Al pan pan y al vino vino.
Refranero popular.
Como consecuencia
de la aprobación de los estándares para la preparación y diseminación de la
información sobre sostenibilidad empresarial, se ha difundido urbi et orbi que
el objetivo de esos estándares es hacer la” información no financiera equiparable
a la financiera” y, por corolario, que esos reportes constituyen “estados de
información no financiera” Ambas denominaciones son no solo imprecisas, sino
además contraproducentes para el avance de esa sostenibilidad.
El objetivo de
este artículo es presentar una breve justificación de estos dos calificativos
para lo cual tratamos de responder a las dos preguntas del título para luego comentar
sobre los potenciales problemas reales que esas denominaciones pueden crear
y que no es que estamos hilando muy fino en semántica. Concluye con una breve discusión
sobre una empresa que si convierte la información no financiera en financiera
y con ella prepara un nuevo estado financiero.
I.
¿Es la información no financiera equiparable [i] a
la financiera?
La respuesta
es muy simple: NO. ¿Por qué no? Para ello debemos analizar con un poco más de detalle lo que piden los
estándares y lo que han venido reportando y reportarán las empresas.
Tanto los estándares
a nivel mundial del International Sustainability Standards Board, ISSB, dependiente
del Internacional Financial Reporting Standards, conocidos como estándares
IFRS, y los de la Unión Europea, European Sustainability Reporting Standards,
conocidos como ESRS, descansan en información mayormente cualitativa sobre estrategias,
gobernanza, riesgos y oportunidades y su gestión, determinación de los impactos
de sus actividades (materialidad financiera en el caso de los IFRS y de
impacto y financiera para los ESRS) sobre la sociedad y el medio ambiente, y el reporte de algunos indicadores
cuantitativos ya sea sobre actividades, resultados o impacto (¡este ‘ultimo
no hará casi nadie! [ii]
) sobre los aspectos identificados en la materialidad y otros que se consideren
relevantes. [iii]
A modelo de
ejemplo reproducimos el contenido de la información a reportar, según el IFRS 1, el estándar con énfasis financiero (mi
traducción):
· Procesos de gobernanza, controles y procesos
que la entidad usa para identificar, gestionar y supervisar los riesgos y oportunidades
relacionados con la sostenibilidad;
· La estrategia para gestionar estos riesgos
y oportunidades;
· Los procesos que la entidad usa para
identificar, evaluar, priorizar y controlar esos riesgos y oportunidades; y
· El rendimiento de la entidad en relación con
los riesgos y oportunidades incluyendo el progreso alcanzado en las metas que
la entidad se haya trazado o que sean requeridas por las leyes y regulaciones.
Este deseo de
querer “equipar la información no financiera a la financiera” está fuertemente
motivado por los estándares del IFRS, que provienen de una institución que es también responsable de la
preparación de los estándares de información financiera y que piden el reporte
basado en el potencial impacto de las actividades de la empresa sobre su
situación financiera, que los ven como una extensión de la información
financiera. Los originadores y objeto de estos estándares conducen a pensar
en la “equiparación”.
En este
sentido es importante enfatizar que, si bien la reacción de la sociedad a los impactos
en sostenibilidad de las empresas puede
tener impacto sobre la situación financiera, [iv]
no está garantizado, depende
de la reacción de la misma empresa y de los mercados de productos, servicios y financieros.
Y muchísimo menos que es fácilmente medible.
Materialidad
financiera no quiere
decir impacto en euros o dólares sobre la situación de la empresa, quiere decir
“potencial de afectar” pero de allí a una medición hay un gran trecho y
ello no compete a las empresas determinarlo y reportarlo, compete a los afectados
por la situación financiera de la empresa a estimarlos, claro está que usando
la información reportada. Si las empresas lo hacen internamente será para la gestión
de sus riesgos y sus estrategias de sostenibilidad, pero no formará parte de la
diseminación reglamentaria de la información de acuerdo con los estándares (ver
la sección IV, más abajo).
Adicionalmente, lo
que se reporta no es el impacto sobre la situación financiera, sino indicadores,
muchas veces sobre las actividades, a veces sobre los resultados de esas actividades
y muy pocas veces el impacto en el sentido estricto de la palabra impacto, que
se refiere a los cambios logrados con esas actividades. [v]A pesar
de que sean indicadores cuantitativos, no son indicadores financieros, ni el
impacto es expresado en términos monetarios.
