martes, 15 de febrero de 2022

¿Cuál es el banco más sostenible del mundo?


“Espejito, espejito ¿quién es la más bella en todo el mundo?” 

Reina malvada en Blancanieves

 

Según el BBVA, el BBVA. En su anuncio de la noticia el BBVA dice “El banco ha ascendido una posición en el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) y se convierte así en el banco más sostenible del mundo.  En defensa del banco, mas adelanter lo matiza diciendo que se refiere al logro de la mayor calificación de los bancos por la calificadora de Dow Jones (S&P Global). Pero la impresión de que es el banco más sostenible del mundo se crea, consciente o inconscientemente y es así como lo reportan algunos medios de la prensa especializada.  El publico no está es capacidad de distinguir “sutilezas”.

Aprovechamos la noticia que da el BBVA para hacer un análisis de lo que representa y no representa una calificación de sostenibilidad. No es un análisis de la sostenibilidad del BBVA, el lector interesado puede consultar su estado de información no financiera del 2020, el informe sobre sus impactos al cambio climático 2020 al Task Force on Climate Related Financial Disclosures [1] y una presentación de su estrategia de sostenibilidad de julio del 2021.

I.                Introducción

Estrictamente hablando se debe decir que el BBVA ha sido calificado como el “best in class” (mejor en su clase), el que ha obtenido la mayor puntuación entre instituciones similares, usando la definición de sostenibilidad y la metodología de S&PGlobal para asignar puntuaciones a los aspectos de sostenibilidad que considera pertinentes para los bancos comerciales. No se puede decir que es el “más sostenible del mundo” porque no se han analizado todos los bancos del mundo (pero muchos ¡475!), pero sobre todo porque no hay una definición consensuada de lo que quiere decir “sostenible”. Cada una de los centenares de calificadoras tiene su propia definición, su modelo, basado en la cuantificación de decenas de sus indicadores particulares.

¿Es importante esta distinción o es hilar demasiado fino? Es importante por cuanto forma parte del descrédito a que se somete la responsabilidad empresarial y la inversión responsable al abusar de los términos (greenwashing), o en el mejor de casos, a usarlos sin rigor. El descrédito al que se está sometiendo el término ASG, medio ambiente, social y gobernanza, para referirse a la responsabilidad o sostenibilidad es pernicioso.  Cualquier instrumento financiero es etiquetado como ASG, sostenible, con tal de que la empresa que lo emite haga algo bueno en temas ambientales, sociales o de gobernanza corporativa.[2]  De la misma manera, cualquier empresa que este calificada en un índice de sostenibilidad se cree acreedora de usar la etiqueta de “sostenible” con la implicación de una responsabilidad amplia, si no total, cuando en realidad puede serlo en un pequeño componente.

II.             ¿Qué es belleza? ¿Qué es sostenibilidad?

¿Qué quiere decir esta aseveración? ¿Es la ganadora del concurso de belleza, Miss Universo, la mujer más bella del universo? De la misma manera que “la belleza está en los ojos de quién la mira”, la sostenibilidad es también relativa. Si bien se han desarrollado millares de indicadores para “medirla”, no hay ni habrá consenso sobre lo que representa. Estos indicadores a lo sumo reflejan actividades, políticas, deseos, lo que es solo una parte de la sostenibilidad empresarial, gran parte de la cual no es cuantificable, ni ordinal ni cardinalmente. Para no extender este artículo, recomendamos al lector leer la extensa discusión sobre esto en la sección III del artículo ¿Cuántos esquemas/estándares de información sobre sostenibilidad se necesitan? Primera parte: ¿Cuántos hay? del que solo reproducimos algunas frases:

Aun cuando haya consenso sobre su definición en términos generales, su implementación es muy específica a cada empresa, …… Cada empresa tiene impactos muy específicos, cambiantes, que dependen del contexto y del tiempo.  Adicionalmente la implementación del concepto se expande para incluir no solo los impactos que tiene sino además los que quiere tener.  Es la conjunción de la estrategia y su ejecución. De allí que la concepción de la sostenibilidad para cada empresa no pueda ser medida o determinada solamente basada en esos impactos que ha tenido. Es mucho más que impactos, son valores, son procesos, son cultura, es toda la estructura organizacional de la empresa, es el carácter de la empresa (énfasis añadido).

