Se publicaron recientemente los resultados de dos estudios sobre la implantación y reporte de la sostenibilidad empresarial, que terminan demostrando la brecha que hay entre lo que creen los optimistas y la realidad en el terreno.
I.
Implantación.
Un reciente estudio, Sustainable Value Creation: Closing the
gap between stated commitments and operational realities, (enero 2024) realizado en base a
entrevistas a más de 200 dirigentes, reveló algunos detalles notables sobre las
brechas entre la retórica y la realidad de la implementación de la
sostenibilidad empresarial.
Advertencia: cuidado con extrapolar. El estudio se basa en dirigentes de grandes
empresas en EE. UU., pero si estas brechas ocurren en las grandes empresas, que es de
esperar en las normales y corrientes. Aunque me atrevo a especular que las
brechas citadas no serían tan notables en las grandes empresas europeas, donde el
aprecio y la implementación de la sostenibilidad está más avanzada.
Destacamos algunas brechas del estudio que consideramos ilustrativas (énfasis añadidos):
- El 50% de los equipos directivos dicen estar muy enfocados en los riesgos, oportunidades e impactos de la sostenibilidad, pero solo en la mitad de los casos dicen tener los recursos financieros para gestionarlos.
- La gran mayoría cree la sostenibilidad crea valor mayormente a través de la reputación, del mercadeo, de las relaciones públicas, de mejoras en la marca y en las relaciones con los stakeholders y la comunidad y no a través de su negocio, mejorando los ingresos, reduciendo los costos y atrayendo capitales. Creen que impacta el negocio más a través de la percepción que a través al creación de valor financiero.
- Aun a pesar de la importancia para el éxito comercial de la empresa (el 93% cree que es importante o muy importante), solo el 37% cree que la sostenibilidad está muy integrada en el núcleo del negocio. La baja integración en las áreas financieras y tecnológicas reduce el impacto que los equipos de sostenibilidad pueden tener en las oportunidades comerciales del negocio.
- El 80% dice que la información de alta calidad sobre el rendimiento de la sostenibilidad en muy importante para lograr su verdadero valor. Sin embargo, solo el 8% dice tener información de “muy alta calidad” y otro 19% que la tiene de “alta calidad”. La ausencia de esta información dificulta la determinación del valor que crea la sostenibilidad.
- En consecuencia, casi el 60% cree que será difícil o muy difícil cumplir con los requerimientos de reporte de la Unión Europea (CSRD), pero solo el 31% lo cree con respecto a los estándares internacionales (ISSB).
Nota: Uno de los autores del estudio
participó en el desarrollo de los estándares del ISSB y me temo que delata su
preferencia al incluir la pregunta en la encuesta, sabiendo que los europeos
son más completos y complejos.
Estos resultados revelan un
potencial círculo vicioso en la implementación de la sostenibilidad
empresarial. Si no genera recursos financieros,
no se asignarán recursos financieros, con lo que no generará recursos
financieros. Si no hay integración, se dificultará su implementación y si no se
tienen datos confiables sobre el rendimiento de la sostenibilidad, será más
difícil avanzar en ella.
II.
Reporte.
Y en otro estudio Addressing the Strategy Execution Gap in Sustainability Reporting, (febrero 2024), dedicado a las brechas en el reporte de la sostenibilidad se determinó que:
- Existe una desconexión entre la percepción de las capacidades de las empresas para reportar la información sobre sostenibilidad y la realidad de su preparación para ello. Si bien el 83% de los encuestados dicen que sus empresas están más avanzadas que sus pares, muchas de ellas todavía recopilan los datos manualmente, con un 47% que usan hojas de cálculo, el 37% dice utilizar sistemas especializados y solo el 33% dice usar sistemas automatizados de gestión de información ASG (suman más del 100% porque los que responden usan uno o más de estos métodos).
III. En resumen.
Según estas opiniones sobre el impacto de la sostenibilidad empresarial en el negocio, se debilita el argumento empresarial de que sostenibilidad rinde beneficios y se fortalece el argumento de que se gestionan las percepciones y en consecuencia el greenwashing.
Y se muestra la brecha que existe entre lo que se supone que debería ser y la realidad en la práctica. Es bueno ser optimistas, pero uno de los principales enemigos de la implementación de la sostenibilidad es la ilusión de que todo está bien, de priorizar el “debería ser” sobre el “es” (ver Responsabilidad Empresarial: De la ilusión a la realidad, diciembre 2008).
Para promover la sostenibilidad empresarial es crítico conocer cuál es la situación en la práctica y los obstáculos que enfrenta, el “es” como punto de partida. Si no conoce el punto de partida, el “es”, no se puede trazar el camino para lograr el “debería ser”.
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