sábado, 25 de mayo de 2019
Responsabilidad empresarial y filantropía personal: Las “limosnas” de Amancio Ortega
El hombre que muere rico
muere desgraciado.
El único propósito de ser
rico es para poder donar el dinero.
He resuelto dejar de
acumular riqueza y empezar con la infinitamente
más seria tarea de una sabia
distribución.
Andrew Carnegie, 1835-1919.
I.
Introducción
Otra vez ha
vuelto la polémica sobre las donaciones de la Fundación Amancio Ortega (cuyo homónimo
es el principal accionista de Inditex) para la investigación y el tratamiento
del cáncer. Hace dos años se levantó la
polémica, cuando algunos políticos
populistas alegaban interferencia del dinero privado en la sanidad pública
y pidiendo a las comunidades autónomas que rechazaran las donaciones. Esta polémica la habíamos analizado en
detalle en el artículo ¿Por
qué rechazan la filantropía de Amancio Ortega? (sugerimos al lector darle una mirada antes de
seguir leyendo este artículo).
Dos años después
se reactiva la polémica con declaraciones de algunos líderes de un partido populista
de izquierdas en España, en sus campañas electorales para el Parlamento Europeo
y en el momento que el partido ganador de las elecciones trata de formar
gobierno, con el apoyo de ese partido. Pareciera
que busca crear controversias para movilizar a sus votantes, que suelen ser
anticapitalistas, y hacer méritos para entrar en el nuevo gobierno.
¿Porque la tomaron con Inditex y no con otras de
los centenares de empresas más irresponsables?
Estos líderes
parecen tener una confusión entre las
actividades de una empresa y las acciones filantrópicas de uno de sus
accionistas, con su riqueza que proviene de sus inversiones en la empresa y
de otras fuentes. Adicionalmente, no
parecen haber entendido bien las condiciones de las donaciones, como
comentábamos en el artículo citado.
En este artículo no pretendemos justificar a
Inditex o la Fundación Amancio Ortega, pretendemos poner la polémica en el
amplio contexto en que se desenvuelve, para entenderla mejor.
II.
Elusión fiscal y otras irresponsabilidades
En el artículo Dirigentes
de Podemos piden que no se acepten las donaciones de Amancio Ortega a la
sanidad pública, publicado en El País, se citan las declaraciones
de algunos dirigentes:
"una democracia digna no acepta
limosnas de multimillonarios" y recalcando que España necesita que los
ricos paguen impuestos que se traducen en hospitales en lugar de donaciones…..
"…..los mismos que esquiva y elude Inditex. 600 millones en tres
años".
Según un informe presentado por el Partido de Los
Verdes al Parlamento Europeo, Inditex eludió el pago de 600
millones de euros en impuestos a través de "agresivas técnicas de ingeniería
fiscal". Lamentablemente las maniobras de Inditex, y las de múltiples
empresas son legales, aunque no éticas ni responsables. Utilizan los recursos humanos, la infraestructura,
los recursos naturales, etc. de un país pero no contribuyen a su costeo vía el
pago de impuestos (ver Eludir y evadir impuestos: ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad
empresarial? y ¿Un paso adelante contra la elusión fiscal?). Si la alegada elusión fiscal es cierta,
Inditex es una empresa irresponsable. Inditex respondió al informe,
descalificándolo, y enumerando una serie de
errores. Pero los políticos usan
selectivamente el informe de Los Verdes sin considerar las respuestas de
Inditex. Usan lo que les conviene.
Pero, si las empresas logran eludir impuestos, ¿de
quién es la culpa? ¿Qué han hecho los gobiernos para evitar la elusión de impuestos?
¿Cumplen los gobiernos con su responsabilidad de asegurar el pago de los
impuestos? ¿tiene las regulaciones
permitentes? ¿son sus instituciones de supervisión adecuadas? ¿porque los
gobiernos no logran controlar la diversidad
de tratamientos fiscales, legales, en los diferentes países?
La elusión fiscal no es justificable en ningún
caso, pero sí es
importante aclarar porque sucede y de quienes son las responsabilidades. La
empresa no debería eludir o evadir impuestos, por responsabilidad propia, pero
el Estado tiene parte de culpa al no tomar las medidas necesarias. ¿Qué no debería haber criminalidad? De
acuerdo. Pero si la hay es porque hay
criminales y porque el sistema de prevención y aplicación no funciona
adecuadamente.
Conviene recordar
el caso de Apple, que se aprovechó de una situación similar eludiendo impuestos
a través de una filial en Irlanda. Pero
en este caso, la Comisión Europea tomó cartas en asunto y obligó a Apple a
devolver 13.000 millones de euros a Irlanda por impuestos eludidos. ¿Porque no lo hacen con Inditex?
Además de las
críticas de los políticos a la actuación de …… ¿de quién? ¿de Inditex o de la
Fundación? (están confundidos como
veremos más adelante), hay críticas a la
responsabilidad de Inditex, en temas de explotación laboral (trabajo infantil y
esclavo) en países en vías de desarrollo y de competencia desleal, entre
otros. No es el objetivo de este
artículo analizar la RSE de Inditex, baste decir que muchas de estas críticas
están documentadas, como también están documentados los esfuerzos de Inditex de
extender la responsabilidad social a sus proveedores. En el 2019 tenía 1824 suplidores, de los
cuales el 89% estaban calificados en su máximo nivel de responsabilidad de
acuerdo con los criterios para sus proveedores. De acuerdo al Dow Jones
Sustainability Index, Inditex es el vendedor al detal más responsable de los que analizan. En el 2018 hicieron más de 11.000
auditorías de sus proveedores. Inditex es una empresa ampliamente reconocida por sus esfuerzos en la
responsabilidad en la cadena de valor, y es citada muchas veces somo ejemplo a
seguir, aunque no sea todavía perfecta. ¿Quién lo es?