III.           ¿Cuál es la responsabilidad de las instituciones financieras?

Para poner el resto de la discusión en contexto en conveniente hacer un breve repaso a los aspectos específicos de la responsabilidad empresarial para las instituciones financieras. Su responsabilidad primordial, para lo cual el regulador le ha dado la licencia legal, es intermediar el dinero del público. Y, para ganarse la licencia de la sociedad, debe hacerlo responsablemente. ¿Qué quiere decir esto? En un artículo anterior decíamos: [3]

  • Cumplir con las leyes y regulaciones pertinentes.
  • Captar recursos y ponerlos en un uso efectivo, con los menores márgenes de intermediación posibles.
  • Hacer préstamos, inversiones y prestar servicios en actividades sostenibles.
  • Expandir la cobertura y rango de servicios a poblaciones no atendidas.
  • Proporcionar educación financiera a los usuarios, incluyendo digitalización.
  • Promover sus productos y servicios éticamente.
  • Invertir su liquidez en actividades responsables, que contribuyan al bienestar público.
  • ... Y por supuesto, llevar a cabo todas sus actividades con responsabilidad social y ambiental, como cualquier empresa.

Hoy añadiría la responsabilidad de promover la sostenibilidad en las empresas y proyectos que financia e invierte, no solamente seleccionarlas en base a criterios de sostenibilidad, de la misma manera que le exigimos a las empresas fomentar la responsabilidad de su cadena de valor. Deben ser activistas. [4]

En la discusión que sigue podremos ver si algunos de esos elementos son capturados en las calificaciones.  Como toda definición de sostenibilidad no es absoluta y estos elementos deben ser considerados solo como una referencia.

IV.           Calificaciones en sostenibilidad

También para entender mejor la discusión que sigue conviene repasar brevemente las metodologías de las calificadoras y en particular la de S&PGlobal. [5]

En general se basan en información suministrada por las empresas, en respuesta a un cuestionario, y en algunos casos apoyados con documentación suplementaria. Se suelen hacen verificaciones en base a información pública disponible en otros medios.  Un buen numero de las preguntas se refieren a políticas, estrategias, objetivos, procesos de gestión de la responsabilidad e informes producidos. Algunas se refieren a indicadores de resultados.

Esta información se traduce en una serie de indicadores numéricos a los que les asignan pesos relativos para determinar un valor agregado.  Cada calificadora tiene un modelo implícito de lo que es importante para definir la sostenibilidad expresado en conceptos, forma de su cuantificación e importancia relativa. En el caso de S&PGlobal el cuestionario contiene unas 130 preguntas y se evalúan un promedio de 20 documentos por empresa lo que se cuantifica en cerca de 30 indicadores, específicos para cada sector industrial, aun cuando cerca del 50% son comunes a todos.

Los resultados de escalan de 0 a 100. Por ejemplo, el BBVA tiene 89 puntos, y está en la categoría oro. Bancolombia tiene 87 y está en la categoría plata.  Estas notas han sido calculadas en base a las respuestas cuantitativas y cualitativas y los documentos proporcionados por las empresas, convertidos a números en 24 indicadores (para la banca) y calculando un promedio ponderado, basados en porcentajes que los técnicos han decidido reflejan la importancia relativa de estos indicadores.

En función de este proceso, ¿se puede concluir que hay diferencia estadística entre un 89 y un 87? Matemáticamente sí, pero ¿estadísticamente?  ¿Son los números que se asignan a cada uno de los indicadores precisos? [6]

Pero las cuestiones más relevantes para asignar el nombre de sostenibilidad a estos números son las omisiones. ¿Dónde están los procesos, la cultura, la estructura organizacional, el carácter de la empresa en estos indicadores? ¿Y dónde está la responsabilidad del producto o servicio? (empresas con productos dañinos para la salud, como tabaco y bebidas azucaradas, pueden obtener altas puntuaciones ya que ese impacto no se evalúa o si se evalúa es tan pequeño dentro del contexto de todos los indicadores que puede ser compensado, por ejemplo, por un código de conducta) ¿Y su activismo en favor de la sostenibilidad de las empresas que financian e invierten? 

Otras calificadoras, como MSCI, Sustainalytics o FTSE 4 Good, califican de forma global, poniendo en el mismo ranking empresas independientemente de su sector industrial, aunque pueden tener indicadores diferenciados por sectores, en función de los aspectos materiales según esas calificadoras, para calcular la calificación.

V.              Materialidad versus criterios de calificación

Y lo más importante a la hora de evaluar estas calificaciones es la correspondencia entre los criterios que se usan y los aspectos materiales para la empresa. Hay un divorcio entre ambos. Por ejemplo, S&PGlobal utiliza 24 indicadores que cree que son relevantes para todos los bancos, pero que no reflejan lo que es material para un banco en particular, y al pretender que sean universales pueden no ser representativos. Hay que enfatizar que esto no es una crítica a las calificaciones, tienen su objetivo, es una observación para interpretarlas en su debido contexto.

Si bien no es posible hacer una correlación precisa entre los criterios que se usan para la calificación de una empresa por una calificadora y los elementos que la empresa considera materiales para su sostenibilidad, por cuanto utilizan nombres y conceptos diferentes, es posible formarse una idea de las discrepancias.  Para nuestros propósitos de demostrar que la calificación no refleja la sostenibilidad de la empresa como ella y sus stakeholders la entienden, la comparación a grosso modo es suficiente.

