sábado, 29 de mayo de 2010

Premios GRI al mejor reporte de sostenibilidad: ¡Falacia!

Se confirmó la falacia que sospechábamos en un artículo el 5 de abril sobre los Premios GRI al mejor reporte de sostenibilidad. En aquel artículo (Premios GRI al mejor reporte de sostenibilidad: ¿Falacia?, www.cumpetere.blogspot.com), basado en los finalistas al premio preguntábamos si serían una falacia, con signo de interrogación. Ahora con los resultados finales se confirma, ¡los Premios GRI son una falacia!, con signos de exclamación.


Se han entregado seis premios y los ganadores son……………!!SORPRESA!!!!.....seis empresas brasileñas. Tres premios a una misma empresa, el Banco do Brasil y las otras tres a la minera Vale, a la empresa de cosméticos Natura y al Banco Bradesco.

Ya el 27 de mayo del 2008 (¿En que se parecen los premios GRI y los de Eurovisión?, www.cumpetere,blogspot.com ) advertíamos de las dificultades de otorgar premios a reportes de sostenibilidad basados en el voto popular y mostrábamos la casi imposibilidad que tiene un lector de leer y mucho menos comparar varios reportes. Lo comparábamos a los Premios de Eurovisión, donde los nacionales de un país (que no pueden votar por la canción de su país) votan por la de países vecinos con los que tienen afinidad. El caso del GRI es peor, los supuestos lectores votan por los informes de su país. Este es una competencia donde la gana la audiencia, no los competidores.

¡Esperemos que el Mundial de futbol se decida en el campo y no en las gradas! Si no, África del Sur será campeón.

En la primera edición de los premios mostrábamos la baja probabilidad de que los ganadores fueran mayormente de Brasil e India y ninguno de los países tradicionalmente fuertes en reportes de sostenibilidad. En esa primera edición Brasil fue el tercer país del mundo en votos, pero el segundo en votantes. Casi el 80% de los votos de los brasileños fueron para reportes de su país. Para esta edición no tenemos los números de los que votan por su país, pero es de sospechar que superaron estas proporciones.


Lo que sí está disponible en el sitio web del GRI es la distribución geográfica de los votos, pero no de los votantes. Por ejemplo, para el premio de Involucramiento (“engagement”) hubo 12.748 votos de los cuales el 82% fueron para reportes de Brasil (de procedencia no revelada). India obtuvo el 10%, quedando el resto del 8% para los demás 11 países. Para el premio de Inversionistas hubo 1.991 votos, de los cuales el 84% fueron para Brasil.

Cada votante votó por un promedio de 8 reportes (¡qué capacidad de lectura!)


Ahora ya ni las apariencias se mantienen: Todos los ganadores son de un mismo país. Del país donde los premios reciben más promoción, del país del principal patrocinador del premio (aunque hay que felicitarlo ya que éticamente decidió dejar su reporte fuera de concurso).


Ya con las finalistas mostrábamos la extraña distribución por países, si en el concurso participaran votantes de muchos países de forma imparcial. Reproducimos la tabla de los finalistas comparados con el número de reportes que se presentan al GRI.


Ahora resulta que los cuatro ganadores son del mismo país. Brasil tiene 66 informes sometidos al GRI de los 1346.del año 2008-2009. O sea que tiene el 5% de los reportes. Si la selección fuera imparcial y hubiera votantes de todos los países en proporción al número de reportes, la probabilidad, a priori, de que Brasil ganara uno es del 5% pero de que ganara cuatro es del 0.0006%. Imagínense un dado con 20 caras. Se tira cuatro veces y las cuatro veces sale la misma cara. Posible pero poco probable. Y no hablemos de que ganen los 7 premios.



Menos probable es que Estados Unidos o España, con una proporción de reportes GRI que exceden del 10%, no ganen ninguno.


Es cierto que la selección no es aleatoria. No debe serlo. Solo hacemos la comparación para ilustrar el otro extremo, de que la selección es altamente sesgada.


