Tuitero
|
Posición inicial
|
Posición final
|
Porcentaje de votos
|
Posición TOP200[i]
|
Calvimontes
|
13
|
5
|
7
|
6
|
Jaumá
|
54
|
42
|
2
|
3
|
Lozano
|
70
|
2
|
12
|
7
|
Puterman
|
72
|
11
|
4
|
19
|
Ancos
|
76
|
14
|
4
|
9
|
Granda
|
80
|
3
|
9
|
40
|
González
|
81
|
50
|
2
|
10
|
Ballabriga
|
82
|
40
|
2
|
56
|
Martí
|
88
|
22
|
3
|
4
|
domingo, 28 de diciembre de 2014
¿Quiénes son los líderes mundiales en RSE? Otro fiasco de rankings y votaciones
A finales del
2014 el sitio GLOBAL CEO organizó una votación para seleccionar a lo que
llamaba los “líderes de la RSE” de entre un grupo seleccionado de 100 personas
a nivel mundial (aunque solo estaban incluidos los que tuitean en inglés y en
español).
Perdona querido
lector si están cansado de mis artículos denunciando prácticas poco
responsables pero yo seguiré luchando contra las chapuzas en RSE hasta que me
canse. Cuando cese el análisis crítico cesará el avance de la RSE o será que hemos
llegado al momento ansiado en que la Tierra se habrá convertido en el cielo, todos
seremos angelitos y todo estará bien hecho.
La selección de los líderes de la RSE
El sitio Global
CEO, que espera convertirse en revista electrónica, inició el 11 de diciembre
una votación para seleccionar a los líderes de la RSE en el mundo. Para ello publicó una lista de 100 tuiteros
por orden del número de seguidores y pidió al público que votara por 10 de
ellos. El 26 de diciembre terminó la
votación. En este artículo analizamos el
proceso y los resultados.
¿Cuáles fueron los criterios de inclusión en para
la lista? No lo mencionan pero en el orden inicial para
pedir los votos aparecían calificados en orden del número de seguidores en
Tweeter. Sin embargo faltaban muchas
personas que tienen más seguidores que los incluidos. El número 100 tenía 400 seguidores y creo que
el lector puede identificar una gran cantidad de tuiteros sobre RSE con más
seguidores. La número uno de la lista
tiene 480.000.
Y el lector también podría identificar líderes en
RSE que no son tuiteros frecuentes.
En intercambio de
correspondencia con los organizadores no he podido esclarecer de dónde sacaron
los nombres de los nueve tuiteros de habla hispana incluidos en la lista de 100
personas. ¿Por qué solo nueve¿ ¿porque
esos nueve?
En respuesta a
mis preguntas a los organizadores me dicen que la selección se hace en “base a
su perfil, el contenido de sus tuits y el número de seguidores”. Pero no explican cómo hacen para analizar el contenido
de los tuits. Sería muy interesante conocer la metodología utilizada para analizar el contenido de centenares de
miles de tuit de estos 100 tuiteros y determinar su relevancia para influir y
liderar en la RSE. Me gustaría
conocer la metodología. Pero parece que el
orden en la lista no tomó en cuenta estos criterios ya que es por el número de
seguidores.
Comienzan con una
lista de tuiteros relacionados con la RSE que luego denominan como personas influyentes para luego llamarlos
líderes. ¿Cómo
se pasa de “tuitero frecuente” a “influyente en RSE” a “líder en RSE”? Se hace el supuesto implícito de que tuitear y
tener seguidores es sinónimo de influencia y que ello es su vez sinónimo de
liderazgo. Sobre la falacia de los
rankings de personas influyentes basados en su actividad en las redes sociales escribí
varios artículos (Ranking
de tuiteros en RSE: ¿Son buenos para la RSE? y Encuesta
sobre la influencia de personas e instituciones sobre la RSE: Resultados Para
demostrar que la percepción de los expertos sobre la influencia de los tuiteros
no tenía correlación alguna con su ranking de acuerdo a su actividad en las
redes sociales.
Y aun así solo
incluyen tuiteros con muchos seguidores.
O sea que si no tuiteas y/o no tienes
seguidores no puedes tener influencia. Influencia
como sinónimo de usos de redes sociales.
