domingo, 24 de noviembre de 2013
Algunos datos interesantes sobre Cambio Climático
·
90
empresas son responsables por dos tercios de las emisiones acumuladas
(1971-2010) de gases de efecto invernadero, (GEI), 83 de las cuales son
empresas energéticas. Las energéticas de la ex Unión Soviética son responsables
del 8.9% y las empresas del gobierno de China 8.6%.
·
China
inaugura dos plantas eléctricas semanales, con el peor combustible, el carbón
(1.75 veces peor que el gas natural y 1.25 veces peor que el diésel).
·
Cada
año China instala 70GW de capacidad, que es el 80% de la potencia neta
instalada en España. Cada 15 meses China instala el equivalente a una España en
capacidad de generación, pero con carbón.
·
Uno
de los principales emisores es el ganado vacuno que emite uno de los peores
gases de efecto invernadero, el metano (21 veces más poderoso que el CO2 en su
contribución al calentamiento global).
Contribuyen más del 5% a las emisiones totales, más o menos lo mismo que
la industria de la aviación y la tecnología de información combinadas.
·
Otro
de los grandes emisores es la industria del cemento que contribuye el 5% de las
emisiones.
·
Por
cada $1 de ingresos en la producción de ganado, se generan costos ambientales
no cubiertos (externalidades) de $18.70, relacionados con el uso de la tierra,
del agua y de las emisiones de gases de efecto invernadero. El Planeta
Tierra y las futuras generaciones les dan un subsidio de $18.70 por dólar de
ingreso.
·
Estados
Unidos tiene solo el 5% de la población mundial pero el país contribuye con
casi el 19% de las emisiones globales. China
contribuye con el 23%.
·
La deforestación
y el cambio en el uso de la tierra han contribuido el 15% de las emisiones.
·
Cerca
del 20% de las emisiones provienen de la gasolina consumida en los vehículos.
·
Más
del 40% de las emisiones provienen de las edificaciones comerciales y
residenciales a través del uso de energía y gases usados en la refrigeración,
calentamiento y aislamiento.
·
Si
se contaran como un país, los desechos de alimentos serían el tercer emisor
después de China y Estados Unidos.
·
Cada dos búsquedas en Google generan las mismas
emisiones que el calentamiento de una taza de agua para un té (no sé cuántas
tazas de agua calenté para escribir este artículo).
domingo, 17 de noviembre de 2013
Inversión de impacto: ¿Dónde estamos?
Por coincidencia en septiembre de 2013 se
publicaron dos estudios sobre inversiones de impacto, uno del World Economic
Forum, WEF, preparado por Ernst and Young a nivel mundial, From the Margins to the Mainstream: Assessment of the Impact Investment Sector and Opportunities to
Engage Mainstream Investors, y
otro dirigido por Symbiotics y preparado por InnovaciónLA (con el patrocinio
del FOMIN/BID, Codespa, Forum Empresa y Oxfam), a nivel de América Latina, La Inversión de Impacto en
América Latina: Una mirada sobre el rol de las empresas.
Parece ser una oportuna e interesante
oportunidad para comprar el estado de la inversión de impacto en los países
desarrollados y en los de América Latina.
El tópico es relativamente novedoso y como todavía no hay consenso, se
suele incluir la definición que se está usando [i]. El estudio del WEF usa la definición más
aceptada del Global Impact
Investment Network,
GIIN: ”Inversiones de impacto son inversiones
hechas en empresas, organizaciones y fondos con la intención de generar
impactos social y ambientales medibles junto con rendimientos financieros” (el
énfasis es en que sean “medibles” o “tangible”, no solo intenciones).
Por su naturaleza de buscar impacto tangible,
las inversiones suelen ser en proyectos
o iniciativas identificables, más que en empresas en marcha o actividades
genéricas (lo cual cae dentro de la rúbrica de Inversión Socialmente
Responsable, ISR) y muchas veces tienen participación activa en la gestión. Son una especie de ángeles inversionistas (aunque
no se limita a la etapa de arranque) que buscan
impacto social y ambiental tangible y ese es su criterio primario de selección.