Con esto no queremos decir que los informes no sean los mejores, o que Brasil no sea un país de excelencia en reporte. Son todas empresas reconocidas y muy reputables, algunas de ellas modelos de sostenibilidad. Es muy posible que sus reportes sean los mejores. Lo que queremos decir es que la metodología es absolutamente inapropiada para seleccionar “mejores reportes”. Ya en la votación anterior y en los finalistas de esta se había visto que los reportes se seleccionan con pocos votos y de nacionales de estos países. De un país donde la sostenibilidad está tan avanzada, que es tan nacionalista y sus habitantes están orgullosos de sus logros internacionales como Brasil, es de esperar que voten por sus empresas. Nada malo. Lo inadecuado es la metodología.


¿Tiene esto importancia? Total, es un simple premio. Sí tiene importancia y mucha por cuatro razones: Porque desprestigia a la sostenibilidad (que está en duda sobre si es lavado de cara y esto no ayuda) desprestigia a los ganadores (que ganaron un premio sospechoso), desprestigia a los reportes de sostenibilidad (que no son tomados en serio por los muchos de los votantes) y desprestigia al GRI.


La sociedad necesita al GRI, un GRI con credibilidad que produzca los lineamientos que sirvan de guía para el reporte de prácticas responsables, que inspire a su adopción.



Pero lamentablemente el GRI cae víctima de una de las peores prácticas en sostenibilidad: la búsqueda de notoriedad los lleva a acciones irresponsables como esta.


Por favor señor@s del GRI: Cancelen estos premios y dedíquense a producir y promover el uso de las guías. Y si quieren dar premios, háganlo con un panel de expertos, imparciales, que hayan estudiado los reportes.


P.D. En aras de la transparencia debo reportar que no tengo los datos de la procedencia de los votos de esta edición, solo adonde fueron. Sería altamente deseable que el GRI, siguiendo la transparencia que aboga, reportara además de donde vinieron los votos que recibieron todos 103 finalistas.

domingo, 2 de mayo de 2010

Virginidad, premios y responsabilidad social

Recientemente leí un artículo que expresaba que en un país “Sólo hay 500 empresas socialmente responsables” Se refería a las empresas que durante el año 2010 habían recibido un reconocimiento como empresa socialmente responsable, de las 1.000 candidatas. Supuestamente ello quiere decir que el distintivo coloca a aquellas empresas en un club exclusivo.
Al leer el titular del artículo me vino a la mente la novela que Enrique Jardiel Poncela publicó en 1930 titulada ¿Pero hubo alguna vez 11.000 vírgenes? Para los más jóvenes que nunca oyeron hablar de él (no es que yo sea tan viejo, pero todavía estaba de moda en mi juventud en los años sesentas), Jardiel Poncela fue un escritor español de novelas, cuentas, aforismos, definiciones, etc., con un elevado sentido cómico-sarcástico-satírico único en su época, precursor de los cómicos modernos.

Jardiel Poncela se refería, incrédulo, a otro club exclusivo. Expresaba su extrañeza de que en las condiciones actuales (1930), hubiera tantos miembros en ese club. También yo expreso mi extrañeza de que en los actuales momentos (2010) haya tantas empresas que puedan calificarse como socialmente responsables en un país. Claro que hay muchas más que tienen ALGUNAS prácticas responsables. Pero de allí a ser socialmente responsable en forma genérica….……

A diferencia de la virginidad, la responsabilidad social de la empresa es parcial. Así como no hay tal cosa como virginidad parcial, tampoco hay tal cosa como empresa totalmente responsable. Comentábamos en un artículo anterior (¿Acreditación de empresas socialmente responsables? en el blog www.cumpetere.blogspot.com), el uso potencialmente engañoso de la calificación de responsabilidad de una empresa.