Se usa lo que es fácil de cuantificar, independientemente de si es
relevante. Líderes como Stephan Schmidheiny, fundador del World Business Council on Sustainable
Development, WBCSD, influyendo a una generación de líderes gerenciales o el
profesor del IESE Antonio Argandoña, influyendo a una generación de futuros
líderes gerenciales, o Adela Cortina, Presidente de la Fundación ETNOR,
referente en los temas de ética empresarial, no se pueden considerar líderes según
este proceso.
Pero sí lo son tuiteros que tuitean sobre banalidades, algunas de las cuales relacionadas con RSE (ver mi próxima
publicación Más
consejos para subir en los rankings de RSE).
En el circuito de
tuiteros en español se publicaron muchos tuits sobre esta votación, junto con
la dirección para votar. Si bien no
pedían el voto me permito aventurar, sin pruebas fehacientes salvo los
resultados que comento, que ello estimuló a los seguidores de los tuiteros mencionados
en los tuits a votar y, por patriotismo o porque los conocen, lo hicieron por los
de habla hispana.
Pero sí hubo un boletín
que pidió el voto, sin tapujos, para “la representación española” para
convertirlos “en los 10 líderes a nivel internacional de la RSE”. ¿La
solidaridad antes que la ética?
El proceso
seguido se parece mucho al que reporté con motivo de los premios del GRI a los
reportes de sostenibilidad, elegidos por votación popular incontrolada, que
siempre ganaban los brasileños, seguidos de otros países en vías de desarrollo)
En los países desarrollados no tuvieron interés en votar, le dieron la
importancia a los premios que al final tenía, conscientes de que con votación
popular de gente que no lee o no conoce los informes, no se determinan los
“mejores” informes de sostenibilidad.
Algo parecido a las votaciones en los festivales de eurovisión donde los
votantes votaban por los representantes de países vecinos. Los premios de GRI dejaron de existir y los
Eurovisión se reformaron (el lector interesado puede leer mis artículos ¿En
que se parecen los premios GRI y los de Eurovisión?, Premios
GRI al mejor reporte de sostenibilidad: ¡Falacia!).
¿Pero cuáles fueron los resultados?
¿Cómo podemos
explicar este gran avance y las elevadas posiciones finales?
Los 9 de habla hispana acapararon casi la mitad de
los voto (45%) la otra mitad para los 91
anglosajones. Un promedio del 5.0% por persona versus un 0.6%
¿Algo te suena extraño querido lector?
Interesante notar que de los cinco primeros LIDERES
MUNDIALES tres son de habla de hispana (eran los tres primeros hasta el último día en que
el último, con 400 seguidores pasó a ser primero y otro que también estaba muy atrás
subió al 4º). Y que todos los 9 de habla
hispana están entre los primeros 50 ¿Es
que somos tan reconocidos en el mundo entero? ¿Es que en nuestros países estamos
más avanzados en RSE que en mundo anglosajón? No, no estoy en contra de los promotores
de la RSE de habla hispana. Soy uno de
ellos.
También se puede
notar que algunos son considerados MAS LIDERES a nivel mundial que en el
ranking a nivel de habla hispana (TOP200RSE
que también usa las redes sociales como criterio de calificación) (Lozano 2º a
nivel mundial, solo 7º a nivel hispano, Granda 3º a nivel mundial, 40º a nivel
hispano, etc.) ¿Qué pasó con los que los superan a nivel hispano que no están en la
lista mundial?
Y que muchos de
ellos son más “líderes” que personas que, en mi opinión, son verdaderos líderes
mundiales como John Elkington (autor de varios bestsellers en RSE y creador del triple bottom line), que Elaine
Cohen (la experta más reconocida en informes de sostenibilidad), Rosabeth Moth
Kanter (también autora de varios betsellers
y profesora de Harvard) y así muchos más.
Con esto no quiero decir que los de habla hispana que
han sido incluidos no sean líderes en RSE.
Reconozco a muchos de la lista como tales. Lo son!
Desarrollan,
avanzan y difunden el conocimiento y la práctica de la RSE efectivamente. Su labor es admirable.
Pero de allí a
decir que con este proceso de listar a 100 tuiteros se puede decir que son influyentes
en un tema tan especifico como la RSE y después decir que son líderes a nivel
mundial requiere abstraerse de la realidad.