El cuadro de la izquierda reproduce los indicadores que S&PGlobal considera reflejan la sostenibilidad de los bancos, con sus relativas prioridades expresadas en porcentajes. El gráfico de la derecha reproduce la matriz de sostenibilidad para el BBVA en su informe no financiero del 2020.

 


Por ejemplo, para el BBVA y sus stakeholders, el tema del cambio climático es de la más alta prioridad, 1,00 para la empresa y 0,74 para sus stakeholders.  Para la calificación de S&PGlobal se le asigna un peso del 7%, y si supusiéramos que el aspecto, según el BBVA, también incluye el criterio de financiamiento sostenible (que no puede ser solo cambio climático, sostenibilidad es mucho más que eso) el porcentaje en el mejor de los casos sería el 16%.

Para S&PGlobal, Gobernanza, la G, vale el 55% y el ambiental, la A, solo el 13%.  El tema social, que para el BBVA aparece el nivel 3 de su matriz, vale el 32%.

Según el modelo de sostenibilidad de S&PGlobal para los bancos, tiene el doble de valor la existencia de un Código de Conducta, 8% (no debe leerse “la implementación del código de conducta”) que la Inclusión Financiera, 4%. [7]  La reciente “desinclusión” financiera de la banca española y sus consecuencias es un buen ejemplo de estas inconsistencias en prioridades. [8]

No hay que hilar muy fino para darse cuenta de las calificaciones de las calificadoras no representan las prioridades en sostenibilidad de la empresa y que tienen muchas omisiones para ser representativas de esa sostenibilidad.

VI.           Subir en rankings versus mejorar sostenibilidad

Y vista la discusión anterior está claro que ni estar arriba quiere decir que la empresa es la más sostenible, ni subir en el ranking quiere decir que la sostenibilidad de la empresa ha mejorado. Las calificaciones no miden progreso ni logros. 

¿Y como se hace para subir en el ranking? Sin entrar en muchos detalles podemos decir que acciones como dar mejor información, de mayor calidad y más fácil de entender para la calificadora que las demás empresas del mismo sector la hace subir. Aprobar políticas en determinados aspectos también contribuye (código de conducta, anticorrupción, igualdad de género, etc.). Recordemos que las calificaciones tienen un elevado componente basado en políticas/estrategias, no necesariamente resultados. BBVA logró subir un punto al entregar su política fiscal a la calificadora, lo que la colocó en la primera posición.[9] Como en el caso de los premios a las empresas sostenibles, la calidad e integralidad de la información es clave. Es rentable invertir en información. [10]

Y una de las estrategias más utilizadas es la gestión de la calificación, el analizar en detalle cuales son los componentes de la calificación, como los miden y enfocar la información que se suministra a mejorarlos.  A veces hay que hacer algo para mejorar el número, a veces basta con adaptar la información.

Un cambio en la proporción de mujeres en el consejo no hace mejorar la calificación, la existencia de una política/estrategia sí. Las calificadoras no miden progreso, miden situación actual, y en el caso de S&PGlobal, miden posición relativa al resto de las empresas de su sector industrial.  Exagerando, para ilustrar el argumento, podríamos decir que en algunos casos gana “la menos mala” (véanse los sectores tabaco, armamentos, casinos, carbón y petróleo y gas, por ejemplo).

Y en un artículo anterior analizamos el caso de una empresa que base parte de la remuneración de sus consejeros a la posición de la empresa en el ranking S&PGlobal. [11] ¿Cuáles son sus incentivos, mejorar en sus aspectos materiales o mejorar en los criterios que considera la calificadora? ¡Que no son los mismos! O adaptar la información a lo que quiere ver la calificadora.

VII.         (In)Consistencia entre calificaciones

En un artículo anterior decíamos: [12]

Y no es solo que cada una de estas instituciones tiene su modelo de lo que es ser sostenible, es que las grandes diferencias en la calificación de una misma empresa entre diferentes calificadoras crean confusión en la comunidad de usuarios y le quita credibilidad a las calificaciones y a la misma sostenibilidad empresarial.  Pocas veces el usuario analiza que hay detrás de la calificación y simplemente la usa para guiar sus inversiones o recomendaciones. Un reciente estudio académico comparando las calificaciones de las seis instituciones más activas encontró apenas una correlación entre ellas del 0.54 (correlación varía entre 1.0 y 0.0). [13]

El siguiente gráfico ilustra la variabilidad en las calificaciones de 10 empresas por parte de cinco calificadoras. [14]  Espejito, espejito ¿quién es la más sostenible en todo el mundo?


