I.
Papel de las empresas en el logro de los
ODS
A pesar de las
dificultades derivadas de los ambiciosos
y desenfocados ODS que mencionábamos en la primera parte de esta artículo (disponible
aquí), a pesar de no estar
dirigidos explícitamente a las empresas, estas pueden y deben tomarlos como guías para las acciones que puedan/quieran
emprender como parte de su responsabilidad ante la sociedad dirigida a
potenciar sus impactos positivos e identificar otras acciones a emprender fuera
de su contexto tradicional. Así como el
Pacto Mundial sirvió como listado ilustrativo para guiar algunas de las
acciones de las empresas, los ODS también podrán hacerlo y darle contexto a su
comunicación. En las 169 metas, hay para todos los gustos.
Pero la pregunta clave para juzgar el impacto de
los ODS es “¿que habrían hecho las
empresas si no existieran los ODS? La experiencia con los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, ODM, puede servir de guía, ya que si bien no tenían a
las empresas como objeto de los objetivos (valga la redundancia), algunas se asociaron
espontáneamente y la respuesta a aquella pregunta parecería ser que “no mucho”,
que fueron usadas más como instrumento de ganarse el favor de la sociedad: “De lo
que hemos hecho, miremos que se puede decir que lo hacemos en apoyo a los ODM y
reportémoslo como tal”. No se
puede generalizar, habrá habido empresas que no tenían entre sus planes
contribuir a los ODM más allá de hacer lo que venían haciendo y otras a las que
estos las estimularon a intensificar o expandir sus actividades. Pero estas serían las empresas de los
extremos, las que no estaban haciendo mucho o aquellas más ilustradas.
Claro está que hacer una contribución tangible al desarrollo
sostenible no está al alcance de todas las empresas. Son pocas las que pueden hacer un impacto notable
y son pocas las que tienen los recursos gerenciales como para incorporarlos en
sus estrategias de sostenibilidad. Esto
posiblemente esté limitado a las grandes multinacionales y algunas empresas que
por su envergadura o por el tenor de sus actividades (sectores de salud,
educación, alimentación, etc.) estén en condiciones de hacerlo. Y aquí nos referimos a esfuerzos
incrementales, a actividades que no se han estado haciendo o que no se iban a hacer
de todas maneras. Es muy fácil, y es una
reacción natural de las empresas, que cuando se les exigen intervenciones en
ciertas áreas hacen un inventario de sus actividades que puedan ser imputadas a
esas exigencias y así darlo por cumplido (ver el artículo Obligación
de gastar en RSE: ¿Es efectiva? en el que se analizan los casos de Colombia e India donde se ha hecho
obligatorio para algunas empresas). Sí, las grandes empresas ya están actuando
en las metas de los ODS como parte de su negocio normal pero la expectativa
sería que los ODS las estimule a contribuir aún más[i].
Es la “adicionalidad” lo que cuenta, lo
que se hacer, no la imputación ex post de lo se ha hecho en el pasado.
Es de esperar, por
ejemplo, que si la empresa tiene un programa de educación para mujeres
ejecutivas dirá que está contribuyendo a la meta 5.5 “Velar
por la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de
oportunidades de liderazgo ……” y a la meta 10.2 “Para
2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas
las personas, independientemente de su edad, sexo……” . Nótese que las metas dicen “velar” y
“potenciar y promover” no dicen “lograr”.
¿Son los ODS
solamente para las Telefónicas, Repsols, Unilevers, Nestlés, Nike, IKEA,
Google, etc. del mundo? (“the usual suspects” como se dice en
inglés). De hecho, en el único lugar donde se menciona “empresa” en las 169
metas es en la meta 12.6 donde se menciona como objeto a las grandes y
multinacionales. En esta segunda parte del artículo analizamos lo que
podrían/deberían hacer estas empresa y las implicaciones que puedan tener para
otras empresas interesadas. Esperemos que su interés sea legítimo y no
solamente para poder presumir de que se han incorporado al esfuerzo de los ODS
(por lo menos en los primeros años habrá mucho interés por esta razón, hasta
que pase la novedad).
Para algunos [ii] los ODS
proporcionan un marco de referencia para la innovación y para identificar
oportunidades de inversión y de actuación. El
suscrito es más escéptico o más optimista con respecto a la creatividad de las
empresas y no cree que la inteligencia estratégica de las empresas (sobre todo
las grandes) necesite de los grupos de trabajo de la ONU para identifiar
oportunidades de negocios. No
obstante, es posible que indiquen áreas de inversión del sector público donde
algunas empresas puedan participar, por ejemplo en infraestructura social
II.