En este caso las
acciones a tomar son otras. Nos corresponde a nosotros como miembros de
la sociedad civil denunciar estos casos, con evidencias, con responsabilidad, y
nosotros, como consumidores, tenemos la libertad de adquirir o no los productos
que vende Inditex (¡cuantos compran en Zara porque sus productos son más
baratos, sin cuestionarse si se pagaron sueldos justos o se utilizó mano de
obra infantil y esclava!).
Pero, como en el caso de los gobiernos, tampoco
ejercemos nuestras responsabilidades y en muchos casos dependemos de que la
misma empresa tome acciones correctivas, lo que no todas hacen.
III.
Confusión de los políticos: Empresa vs.
Fundación
Los dirigentes políticos
parecen tener varias confusiones: las donaciones son en “adición a” no en
“substitución de” la labor del Estado. Las donaciones no son en sustitución de
los impuestos. Las donaciones no controlan las prioridades de la política de sanidad pública,
lo hace el Estado. Y la gestión de las donaciones no es
controlada por la Fundación, es controlada por la institución beneficiaria y
puede rechazarla si así lo desea. Y una cosa es la empresa, en poder de miles
de accionistas (Amancio Ortega: 59%), y otra la Fundación, completamente independiente.
El líder de Podemos se ha quejado de la
"polémica" despertada por esas palabras que él apoya: "No se
puede consentir que la salud de nuestros hijos o de nuestros padres dependan de
las limosnas de un multimillonario"
Totalmente de
acuerdo. Es responsabilidad del Estado y si esa salud depende de las “limosnas
de un multimillonario” es porque el Estado ha fracasado en su responsabilidad
de cubrir las necesidades de sus ciudadanos en la sanidad pública. Pero las donaciones no contribuyen al fracaso
del Estado, son un síntoma de su fracaso y, en algunos casos, un paliativo.
La donación no establece prioridades.
Si ofrece financiar una actividad, ello no quiere decir que debe ser
prioritaria para el Estado. Lo es para
la Fundación. Y si no lo necesitan o no es prioridad, pueden rechazarla y si es
algo necesario, ello libera recursos para otras actividades que se consideren
prioritarias
Y este es un caso
de libro de texto. Los enemigos de la
responsabilidad empresarial, por la derecha, atacan la filantropía empresarial (de
la empresa) con muchos argumentos, pero el más repetido es que la empresa no
tiene que usar los recursos que pertenecen a todos los accionistas en actividades
filantrópicas, [1]
que se dedique a su responsabilidad que es la de ganar el máximo de dinero
posible y que luego reparte dividendos y que cada accionista haga lo que quiera
con ello. Los que quieran hacer
filantropía, que la hagan con su dinero, pero no con el dinero de la empresa. Esto
en buena manera lo que hace la Fundación Amancio Ortega.
IV.
¿Donaciones con dinero manchado?
Se podría alegar que la empresa ha obtenido
mayores beneficios con la elusión fiscal y la explotación de los suplidores y
que entonces parte de esos beneficios, y por ende parte de los dividendos, no
son legítimos o éticos. Y extendiéndolo
a la Fundación se podría alegar que esta tiene algunos recursos que son
atribuibles a la elusión fiscal y a las condiciones laborales en sus
suplidores. Pero esto debería
demostrarse.
¿Será que las donaciones pretenden compensar por
esto?
Pero no se deben atacar las donaciones, se debe
atacar la irresponsabilidad empresarial y la incompetencia del Estado y la pasividad
de la sociedad civil en particular de los consumidores, que también se benefician,
vía menores precios, de la elusión fiscal y de las condiciones laborales en los
suplidores.
V.
Pero es que no hay nada nuevo bajo el sol
Esta polémica me
recordó la situación de uno de los mayores filántropos de la historia, Andrew
Carnegie[2], que
hizo su fortuna a finales de los ochocientos y principios de los novecientos con
la industria del acero. Llegó a donar el
equivalente hoy de US$5.000 millones.
Carnegie tenía muy clara la distinción entre la
acumulación de riqueza y su redistribución caritativa, como actividades
separadas, cada una guiada por sus imperativos morales. Su objetivo era acumular la mayor riqueza
posible para poder redistribuirla. Una cosa era la empresa y la otra su
filantropía personal. El problema es que
esta separación de las actividades lo llevo a prácticas irresponsables en sus
empresas con el objetivo de maximizar las donaciones.
En el año 1892 cuando
los sindicatos demandaban mejores condiciones laborales se declararon en huelga
en una de sus plantas (un año después de la Encíclica
Rerum Novarum que
abogaba por los derechos de los trabajadores, pero más de 50 años antes de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en el año 1948). Carnegie consideraba que los sindicatos tenían
un impacto negativo sobre sus beneficios y no reconocía el derecho de asociación
sindical. Para romper la huelga contrató un servicio de seguridad privada, que
utilizó la violencia lo que se saldó con la muerte de nueve trabajadores y
siete agentes y decenas de heridos (ver video). Después de esto, sin posibilidad de que los
sindicatos defendiesen los derechos de los trabajadores, las condiciones laborales
empeoraron, pero las ganancias aumentaron.
Pero Carnegie,
como dice la cita al principio quería donar toda su riqueza. Una de sus principales
actividades de filantropía fua la creación de las Bibliotecas Carnegie, como lugar
de aprendizaje, cohesión y orgullo de la comunidad. En esa época era algo fundamental,
en 1900 una biblioteca tenía un gran impacto en el progreso social. Creó casi
1700 bibliotecas a lo largo del país.