No hace falta analizar estos resultados para darse cuenta de que cada calificadora tiene sus ideas de lo que es sostenibilidad, lo cual lleva a concluir que no hay consenso sobre lo que es sostenibilidad empresarial, aunque se pueda saber lo que no es. Hay que interpretar las calificaciones de sostenibilidad con cautela y sobre todo no extrapolar más allá de que representan.

VIII.      Otras calificaciones del BBVA

Están calificados como AAA por MSCI, máxima categoría, que logran solo el 3% de las empresas calificadas (es calificado como deficiente en comportamiento corporativo, en el promedio en gobierno corporativo y protección del consumidor y excelentes en desarrollo del capital humano, privacidad, financiamiento de impacto ambiental e inclusión financiera).

Sustainalitycs lo califica como de mediano riesgo con 22.5 puntos (escala de cero, no riesgo, a más de 40, alto riesgo) y en la posición 266 de 997 bancos (de menor a mayor riesgo). Es de destacar que esta calificación no se refiere a la sostenibilidad del banco, se refiere a la exposición a riesgos materiales ASG para la banca y como los gestiona, el potencial impacto del entorno sobre el banco en aspectos ASG y no al impacto del banco sobre sus stakeholders

Refinitiv, la calificadora del índice FTSE4Good, la califica con 81/100 y en la posición 43 de 982 bancos.  Le otorgan casi la máxima calificación a los aspectos medio ambientales (94) y uno de los peores a la estrategia de responsabilidad empresarial (15).  Este último es difícil de entender: ¿buenas calificaciones, pero mala o inexistente estrategia? O no la divulgan o la calificadora no la encontró.

El ESG Book, que califica el potencial impacto financiero de su sostenibilidad (mayor peso a las actividades ASG con mayor impacto[15]) coloca al BBVA en el percentil del 49,2 (el componente de gobernanza es el más bajo, percentil 34%).

Esto es no solamente indicativo de la gran variedad de metodologías para la calificación de la sostenibilidad de la empresa, entre las calificadoras con objetivos similares sino además los diferentes propósitos para los cuales se preparan. 

Y es ilustrativo del gran negocio que representan las calificaciones de sostenibilidad.

IX.           ¿Quién el banco más sostenible del mundo?  ¿Quién es la mujer más bella del mundo?

Alguno, pero no lo determinaremos con las calificaciones de ninguna calificadora de sostenibilidad.

Alguna, pero no lo determinaremos con concursos de belleza.

Probably!


Repetimos, esto no es una evaluación de la sostenibilidad del BBVA, es un análisis para guiar la interpretación de las calificaciones de sostenibilidad.

De todas maneras, felicidades al BBVA por el logro y a su Global Head of Responsible Business, Antoni Ballabriga, pionero y líder en sostenibilidad bancaria. Detrás de cada calificación hay una gran cantidad de actuaciones que no se ven. No es fácil. [16]

 


[1] El principal aspecto material para el BBVA es el cambio climático, muy por encima de sus resultados financieros, de la gestión de su capital humano y el comportamiento ético con sus clientes.

[4] Un ejemplo de falta de responsabilidad, que no miden las calificaciones, es el caso de Santander Asset Management, filial del Banco Santander, que no ha votado a favor en el 99% de las resoluciones ambientales, sociales o de gobernanza propuestas por otros accionistas de las empresas en que invierte (calificada en la posición 63 de 65 en Voting Matters 2021, por su activismo en las resoluciones ASG).

[6] Aquí se le da un peso del 53% al componente de Gobernanza, pero en un riguroso estudio sobre las correlaciones entre las calificaciones de las tres grandes calificadoras se encontró que no había correlación alguna entre sus calificaciones. Una empresa puede estar en tope de una calificadora y en el fondo en otra.   

[7] Entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021 los bancos españoles clausuraron casi 7 oficinas por día, mayormente en zonas con población de tercera edad y zonas rurales, dejando de cubrir más de un millón de personas. Durante el 2021, la banca gano un 45% más que antes del covid. Los seis bancos cotizados en bolsa tuvieron ganancias en exceso de los 20.000 millones de euros.

[10] El artículo Guía para lograr una revisión al alza del rating ESG incluye una lista de 25 acciones que se pueden tomar, para subir en el ranking, lo que no necesariamente refleja una mejora en la sostenibilidad.

[13] Ver el análisis comparativo de dos rankings de sostenibilidad en Rankings de RSE/Sostenibilidad: Cualquier coincidencia es pura coincidencia y el estudio académico Aggregate Confusion: The Divergence of ESG Ratings.

[15] Lo que hemos calificado como uno de los enemigos de la responsabilidad empresarial al contribuir a la confusión. Ver enemigo número 3 en Los trece enemigos de la RSE(C): Los primeros seis.

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