Apoyo para las empresas
Aprendiendo de la
experiencia no tan fructífera de los ODM, esta vez se incorporó al sector
privado en las deliberaciones y se lo quiere involucrar en el logro de los ODS. Sabiendo del escepticismo de las empresas, de
la complejidad y dificultad que presentan, la ONU junto con el GRI y el World Business Council for Sustainable
Development, WBCSD (organización que agrupa amas de 200 de las mayores
empresas del mundo en la promoción de su responsabilidad social y del
desarrollo sostenible) ha producido una “brújula” para orientar a las empresas
el SDG Compass; Guide for business action on the SDGs (Brújula de los ODSs: Guía para la acción de las
empresas en los ODS). Fundamentalmente la guía recomienda un proceso de
implementación de cinco etapas: (1) Entender lo que quieren decir los ODSs para
la empresa; (2) Analizar las posibilidades para la empresa y establecer
prioridades; (3) Establecer un programa de acción, indicadores y anunciar el compromiso; (4) Integrar el
programa en la empresa; (5) Reportar
y comunicar. La clave para el programa es anunciar el compromiso y después reportar.
Es este sentido sería como un “Súper Pacto Mundial” aunque sin tener que firmar
la carta de adhesión.
Esta brújula de
los ODS debería constituir el marco de referencia para que las empresas establezcan
sus estrategias de involucramiento en los ODS.
Los pasos propuestos en el gráfico siguiente se explican por sí mismos y
no hace falta comentarlos. Solamente queremos destacar la cuarta etapa en el
paso tres y la segunda en el paso seis: anunciar públicamente los compromisos
que se adquieren y reportar sobre su cumplimiento. Esto puede ser la clave para
un involucramiento real, duradero, sincero, no efímero, no circunstancial, como
comentamos más adelante.
Como comentábamos
en la primera parte de este artículo, el sector privado fue incorporado tarde y
mal en la implementación con los antiguos ODM y ahora la ONU está creando desde
el inicio, redes para apoyar la implementación de los
ODS. Una de ellas ha sido creada para servir a
las empresas, Business for 2030, creada por el United States Council for International
Business, USCIB. Esperemos que estas
redes se extiendan a otros países y sean más universales. En un correo que recibí, después de escribir
los párrafos anteriores, anunciando la creación de esta red, dice varias cosas,
con mucha candidez, que son muy indicativas del enfoque del sector privado a
los ODS: “El objetivo es hacer a la ONU más
consciente de las positivas actividades que el sector privado ya está
haciendo…”. O sea, que parte del
objetivo de participar es ganar puntos reputacionales. También dice “ ……..ya hemos incluido más de 130 iniciativas (parte del
negocio o de los esfuerzos filantrópicos) para más de 30 empresas cubriendo 70
de los 169 metas”. O sea,
que imputaremos a los ODS lo que ya hacemos. Nada de malo en todo esto, pero ojalá que
apoyen aunque solo se enteren los beneficiarios y que sean actividades nuevas,
adicionales, incrementales. De estas
citas también es significativo el hecho de el Consejo cree que ya colaboran en
más de 70 de las 169 metas. Sin ser el
sector privado el objeto de los ODS parece que hay mucho margen para la
actuación. Por ejemplo, ya se anunciaron más de 35 compromisos por
parte de empresas en el
Foro del Sector Privado de la ONU que se celebró con motivo de la aprobación de
los ODS.
Para apoyar la
implementación, el Pacto Mundial está desarrollando una serie de Matrices Sectoriales para
los ODS que contienen
guías para las empresas sobre como
contribuir y casos de empresas que ya lo están haciendo. A octubre del 2015
se había producido la matriz
del sector financiero y estaba en preparación la del sector transporte. Son muy ilustrativas y ahorran mucho trabajo
de análisis.
Es tanto el
interés que hasta se ha desarrollado un sitio para que crees tu meme en apoyo a
tu ODS favorito: Global Alliance Goals.
Esto son solo
algunas de las iniciativas tendentes a facilitar la participación de las
empresas en el logro de los ODS. Es de esperar que en los próximos meses y
años, estas iniciativas proliferen.
Posiblemente habrá demasiadas. Los
ODS contribuirán al desarrollo sostenible de las firmas de consultoría y los
organizadores de eventos. Son un gran negocio.
III.
¿El Súper Pacto Mundial?