No vale la pena
analizar más en detalle las anomalías. Todas
tienen una explicación muy simple: Que
la selección es arbitraria y que votación es anormal, viciada. Puede votar quienquiera (en toda democracia
hay criterios para ser elector), que no
tiene por qué saber que es RSE o conocer a ninguno de los de la lista, o solo a
algunos por los que vota. Que algunos de los listados de habla hispana pueden
haber estimulado a amigos a votar por ellos, como es obvio que tmbien hicieron
algunos anglo-sajones (por la gran subida de varios en los últimos días).
¿Sirven para algo estos ejercicios?
En fin, que es un fiasco desde la lista inicial
hasta la votación, como ya adelantaba en mis comentarios en el sitio y en tuits
desde que supe del ejercicio. UNA CHAPUZA.
Y no basta con criticar. ¿Cómo se pudo hacer bien hecho? Léelo en mis comentarios en el sitio
de la votación (si no
los han quitado) y en mí artículo Ranking
de tuiteros en RSE: ¿Son buenos para la RSE?.
¿Tiene algún valor este ejercicio? ¿Es
responsable?
El único valor que le veo
es el publicitario para los que los publican y para que algunos de los
incluidos alardeen sin ver o sin querer ver la realidad del mismo.
Así no se avanza la agenda de la RSE.
[i] Según el ranking del 11 de
diciembre. En este figuran también instituciones,
no solamente personas como en el de Global CEO, por lo que hemos recalculado la
posición entre las personas.
domingo, 21 de diciembre de 2014
20 razones por las que nos estamos cansando de la RSE
¿Se está cansando
todo el mundo de la RSE? No, este
sentimiento no es universal. Sigo los
debates y las prácticas en el mundo anglo-sajón y en el mundo latino (América y
Europa latinas) y la diferencia en la discusión es muy amplia. En el mundo anglo-sajón no existe el
pesimismo, decepción, cansancio que se percibe en el mundo latino,
especialmente el hispano. Sin pretender
hacer un análisis comparativo, aventuro, medio en serio medio en broma, algunas
razones del cansancio con la RSE donde se habla español, siendo el caso de
España el más patente. Y sobre todo
parecen ser los expertos que escriben sobre el tema los que se están cansando
más.
¿Por qué nos estamos cansando de la RSE?
Porque los que
más hablan del tema son siempre los mismos, dicen lo mismo y se cansan los unos
a los otros.
Porque nos aburre
lo viejo y nos gusta lo nuevo. Pero como no se puede inventar algo nuevo cada
día y que sea efectivo y eficaz, cada vez que alguien propone algo nuevo
termina siendo más de lo mismo. Y eso
cansa.
Porque hemos
convertido lo que es una actitud, una manera de hacer las cosas ahora y en el
futuro, en una cosa, en un objeto del presente, lo que se vuelve monótono.
Porque la RSE es
víctima de su popularidad. La están matando a besos.
Porque la muchos de
los que se dicen expertos se mantiene a nivel de la superficie, de
generalizaciones, de conceptos, de frases hechas, sin profundizar. Y eso cansa.
Porque el nombre
no es lo suficientemente claro y da lugar a que se entienda como objeto (ya que
estoy en ello, repito mi mantra de que debería ser: Responsabilidad de la
empresa ante la sociedad). Y eso cansa.
Porque cada gurú
quiere llamarla a su manera. Y yo también ;-). Y eso agota.
Porque cada uno
que la descubre cree que el resto del mundo no sabe nada y tiene que enseñarle
lo que acaba de aprender y recalienta la sopa. Y eso aburre
Porque muchos
medios aceptan publicar cualquier cosa sin criterios de selección por calidad,
contribución, innovación………………… y se cansa uno de oír, ver, leer lo mismo.
Porque la
facilidad de transmisión de información y el correspondiente exceso nos está
agobiando.
Porque muchos consultores
en RSE no practican la responsabilidad que predican y contribuyen a dorar la
píldora (léase greenwashing). Y eso decepciona.
Porque hay muy
pocos consultores con experiencia en la práctica, en empresas, haciéndolo. Viven
en el mundo del “debería ser” no el de “lo que es”. El debería ser es el mismo y eso cansa.
Porque muchos
centros educativos donde se imparte el tema lo hacen de forma superficial,
acelerada. Gradúan consultores sin
experiencia. Y eso contribuye a las razones anteriores.