Dado el relativamente bajo nivel de
desarrollo a nivel mundial de la inversión de impacto, fue sorprendente
encontrar los resultados altamente optimistas en el estudio AL. Al analizaros con más detalles se puede
constatar que no se trata de un estudio
de inversión de impacto.
El reporte del estudio de AL comienza con la
misma definición del GIIN lo cual pareciera hacer los estudios
comparables. Sin embargo, en el
encabezamiento de la encuesta, que es lo que ven los encuestados, la modifica:
“La inversión de impacto busca generar resultados financieros y contribuir al desarrollo económico y social
de micro y pequeñas empresas. La inversión de impacto agrupa a aquellas
operaciones financieras realizadas por fondos
de inversión que colocan grandes montos en proyectos rentables con impacto
social o ambiental positivo, es decir, empresas
sociales” (énfasis añadido).
Obviamente que se está dirigiendo a los
lectores a “contribuciones al desarrollo económico y social de micro y pequeñas
empresas” ……y a “empresas sociales”). Se
amplía el objeto, pero reduce los inversionistas. Esto es otra cosa.
Adicionalmente la segunda pregunta de la
encuesta redefine una vez más las inversiones de impacto al preguntar “¿Su empresa realiza inversiones
financieras con criterios sociales o de sustentabilidad (inversiones de
impacto)? Implica que cuando se usan criterios sociales
o de sustentabilidad (sic)[ii] es
inversión de impacto. Ahora de se amplía el criterio y se quita
lo de “medible”, lo que contradice
su propia definición de inversión de impacto.
El hacer
transacciones “financieras usando criterios sociales o de sostenibilidad” (por
cierto sostenibilidad incluye criterios sociales no solo ambientales) no es
sinónimo de inversión de impacto como el paréntesis sugiere. Y por el resto de
las preguntas se puede deducir que las respuestas se refieren al uso de estos
criterios en sus decisiones, no a
inversiones de impacto (¡preguntan hasta por su filantropía!).
En base a estas
variaciones de definición será muy difícil interpretar los resultados como si
se refirieran a la inversión de impacto de la definición del GIIN.
De las 128 respuestas solo 10 son de empresas
de servicios bancarios y financieros (instituciones que podrían clasificarse
como financistas y posiblemente como “inversionistas”) y solo 15 son de
empresas manufactureras. El resto parecen ser empresas de servicios,
consultoría, educación, salud, servicios sociales, etc. Es muy difícil concluir que los encuestados
son inversionistas (“fondos de inversión
que colocan grandes montos en proyectos”, según su definición) y por ende sacar conclusiones sobre el
estado de la inversión de impacto en América Latina.
No es lo mismo
hacer inversión de impacto que tener impacto en las actividades.
Es de esperar que todas las empresas respondan que usan criterios
sociales y ambientales para hacer sus “inversiones”, sobre todo en encuestas en
internet, donde no hay constatación alguna.
Para entender mejor los resultados de ambos
estudios podemos comparar ambas metodologías lo que además proporciona
lecciones de cómo llevar a cabo este tipo de estudios.
|
Estudio WEF
|
Estudio AL
|
Número de consultados
|
150 personas invitadas.
|
128 instituciones de los 3.400
invitadas (3,8%).
|
Consultados
|
Inversionistas, executivos de empresas, líderes
en filantropía, policy-makers
|
Empresas e instituciones miembros de Foro
Empresa (organización que agrupa a instituciones nacionales gremiales
dedicadas a la promoción de la RSE
(Ethos, AcciónRSE, Peru2021, etc).
|
Metodología
|
Entrevistas, talleres y conference
calls
|
Formulario en internet.
|
Proceso de selección
|
Activo.
Personas conocidas como expertos en el tema
|
Pasivo.