Pero la clave, como en el caso del Pacto Mundial,
es ¿quién le hace el seguimiento, cuales son las consecuencias? ¿Cuáles son las consecuencias de no cumplir
con los objetivos del Pacto Mundial normal? Ninguna, las empresas solo tienen la obligación de
informar, no de hacer, no de lograr. Otro
caso semejante fue el de la Cumbre Rio + 20 ¿Cuántos compromisos hicieron las
empresas en la Cumbre de Rio + 20 y cuántos se cumplieron? ¿Cuál ha sido el
impacto? (ver mi artículo Río
+ 20: Lo que el Rio nos dejó).
Como
mencionábamos, la Brújula de los ODS sugiere anunciar compromisos y reportar
sobre sus avances. Las empresas deberían
reportar públicamente, en sus informaciones sobre sostenibilidad, sobre sus
compromisos en el corto, mediano y largo plazos y reportar periódicamente sobre el progreso en términos de impactos, no
solo de recursos comprometidos o resultados obtenidos. ¿Qué cambios se han logrado en el desarrollo
sostenible?
Esto es lo que ya
hacen algunas empresas, lamentablemente muy pocas, en sus metas de
sostenibilidad, aunque solo a nivel de indicadores, no de impacto. Hay una reticencia natural de las empresas
a comprometerse, en algunos casos debido
a las posibles consecuencias legales y en otros simplemente porque quieren
mantener a toda costa la flexibilidad de la gestión. Ojalá estos compromisos fueran legalmente
vinculantes y no solamente expresiones de buenas intenciones. En esto se podría
usar el modelo de las empresas por beneficios, que se comprometen, legalmente,
a balancear beneficios financieros y sociales. [iii]
El problema con todas estas iniciativas como el
Pacto Mundial, los ODM y ahora los ODS es que tienen beneficios y costos muy
asimétricos. Tienen beneficios reputacionales por participar, por figurar, pero
como no implican obligaciones, o las obligaciones son consigo mismos no hay
costos de incumplimiento. Estas
iniciativas, para ser efectivas, más allá de las buenas y honestas intenciones
de algunas empresas necesitan la presencia y activismo de una sociedad civil
comprometida, activa y con recursos, de instituciones de seguimiento y control
más allá de los patrocinadores de los ODS.
Y esto debería venir acompañado (¡utopía!) de
instituciones de la sociedad civil que hagan el seguimiento y control público
de estos compromisos y su cumplimiento.
IV.
Que pueden/deben hacer las empresas
A pesar de estas dificultades
con los ODS las empresas no deben lavarse las manos y decir que no les competen
o que si les competen no pueden hacer nada porque son objetivos difusos o
porque nadie se entera.
Usemos como
ejemplo el único objetivo que tienen una meta específicamente dirigida a las
empresas, el Objetivo 12 “Garantizar un consumo y patrones de
producción sostenibles” (¿de quién es
la responsabilidad de garantizar?) cuya meta 12.6 que dice: Alentar a las empresas, en especial las
grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas
sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de
presentación de informes (¿basta con
alentar?). Una parte del objetivo está dirigida a las empresas, lo que
comentamos a continuación, y la otra a nosotros los individuos consumidores que
comentaremos en la siguiente sección. [iv]
La meta es tan
general que incluye todo tipo de actividades relacionadas con la
responsabilidad de la empresa ante la sociedad: “que adopten prácticas sostenibles”.
No proporciona guías para la acción, no añade nada. Antes por el
contrario, hace aparecer como si esa
responsabilidad se evacuara con “algunas prácticas”, en vez de pedir que
asumieran la responsabilidad por sus impactos como pide la Unión Europea, que
es un lenguaje igualmente sencillo pero más incluyente, más cerca de la responsabilidad
total que la sociedad debe exigir. Todavía faltaría por exigir que hagan todo
el bien que puedan, que busquen, proactivamente impactos futuros (negocios
inclusivos, desarrollo económico local, etc.), más allá de la responsabilidad
por impactos pasados y presentes (ver mi artículo ¿Cómo
interpretar LA definición de la RSE?). En
cuanto a que “incorporen información
sobre sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes”, tampoco
añade nada a las prácticas habituales. Se puede decir que la gran mayoría de las
empresas podrán decir que han contribuido a la meta 12.6 sin hacer
prácticamente hace nada nuevo, sin que ello quiera decir que el mundo es más
sostenible. Habrán adoptado algunas
prácticas y reportado sobre ello.