Por ejemplo, un
indicador muy utilizado para bonificar las remuneración de los consejeros, el
porcentaje de mujeres en el consejo, no es equiparable a información financiera
ni se determina, ni se puede determinar el impacto financiero que tiene el
cambio en ese porcentaje. Ni siquiera las emisiones de gases de efecto
invernadero (otro indicador muy usado en las bonificaciones) son equiparables a
información financiera, si bien en este caso el daño a la sociedad es más
tangible y cuantificable y es más posible que la reacción de la sociedad influya
sobre la situación financiera. Pero, difícilmente la empresa tendrá interés
en reportar el valor monetario del daño causado, no lo querrá contabilizar en
su estado de ganancias y pérdidas (con alguna excepción que comentamos en la
sección IV).
Con todo esto
no queremos decir que la información no financiera no tiene impacto financiero
sobre la situación financiera, sí la puede tener, es la razón de ser de los estándares del IFRS y
de los indicadores del Sustainability Accounting
Standards Board,
SASB, que los complementan. Y también es
cierto que esa información complementa la información financiera para el
análisis de las perspectivas de las empresas en los mercados financieros. Pero el efecto
financiero lo deciden estos mercados. Lo que queremos decir es que esa información no es equiparable a la financiera.
Esa información es complementaria a la información financiera,
para guiar las decisiones sobre involucramiento de los stakeholders (inversionistas,
bancos proveedores, empleados, etc.) que dependen de la situación financiera de
la empresa con la misma.
Y para resumir
estos argumentos de forma que esperamos sea convincente, en el Apéndice I presentamos
el contraste entre información sobre sostenibilidad e información financiera. [vi]
Y todavía queda
la gran pregunta: ¿Quién verifica el cumplimiento de la información con los
estándares y que medidas se deben tomar en caso de incumplimiento? En un
próximo artículo, ¿Quién es responsable del cumplimiento con los estándares
de reportes de sostenibilidad? analizaremos esto.
II.
¿Son los estados de información no financiera “estados”?
Derivado de discusión
precedente se puede concluir que, si la información no financiera fuese equiparable
a la financiera, y se consolidase en los estados financieros (balance general,
estado de ganancias y pérdidas y estado de cambio en los flujos de fondos),
entonces la compilación de información no financiera sí sería un estado de
información no financiera (ver uno en la sección IV).
Y si esto fuera
así, los informes de sostenibilidad empresarial (o nombres equivalentes) se
deberían llamar “Estado de información no financiera”. Pero el reporte preparado
siguiendo los estándares de reporte del IFRS o los ESRS y diseminando en Europa
de acuerdo con la directiva CSRD, Corporate Sustainability
Reporting Directive, NO es un estado, es un informe o un reporte. Por ejemplo, esta directiva menciona en 461
ocasiones (¡!) que se refiere a “información sobre sostenibilidad”.
El caso del IFRS
es menos claro, pero permite llegar a la misma conclusión. El estándar IFRS 1 se denomina General
Requirements for Disclosure of Sustainability-related Financial Information,
pero a pesar de ese nombre el objetivo no incluye esos términos. Tiene
como objetivo “…. require an entity to disclose information about its
sustainability-related risks and opportunities that is useful to users
of general-purpose financial reports in making decisions relating to providing
resources to the entity.” (énfasis
añadido). La información no es financiera como dice el título, pero debe ser
útil a los usuarios de información financiera para tomar decisiones en sus
asignaciones de recursos a la entidad, por ejemplo, los proveedores de insumos
y de financiamiento comercial, bancario y del mercado de capitales.
Lamentablemente
todavía (a comienzos del 2024) no contamos con reportes emitidos bajo ambos
estándares para apreciar si merecen llamarse “estados” o si la información es equiparable
a la financiera. Pero me atrevo a
decir que serán los antiguos informes de sostenibilidad, pero ahora, presumiblemente,
más estructurados, más completos, más ordenados, con mayor cantidad y calidad
de información, información más confiable y mejor justificada. Pero no por
ello serán “estados” de información no financiera y seguirán conteniendo elementos
de subjetividad, con estimaciones con mayores o menores grados de incertidumbre…….
y con el mismo cuidado de no diseminar información que pueda tener
consecuencias negativas sobre la empresa. Los informes continuaran siendo
revisados por los departamentos legales.