Los que quieran responder al formulario
|
Interacción
|
Directa. Se conoce a la
persona
|
Indirecta. No se conoce.
|
El estudio del WEF no es una encuesta, es una
recopilación de opiniones y datos en base a una interacción personal con
personas preseleccionadas y conocidas por su actividad en el tema.
El estudio de AL es una consulta a una lista
de empresas en las que no se sabe si el que responde sabe del tema. Es una metodología más adecuada para conocer
opiniones, siempre que la muestra sea representativa de un universo
homogéneo. En este caso no hay una
“muestra” ya que no seleccionan, se autoseleccionan. No hay estratificación por país, por tipo de
empresa, por tamaño, por actividad inversionista, etc. ¿De qué son
representativas estas 128 respuestas?
Los autores del reporte reconocen las
limitaciones al aseverar que “Los resultados de este estudio no pueden
ser extrapolados, ya que se utilizó un muestreo no aleatorio por conveniencia.
Cualquier dato o conclusión extraída de las conclusiones de este estudio solo
se refiere a las empresas que participaron de la encuesta”.
No obstante, aunque no son ni generalizables
ni extrapolables analizan los resultados como si fueran representativos de las
expectativas de inversión de impacto en América Latina. En la introducción dicen “Esta encuesta fue diseñada con el propósito de describir la situación actual así como algunas proyecciones
para la industria de la inversión de
impacto en América Latina…….”
Obviamente no se puede describir la
“situación actual” basada en la muestra descrita. Las “proyecciones para la industria de la
inversión de impacto” no son confiables por la forma en que se obtiene la “muestra”
y porque no se encuestó a la industria
de inversión de impacto, ni tampoco se encuestaron a “inversionistas” (como
reconoce la cita del párrafo anterior). La
muestra no representa al universo del que se quiere sacar inferencias.
Supuestamente el universo deberían ser los inversionistas en inversión de
impacto, pero el “universo” en este caso son las instituciones miembros indirectos
de Forum Empresa. Tampoco se puede decir
que representa a América Latina.
De tal manera que el
estudio AL es más bien un estudio sobre la opinión de un reducido grupo de
personas sobre algunos aspectos de las prácticas responsables. El estado de la inversión de impacto en
América Latina está todavía pendiente de investigar. [iii]
Yo, el stakeholder
El lector a lo
mejor se preguntará porque hacemos todo este análisis. Creo que cumple el papel que debe cumplir la
sociedad civil de estar pendiente de informaciones y reportes de empresas e
instituciones que puedan llevar a confusiones y equivocadas decisiones ya sean
de política ya sean de inversión. El
objetivo es contribuir a mejorar la comprensión de la responsabilidad social de
la empresa. Esto es en buena medida el
objetivo de este blog. Si este análisis tuviera
“impacto”, los próximos estudios serían más cuidadosos[iv].
En resumen, los resultados presentados por el estudio de AL no se
refieren a inversión de impacto en América Latina como aseguran sus autores. Todavía no sabemos el estado de la inversión de
impacto en América Latina.
Por favor lector,
acceda a los estudios y saque sus conclusiones.
Y si quiere aprender sobre inversiones de impacto, el estudio del WEF es
muy recomendable, aunque no sea sobre América Latina.
P.S. Se solicitaron comentarios sobre este
artículo a los autores del estudio de AL y se les ofreció publicar su reacción
al mismo. Declinaron hacerlo respondiendo:
“We regret the interpretation you have
made of our work and hence disagree with the publication of your text. The
comparison with the WEF/E&Y study is unfortunate, not having the same
scope, means, audience and goal. Our aim is simply to both raise awareness and
understand better the role of corporate investments in this new topic through
Forum Empresa in Latin America”.
[i] Hace un par de años publicamos
un artículo sobre este tema, llamando la atención a posibles abusos: El último grito en los nombres sobre
responsabilidad: Impact investment.
.
[ii] Palabra usada en algunos
países, que según el diccionario de la RAE: “La palabra sustentabilidad
no está registrada en el Diccionario”.