Si el objetivo es
que “hagan más cositas”, entonces la guía para la acción son los otros objetivos
y metas. No es posible ser exhaustivo en el análisis y en este sentido no cabe
más que recomendar que se sigan los cincos pasos de la “Brújula de los ODS” del
WBCSD mostrados en la figura precedente.
Cada empresa es diferente, opera en un
contexto diferente y asume una responsabilidad ante la sociedad diferente. Cada una determinará en lo que puede
contribuir, presumiblemente dentro de sus líneas de negocios. Lo que debe quedar claro es que ello no
implica salirse de su estrategia de negocios, se trata de informar esa
estrategia con la amplia visión que aportan los ODS y adaptarla. Sería un grave error, aun para las empresas
grandes, tratar de hacer de todo con tal de decir que contribuyen al logro de
los objetivos (ver mi artículo ¿Hay
que hacer de todo?: Sobre los riesgos de generalizar en RSE).
Se han hecho
varias encuestas sobre el papel de las empresas en el logro de los ODS, pero
lamentablemente es muy difícil que
añadan valor. Por ejemplo, la encuesta de PwC, Make
it your business: Engaging with the Sustainable Development Goals pide a los encuestados seleccionar los
cinco ODS más relevantes para la empresa.
Cada sector industrial tiene diferentes prioridades y seguramente dentro
de cada sector industrial también variarán por empresa y por país. Adicionalmente si se analiza que contiene cada
uno de esos ODS vemos que hay una gran variedad de metas que el titulo muy
general del respectivo ODS no puede recoger.
Por ejemplo el Objetivo 9 “Construir
infraestructuras resistentes, promover una industrialización inclusiva y
sostenible y fomentar la innovación” incluye metas en construcción de
infraestructuras, investigación y desarrollo científico, desarrollo
tecnológico, innovación, industrialización, acceso de las PyMEs a los mercados
financieros, producción limpia, entre otros.
Si respondemos que el objetivo 9
es una prioridad para nuestra empresa, ¿qué queremos decir? ¿Infraestructura?
¿Financiamiento de PyMEs? ¿Desarrollo tecnológico? ¿Innovación? Punto menos que imposible que una empresa
pueda actuar en todos estos frentes.
Esta misma
encuesta presenta también unos resultados muy sorprendentes, para el suscrito, sobre España. Por
ejemplo dice que el 86% (¡!) de las
empresas españolas conocen y están comprometidas con los ODS, el 71% están
trabajando en planes de implementación y el 31% ya los tiene listos. El 80% de los ciudadanos de Argentina dicen
que es muy importante que las empresas se adhieran a los ODS (¡el 80% sabe lo
que lo son los ODS!), pero solo el 50% en EEUU.
Se recomienda al lector que lea el estudio y saque sus conclusiones
sobre el valor de las encuestas para guiar las prioridades de las empresas.
Y hay otros
resultados que relevan mucho del interés de las empresas en los ODS. En la encuesta había una pregunta: “¿Si Ud. supiera que una empresa se ha
adherido a los ODS, haría esto más posible que Ud. comprara sus productos y
servicios?”. El 95% de los
brasileños y 86% de los argentinos dice que sí (¿que otra respuesta se podría
esperar?). O sea, que la “adhesión” a los ODS parece ser un
excelente negocio para las empresas.
Adhiérase, anúncielo y pase por el banco. ¿Y el Desarrollo Sostenible? Bien, gracias.
No vale la pena
analizar cada una de las 169 metas para ver donde pueden actuar las empresas. Hay tal variedad de empresas en el mundo y
tales son necesidades que no hay duda de que siempre se encontrarán
posibilidades de contribuir. [v]
Pero lo importante es hacerlo donde este alineado con la estrategia,
capacidades y posibilidades de la empresa.
En resumen, no crea en las prioridades de otros. Analice su empresa, su contexto, sus
posibilidades, sus capacidades y decida en que puede/debe contribuir. Y hágalo
donde pueda tener impacto y pueda hacerlo de forma consistente y sostenible en
el largo plazo. Decisión personalísima.
Como el análisis de materialidad (Materialidad:
12 principios básicos y una metodología para la estrategia de RSE. IIa. Parte).
Y como muy bien
dice Mallen Baker en un artículo en su blog Will
the new UN development goals help or hinder business sustainability:
Mi expectativa es que los decisores
tomarán nota de los nuevos objetivos y hablarán siempre respetuosamente de
ellos --- hasta de forma entusiasta--- en principio. Entonces identificarán sus propias
prioridades basado en lo que tiene más sentido desde el punto de vista de sus
mayores impactos y de sus stakeholders y dejarán de lado el insumo de la ONU
sobre lo que es una prioridad en base a que la ONU no tiene el coraje de
priorizar de frente a sus propios stakeholders. ……….Lo que no es un mal
resultado.
