sábado, 3 de febrero de 2024

Impacto de la inteligencia artificial en el bienestar social: ¿Bueno, malo o todo lo contrario?

  

Al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia.

Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.

Mateo 13:12

A quienes mucho se le ha dado, mucho les será exigido.

Lyndon B. Johnson, presidente.

 

Con el avance vertiginoso en años recientes de la inteligencia artificial se ha intensificado la discusión sobre los beneficios y perjuicios, beneficiados y perjudicados, en la sociedad. [1] En esta nota solo nos referiremos al efecto en el bienestar social.

Sin pretender ser exhaustivos ni entrar en muchos detalles, podemos decir que los beneficios que más se aducen son los de la mejora de la productividad y efectividad en todos los ámbitos, incluyendo salud y educación, el poderse procesar gran parte del conocimiento acumulado en buena parte del mundo y extraer las lecciones puntuales que sean necesarias en cada caso. 

Como perjuicios, uno de los más destacados es el impacto negativo sobre el empleo, al poderse substituir las labores de algunas personas con los resultados de aquella extracción de conocimiento y los aumentos en la eficiencia del trabajo.  Si bien todas las profesiones tienen el potencial de ser afectadas, algunas profesiones serán más afectadas que otras, ya sea en el corto o en el mediano plazo.  Las que descansan en labores físicas y la utilización de empatía serán menos afectadas (¡algunos ya lo han sido con los robots!), pero aun en las labores intelectuales habrá grandes diferencias, siendo las más afectadas las que requieren del conocimiento de procesos, procedimientos, de situaciones y eventos del pasado, y sobre todo las que son repetitivas. Y no todos los trabajadores están en condiciones de adquirir las destrezas necesarias para operar el nuevo entorno, y muchas empresas no lo facilitarán. [2]  Habrá algunas socialmente responsables que sí se preocuparán de sus empleados afectados.

A la discusión de beneficiados y perjudicados a nivel individual, lo relevante, se han unido aquellos “independientes” que prefieren ver la situación en el agregado, en el neto, en el resultado del contraste de costos y beneficios.  En general, sus conclusiones, sin hacer muchos cálculos, es que el neto será beneficioso para la sociedad y que se debe estimular el uso de la inteligencia artificial.

Pero repiten el error que se ha cometido muchas veces. Quizás no han usado la inteligencia artificial para llegar a esas conclusiones.  Durante decenas de años se ha demostrado, teóricamente, que la globalización es beneficiosa para el mundo, en el agregado. Cada país debe producir de acuerdo con sus ventajas comparativas y comerciar con otros países que tengan otras ventajas comparativas. Así ganamos todos. Es un gana-gana.

Cuando se estuvo discutiendo la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit, se hicieron y diseminaron decenas de análisis que concluían que la permanencia, en el agregado, en el neto era beneficiosa para el país y así se le vendió a la población antes de referendo. ¡Vote quedarse! Pero sabemos que ganó el voto del “exit”.

Lo que estos análisis no toman en cuenta es que con los beneficios y perjuicios hay beneficiados y perjudicados y que los beneficiados no transfieren parte de sus beneficios a los perjudicados para compensarlos por su perjuicios. Si lo hicieran debería quedar un excedente de beneficios. ¿Quién se los queda?

No hace falta decir que los supuestos del análisis económico no se cumplen y que no hay trasvase de beneficios, que no se pueden compensar prejuicios con beneficios, como supone el análisis en el agregado. Ni siquiera se sabe quién y cuánto gana y quién y cuánto pierde. Y que se trata de personas, con sentimiento y dignidad, no de elementos inmateriales, que se pueden sumar y restar.

De allí que los perjudicados salen perdiendo y es natural que se opongan a la globalización mientras no hay reparto justo de los beneficios netos. Y fueron los perjudicados, que había más que beneficiados lo que votaron a favor del Brexit, su voto era uno por persona, no proporcional a su poder económico o político o los beneficios a obtener (¡hay la democracia!).

De allí que la discusión sobre el neto de los beneficios de la inteligencia artificial no sea el asunto relevante. Lo clave para la sociedad es como hacer para que los beneficiarios se beneficien sin perjudicar a los perjudicados, o que haya algunos elementos de compensación en el corto o mediano plazo. Esta otra discusión será fructífera para guiar el desarrollo, aplicación y expansión de la tecnología, cuando, como y donde.

Pero a diferencia de los casos de la globalización y del brexit, en este caso esa implementación está fuera del control de los que pueden hacer prevalecer la justicia social o hacer compensaciones.  Pero, aunque los gobiernos están muy por detrás de estos desarrollos tecnológicos y tienen poco control sobre su desarrollo, no pueden evadir al responsabilidad de hacer que los perjudicados lo sean los menos y lo menos posible. Debe usar todo su poder de regulación y de persuasión.[3]

Lo que nos atrevemos a pronosticar es que la inteligencia artificial aumentará la desigualdad social …….. a pesar de las intervenciones de los gobiernos.

Y este es un caso para los economistas análogo al del estadístico que no sabía nadar y se ahogó cruzando un rio que tenía un promedio de profundidad de un metro.



[1] Y en esto no nos referimos al gran problema potencial de la superinteligencia artificial, que estará por encima del control de los humanos. Ver ¿Cuál debe ser la gobernanza de la responsabilidad social de la inteligencia artificial?

[2] Según el estudio PwC’s 27th Annual Global CEO Survey, publicado en enero del 2024 y basado en encuestas a casi 5 000 ejecutivos, una cuarta parte cree que su empresa reducirá el personal en más del 5% como consecuencia de la adopción de la AI.

[3] Ver el artículo en la primera nota precedente para una brevísima discusión de la necesidad de regulación gubernamental,

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