Con esta breve
nota pretendo ilustrar como situaciones cotidianas reflejan la sostenibilidad
empresarial, a través de una conversación con mi esposa (ambos retirados) sobre
la planificación de las compras (en rojo el
reflejo en la sostenibilidad empresarial): uno
que piensa en términos económicos y el otro que piensa en términos holísticos (el CEO de la empresa y el responsable de la
sostenibilidad).
Ella: Tenemos que ir al supermercado.
Yo: Esperemos a que necesitemos más cosas y aprovechamos
para ir a reciclar el vidrio y las cápsulas de café y podemos hacer todo en un
viaje y ahorramos tiempo, gasolina y el desgaste del coche (1) (costos tangibles, ciertos, en el corto plazo).
Ella: Vamos hoy así salimos de la casa. No
salir frecuentemente de la casa no es saludable, ni física ni emocionalmente (beneficios, inciertos, intangibles y en el largo plazo).
Yo: Pero si vamos varias veces los costos superan a los beneficios. Es más
rentable acumular los viajes.
Ella: Porque tú sabes valorar costos monetarios
inmediatos, pero no sabes valorar los beneficios
reales, pero no cuantificables, y siendo en el futuro los subestimas
más todavía.
Y este es el conflicto de la sostenibilidad empresarial, entre los que quieren minimizar los costos
y piensan en términos monetarios y cortoplacistas, y los que se preocupan por
el bienestar de la sociedad y valoran los beneficios, aunque sean inciertos y
en largo plazo.
P.S. Hoy gané la batalla en el corto plazo,
pero perdí la guerra en el largo plazo: saldremos mas frecuentemente a hacer
las compras. La salud física y mental (el
beneficio a la sociedad) tiene mucho valor y hay que incluirlo en el
análisis de costo/beneficio (tangibles e intangibles,
cuantificables o no, en el corto y en el largo plazo).
P.S.2 La conversación ocurrió en términos
generales y sin los detalles que ilustran la sostenibilidad empresarial (y
exagero mi posición para ilustrar aquel conflicto).
[1] Las emisiones del coche son de valor incierto y en el largo plazo.
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