Porque las
empresas y los gurús en habla hispana preferimos competir a cooperar (en vez de
CUMPETERE: Cooperar para competir). Y
eso agota.
Porque hay
muchas falsedades en el comportamiento de las empresas (y el de los
funcionarios públicos, políticos y algunos miembros de la sociedad civil no
ayudan a la percepción de ética y responsabilidad). Generan incredulidad, pesimismo, decepción.
Porque ante
la debilidad e indiferencia de las instituciones de seguimiento y control,
incluyendo los medios, no hay criterio crítico para denunciar lo malo y premiar
lo bueno. Y eso es una falla.
Porque ante
la indiferencia e ignorancia de los consumidores y clientes las empresas pueden
abusar de su ingenuidad. Y parece ser que es la RSE la que no funciona. Y eso cansa.
Porque las
grandes expectativas que se han creado sobre la RSE no son cónsonas con la
realidad, con el entorno en que se desenvuelven las empresas, competitivo, de
supervivencia, con incentivos perversos al comportamiento. Y esto decepciona.
Porque
tenemos la visión de corto plazo, impaciente, que le criticamos a las empresas.
Y eso frustra y agota.
Y antes de
que el lector lo sugiera, añado la número 20: Porque el autor de este artículo
cansa con su insistencia en promoverla.
¡Y seguro que el lector tendrá sus propias razones!
Y esto es lo
que la RSE nos pregunta a todos
Pero es NUESTRA RESPONSABILIDAD, como personas,
trabajar juntos, con las empresas, gobiernos y sociedad civil en mejorar la
sociedad.
FELICES FIESTAS y que el Año Nuevo nos haga a todos
más responsables.
domingo, 14 de diciembre de 2014
¿Es conveniente para una empresa pertenecer a un índice de sostenibilidad?
Para
muchos debe parecer obvio que una empresa quiera pertenecer a un índice de
sostenibilidad. Representa un
reconocimiento independiente de su responsabilidad ante la sociedad. Si bien
esto es deseable, conlleva también costos y riesgos, no todo son beneficios. En este artículo analizamos algunos de estos
costos, riesgos y beneficios. [1]
I.
Antecedentes
En
la actualidad existen varios centenares de índices de sostenibilidad con una
explosión en los últimos años. La gran
mayoría son de tipo especializado, que cubren empresas en sectores o
subsectores específicos, como por ejemplo empresas que destacan el cambio
climático, o la conservación de energía, o que destacan por su gobierno
corporativo, entre muchos otros temas. Pero los más conocidos son los más generales,
que incluyen gran variedad de aspectos sociales, medioambientales y de
gobernanza corporativa. De estos los más
conocidos son las familias de índices del Dow Jones Sustainability Index y del
FTSE4Good Index.
Algunos
índices se limitan a empresas que cotizan en bolsas específicas, otros incluyen
empresas de múltiples bolsas de valores.
Lo que tienen en común es que las empresas incluidas son transadas en
bolsas, con suficiente liquidez como para que los inversionistas puedan comprar
y vender libremente, con precios determinados libremente. No se incluyen empresas en manos privadas o
con bajos porcentajes del total de acciones en poder del público.
En
general los índices de sostenibilidad han sido desarrollados para satisfacer
las necesidades de la industria de la inversión socialmente responsable, SRI,
que los utiliza como indicadores de las empresas responsables que podrían
incluir en sus carteras, sin necesidad de hacer ellos sus propios análisis de
su sostenibilidad. De allí la multitud
de índices para satisfacer las demandas de los diferentes grupos de
inversionistas responsables.
En España hay un índice de sostenibilidad creado en
el 2009, el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del
FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países
desarrollados. En América Latina sólo
hay dos bolsas de valores con índices de sostenibilidad, BM/FBovespa en Sao
Paulo (desde 2005) y la de México (desde 2011).
La Bolsa de Santiago de Chile estaba preparando su índice durante 2014.
II.
¿Qué son los índices de sostenibilidad?
