tiene la connotación de tareas rutinarias donde el esfuerzo no importa.  Si queremos analizar retribución debemos analizar la contribución que el esfuerzo hace hacia la obtención de los recursos financieros que se deben distribuir en función de la contribución o de algún otro criterio, cuando esta no se puede establecer de forma confiable.

       1.  Empresa privada con fines de lucro.

Aunque no tiene nada que ver con deportistas, analizaremos primero el caso de la empresa privada con fines de lucro porque es el más discutido y el más sencillo, lo que nos servirá de marco de referencia para la discusión de los casos siguientes.  En el caso de una empresa privada el esfuerzo de los empleados es el que permite el logro de los resultados financieros.  Las remuneraciones son un mecanismo a través del cual se “distribuyen” los ingresos entre los que han contribuido a generarlos.  En general en una empresa privada los sueldos reflejan la contribución al logro de los resultados financieros de cada empleado.  Idealmente los sueldos deberían reflejar esas contribuciones, pero siendo casi imposibles de medir y atribuir causalidad se usan criterios más o menos simplificados (por cargo, por profesión, experiencia, etc.). Pero estos criterios no pueden depender del género del empleado.  A igual contribución igual remuneración.

¿Por qué hay entonces una brecha salarial por género?  La respuesta más simple es por sesgos implícitos y explícitos:  la tendencia histórica a considerar a la mujer como menos valiosas, dispuestas a aceptar menores sueldos, la menor calificación profesional, la consideración del empleo del hombre como prioritario para la familia, con diferentes papeles, etc.   Afortunadamente estos sesgos están siendo cada vez mas identificados, el mercado laboral de la mujer se ha expandido, sus cualificaciones han mejorado dramáticamente y poco a poco (demasiado poco a poco) se van venciendo los sesgos, por lo menos en las empresas mas ilustradas. [1]

Algunos alegan que la mujer hace una menor contribución, pero ello no es ni demostrable ni generalizable, ni justificable.


       2.   Organización pública sin fines de lucro

En una organización publica sin fines de lucro, los ingresos financieros dependen menos de los esfuerzos individuales, en algunos casos, como en los gobiernos, tienen un presupuesto, que en parte se distribuye a través de sueldos.  En este caso ni es medible la contribución ni se intenta.  Hay reglas burocráticas para la determinación de los sueldos.  En estos casos la brecha salarial es imposible de justificar y solo se puede explicar por los sesgos.  En algunos casos, como el de las organizaciones de la sociedad civil , OSC, el nivel de ingresos sí depende del rendimiento de sus empleados (para obtener mayores donaciones, contribuciones y remuneraciones por servicios prestados, etc). En este caso de OSC es más semejante al de la empresa privada.

      3.  Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones)

Este es el caso que ha generado la polémica más notoria fuera del ámbito empresarial.  En este caso la remuneración de los miembros del equipo no depende de su contribución individual, sino colectiva, del equipo y todo su entorno.  El equipo recibe una parte del pool de los recursos que se ha predeterminado para ser distribuido entre los equipos de acuerdo con su rendimiento. El pool de recursos a distribuir depende de los ingresos que el torneo genera, en función de patrocinios, de derechos audiovisuales, de entradas a los partidos, de ventas de productos, etc., todo lo cual está determinado por el interés del público en el evento.  Es cierto que ese interés depende de la calidad del juego, de la competitividad de los equipos, de las rivalidades, etc.  

En consecuencia, el pool de recursos a distribuir suele ser mayor para el caso de la copa mundial masculina, que la femenina.  Está determinado por el público, los patrocinadores, los anunciantes, los retransmisores, etc.  Los dos eventos no son equiparable a una misma empresa, son empresas diferentes con ingresos diferentes, la brecha no es intraempresarial es una brecha interempresarial, una empresa de todos hombres donde se pagan mayores niveles de sueldos que en una empresa de todas mujeres. 

En este caso el publico el “culpable” de la brecha.  La brecha en la remuneración es explicable.  No se trata, como en una empresa privada donde trabajan hombre y mujeres, juntos, llevando a cabo actividades con igual contribución.  Este es un caso de hombres contra hombres y mujeres contra mujeres, no hay copa mundial mixta, donde no sería explicable una remuneración distinta.  Y entendamos que no se trata de que los hombres jueguen mejor que las mujeres y que les ganarían.  En estos eventos la contribución se mide en comparación dentro del mismo género, no a través de géneros.