Pero no serán ni
un estado ni serán equiparables a información financiera. Es información no
financiera con potencial impacto sobre la situación financiera. [vii]
El Apéndice II
incluye el modelo de informe de sostenibilidad para los estándares ESRS.
III.
¿Por qué estas denominaciones son perniciosas?
Estas
denominaciones no tendrían importancia si su uso no tuviera consecuencias. Pero
no, no es un problema de semántica, ni es solo de precisión, es un problema de
distorsión.
Por la discusión
precedente se puede apreciar que ello puede inducir a los usuarios de esa
información a creer que en efecto están al mismo nivel que la información incluida
en los tradicionales estados financieros, con el mismo rigor, con la misma confiabilidad,
con la misma comparabilidad en el tiempo y en el espacio empresarial, con la
misma riqueza analítica para evaluar la posición de la empresa, que en este
caso sería su sostenibilidad.
Es posible que
algunos indicadores cuantitativos sean relativamente confiables y consistentes,
pero ellos representan, en el mejor de los casos, una muy pequeña parte de la
sostenibilidad empresarial y, como hemos comentado muchas veces, se
refieren a insumos utilizados y actividades llevadas a cabo y solo en muy
contadas ocasiones impacto, al cambio, para bien o para mal, en la situación de
sus stakeholders, incluido el medio ambiente
Estas
denominaciones (“equiparable” y “estado”), que pretenden inducir a rigor, a
confiabilidad, crean expectativas muchas veces alejadas de la realidad, lo que puede conllevar a una pérdida de
confianza tanto en la información como en la misma sostenibilidad empresarial. Recordemos la gran diferencia que hay entre la
auditoría de los estados financieros y el aseguramiento limitado o razonable
de la información sobre sostenibilidad. En el primer caso los verificadores declaran
que “…no han detectado la necesidad
de hacer modificaciones materiales a la información….”. En el segundo caso,
dicen que “…la información presentada es materialmente correcta..”. [viii]En
ningún caso opinan sobre el cumplimiento de los estándares aplicables. No la
hace equiparable a la información financiera. Y recordemos que, por ahora el
CSRD, solo pide aseguramiento limitado, hasta que se adquiera experiencia y se pueda
pasar al nivel se aseguramiento razonable.
No se trata de
decir que la información no es rigurosa, o confiable, o comparable, se trata de
mostrarla en su justo contexto y esas denominaciones no ayudan.
Obviamente que
los expertos en el reporte de la sostenibilidad y los usuarios en los mercados
financieros y de capitales saben de qué se trata, y para este grupo los
riesgos de mala interpretación son mucho menores, pero el grueso de los
demás stakeholders no lo sabe.
IV.
Un estado financiero de información no financiera.
Y para mostrar
con mayor claridad que la información no financiera que se pide en los
estándares de reporte actuales no es equiparable a
la financiera ni constituye un estado de información, consideremos un caso donde
si lo es. Es el caso del Balance de Pérdidas y Ganancias
Ambientales del
grupo Kering (Gucci, Bottega Veneta, Balenciaga, Saint Laurent y otras diez
marcas) donde presenta la cuantificación, en términos monetarios, de los
impactos ambientales de sus operaciones, a lo largo de toda su cadena de
valor (siete partes).
No es una descripción
de las bondades de sus actividades, ni una colección de indicadores, es una
valoración del costo que tiene para la sociedad sus emisiones, su consumo de
agua, desechos, uso de la tierra, etc. (seis aspectos). No ha sido preparado de acuerdo con ningún
estándar, se basa en sus propias estimaciones y en su propia metodología,
pero ello les permite apreciar mucho más claramente donde y cuanto es su
impacto (y aquí sí que es legítimo el uso de la palabra impacto). Claro está
que esta información es potencialmente explosiva ya que, siendo el neto
negativo, (Euros 549 millones), se podría exigir una compensación. ¡Pero la
empresa lo divulga!
Pero esto le
da una información valiosísima para tomar acciones para minimizar esos impactos,
sabe cuánto y donde. Esto es un estado de información
financiera de sostenibilidad ambiental, igual, no solo equiparable.
Y este ejemplo demuestra claramente el vacío de los estándares actuales.[ix]
V.
En resumen
La información
sobre la sostenibilidad empresarial que se preparará y diseminará de acuerdo
con los estándares internacionales y los de Unión Europea complementará la tradicional
información financiera y contribuirá de una manera significativa a una
mejor apreciación de las perspectivas de las empresas y de la asunción de su
responsabilidad ante la sociedad.