[iii]
Y esto es sorprendente porque la institución detrás del estudio puede
considerarse un inversionista de impacto:
“Symbiotics ha invertido más de
US$ 1.500 millones en mas de 200 instituciones microfinancieras en 50 país
emergentes, trabajando con más de 28 fondos de inversión y muchos
inversionistas institucionales” Sitio de Symbiotics.
[iv] Ya habíamos llamado la
atención sobre un estudio con metodología semejante y encuestados también de
Forum Empresa:: Informe 2011 sobre el estado de
la RSE en América Latina: Úsese con mucha cautela. Obviamente no tuvo el impacto esperado.
jueves, 14 de noviembre de 2013
No aprendemos
“La gente joven de la clase media pronto tomará el liderazgo en política, industrias, tenencia de la
tierra y el comercio; nuestros padres
nos llevaron a la bancarrota y era nuestro deber reformar el sistema. Esto debía hacerse por medio de acuerdos
internacionales, por la restricción voluntaria del beneficio privado, acotando el
capitalismo y el progreso técnico dentro de límites razonables, mejorando la
legislación por el bienestar social y desarrollando el elemento cultural en el
entrenamiento y la educación”
Labude, personaje de la novela Fabian
ambientada en Alemania, por Erich Kastner, 1931
(mi traducción de la versión en inglés,
traducida del alemán)
domingo, 10 de noviembre de 2013
Matriz de materialidad: Más allá del esquema tradicional
Acabo de leer un interesante y detallado
artículo publicado por José Antonio Lavado en Diario Responsable: GRI-G4 ¿Qué es importante? y
¿Para quién?. Materialidad y grupos de interés, dos caras de una misma moneda. De lectura recomendada. Muy completo, pero creo que necesita una acotación y un
par de adiciones. Su artículo y este deben leerse secuencialmente para
poder tener una visión completa del tema.
El artículo detalla el proceso de
determinación de la materialidad de los aspectos que son importantes para la
empresa y para los grupos de interés.
Basado en el espíritu del nuevo esquema G4 del GRI propone lo que parece
ser un paso más allá de la metodología tradicional: A la identificación de los
aspectos críticos para la empresa, a través de análisis de lo que hacen otros
(benchmarking) y de las opiniones de expertos, se le añade un análisis de lo
que les interesa a los grupos de interés junto con sus prioridades.
En realidad este es el análisis tradicional
de materialidad, aunque a la metodología descrita por Lavado habría que añadir
que los aspectos identificados a través del benchmarking y opiniones de
expertos deben también ser priorizados
por la dirección de la empresa, para lo que puede también recurrir a
empleados, no solo es cuestión de directivos.
Esta participación es no sólo a nivel de ejecución de la estrategia sino
que debe serlo también a nivel de priorización de aspectos materiales. Estas
priorizaciones se deben hacer en función de los valores y la estrategia
comercial de la empresa, no según el “nivel de madurez” de los aspectos, como
menciona Lavado [i].
Es después de
hacer el análisis y priorización de ambas partes que se obtiene la matriz
tradicional de materialidad, lo que es importante para la empresa y lo que es importante para los
grupos de interés, como se ilustra en el gráfico siguiente. La empresa debería priorizar los aspectos que
quedan hacia el noreste, donde se juntan las prioridades de ambos, todo ello en
función de las capacidades y del grado de control que tenga la empresa para
gestionarlos. Aunque todo este análisis
no obsta para que la empresa encare otros aspectos que por diferentes razones considere
convenientes, pero que en principio son menos prioritarios. No se puede hacer de todo (¿Hay que hacer de todo?: Sobre los riesgos de
generalizar en RSE)
Sin embargo, esta matriz tradicional mezcla a
todos los grupos de interés en el eje horizontal. No distingue grupo por grupo. Lavado, muy acertadamente,
propone ampliar este “análisis tradicional” a cada grupo de interés:
Aplicando metodologías participativas, a partir de los temas generales
ya identificados y de la identificación previa de las expectativas propias de
cada uno de los grupos de interés, es sencillo y muy efectivo obtener un
ranquin de sus prioridades específicas y cruzarlo con la valoración que
respectivamente hacen de la respuesta que damos a dichas prioridades como
organización. Así obtenemos unas nuevas matrices de
prioridades/desempeño por cada grupo de interés muy útiles para acabar
de decidir los aspectos materiales, tanto a nivel estratégico, complementado la
información derivada del trabajo que hemos obtenido con los expertos, como a
nivel operativo y específico para cada área funcional y grupo de interés.