Los
índices son una valoración ponderada de los precios en bolsa de un grupo de
empresas que han sido seleccionadas después de hacer una evaluación de sus
prácticas responsables, en uno o más aspectos. Esto es común a todos los índices. Sin embargo, cada índice usa sus criterios de
evaluación de estas prácticas, que prácticas considera, como las cuantifica,
que importancia relativa le concede a cada una de las decenas y decenas de
prácticas o indicadores evaluados, sus criterios de inclusión y exclusión,
modalidades de ponderación, entre muchos otros aspectos. Y estos criterios y metodologías suelen ser
confidenciales. De allí que las empresas incluidas en los índices pueden ser
muy diferentes. No hay uniformidad de
criterios[2]. Una empresa puede salir de un índice y entrar
en otro.
Lo
que tienen en común los índices es que pretenden representar empresas que, de
acuerdo a sus criterios, pueden ser consideradas “sostenibles” (aunque esto
puede querer decir cualquier cosa).
III.
¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
Los
índices tienen diferentes usos para los diferentes usuarios. Los principales usuarios son los
inversionistas que quieren conformar sus carteras de inversión
responsable. Pero también puede ser de
utilidad para los gobiernos en el establecimiento de políticas públicas, para
la sociedad civil en sus labores de seguimiento y control de la responsabilidad
social y ambiental de las empresas, para el público en general que desea tener
información sobre la sostenibilidad de las diferentes empresas. Lamentablemente
la información sobre los componentes de los índices suele ser muy costosa, solo
al alcance de grandes inversionistas. Pero
uno de los usuarios más interesados son las mismas empresas que pertenecen, han
pertenecido o quieren pertenecer a un índice, que los pueden utilizar como
instrumentos de mejora de sus prácticas, y en algunos casos, como instrumentos
de gestión de la reputación[3].
IV.
¿Cuáles son los costos, beneficios y riesgos de
pertenecer a un índice de sostenibilidad?
1.
Ventajas de querer pertenecer
El
proceso de aplicar a un índice de sostenibilidad de por si contribuye en gran
medida al avance de la sostenibilidad de la empresa. El proceso es sumamente complejo ya que la
empresa debe completar la aplicación, respondiendo y anexando información sobre
una multitud de facetas de la sostenibilidad.
Esto fuerza a las empresas a hacer una extensa investigación interna
sobre sus prácticas que, por lo menos al principio, están dispersas y es muy
posible que casi nadie en la empresa, ni siquiera al más alto nivel, tengan conciencia
de la amplitud de las acciones involucradas.
Los cuestionarios suelen ser una excelente hoja de
ruta. Les permite a las empresas ver las
deficiencias que tienen y desarrollar estrategias y prácticas de sostenibilidad
para vencerlas, ayuda a coordinar las diferentes unidades, fuerza la
comunicación con los stakeholders,
permite articular mejor la estrategia y determinar lo que es considerado
material o importante para los inversionistas, sobre todo los
institucionales. Adicionalmente, la
retroalimentación que reciben de los gestores del índice es muy valiosa para
mejorar esas prácticas. Y todo este
proceso ayuda a los promotores internos de la sostenibilidad a que les presten
atención, la prioricen y posiblemente les asignen mayores recursos. Son los
principales interesados en que la empresa se postule y califique.
2.
Ventajas de pertenecer
También es importante entender por qué las empresas
quieren ser miembros. Presumiblemente,
la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las
empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados
financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa. En un estudio detallado del índice de
sostenibilidad de la bolsa de Sao Paulo, que llevé a cabo en el 2010 pude
constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a
mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al ser excluidas, aunque
que su inclusión no tiene afecto sobre
su liquidez bursátil ni sobre su acceso a los mercados financieros. De cualquier manera para la inclusión sea
beneficiosa en los mercados financieros estos tienen que apreciarlo. En la gran mayoría de los mercados en vías de
desarrollo esto no lo es. Tendría el
potencial de hacerlo si la empresa cotiza en bolsas de mercados desarrollados y
tiene amplia liquidez bursátil, con un elevado porcentaje de sus acciones en
poder del público inversionista[4].
En muchos otros estudios no se ha llegado a una
confirmación sobre si la inclusión en un índice hace que su rentabilidad en
bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas. En algunos estudios parece que sí, en otros
que no. Puede ser que sean las más
rentables las que hacen los esfuerzos por estar
en los índices y no que el estar en el índice aumenta su rentabilidad en
bolsa.