Sin embargo,
aquella información dista mucho de ser equiparable a la financiera ni de constituir
un estado de información no financiera.
Estas denominaciones de aquella información tienen el potencial de
elevar las expectativas de los usuarios no expertos y pueden llevar a crear
desconfianza sobre la veracidad, confiabilidad y pertinencia de la información
y sobre la reputación misma de la sostenibilidad empresarial. Esta extralimitación
del lenguaje conspira contra una apreciación del verdadero valor de la
información lo que puede conducir a frustraciones en los usuarios.
Pero ese deseo de
que la información no financiera sea equiparable a la financiera y se consolide
en un estado de información puede contribuir a estimular la cuantificación y
monetización de algunos de los impactos de las actividades de la empresa
sobre la sociedad y el medio ambiente, como
lo hacen ya algunas empresas, lo que contribuiría a una mejor gestión de la responsabilidad
de las empresas ante la sociedad y eventualmente a una regulación más efectiva
y eficiente de las actividades de sostenibilidad.
APÉNDICE I: Contraste entre información financiera
e información de sostenibilidad.
Financiero/contable |
Sostenibilidad
empresarial |
Modelo conceptual definido |
Sin modelo conceptual (por ahora) |
Objetividad |
Objetividad,
subjetividad |
Materialidad para la empresa, en función de riesgo y
costo/ingreso |
Materialidad para la empresa y stakeholders, en
función de impacto |
Expresión
mayormente monetaria |
Múltiples
formas de expresión |
Usuarios concentrados (inversionistas, dirigentes,
reguladores) |
Múltiples usuarios |
Prioridad en
precisión |
Prioridad en relevancia |
Enfoque de corto plazo |
Enfoque de largo plazo |
Enfoque en
transacciones |
Enfoque en
impactos |
Retrospectiva |
Prospectiva |
Rendimiento
financiero |
Rendimiento
global de la empresa |
Énfasis en compliance |
Variedad de objetivos |
Riesgos financieros |
Riesgos
financieros y no financieros |
Enfoque táctico y operacional |
Enfoque operacional y estratégico |
Grupo
empresarial |
Grupo
empresarial y cadena de valor |
Supuestos/opiniones limitadas |
Supuestos/opiniones extensivas |
Consecuencias
futuras de acciones pasadas |
Consecuencias
futuras de acciones pasadas y futuras |
Informar a los inversionistas actuales y potenciales,
reguladores y dirigencia |
Informar a los stakeholders e influenciar el
comportamiento de las empresas |
Reporte de
resultados financieros |
Reporte de
riesgos, estrategias, procesos, modelo de negocio |
Comparabilidad con otras empresas es parte del objetivo |
Comparabilidad es deseable, pero conlleva perdida de
relevancia |
Principios de
devengado y realización |
Estimación de
costos incurridos y no incurridos, valoración de externalidades |
APÉNDICE II: Modelo europeo del informe de sostenibilidad
[i] Diccionario de la RAE. Equiparar:
igualar, identificar, homologar, asimilar, asemejar,…
[ii] Ver mi análisis del reporte de impactos
en ”En sostenibilidad empresarial, ¿tiene impacto el impacto?”
[iii] Se pueden ver en IFRS 1, IFRS 2,
ESRS……
[iv] Sobre esto ver mi artículo ¿Es
la información no financiera no financiera?
[v] Para una discusión más amplia, ver
el artículo en la nota 2.
[vi] Para una mayor discusión de esto
ver ¿Está la profesión del contador público
preparada para la información de la sostenibilidad empresarial?
[vii] Pero nobleza obliga: la palabra de
estados (financieros) en inglés es “statements”, que tiene un significado
mucho más amplio que en español y se refiere además a declaración, aseveración
e informe breve.
[viii] El International Auditing And
Assurance Standards Board, IAASB, ha sometido a consulta estándares para el
aseguramiento de información sobre sostenibilidad: International Standard on Sustainability
Assurance (ISSA) 5000, General Requirements for Sustainability
Assurance Engagements,
[ix] Esto lo habíamos hecho notar hace más
de diez años, cuando se aprobó el esquema para la preparación de informes
integrados, El informe integrado: lo que podría haber sido y
lo que debería ser, donde
decíamos: “El IIRC ha perdido una oportunidad de oro de liderar el proceso y
moverse hacia la valoración de capitales para producir informes realmente
integrados”.
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