Pero, como en el
caso de Inditex, con las diferencias del caso (elusión fiscal vs. muertos), algunas
comunidades rechazaron las donaciones de Carnegie por su fama de despiadado
capitalista. Los residentes de Pittsburgh
protestaron por la biblioteca, la sala de conciertos y la galería de arte
alegando que el dinero está manchado con la sangre de los trabajadores. Y Carnegie respondió que el pueblo debía poder
separar sus múltiples defectos personales, de sus donaciones para las bibliotecas,
salsas de conciertos y galerías de arte, que no tienen ninguno.
“El propósito más elevado del filántropo no es de
suplantar la responsabilidad pública de cubrir las necesidades de la sociedad,
sino el de apoyarla ya sea con proyectos demostrativos o con donaciones desafiantes.”
Pretendía hacer la separación de como se obtiene
el dinero del como se redistribuye, con el objeto de aislar el primero de los
juicios morales. Esta separación entre
la irresponsabilidad de la empresa y la filantropía hoy nos puede parecer
cínica, como una compra de indulgencia por los pecados cometidos. Ganar más para donar más. Si bien el concepto
es atractivo a primera vista, hoy no sería aceptable se exige que ese “ganar más”
sea “ganar más, con responsabilidad”.
En resumen
Inditex y la Fundación Amancio Ortega son dos
instituciones independientes. Si Inditex evade impuestos que el
gobierno la castigue, si los elude legalmente los gobiernos deben actuar para
cerrar las lagunas legales. Si Inditex
tiene producción irresponsable, el público consumidor debe ejercer su responsabilidad
evitando sus productos y presionado a los dirigentes para que corrijan y eviten
las violaciones de los derechos laborales identificadas.
Pero la Fundación
debe juzgarse por sus propias actuaciones. Aceptemos las donaciones, a menos que
vengan con condiciones que contravengas las prioridades y principios de los
beneficiarios. O a menos que se demuestre que provienen de actividades ilegales
o no éticas, lo que no está demostrado en las acusaciones de los políticos. Y
en este último caso, corresponde al Estado supervisar y regular la actividad de
la Fundación para evitarlo.
Ojalá que los líderes políticos no necesiten los
servicios que proporcionan los hospitales financiados por la Fundación Amancio
Ortega, pero estoy seguro de que otros españoles lo sabrán apreciar en caso de
necesidad. [3]
No son solo las
empresas que tienen la visión de corto plazo y tratan de maximizar los
beneficios con actuaciones irresponsables, si es necesario, abusando de la
credulidad de los consumidores. Algunos políticos tienen esa misma visión y
tratan de maximizar los votos, aunque sea con actividades irresponsables,
abusando de la credulidad de los votantes.
Los políticos harían
bien en dedicarse a mejorar la administración pública para evitar y corregir
las fallas del Estado.
¿Cree Ud. querido lector, que el Estado gestiona eficiente
y efectivamente bien los impuestos de recibe y los asigna a las prioridades de
la sociedad?
El que esté libre de culpa que tire la primera
piedra.
[1] Aquí nos referimos a la filantropía
pura y dura, no a la que tiene alguna relación con las actividades de la
empresa y que puede ser parte de su estrategia operativa, la filantropía
estratégica.
[2] El suscrito de benefició de las
actividades filantrópicas del Sr. Carnegie.
Estudié gracias a una beca y me gradué de la universidad que había
fundado en el 1900, con una donación de un millón de dólares (equivalentes hoy
a unos US$30 millones). Su propósito
original era preparar la mano de obra calificada para sus plantas de producción
de acero, Carnegie Technical Schools,
después Carnegie Institute of Technology,
hoy Carnegie Mellon University (una
de las mejores universidades del mundo en ciencia y tecnología). Y fueron
muchas las horas que pasé estudiando en la Carnegie Library of Pittsburgh a
principios de los años setentas (entonces no existía ni Goggle, ni internet, ni libros electrónicos, todo impreso,
dependíamos de bibliotecas físicas).
[3] Y
otra nota personal. El suscrito perdió a
su esposa al cáncer. Ojalá que los avances tecnológicos financiados por la
Fundación eviten que ello les pase a otros.
lunes, 20 de mayo de 2019
Mis nueve artículos sobre cultura empresarial (a diciembre 2019)
Por si te
perdiste alguno de mis artículos sobre cultura empresarial aquí tienes los
nexos (en orden cronológico):
17 noviembre 2019
2 noviembre 2019
19 mayo 2019
2 marzo 2019
18 noviembre 2018
17 enero 2016
20 diciembre 2015
12 julio 2015
14 junio 2015
domingo, 19 de mayo de 2019
La cultura se merienda a la estructura: Implicaciones para la RSE
Posiblemente el
lector conozca el dicho de que “la cultura empresarial se merienda a la
estrategia” (Peter Drucker, 1909-2005).
Con ello lo que se quiere decir es que, si bien la estrategia de la empresa es clave para guiar y poner orden y
sentido a sus actividades, el entorno en que se desenvuelve su ejecución es la
que determina su éxito. Recordemos una
definición muy apropiada de esa cultura: [1]
“la cultura organizacional es el sistema de supuestos
compartidos, valores, creencias, que gobiernan el comportamiento de las
personas en las organizaciones. Estos valores compartidos tienen una
gran influencia sobre el personal y determinan como se visten, como actúan,
como hacen su trabajo. Cada organización desarrolla y mantiene una cultura
singular que proporciona lineamientos y límites al comportamiento de sus
miembros.” (What is
Organizational Culture? - Definition & Characteristics).