En la copa del mundo 2019, el equipo ganador, EE. UU., recibió un bono de $4 millones, en tanto que el ganador de la copa masculina en 2018, Francia, recibió $38 millones, pero esta brecha está explicada por los ingresos generados por el evento. De hecho, las mujeres recibieron un porcentaje de ese pool superior al de los hombres (13% vs.9%). [2]




El reclamo de la selección nacional de EE. UU. con respecto a la copa del mundo se confunde con el reclamo que hacen a la Federación por los juegos clasificatorios y amistosos.  En estos juegos, entre el 2016 y el 2018, la selección femenina generó US$50.8 millones en ingresos en tanto que la masculina generó US$49.9 millones.  Los hombres reciben una paga de US$17.000 por ganar un amistoso contra un equipo del top 10. Las mujeres, en cambio, reciben un bono de US$8.000 solo si le ganan a uno de los cuatro mejores. La contribución de las mujeres a los ingresos de la Federación en este caso es mayor y por ende deberían tener una mayor remuneración.  En este caso la brecha de remuneración no es explicable, inclusive el equipo femenino es superior al masculino en comparación con sus pares.  Ganó la copa del mundo, en tanto que el masculino no logró ganar el torneo regional de Norte, Centroamérica y el Caribe (Copa Oro de la Concacaf)

      4.   Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol)


En las ligas de futbol compiten equipos, que para estos efectos podemos equiparar a empresas privadas, de hecho, en algunos casos son sociedades anónimas, algunas de capital cerrado, otras cotizan en bolsa. Las remuneraciones de los jugadores están determinadas en buena parte en función de las ganancias de los equipos, dentro de los límites a los sueldos establecidos a nivel colectivo que pueda imponer algún organismo supranacional que regule los equipos en competencias internacionales (por ejemplo, el “fair play financiero” de la UEFA en el fútbol europeo), para evitar el absoluto dominio de los equipos financieramente poderosos.

Los ingresos de los equipos son función de la entrada a los partidos, venta de productos del equipo, del reparto de derechos audiovisuales y de patrocinios al equipo entre otros. Igual que en los eventos con equipos nacionales, los ingresos de las pocas ligas femeninas son muy inferiores a los de las masculinas y están determinados en función del interés del público. En este caso la brecha se puede explicar. De hecho, en algunas ligas, si el club tiene equipos en ambas ligas, el masculino termina subsidiando, indirectamente, al femenino. Dentro de cada equipo, la remuneración es, en teoría, en función de su contribución a los ingresos. 

En términos de ingresos e interés generado, y aun en la calidad de juego, algunas ligas de futbol femenino de mayor nivel son comparables a las ligas de segunda o tercera división en sus respectivos países y el criterio de “igual contribución igual remuneración” es aplicable, aunque de muy difícil determinación.  Pero ello no obsta para esto se use para establecer criterios de remuneración en las ligas femeninas (habrá que tener en cuenta de la longevidad de la liga femenina en el país ya muchas son de creación muy reciente). [3]

En buen ejemplo para mejorar el nivel de ingresos de las ligas femeninas y reducir la brecha es la iniciativa de algunos equipos de la liga premier inglesa que tienen equipos femeninos, de permitirles jugar en el estadio principal, el “masculino”, con el objeto de atraer más aficionados y darles por lo menos igualdad de opotunidad.  La práctica de jugar en canchas periféricas, incomodas y pequeñas es una modalidad de discriminación.  En un principio los costos adicionales pueden exceder los beneficios adicionales, pero con el tiempo será posible mejorar la relación. Y en todo caso es de justicia contribuir a la igualdad en este deporte.  [4]

      5.   Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis).


Por último, consideremos competiciones a nivel individual, donde participan hombres y mujeres en igualdad de condiciones, como lo son los torneos de tenis.  El triunfo es a base individual, no en equipos (omitimos los dobles).  La remuneración en este caso se determina de forma análoga a las competencias por equipos nacionales y se basan en la distribución de dos pool de recursos, uno para hombres y uno para mujeres, entre los participantes, en función de su rendimiento en el torneo.  Pero el total a repartir, como en esas competencias, está determinado por el interés del público, que se refleja en la afluencia del público a los partidos, el interés de los medios audiovisuales, los patrocinios, etc.