Para algunas empresas muy visibles para el público la
inclusión puede ser una fuente de reputación, lo cual mejora la aceptación de
la sociedad y aumenta el valor de los activos de empresas que pueden conducir a
mejores precios en caso de fusiones o adquisiciones de otras empresas. En el caso de muchas multinacionales,
sobre todo en sectores industriales con riesgos reputacionales en
sostenibilidad, no les queda más remedio que intentar entrar en los índices más
prestigiosos para tener visibilidad en los mercados de la Inversión
Socialmente Responsable y los tradicionales.
3.
Riesgos de pertenecer
Pero
esto no es para todo tipo de empresas.
El costo de aplicar y mantenerse en un índice es sumamente elevado,
sobre todo por los sistemas de gestión de los que hay que disponer y el
esfuerzo sostenido que ello requiere. En
un índice como el Dow Jones, que es “best
in class”, donde se compite para su inclusión con otras empresas en el
mismo sector, se puede salir porque otra empresa entra con una mayor
calificación Aun a pesar de haber
mejorado en sostenibilidad, otra empresa de la misma industria puede haber
mejorado más y desplazarla. La salida puede tener efectos negativos. Algunos inversionistas institucionales requieren
tener en la cartera empresas que están en los índices y pueden tener que venderlas
si salen del índice.
Un efecto secundario negativo es que el índice puede
terminar dictando la estrategia de sostenibilidad de la empresa. Una vez que se está en el
índice la empresa puede llegar a priorizar las actividades que tienen más
puntuación en el índice, aunque estas actividades puede que sean menos
prioritarias en el contexto y momento en que se encuentra la empresa. Se gestiona la sostenibilidad para mantenerse
en el índice, no necesariamente para gestionar sus impactos positivos y
negativos ante la sociedad o de cómo puede mejorar su contribución al
desarrollo económico y social del país.
Es un riesgo que tiene que gestionarse. El índice no debería ser el director de sostenibilidad de la empresa. Lo que
es material en la sostenibilidad de la empresa lo dictan los stakeholders, no los constructores de
índices.
V.
Comentarios de cierre
Pertenecer
a un índice de sostenibilidad, sobre todo uno mundial, no es una panacea ni es
algo que deben buscar todas las grandes empresas, es muy costoso y se deben
evaluar los costos, beneficios y riesgos para la empresa. Para algunas valdrá
la pena, para otras no. Para algunas la
presión de algunos stakeholders es
determinante, para otras lo es el deseo de mostrarse como parte de la élite en
sostenibilidad para contrarrestar aspectos reputacionales potencialmente
negativos de la industria en que operan, por ejemplo, petróleo, cemento y
tabaco. En un índice como el Dow Jones, que tiene todo tipo de sectores, hay
empresas de estas industrias consideradas como “sostenibles”. Y por ser del tipo “best in class” alguna de
ellas debe ser líder de su sector. En
índices sobre temas específicos de ASG y en índices generales pero que comparan
las empresas con todas las demás este fenómeno no ocurre.
En
toda América Latina solo 15 empresas pertenecen al Dow Jones Sustainability Index,
en su versión mundial, de las más de 1.500 que cotizan en bolsas locales e
internacionales, 6 son de Colombia y 9 de Brasil. De España pertenecen al índice solo14. Aun considerando otros índices, son un club
muy exclusivo.
¿Vale la pena todo el costo y esfuerzo por
pertenecer a un índice de sostenibilidad?
Sólo para muy pocas empresas.
[1] Este artículo
fue publicado en AgoraRSC el 10 de diciembre de 2014 y partes habían sido publicadas en un número especial sobre el Dow Jones Sustainability Index de
la Revista RS (Responsabilidad y Sostenibilidad) de Colombia, en octubre de
2014.
[2] En junio del 2011 se
constituyó una organización de la sociedad civil, el Global Initiative for Sustainability Ratings, GISR, que tiene como objetivo
establecer principios, criterios y acreditación de los ratings de sostenibilidad.
El objetivo no es uniformar los ratings de sostenibilidad. Los Principios ya han sido publicados (el suscrito fue
miembro del Consejo Directivo durante 2012 y 2013). Para más detalles pueden ver mi artículo ¿Son confiables los ratings de
sostenibilidad?
[3] El lector interesado
puede ver más detalles en mi artículo ¿Para qué sirven los índices de
sostenibilidad?
[4] El lector interesado puede leer
un análisis de estos temas en mi artículo Sustainability indices in emerging markets:
impact on responsible practices
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