De estas “nuevas matrices de
prioridades/desempeño” surgen las estrategias para la implementación, también resultado
de la participación de las partes involucradas dentro de la empresa, tanto en
su diseño como en su implementación.
Esta propuesta de
ampliar el análisis para incluir las prioridades de cada grupo de interés es
muy necesaria y representa un progreso sobre la “matriz tradicional”. Y este es el valor agregado del artículo.
Sin embargo, aun
este avance se queda corto del proceso necesario para la definición de la materialidad
y por ende de la estrategia de sostenibilidad. El análisis descrito y la práctica común en
las empresas hacen dos supuestos implícitos:
- Que los grupos de interés son relativamente compactos e independientes uno del otro y
- Que los grupos de interés tienen una capacidad y voluntad de acción uniforme
Algunos grupos de interés, definidos a nivel agregado, son relativamente independientes unos de los otros. Para efectos prácticos, en muchos casos se pueden considerar a los consumidores como un grupo compacto e independiente de otro grupo compacto, como por ejemplo los mercados financieros, los medios de comunicación y hasta la sociedad civil.
Adicionalmente a lo que propone Lavado de matrices por grupo de interés, en algunos casos es necesario desagregar a estos grupos de interés a nivel micro, donde las prioridades de sus componentes o subgrupos pueden ser diferentes. Recordemos que los “stakeholders” se autodefinen, son ellos los que deciden tener un “stake” en la empresa, le guste o no a la empresa. De allí la importancia de la identificación puntual, individual, aunque en algunos casos pueda ser colectiva.
Por ejemplo, el grupo de interés “comunidad” puede y debe ser desagregado en, por ejemplo, proveedores y productores locales, líderes comunitarios, organizaciones locales incluyendo el gobierno local, población afectada por diferentes aspectos (ruido, contaminación, violencia ocasionada por el aumento de poder adquisitivo, desempleados, etc.). Y obviamente que el grupo sociedad civil puede ser muy heterogéneo (ambiental, género, etnias, sindicatos, etc.). Esta desagregación es clave en empresas y proyectos con gran impacto económico, social y ambiental como lo es la industria extractiva o la gran industria manufacturera. Es de menor importancia para una empresa comercial y todavía menos para una PyME de servicios.
Cada uno de estos subgrupos tendrá expectativas, necesidades y prioridades diferentes que deben ser analizadas. Adicionalmente, estarán relacionadas entre sí, y las prioridades de un subgrupo pueden estar en conflicto con las de otros. Algunos de los miembros pueden ser dominantes y tener el poder de convencimiento sobre otros, en cuyo caso se convierten en EL “grupo” de interés. El algunos casos el liderazgo puede estar fragmentado y cada quien tiene sus intereses, lo que complica la tarea de la empresa y que tendrá que lidiar con varios “subgrupos” de interés, especialmente si tienen intereses conflictivos. El siguiente gráfico ilustra estos dos casos, aunque hay muchas variantes.
Con técnicas de análisis sociológico de opiniones, percepciones y expectativas[i] y de análisis de redes sociales se pueden identificar estos subgrupos y sus interrelaciones a efectos de afinar el involucramiento de y con las partes interesadas y ganarse su confianza y aprobación.