Y la cultura también se merienda a la estructura,
no solo a la estrategia. Es que los mejores planes dependen de su
implementación y esta está determinada por las acciones de los involucrados lo
que a su vez depende de la cultura que prevalece. La estructura organizacional
y en especial su gobernanza es también clave, pero es solo condición necesaria,
ya que si los que ejecutan no operan en una cultura adecuada la implementación
se compromete. Como decíamos en el
artículo Cultura
empresarial para la responsabilidad,
“No
solo se requiere que la semilla (estrategia) sea buena, también debe ser
compatible con el clima y la tierra en que se siembra (la cultura)”. Podríamos añadir la palabra
“estructura” en el primer paréntesis.
La unidad Analytic Services, del Harvard Business Review (HBR), publicó un
estudio, Testing
Organizational Boundaries To Improve Strategy Execution con los resultados de una encuesta a más
de 1600 personas (casi el 70% de Europa, EE. UU. y Canadá) que están asociadas
de alguna manera con las publicaciones del HBR, sobre las características de
los dirigentes de empresas que son exitosos en implementar sus estrategias. El estudio, basado en información sobre el éxito
de las instituciones, califica a sus dirigentes en tres tipos: líderes,
seguidores y atrasados, en función del éxito en el logro de los objetivos organizacionales.
El estudio es
relativamente general y no tiene relación con la RSE y solo toca de pasada el
tema de la cultura organizacional, pero lo
poco que tiene sobre el tema nos permite derivar un par de lecciones sobre la estructura
que sería compatible con una cultura para implementar estrategias de responsabilidad
empresarial. En el artículo reciente,
mencionado arriba, analizábamos las especificidades de la cultura para la implementación
exitosa de las estrategias de responsabilidad. Ahora comentaremos brevemente
las lecciones del estudio citado, que complementan aquel análisis.
En el siguiente
gráfico se puede apreciar que los calificados
como líderes usan más estructuras matriciales y menos las estructuras multi-divisionales
y centralizadas. Una estructura
matricial es aquella en la cual la línea de reporte no es fija, una persona o
un grupo puede tener varias líneas de reporte. Una multi-divisional tiene una
estructura descentralizada en unidades centralizadas (divisiones), y la
centralizada tiene una estructura de poder concentrada en una o pocas personas.
El mensaje que se desprende de estos resultados es
que los líderes exitosos operan con estructuras con mayor delegación en la toma
de decisiones, lo que puede implicar mayor autonomía y mayor flexibilidad en
las unidades de línea.
En los países de habla hispana no hay mucha
admiración por las estructuras matriciales, la cultura personal suele ser una que
prefiere un solo jefe y una línea de autoridad claramente definida (“perro de muchos dueños se muere de
hambre”). Esto puede querer decir que,
si bien las estructuras más flexibles pueden ser más conducentes a mejores resultados,
deben operar con personas que tienen la capacidad de hacerlo en esas
estructuras, lo que no es universalmente válido. No quiere decir que si queremos mejorar el
rendimiento hay que ir a una estructura flexible. Es favorable pero solo efectiva
si la cultura es conducente.
La experiencia
del suscrito cuando en su organización cambiaron de una estructura muy
centralizada, utilizada desde hacia mucho tiempo (latinoamericana), a una
matricial (impuesta por anglosajones) el personal estuvo confundido y hasta
algunos abusaron de tener que responder a órdenes, valores e incentivos de
diferentes personas. No funcionó. No se
había comenzado con una cultura que pudiese aprovechar la nueva estructura, ni
se hicieron esfuerzos para educar al personal en la operatoria de una
estructura flexible. Poco después se
regresó a la estructura centralizada, autoritaria.
Y en el estudio
citado, como un elemento altamente relacionado, se analizaron las opiniones de
los dirigentes sobre si su organización estimulaba y reconocía la colaboración,
encontrándose que los dirigentes líderes estaban mayormente de acuerdo en que
lo hacían, en tanto que los atrasados creían que no lo hacían. El resultado parece obvio, la colaboración
conduce al éxito, la que tiene que ser estimulada y reconocida, no suele ser
espontánea, a menos que la cultura empresarial la favorezca. Y eso es tanto más necesario en estructuras
matriciales donde la línea de mando es más difusa y donde la productividad depende
en buena parte del trabajo en equipo. En
estructuras centralizadas, se suele exigir la colaboración, pero esta responde mejor a estímulos y reconocimientos
que a órdenes.
Como resume este
estudio:
Los líderes en implementación han hecho grandes esfuerzos en crear culturas
distintivas que hacen los silos menos relevantes y en estimular mentalidades
ágiles, capaces de trabajar a través de diferentes funciones para ejecutar las
labores. La clave de estas culturas es
la toma de decisiones descentralizada y el logro de un balance entre autonomía
y autoridad.
¿Y qué lecciones tiene esto para las estrategias
de sostenibilidad? Sugerimos al lector referirse al artículo Cultura
empresarial para la responsabilidad donde analizábamos las culturas que eran más
conducentes a la implementación de estrategias de sostenibilidad. Decíamos:
Pero a la hora de implementar, profundizar o afianzar una estrategia de
responsabilidad dentro de la empresa, debemos tener en cuenta que no se parte de cero, que la empresa ya
tiene una cultura dominante y por lo que vimos en la discusión precedente, algunas culturas son más amenas al cambio,
al aprendizaje, a la innovación y al involucramiento del personal,
características estas que son necesarias para una estrategia efectiva de
responsabilidad, por lo que sería necesario el afianzamiento de estas
características dentro de la cultura de la empresa.
