Al que tiene se le dará más y tendrá en
abundancia.
Al que no tiene, hasta lo poco que tiene
se le quitará.
Mateo 13:12
A quienes mucho se le ha dado, mucho les
será exigido.
Lyndon B. Johnson, presidente.
Con el avance
vertiginoso en años recientes de la inteligencia artificial se ha intensificado
la discusión sobre los beneficios y perjuicios, beneficiados y perjudicados, en
la sociedad. [1]
En esta nota solo nos referiremos al efecto en el bienestar social.
Sin pretender ser
exhaustivos ni entrar en muchos detalles, podemos decir que los beneficios que más
se aducen son los de la mejora de la productividad y efectividad en todos
los ámbitos, incluyendo salud y educación, el poderse procesar gran parte
del conocimiento acumulado en buena parte del mundo y extraer las lecciones
puntuales que sean necesarias en cada caso.
Como perjuicios,
uno de los más destacados es el impacto negativo sobre el empleo, al poderse
substituir las labores de algunas personas con los resultados de aquella
extracción de conocimiento y los aumentos en la eficiencia del trabajo. Si bien todas las profesiones tienen el potencial
de ser afectadas, algunas profesiones serán más afectadas que otras, ya sea en
el corto o en el mediano plazo. Las que
descansan en labores físicas y la utilización de empatía serán menos afectadas
(¡algunos ya lo han sido con los robots!), pero aun en las labores intelectuales
habrá grandes diferencias, siendo las más afectadas las que requieren del
conocimiento de procesos, procedimientos, de situaciones y eventos del pasado, y
sobre todo las que son repetitivas. Y no todos los trabajadores están en
condiciones de adquirir las destrezas necesarias para operar el nuevo entorno,
y muchas empresas no lo facilitarán. [2] Habrá algunas socialmente responsables que sí
se preocuparán de sus empleados afectados.
A la discusión de
beneficiados y perjudicados a nivel individual, lo relevante, se han
unido aquellos “independientes” que prefieren ver la situación en el agregado,
en el neto, en el resultado del contraste de costos y beneficios. En general, sus conclusiones, sin hacer
muchos cálculos, es que el neto será beneficioso para la sociedad y que se debe
estimular el uso de la inteligencia artificial.
Pero repiten
el error que se ha cometido muchas veces. Quizás no han usado la inteligencia
artificial para llegar a esas conclusiones. Durante
decenas de años se ha demostrado, teóricamente, que la globalización es
beneficiosa para el mundo, en el agregado.
Cada país debe producir de acuerdo con sus ventajas comparativas y comerciar
con otros países que tengan otras ventajas comparativas. Así ganamos todos. Es
un gana-gana.
Cuando se estuvo discutiendo
la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit, se hicieron y diseminaron
decenas de análisis que concluían que la permanencia, en el agregado, en el neto era beneficiosa para el
país y así se le vendió a la población antes de referendo. ¡Vote quedarse!
Pero sabemos que ganó el voto del “exit”.
Lo que estos análisis
no toman en cuenta es que con los beneficios y perjuicios hay beneficiados y
perjudicados y que los beneficiados no transfieren parte de sus beneficios a los
perjudicados para compensarlos por su perjuicios. Si lo hicieran debería
quedar un excedente de beneficios. ¿Quién se los queda?
No hace falta
decir que los supuestos del análisis económico no se cumplen y que no
hay trasvase de beneficios, que no se pueden compensar prejuicios con beneficios,
como supone el análisis en el agregado. Ni siquiera se sabe quién y cuánto
gana y quién y cuánto pierde. Y que se trata de personas,
con sentimiento y dignidad, no de elementos inmateriales, que se pueden sumar y
restar.
De allí que los
perjudicados salen perdiendo y es natural que se opongan a la globalización mientras
no hay reparto justo de los beneficios netos. Y fueron los perjudicados,
que había más que beneficiados lo que votaron a favor del Brexit, su voto era
uno por persona, no proporcional a su poder económico o político o los
beneficios a obtener (¡hay la democracia!).
De allí que la
discusión sobre el neto de los beneficios de la inteligencia artificial no sea el
asunto relevante. Lo clave para la sociedad es como
hacer para que los beneficiarios se beneficien sin perjudicar a los
perjudicados, o que haya algunos elementos de compensación en el corto o
mediano plazo. Esta otra discusión
será fructífera para guiar el desarrollo, aplicación y expansión de la
tecnología, cuando, como y donde.
Pero a diferencia
de los casos de la globalización y del brexit, en este caso esa implementación
está fuera del control de los que pueden hacer prevalecer la justicia social o
hacer compensaciones. Pero, aunque los
gobiernos están muy por detrás de estos desarrollos tecnológicos y tienen
poco control sobre su desarrollo, no pueden evadir al responsabilidad de
hacer que los perjudicados lo sean los menos y lo menos posible. Debe usar todo
su poder de regulación y de persuasión.[3]
Lo que nos atrevemos a pronosticar es que la inteligencia artificial
aumentará la desigualdad social …….. a pesar de las intervenciones de los
gobiernos.
Y este es un caso
para los economistas análogo al del estadístico que no sabía nadar y se ahogó
cruzando un rio que tenía un promedio de profundidad de un metro.
[1] Y en esto no nos referimos al gran
problema potencial de la superinteligencia artificial, que estará por encima
del control de los humanos. Ver ¿Cuál debe ser la gobernanza de la responsabilidad social de la
inteligencia artificial?
[2] Según el estudio PwC’s 27th Annual Global CEO Survey, publicado en enero del 2024 y basado en encuestas
a casi 5 000 ejecutivos, una cuarta parte cree que su empresa reducirá el
personal en más del 5% como consecuencia de la adopción de la AI.
[3] Ver el artículo en la primera nota
precedente para una brevísima discusión de la necesidad de regulación gubernamental,
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