Adicionalmente se pueden usar para identificar la capacidad y voluntad de acción. Un grupo o subgrupo que identifica un aspecto como prioritario pero que no tiene capacidad o voluntad de actuar es menos prioritario para la empresa que un grupo que tiene la capacidad y voluntad de perturbar la operación de la empresa, sea este grupo con un interés legítimo o ilegítimo en opinión de la empresa. Si un grupo o subgrupo es capaz de interrumpir o afectar las actividades de la empresa, tiene prioridad. Algunas empresas añaden a este análisis los aspectos materiales con una tipificación de los grupos por el tipo de influencia que tienen (opositores, indiferentes, amigos, etc.) además del tradicional por tipo de actividad del grupo.
La identificación de los aspectos materiales para determinar la estrategia de sostenibilidad debe tomar en cuenta el poder relativo de los diferentes grupos, dándole diferentes pesos en función de esa capacidad y voluntad de actuar y del impacto (positivo o negativo) que ello tenga sobre la empresa.
Adicionalmente a lo que propone Lavado de matrices por grupo de interés, en algunos casos es necesario desagregar a estos grupos de interés a nivel micro, donde las prioridades de sus componentes o subgrupos pueden ser diferentes. Recordemos que los “stakeholders” se autodefinen, son ellos los que deciden tener un “stake” en la empresa, le guste o no a la empresa. De allí la importancia de la identificación puntual, individual, aunque en algunos casos pueda ser colectiva.
Por ejemplo, el grupo de interés “comunidad” puede y debe ser desagregado en, por ejemplo, proveedores y productores locales, líderes comunitarios, organizaciones locales incluyendo el gobierno local, población afectada por diferentes aspectos (ruido, contaminación, violencia ocasionada por el aumento de poder adquisitivo, desempleados, etc.). Y obviamente que el grupo sociedad civil puede ser muy heterogéneo (ambiental, género, etnias, sindicatos, etc.). Esta desagregación es clave en empresas y proyectos con gran impacto económico, social y ambiental como lo es la industria extractiva o la gran industria manufacturera. Es de menor importancia para una empresa comercial y todavía menos para una PyME de servicios.
Cada uno de estos subgrupos tendrá expectativas, necesidades y prioridades diferentes que deben ser analizadas. Adicionalmente, estarán relacionadas entre sí, y las prioridades de un subgrupo pueden estar en conflicto con las de otros. Algunos de los miembros pueden ser dominantes y tener el poder de convencimiento sobre otros, en cuyo caso se convierten en EL “grupo” de interés. El algunos casos el liderazgo puede estar fragmentado y cada quien tiene sus intereses, lo que complica la tarea de la empresa y que tendrá que lidiar con varios “subgrupos” de interés, especialmente si tienen intereses conflictivos. El siguiente gráfico ilustra estos dos casos, aunque hay muchas variantes.

Con técnicas de análisis sociológico de opiniones, percepciones y expectativas[i] y de análisis de redes sociales se pueden identificar estos subgrupos y sus interrelaciones a efectos de afinar el involucramiento de y con las partes interesadas y ganarse su confianza y aprobación.
Adicionalmente se pueden usar para identificar la capacidad y voluntad de acción. Un grupo o subgrupo que identifica un aspecto como prioritario pero que no tiene capacidad o voluntad de actuar es menos prioritario para la empresa que un grupo que tiene la capacidad y voluntad de perturbar la operación de la empresa, sea este grupo con un interés legítimo o ilegítimo en opinión de la empresa. Si un grupo o subgrupo es capaz de interrumpir o afectar las actividades de la empresa, tiene prioridad. Algunas empresas añaden a este análisis los aspectos materiales con una tipificación de los grupos por el tipo de influencia que tienen (opositores, indiferentes, amigos, etc.) además del tradicional por tipo de actividad del grupo.
La identificación de los aspectos materiales para determinar la estrategia de sostenibilidad debe tomar en cuenta el poder relativo de los diferentes grupos, dándole diferentes pesos en función de esa capacidad y voluntad de actuar y del impacto (positivo o negativo) que ello tenga sobre la empresa.