El estudio que
comentamos corrobora esto en términos de estructura. Son más
conducentes al éxito las estructuras descentralizadas, o puesto de otra forma, que
favorecen culturas donde se aprecia y estimula la autonomía, la iniciativa
propia y la colaboración en un marco de valores compartidos (mejor si
voluntarios que impuestos vía autoridad). Estas estructuras son más conducentes
al aprendizaje, innovación e
involucramiento del personal, al
reconocer, en general, como que tiene algo que aportar, que no todo viene de la
autoridad, lo que a su vez es más conducente a la implementación de estrategias
que asumen la responsabilidad ante la sociedad, lo que requiere una amplia
visión en el tiempo y en el espacio. Una estructura centralizada es más
conducente al orden, a la autoridad, a la rigidez, a la priorización de objetivos
únicos como lo pueden ser los resultados financieros. Estas culturas son menos compatibles con la
responsabilidad.
[1] Ver la serie de cuatro artículos Cultura
empresarial y cultura de responsabilidad social,
consolidados en el
capítulo II.7 del Volumen
IV de Una Mirada Crítica a la Responsabilidad social de la Empresa en
Iberoamérica.
domingo, 12 de mayo de 2019
¿Es la cultura para la preparación de estándares de información financiera compatible con la de información no financiera?
En un artículo anterior
(¿Y si tuviéramos estándares de
reporte de información no financiera como los de la financiera?) analizábamos
los “pros” y “cons” de una propuesta de que las instituciones encargadas de
establecer los estándares de información financiera contable (Financial Accounting Standards Board,
FASB y el International Accounting
Standards Board, IASB), se encargaran además de hacerlo, con el mismo
rigor, para la información no financiera.
De ese análisis nuestra conclusión fue que “No parece que los establecedores de estándares de información
financiera sean los más idóneos para liderar estos esfuerzos, en gran parte por
las características de aquella información y por los diferentes esquemas
mentales requeridos para procesar ambos tipos de información.”
Si bien es muy
poco factible, política y técnicamente, que lo hagan, ello no obsta para que no
pueden contribuir a la mejora de la utilidad de la información no financiera. Esto fue parte del discurso del Director de
la IASB, Hans Hoogervorst, What sustainability reporting can and cannot achieve, en una conferencia (2 abril 2019) sobre el
reporte del impacto financiero del cambio climático que se celebró en la
Universidad de Cambridge, competencia de Oxford, donde se desarrolló la discusión
mencionada en el artículo anterior.
Si bien sus argumentos
estuvieron dirigidos a mostrar el potencial de los establecedores de estándares
de información financiera al desarrollo de estándares de información no financiera
(el “pro” del debate anterior), no lo logra, más bien termina demostrando que la cultura de los contadores no es conducente
a ello y que su visión de la sostenibilidad es muy limitada para apreciar
la complejidad del asunto (demostrando el “con” del debate anterior).[1] A continuación,
comentamos estos aspectos.
En primer lugar
parece como si el Director hubiera participado en el debate comentado en el artículo
anterior ya que asevera que “….no creo que el IASB esté equipado para
entrar en la contabilidad de sostenibilidad. El
establecimiento de estándares de reporte de la sostenibilidad requiere pericias
que no tenemos. Además ya hay
entidades más que suficientes que se dedican a ello…..hay mas de 23º iniciativas
de estos estándares…”. En esto creo
que refiere a “metodologías de calificación” de sostenibilidad (RobecoSam,
MSCI, Oekom, etc.) y no a “estándares” propiamente dichos que hay pocos (GRI y
SASB).
Dice que hay dos
variantes de información sobre la sostenibilidad, la que llama RSE, que “…requiere que las empresas demuestren como están contribuyendo a un mundo mejor
a través de sus actividades ambientalmente sostenibles. Esta variante está orientada hacia el bien
público y ve a la toda la sociedad como su audiencia…” Habrá que recordarle al Director que también
incluye la sostenibilidad social, no solo la ambiental.
La segunda variante
es aquella “……que está más enfocada en
los impactos que los aspectos de sostenibilidad
tienen sobre la empresa misma, más que sobre el bien público. Busca proporcionar información a los
inversionistas sobre el como estos aspectos pueden impactar el rendimiento
financiero futuro de la empresa”. Y aquí está pensando mayormente en el
impacto financiero sobre la empresa del cambio climático, tanto en sus costos
como el valor de sus activos. Y este enfoque lo asemeja a los reportes financieros
tradicionales, que si bien reportan sobre el pasado y el presente de la empresa
pretenden ser de utilidad para evaluar la salud y perspectivas financieras de
la empresa. Es aquí donde habría una superposición entre ambos reportes y donde
cree que instituciones de estándares financieros pueden contribuir: evaluar las
perspectivas de las empresas de generar rendimientos financieros.
Este es el caso
del Financial Stability Board, FSB, una
de las instituciones que promueve la estabilidad el sistema financiero internacional
formo un grupo de trabajo (Task Force,
TF) para estandarizar la información y su presentación en el caso del impacto
del cambio climático en la situación de
las instituciones financieras. El FSBTF ha emitido una serie de documentos (recomendaciones,
implementación y uso del análisis de escenarios) para preparar estos reportes y
aun cuando no cambian los estados financieros tradicionales del banco en
cuestión, cuantifican los posibles
impactos financieros de diferentes escenarios sobre el cambio climático. Y son informes que las grandes in instituciones
financieras están presentando. Pero es
de enfatizar que este es para un solo aspecto
de sostenibilidad y para una sola industria y los “estándares” no han sido
preparados por instituciones como el FASB y el IASB, sino por una coalición de reguladores
del sistema financiero. De cualquier
manera, es un buen modelo para otros casos.