Por estas razones, para explicar la brecha hay que distinguir eventos de un solo género de eventos de ambos géneros.  En los eventos que mezclan ambos géneros en las mismas canchas, con asistencia del publico semejante, patrocinios a nivel de torneo, derechos audiovisuales combinados es más difícil explicar la brecha.  De hecho, Wimbledon paga lo mismo a los participantes masculinos que femeninos, el pool de recursos es uno solo. Ambos ganadores de la edición del 2019 cobraron casi US$3 millones.  El Abierto de EE. UU., del 2019 pagará US$3,85 millones a cada uno.  Pero el pool para hombres es mayor que el pool para mujeres en la mayoría de los torneos, aun los de ambos géneros.  Por ejemplo, en el torneo mixto de Roma, Nadal ganó US$900.000 en tanto que Elina Svitolina’s ganó US$600.000. En estos casos, la brecha es menos explicable, y solo podría hacerse si algunas de las fuentes de ingresos son especificas al género, por ejemplo, los patrocinios o la cobertura audiovisual.

De todas maneras, hay que recordar que en estos torneos hay solidaridad, hay un subsidio cruzado implícito.  Una manera de apreciarlo es comparar el monto a distribuir en torneos netamente femeninos, masculinos y mixtos.  Aunque no he hecho la investigación de forma rigurosa se puede decir que la parte femenina del torneo mixto se llevaría más dinero que si el torneo fuera netamente femenino.   Es difícil comparar torneos de un solo género, ya que añaden una variable adicional y es la localización de cada uno, la ubicación en la temporada, el nivel de competencia, entre otros, pero es de suponer que las brechas en estos casos sean mayores. En estos casos la brecha es explicable. [5]

En resumen

La culpa de la brecha entre hombres y mujeres deportistas la tiene el público, que con su dinero muestra preferencia por los eventos masculinos.

En ningún momento queremos implicar que las diferencias en las remuneraciones son justas, lo que queremos enfatizar es que en algunos casos las diferencias están justificadas, puede ser que en algunos casos son mayores de lo que deberían. Nuestro argumento es hay que analizar caso por caso y no extrapolar el caso básico de la empresa privada donde es más claro el “equal pay for equal work”, donde si bien se debe remuneran la contribución al logro del objetivo, en los otros casos comentados influyen muchos factores externos, que determinan los recursos a distribuir en base a la contribución.

Cada caso tiene sus características especiales que permiten explicar o no las brechas en la remuneración:

1.      Empresa privada con fines de lucro: no explicable
2.      Instituciones sin fines de lucro: no explicable
3.      Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones): explicable por los recursos que cada uno genera.
4.      Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol): explicable por los recursos que cada liga genera, aunque la comparación es este caso no es justa ya que las ligas femeninas son incipientes.
5.      Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis): Explicable en los casos en que las competencias generan ingresos que son función del género, inexplicable en los casos en que los ingresos son generados conjuntamente por los partidos masculino y femenino.

Pero de esta discusión debería haber quedado claro que es prudente analizar las circunstancias de cada caso antes de emitir opiniones generalizadas, que no contribuyen a una discusión productiva que permite resolver las brechas, en los casos en que se debería, por justicia.  







[2] Algunas empresas han hecho donaciones para menorar las remuneraciones de las ganadoras de la Copa del Mundo.  Colgate Palmolive y Secret (desodorante femenino) donaron medio millón de dólares cada una. Bajo el nombre de promover igualad de género, estas empresas buscaron una publicidad muy efectiva.  La donación debe haber sido muy rentable (¿responsabilidad o lavado de cara?).

[3] Equipos líderes en Europa como el Real Madrid y el Manchester United, apenas lanzaron equipos femeninos en el 2019 y 2018 respectivamente.  Y un país líder mundial en futbol como Brasil, no tiene una liga femenina con sueldos que permitan vivir de ello.


[5] Como un indicador indirecto, consideremos la semifinal de Wimbledon 2019 entre Nadal y Federer. Los boletos en la reventa llegaron a casi los US$10,000 que es el precio más alto de la historia en evento alguno, individual o colectivo.  Cierto es que es una reventa y ese dinero no entra en el pool a repartir, pero es indicativo del “valor” que el público le imputa al “trabajo” de estos dos tenistas.


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