La estrategia y acciones de sostenibilidad y la licencia (intangible pero real) que otorga la sociedad para operar, determinadas a través del análisis de materialidad, deben considerar no solo las prioridades de la empresa y de sus grupos de interés, sino además las diferentes expectativas, necesidades y percepciones de los diferentes subgrupos, sus interrelaciones, su coincidencias y conflictos y el poder, la capacidad de actuar y el impacto que pueden tener estos grupos y subgrupos en las actividades de la empresa.
P.S. Este artículo no se refiere a los requerimientos del G4 para reportar. Se refiere a cómo determinar la estrategia de sostenibilidad para actuar.
[i] Personalmente no conocía
que este concepto de “nivel de madurez” fuera parte del esquema de
materialidad.
[ii] Puede ser que esto es a
lo que se refiere Lavado con el término “SE&T”, pero que no define en el
artículo.
domingo, 3 de noviembre de 2013
RSE: Movimiento, negocio o mafia
Hace unos días envié un tuit "Toda gran causa comienza como un
movimiento, pasa a ser un negocio y degenera en una mafia." (Eric
Hoffer). Y preguntaba ¿Dónde estamos en la RSE?
La Provincia de Mendoza en Argentina parece
que lo tiene claro: La RSE está en etapa de negocio y puede avanzar hacia la
siguiente etapa. ComunicaRSE de Argentina publica un
interesante análisis sobre el proceso de aprobación de la ley de RSE de esa
provincia en el artículo Argentina más cerca de su primera
Ley de RSE. La
ley se aprobó en noviembre de 2012 por el Senado y Cámara de Diputados con “fuerza
de ley”, y debería estar reglamentada antes de finales de 2013. Pero después
de aprobada la ley se hicieron consultas con las partes afectadas y se modificó
el carácter obligatorio de la ley a voluntario.
El artículo 2 dice ahora: “Carácter: La aplicación de la presente ley es
voluntaria a los efectos de coadyuvar al cumplimiento del objeto de la misma”. ¿Para coadyuvar al
cumplimiento se hace voluntaria? ¿Es ley o es sugerencia?
Según el artículo de ComunicaRSE la ley fue
promovida por el Consejo de Contadores
de la Provincia de Mendoza y tiene como su objeto central la preparación del Balance
de Responsabilidad Social y Ambiental Empresaria, BRSAE. “El
Balance deberá abarcar las dimensiones económicas, ambientales y sociales de la
empresa teniendo como referencia los desarrollados por la Global Reporting Initiative
(GRI) en su versión G3.1”
Es significativo que se use el término “balance”
término más común en la contabilidad que en la RSE o sostenibilidad (aunque en
la reforma de la ley se acepta que se le den otros nombres como reporte,
informe, memoria). También lo es el que
se refiera al esquema GRI 3.1 en vez del G4.
El lector recordará que el esquema G3.1 es más mecánico, uniforme,
intensivo en indicadores, que el nuevo G4 que se basa en la determinación y
reporte exhaustivo de un número más limitado de temas que sean “materiales”. En el G3.1 los informes eran relativamente
similares, en el G4 cada informe será distinto, muy personalizado a la empresa.
Parece
que la ley quiere hacer los balances más afines a la práctica contable.
Pero lo más significativo es que la ley
establece que “el informe deberá ser
auditado por un grupo interdisciplinario de profesionales ……………. Dicho
grupo de profesionales deberá ser coordinado por un profesional de las Ciencias Económicas.”
Dos comentarios: Sobre la auditoría y la profesión.