En principio
parece que no hay controversia, pero hay dos observaciones que hacer. La primera es que un buen informe de sostenibilidad
no se limita a reportar sobre el “buenismo de la RSE” sino que además suele
considerar los potenciales impactos de los temas, por ejemplo, ambientales, no solo de las actividades de la empresa
en la sociedad sino además sobre la misma empresa. Ida y vuelta.
Lo que si es cierto es que todavía falta mucho camino por recorrer en
cuanto a uniformar criterios y sobre todo en la cuantificación de impactos,
como si lo es el caso citado arriba del FSBTF.
Esto es lo que ha puesto de relieve las recomendaciones del esquema de
reportes integrados.
Y la segunda observación
es que aun las estimaciones de los
impactos, por ejemplo, de cambio climático, se hace a través de la cuantificación
de riesgos, de estimaciones de probabilidades y del potencial costo de su
ocurrencia, como se hace en el caso mencionado y en las “pruebas de stress”
que producen las instituciones financieras sobre eventos que puedan ocurrir en
los mercados financieros. En el caso de las instituciones financieras estas
metodologías permiten determinar el capital necesario para hacerle frente a esas
eventualidades. Este mayor avance se debe
a que las instituciones financieras presentan un riesgo sistémico, porque
fallas en una (grande) pueden afectar a todo el sistema, lo que no ocurre en el
caso empresas en otros sectores y por ende este tipo de reporte no es prioritario.
Este tipo de metodología
suplementaría a los de los tradicionales
estándares de contabilidad ya que se fundamentan en la cuantificación de la
incertidumbre, casi anatema para la contabilidad tradicional, donde hay una
obsesión con una supuesta precisión que no existe. La cultura prevaleciente en las instituciones de estándares de contabilidad
financiera, precisión, presente y pasado, no es conducente a este tipo de
enfoques para la no financiera que son en cierta forma especulativos y sobre el
futuro, de allí que difícilmente podrán contribuir al desarrollo de estándares para
información no financiera.
A lo sumo podrán usar
su pericia en la determinación de la
relevancia y modalidad de presentación de ciertos aspectos de sostenibilidad,
sobre todo en la valoración de intangibles, para la preparación de información cualitativa
suplementaria, enriqueciendo el esquema de reportes integrados.
[1] Ver el artículo ¿Es la información no financiera no
financiera? en el que analizábamos la pertinencia de
esa información y el posible menosprecio que le confiere su nombre y
recordábamos el impacto financiero que esa información tiene a pesar de su
nombre.
domingo, 5 de mayo de 2019
¿Y si tuviéramos estándares de reporte de información no financiera como los de la financiera?
¿Es posible/factible que se preparen estados no
financieros al mismo nivel de estandarización que los estados financieros
tradicionales? Uno de los pioneros en las propuestas de
reportes integrados, el Prof. Robert Eccles (ex Harvard, ahora Oxford) [1] y un
colega Richard Barker, han hecho tal propuesta, Should
FASB and IASB be responsible for setting standards for nonfinancial
information?. Esta propuesta va mucho más allá de los estándares o lineamientos del GRI,
SASB y del Informe Integrado, IIRC, como comentamos más adelante. [2]
Sugieren que los organismos que desarrollan los
estándares de contabilidad, el Financial
Accounting Standards Board, FASB (aplicables a EE. UU. y otros países que
voluntariamente los adopten) y el International
Accounting Standards Board, IASB (aplicables a Europa y otros países que
voluntariamente los adopten) lo hagan también para los estados no financieros. [3] Su propuesta es un llamado “green paper” por ser todavía “verde”,
preliminar, y que esperan convertir en “white
paper”, más elaborado, después de someterlo a consultas y discusiones.
Una de esas
discusiones se realizó el 11 de diciembre del 2018 (aquí la transcripción y aquí el video) en un debate en el que participaron dos equipos,
uno a favor de la propuesta y otro en contra (metodología muy británica).
I.
Justificación de la propuesta
La propuesta del green paper está basada en las
necesidades de los inversionistas, como lo son los indicadores del SASB, o los
lineamientos de informes integrados del IIRC y no de todos los stakeholders, como lo son los estándares
del GRI. Recordemos el público objetivo de cada grupo, que nos ayudará a
entender no solo la propuesta sino además la confusión que causan. En el artículo
GRI,
SASB, IIRC, letras para escribir reportes ¿Conflicto o complemento? presentábamos la siguiente tabla:
Iniciativa
|
Foco
|
Definición
de materialidad
|
GRI
|
Stakeholders
|
El reporte debe cubrir aspectos que: a)
reflejan los impactos económicos, ambientales y sociales significativos (en
su influencia, tanto positiva como negativa de lograr su visión y estrategia)
y b) influencian las evaluaciones y decisiones de sus stakeholders.”
|
IIRC
|
Inversionistas
|
Un
informe integrado debe proporcionar información concisa que es material para
la evaluación de la capacidad de la organización de crear valor (para los
proveedores de recursos financieros) en el corto, mediano y largo plazo.
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SASB
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Reguladores e inversionistas
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[Aspectos materiales que…] “individualmente
o en el agregado son importantes para la representación justa de la posición
financiera y operacional de la entidad … [información que es] necesaria para
que un inversionista razonable puede tomar decisiones de inversión
debidamente informadas.