V.
¿Qué podemos y debemos hacer nosotros?
Es muy fácil
decir que la responsabilidad la tienen los demás, pero de la lectura de este
artículo le debe de haber quedado claro al lector que nosotros, las personas, como individuos, como consumidores, como
miembros de organizaciones de la sociedad civil, como funcionarios públicos,
como empleados o dirigentes, etc. somos los que tenemos la responsabilidad en
el logro del desarrollo sostenible.
A fin de cuentas son las personas las que tomas las acciones y
decisiones, claro está que dentro de un contexto de reglas de juego, pero
podemos usar nuestra libertad de selección para contribuir desde dentro de las
instituciones (empresas, gobiernos, medios, centros educativos, ONGs, ets.) y
sobre todo como consumidores, favoreciendo las empresas que asumen sus
responsabilidades ante la sociedad y lo informan. El consumo responsable cae
sobre nosotros. Pero para ello
necesitamos también gobiernos, medios de comunicación e instituciones de la
sociedad civil responsables y activistas que diseminen esta información. El reciente caso de Volkswagen ha sido
paradigmático de lo que se puede lograr con la asociación de consumidores,
medios, gobiernos (el de California y el de EEUU porque los europeos estaban
dormidos) y sociedad civil (ver mis artículos Rankings de RSE y el fraude de Volkswagen y La
maldición de la RSE: El VWatergate )
En resumen
Los ODS ofrecen una ambiciosa, aunque
lamentablemente desenfocada, guía para las empresas que quieren reconsiderar
cuál es su responsabilidad ante la sociedad y tomar acciones. Las 169 metas son tan amplias que hay para
todos, pero de allí el riesgo de tentar a las empresas a involucrarse en
actividades donde no tendrán impacto, donde no tienen ventajas
comparativas. Las empresas deben
analizar su estrategia de negocios y de responsabilidad, el contexto en que operan,
sus capacidades financieras y gerenciales y contrastarlo con las necesidades
que plantean los ODS y decidir que pueden hacer. Algunas empresas, las más avanzadas, a lo
mejor podrán ir más allá de adaptar sus estrategias, ampliándolas y expandiendo
su campo de acción. Pero estas son
pocas.
Y nosotros, como consumidores, empleados,
dirigentes, funcionarios, políticos, académicos, etc debemos ejercer nuestro
poder para exigir comportamientos responsables e información sobre ellos……. Y
consumir responsablemente.
[i] En el artículo ¡Aleluya!
Los ODS ya están entre nosotros Jaime Silos
de Foretica citado en la nota al pie 4 en la primera parte de esta artículo
hace precisamente esto. Para demostrar
el potencial que tienen las empresas de contribuir a los ODSs hizo un análisis
de lo que las empresas calificadas como “best
in class” por RobecoSAM, que hace
las calificaciones para el Dow Jones
Sustainability Index, reportan
que están haciendo en las áreas cubiertas por los ODS. No es de sorprender que
siendo 17 objetivos y 169 metas algo están haciendo. Si hacemos una donación para una escuelita
estamos contribuyen al objetivo 4 sobre educación. Si regalamos medicinas, estamos contribuyendo
al objetivo 3 de buena salud. Es de
recordar que en esta calificación las empresas incluidas son de las más grandes
del mundo.
[ii]
Ver por ejemplo From My World to Our World What the
Sustainable Development Goals Mean for Business, Corporate Citizenship, 2015
[iii] Ver mi artículo Cuarto
Sector: Hacia una mayor Responsabilidad Social Empresarial. Publicado en
la Revista de Responsabilidad Social de la Empresa, sep-dic 2012.
[iv] Este es uno de los temas de la
reciente Encíclica del Papa Francisco, “Laudamo si:
Sobre el cuidado de la casa común” (ver mi análisis en Encíclica
Laudamo si: Implicaciones para la responsabilidad de las empresas ante la
sociedad)
1 comentario:
Un aporte muy valioso sobre una visión realista sobre el rol que jugarán las empresas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo una visión amplia, compleja y de difícil monitoreo (para las contribuciones reales de las empresas. Muchas gracias por escribir este artículo, como ciudadanos tenemos un gran poder y responsabilidad.
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