Sobre la auditoría cabe recordar que según el
esquema GRI y otros generalmente adoptados, los informes de sostenibilidad no
se “auditan”. Se “aseguran” (assurance) a través de un análisis más o
menos profundo, caso por caso, de algunos aspectos e información contenidos en
el informe. Este aseguramiento se hace de acuerdo a normas, de las cuales las mas usadas son la International Standard for Assurance Engagements, ISAE 3000 y la Norma de Aseguramiento
de Sostenibilidad AA1000 AS y lo suelen hacer instituciones, que si bien
pueden tener orígenes en la contaduría, son empresas consultoras especializadas
en sostenibilidad. Hay una gran diferencia entre aseguramiento de informes y su auditoría. No conozco ningún esquema en que se pida la
auditoría de un informe de sostenibilidad.
Hasta en los informes integrados solo se auditará la parte financiera.
En contabilidad y auditoría existen “Principios
de Contabilidad Generalmente Aceptados” que auditar y “Principios de Auditoría Generalmente
Aceptados” con que hacerlo. En sostenibilidad
ni siquiera tenemos principios, mucho menos “generalmente aceptados”. Tenemos guías. ¿Qué se audita?
La siguiente tabla ilustra la diferencia en las
opiniones que emiten los aseguradores y los auditores.
En cuanto a las profesiones, quienes saben lo
que involucra la sostenibilidad y su reporte saben que no es un tema donde los profesionales
de las ciencias económicas tienen ventaja comparativa, que es un tema tan multidisciplinario
que involucra a la totalidad de la empresa y en los casos en que se usan empresas
de consultaría para apoyar su implementación y reporte, suelen ser empresas multidisciplinarias.
En el mencionado artículo se cita a Sebastián Bigorito del CEADS Argentina
(miembro del World Business Council on Sustainable
Development) que muy atinadamente dice: “En
temas de gran complejidad como la intervención social de las empresas, la
sustentabilidad o la RSE, hay que dejar
de hablar de competencias profesionales para pasar a hablar de profesionales
competentes y con enfoque multidisciplinario” (énfasis añadido). Recordemos quién
promovió la ley.
Y como posiblemente estén conscientes de su
limitaciones profesionales, según el mismo artículo “la Universidad Nacional
de Cuyo, estaría diseñando una oferta de cursos especiales para
capacitar a futuros auditores de los informes de RSE que propone la norma.”. ¿Una buena oportunidad de compartir valor creado?
Y para rematar el despropósito la ley
contempla que “las organizaciones que
presenten su Balance podrán obtener el distintivo de "Empresa Comprometida
con la RSE"”. Menos mal que no se llama “Empresa Socialmente Responsable”, aun cuando es de esperar que las
empresas lo usen en ese sentido de hecho y no solo de compromiso. Éramos muchos y
parió la abuela.
Ah, pero no se podían quedar a medio
camino. Adicionalmente la ley incluye la
entrega “del premio anual a la
excelencia de las empresas socialmente responsables ……las empresas
acreedoras del “Premio Anual” a la RSE,………….contarán con una bonificación de
hasta un diez por ciento en el pago de impuestos provinciales, u otro tipo de
beneficios fiscales, según lo determine la reglamentación.”. [i]
Esperemos que la sociedad se beneficie de las
actividades de estas empresas responsables como para pagarles el premio a través
de los impuestos. ¿O es que los premios y las exenciones fiscales los pagarán
otros que no sean los contribuyentes? Si yo fuera contribuyente de Mendoza exigiría
que las empresas demuestren como han sido devueltos a la sociedad los premios, beneficios
fiscales, exenciones, subsidios, etc. y, dado que la ley enfatiza los economistas
y contadores, que esos aportes sean cuantificados y auditados.
¿Es la ley de RSE
de Mendoza la creación de una oportunidad de negocio para los profesionales de
la contaduría y las ciencias económicas o persigue el bien de la sociedad?
[i] El lector interesado en conocer
más sobre los efectos perniciosos de estos distintivos y premios puede leer la
serie de artículos en mi blog el más reciente de los cuales es Como NO otorgar premios de
responsabilidad empresarial , y el capítulo ¿Cómo se deben otorgar premios responsablemente? en mi libro Una
Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica., disponible en www.cumpetere.com
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