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Siendo el público objetivo los inversionistas se
debe suponer que la propuesta debe enfatizar la información no financiera con impacto
financiero y presentarla de tal manera que se aprecie ese impacto. Si
el público objetivo son todos los stakeholders,
la información deberá ser más extensa y puede y debe cubrir elementos de
interés para cada uno de ellos, muchos de los cuales no tienen un interés
meramente financiero.
De allí, que
según el green paper su enfoque sobre
esa información, que no llaman “no financiera” sino ASG (ESG en inglés). Se base en estos argumentos: “La creciente demanda de información ASG por
parte de los inversionistas…… las fuentes disponibles de esa información, ya
sea de las mismas empresas, ya sea de los proveedores de información ASG es
inadecuada……. La información ASG es el
foco natural para la evaluación de los informes empresariales.”
En artículo
anterior, ¿Es
la información no financiera no financiera?, analizábamos la importancia de esta
información en la toma de decisiones, en particular las de inversión.
II.
Resultados de las discusiones
Si bien los
autores del green paper no fueron los
ponentes de la posición a favor de que la FASB y el IASB preparen estándares,
fue su posición la argumentada por la defensa. Estos ponentes incluyeron al ex
CEO del IIRC, el CEO del Corporate
Reporting Dialogue, el ex CEO del regulador financiero del Reino Unido y la
directora de gobierno corporativo del mayor fondo de pensiones del mundo. Los ponentes de la posición contraria incluyan
al director de inversiones ESG de un fondo e inversiones, un ex presidente del
FASB, ex miembro de la Comisión de Valores y Bolsas (SEC) de EE.UU., y el vicepresidente
de mercados de capitales de la Cámara de Comercio de EE.UU. Sin duda expertos
en el tema, desde reguladores a productores de estándares a usuarios de la
información. Las principales conclusiones del taller de discusión fueron
(traducidas del resumen):
1.
Argumentos a favor
- El FASB y el IASB tienen la infraestructura y el personal altamente calificados
y una extensa experiencia en el desarrollo de estándares de reporte,
incluyendo el proceso para obtener insumos de los stakeholders relevantes,
preparando y actualizando las posiciones oficiales y publicando y
diseminando documentos reconocidos (que en el caso del IASB incluye un
proceso formal de traducción a múltiples idiomas). Ambos tienen fuentes
relativamente aseguradas de financiamiento junto con una amplia aceptación
de que el mantenimiento de ese financiamiento es importante para el
funcionamiento efectivo de los mercados de capitales.
- El FASB y IASB también tienen estructuras de gobernanza establecidas
para la supervisión de sus labores, junto con un alto nivel de
credibilidad en la comunidad de inversionistas.
- Los aspectos materiales para el FASB y el IASB coinciden con los de
los inversionistas, lo que se alinea con la información no financiera
objeto de esta discusión.
- El FASB y el IASB tienen credibilidad en la comunidad de inversionistas. Con respecto a los reportes financieros,
existe absoluta claridad dentro del sector empresarial sobre los
estándares que aplican a todas las empresas de tal manera de ser
percibidos como facilitadores de reglas de juego claras y aplicables a
todos. En contraste, no hay una
autoridad inequívoca con respecto a la información no financiera, por el
contrario, hay una proliferación de esquemas costosos y confusos que son
una carga para las empresas.
- El foco natural del FASB y el IASB debería ser la integración de la
información no financiera en el reporte corporativo dominante y en la
presentación de información a las autoridades de regulación. Esto, muy posiblemente
implique un énfasis en como la información financiera y la no financiera
deben ser integradas entre sí de tal manera de mejorar la utilidad de
ambas.
2.
Argumentos en contra
- Actualmente parece que no están dadas las condiciones necesarias para el
establecimiento de estándares regulatorios efectivos. Al nivel actual
del conocimiento muchos aspectos ASG materiales son difíciles de
cuantificar y por ende no son conducentes a su estandarización. Esto puede ser en parte porque estas
condiciones están todavía en fase experimental. Se puede argumentar que es difícil y quizás
prematuro, seleccionar un ganador entre las muchas instituciones que trabajan
en el desarrollo de estándares de información no financiera, de tal manera
que los fundamentos para la estandarización no están todavía listos.
- No resulta obvio que la experiencia en el
establecimiento de estándares de contabilidad financiera sea aplicable a
la capacidad de desarrollar estándares no financieros; es en efecto
posible que la excesiva concentración en lo financiero sea
contraproducente. La información no
financiera que es material depende del contexto y de la empresa en tanto
que la información financiera es conducente a ser agregada y a tener un
tratamiento uniforme en las diferentes organizaciones. En consecuencia, es
muy posible que el esquema mental necesario para establecer estándares no
financieros sea diferente.
- Finalmente, hay preocupaciones prácticas en asignar responsabilidades
para los estándares no financieros al FASB y al IASB. Es cuestionable, por
ejemplo, si lo no financiera forma parte de su mandato y si se pudiera
logar el apoyo político para realísticamente extender su ámbito de
actuación. Puede ser, además que, por lo menos en el presenta estado de la
evolución, los mundos financieros y no financieros sean tan diferentes que
requieran de enfoques institucionales fundamentalmente diferentes.
III.