En general, estos reconocimientos, se otorgan basados en las respuestas que las mismas empresas hacen a un cuestionario. En algunos casos, las respuestas son verificadas con la información de respaldo que proporciona la empresa y otra información de disponibilidad pública. En algunos casos, estos reconocimientos se otorgan no solo a empresas comerciales sino además a campus universitarios a, a departamentos y gerencias de empresas, a clubes de futbol. Entre los ganadores suelen encontrarse fabricantes de licores y tabacaleras

Estos reconocimientos o premios crean conciencia sobre las prácticas responsables y ello es una importante contribución. La publicidad que tiene hace que muchas empresas se intereses en obtenerlos y por ello participan. Es de suponer que al tener que participar hacen mejoras en sus prácticas responsables, lo cual sería una contribución muy positiva, aunque todavía no haya un demostración más que circunstancial de ello. Ojalá alguien hiciera un estudio analítico de cómo la participación en estos concursos ha impactado esas prácticas en la realidad. Se requeriría ver cómo han evolucionado las prácticas antes y después de participar, cuando han dejado de participar, en aquellas empresas que nunca han participado y el país en general, antes de poder atribuirle causalidad a la participación en el reconocimiento.

Sin embargo, las empresas usan y abusan del reconocimiento, haciéndoles creer a los grupos de interés que son empresas responsables, no que tienen ALGUNAS PRACTICAS RESPONSABLES, sino que son socialmente responsables, que son social y ambientalmente vírgenes.

Para ello se han desarrollado talleres sobre cómo responder los cuestionarios y cómo sacarle beneficios al reconocimiento, una vez que lo obtengan. Algunas empresas hasta contratan consultores para responderlos ¿Es la obtención del reconocimiento un objetivo estratégico o es un reconocimiento a prácticas responsables?

Una semana después de serle otorgado el reconocimiento, una de las empresas más respetadas de ese país, considerada líder en el tema de responsabilidad social, ganadora del muchos reconocimientos y premios, era multada en otro país por violaciones a las normas de seguridad laboral en sus plantas en tres ciudades, resultantes en accidentes laborales con amputación.

Esta situación es común a la gran mayoría de los reconocimientos “genéricos” de responsabilidad empresarial, que no distinguen entre algunas prácticas responsables y la responsabilidad total.

¿Tiene esto algo de malo? Sí lo tiene, cuando las empresas lo usan para que los grupos de interés asocien el reconocimiento con que la totalidad de las prácticas son responsables, lo cual no es responsable. Por ejemplo, los consumidores tenemos tan poca información sobre los productos, que podemos creer que con un reconocimiento el producto es responsable, ha sido producido responsablemente, etc. y no hacer más averiguaciones. La empresa se ahorra tener que dar informaciones sobre sus prácticas responsables. Tiene un reconocimiento que las valida.

No tenemos nada en contra de reconocer las prácticas responsables de las empresas. Ello debería hacerse en todos los países. Pero de allí a extender prácticas parciales a responsabilidad total, basado en cuestionarios preparados por la misma empresa, hay un gran trecho. Para poder decir que una empresa es “empresa socialmente responsable” no basta con responder positivamente a un cierto número de las preguntas.
Ojalá los reconocimientos fueran a prácticas específicas y no reconocimientos genéricos. Ojalá que hubiera verificación independiente de las respuestas. Ojalá que la misma institución que otorga los reconocimientos publicitara cuando los reconocidos han dejado de serlo en las prácticas anteriormente reconocidas como responsables. Basta con un Pacto Mundial.

En responsabilidad social y ambiental, no hay vírgenes. Y el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra.

P.D. Y si alguno quiere leer la novela de Jardiel Poncela, gracias a la tecnología, y la buena voluntad de una persona de nombre Elsa Martínez, que la digitalizó, está disponible en
http://www.scribd.com/doc/6807389/Jardiel-Poncela-Enrique-Pero-Hubo-Alguna-Vez-Once-Mil-Virgenes