Mi posición
Mi lectura del
documento y del debate me inclina a favor de la posición en contra. Los
argumentos a favor no discuten si ello es factible en la práctica,
limitándose a argumentar que el FASB y el IASB tienen los recursos humanos y
financieros y la una gobernanza conducente a la producción de estándares de
reporte, pero los argumentos no consideran si con sus sesgos financieros, con
información surgida de procesos contables muy estructurados y universalmente
uniformes (con algunas variantes muy conocidas) son capaces de desarrollar estándares para información que no está muy
definida, que no tiene sistemas de recopilación establecidos, cuya relevancia,
aun para un solo grupo de stakeholders
como lo son los inversionistas, varía de empresa a empresa y que es muy
difícilmente generalizable. La
posición en contra tiene argumentos cuya lógica es demoledora:
….. “Al nivel actual del conocimiento
muchos aspectos ASG materiales son
difíciles de cuantificar y por ende no son conducentes a su estandarización”
…. No resulta obvio que la experiencia en el establecimiento de
estándares de contabilidad financiera sea aplicable a la capacidad de
desarrollar estándares no financieros; es en efecto posible que la excesiva
concentración en lo financiero sea contraproducente. La información no financiera
que es material depende del contexto y de la empresa en tanto que la
información financiera es conducente a ser agregada y a tener un tratamiento
uniforme en las diferentes organizaciones. En consecuencia, es muy posible
que el esquema mental necesario para establecer estándares no financieros sea
diferente.”
Ojalá fuera así
de sencillo: háganse estándares robustos, universalmente aceptados y
universalmente aplicables para la información no financiera.
Con el incremento
del interés sobre los posibles impactos financieros de la información no financiera,
se han multiplicado los esfuerzos en varios sentidos: (1) en la definición de los aspectos materiales; (2) en su cuantificación;
(3) en el establecimiento del nexo con las finanzas de la empresa, sobre todo
en el largo plazo; y, (4) su uniformización y comparabilidad.
Ello ha dado
lugar al surgimiento y refinamiento de estándares
de presentación de información no financiera como los estándares de reporte
del GRI y los indicadores del SASB (que no son compatibles entre sí [4] ) y
centenares de propuestas de empresas de ventas de servicios. Pero todo esto todavía es considerado
insuficiente por parte de la comunidad de inversionistas, de allí la propuesta aquí
analizada.
Satisfacer las cuatro condiciones mencionadas es
equivalente a la cuadratura del círculo. Sin entrar
en un análisis extenso y riguroso, recordemos que se trata de información mal definida,
alguna con dificultades de medición, diferente para cada empresa, con impactos
financieros que dependen de la reacción de los actores en el entorno en que
opera cada empresa, variables en el espacio y tiempo, y que no pueden ser uniformes
por la vaguedad y especificidad de algunos componentes. La obsesión
en la uniformización y comparabilidad ha llevado la producción de información
precisa sobre algo irrelevante o no generalizable ni extrapolable. Se prioriza la precisión sobre la relevancia
(que es parte de algunas informaciones financieras).
Ello no obsta
para que haya algunos aspectos que son más definidos y comprables, extrapolables
en el espacio y tiempo, sobre as todo a nivel de empresas semejantes, y estos
esfuerzos deben continuar. Pero recordemos
que en general el interés de los inversionistas está en diversificar las inversiones,
para reducir los riesgos de la cartera, no en concentrarse en empresas
semejantes.
Y algo importante
que no se consideró en la discusión de la propuesta y que son los principales usuarios
de la información, los analistas
financieros (profesionales o aficionados).
En general estos usuarios están
acostumbrados a la información financiera estandarizada, han sido educados y han
desarrollado experiencia y han mecanizado el análisis financiero de información
financiera, no están acostumbrados, ni quieren hacer los esfuerzos adicionales
que son necesarios para analizar información con las características que hemos
mencionado arriba. Quieren la “papa
pelada”. [5]
Una importante a tarea que debe correr en paralelo a los esfuerzos de hacer la
información no financiera más relevante y más analizable es la educación de los
analistas financieros sobre todo en las peculiaridades de esa información. Hasta la misma la información financiera,
supuestamente comparable depende mucho del contexto [6]. Esta consideración es lo que distingue a los
buenos analistas de los mediocres.
IV.
En conclusión
La estandarización
de la información no financiera con el objeto de que sea tomada en cuenta,
analizada correctamente e incorporada en sus decisiones por parte de los
inversionistas y sus agentes, los analistas financieros y gestores de carteras,
es un enfuerzo muy laudable y que debe intensificarse, pero reconociendo sus
idiosincrasias. No parece que los establecedores de estándares de información financiera
sean los más idóneos para liderar estos esfuerzos, en gran parte por las características
de aquella información y por los diferentes esquemas mentales requeridos para procesar
ambos tipos de información.
Ello no obsta para
que se intensifiquen los esfuerzos, especialmente en la relevancia y
cuantificación de la información y en su análisis en el contexto que sea
pertinente. Esta información no financiera
está en un plano muy superior de complejidad que requiere de esfuerzos
superiores, en su identificación, preparación y análisis de impacto.
[1] Su libro One
Report: Integrated reporting for a sustainable strategy (2010) fue una de las primeras
propuestas.
[2] Este artículo forma parte de la
serie sobre la información no financiera.
Los dos más recientes fueron Información
no financiera: ¿Sustainability Chief Financial Officer? y ¿Es la
información no financiera no financiera?.
[3] Ver el artículo ¿Es
la información no financiera no financiera? en el que analizábamos la pertinencia de esa
información y el posible menosprecio que le confiere su nombre y recordábamos
el impacto financiero que esa información tiene a pesar de su nombre.
[4] Ver ¿Es
saludable la competencia entre estándares de reportes de sostenibilidad? El
futuro de la información ni financiera.
[6] El suscrito dedicaba buena parte de
en un libro publicado en 1984 y que sigue en prensa (séptima edición) a
advertir que esta información financiera, supuestamente estandarizada, se
podría prestar a diferentes interpretaciones y el análisis debería efectuarse
en el contexto en que operaba cada empresa.
Ver Evaluación
financiera de empresas, Editorial Trillas, México.
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