¿Cómo será la
empresa del futuro? ¿Cómo evolucionará
su relación con la sociedad? ¿Pueden
seguir las empresas como lo están haciendo ahora? [i]
Pueden pero no
deben. En el futuro las seguirá habiendo
de todos tamaños, responsables que lo parecen y que lo son, responsables que no
lo son, pero que lo parecen e irresponsables que parecen y son
irresponsables. Pero para hablar de la empresa del futuro más que hablar de
responsabilidad de la empresa, que se nos está quedando pequeño como concepto y
se presta a confusiones, debemos hacerlo del papel de la empresa en la sociedad,
[ii]
un concepto más amplio, más incluyente. Y es que es la evolución de la sociedad
la que determinará cual será el papel de la empresa. Hablar de la responsabilidad
social de la empresa tiene la connotación de que el centro es la misma empresa,
que de ella emanan las iniciativas y que descarga sus responsabilidad “haciendo
cosas” para algunos miembros de la sociedad. Hablar del papel de la empresa en
la sociedad tiene la connotación de que es la sociedad la que lidera la acción,
es la sociedad la que determina cual debe ser el comportamiento de la empresa. La realidad actual incluye todo el espectro
entre ambas concepciones, pero para analizar la empresa responsable del futuro no
podemos hacerlo solamente desde su
punto vista, desde sus iniciativas. La
sociedad cada día más está tomando acciones para influenciar ese futuro.
Hacia la empresa responsable del futuro
La gran mayoría
de las empresas todavía se encuentran en una etapa en la que creen que
descargan su responsabilidad ante la sociedad a través de la filantropía, sea
pura y dura, sea estratégica, y de la inversión social, apoyando puntualmente a
algunos grupos a cubrir algunas de sus necesidades (salud, educación, vivienda,
personas en desventaja, etc.), generalmente supliendo las fallas de los
gobiernos: Asistencialismo ilustrado.
Algunas más avanzadas se preocupan por
la mitigación de sus impactos negativos y tratan de “hacer el bien” a sus
empleados, sus clientes, la comunidad y otras partes afectadas de acuerdo a su
percepción de las demandas y necesidades de esas partes: Buen ciudadano. Y al nivel superior, que se acerca a la empresa del
futuro, las empresas consideran además los impactos positivos que quieren tener
para contribuir a una mejor sociedad donde ellas mismas puedan prosperar y que establecen
sus estrategias comerciales en función de esa contribución. Estas últimas no lo ven como una actitud
reactiva o de gestión de riesgos, sino positiva y proactiva. Estas son todavía una minoría, visible, buen
ejemplo, pero minoría al fin, son la excepción no la regla: Visionarias.
La tendencia en
las empresas es hacia una preocupación creciente por su impacto actual y
futuro, positivo y negativo. Pero el motor de la gestión es y seguirá siendo la
obtención de beneficios financieros para poder, en mayor o menor medida,
generar beneficios sociales: Beneficios
sociales pero subordinados al beneficio financiero.
Los gobiernos por
su parte están evolucionado (a muy baja velocidad) de ser meros gestores de la
administración pública a preocuparse por la eficiencia en la administración de
los recursos que la sociedad le ha confiado y complementan el modelo
burocrático de prestación de servicios al público a través de ministerios y
agencias potenciando alianzas con el sector privado e instituciones de la
sociedad civil. La escasez de recursos los
está forzando a ser más eficientes y efectivos en su gestión. Beneficios
sociales con recursos soberanos.
Por su parte las
instituciones de la sociedad civil, muchas de las cuales surgen para cubrir
carencias en la actuación de los gobiernos, también se enfrentan a demandas de mayor
eficiencia y efectividad en la gestión de los escasos recursos públicos y
privados. Poco a poco deben demostrar
que no solamente has gastado los recursos en lo que se les ha asignado sino que
esos recursos han cambiado positivamente y de manera sostenible los grupos
objetivo. Ello también está llevándolas
a la hacer alianzas tanto con el sector público como privado para cada uno
logre mejor sus objetivos, aprovechando las ventajas comparativas de cada uno: Beneficios sociales con recursos de la
sociedad (públicos y privados).
También, pero muy
lentamente, la sociedad (que nos incluye a todos: instituciones y personas) está
demandando a estos tres sectores eficiencia y efectividad y rendición de
cuentas con responsabilidad (accountability). La sociedad se ha dado cuenta de que la
empresa le debe su existencia y que forma parte integral de esa sociedad y por
ende tiene derecho a exigirle no solo
responsabilidad por sus impactos sino que además tiene la responsabilidad de
contribuir a su desarrollo. El centro de la actividad empresarial se está
moviendo desde la empresa hacia la sociedad.
Estas tendencias
están llevando a la posibilidad de un nuevo modelo de empresa, la empresa responsable del futuro. En
el camino ya se han desarrollado varios modelos intermedios como los emprendimientos sociales y las empresas por
beneficios. Las primeras son empresas
que nacen para atender un problema social, a diferencia de las que nacen para
aprovechar una oportunidad comercial.
Pero tienen en común que ambas nacen para atender un mercado, una
necesidad y deben proporcionar productos y/o servicios responsables. Estas
empresas suelen comenzar dependiendo de apoyos del sector público y del sector
privado e individuos (fundaciones y otras instituciones), pero eventualmente
deben ser financieramente auto-sostenibles ya que la dependencia de terceros no
es viable en el largo plazo dado la escasez de recursos y la continua demanda
de los donantes por una gestión eficiente. Las empresas por beneficios son empresas comerciales que se comprometen
ante la sociedad, a través de sus estatutos y bajo una figura legal específica,
a perseguir beneficios financieros y beneficios sociales con la misma prioridad. No solo lo hacen de manera revocable y como y
cuando les convenga como las tradicionales. [iii] Beneficios financieros para poder crear
beneficios sociales, por compromiso escrito con la sociedad.
Estas empresas muestran
el camino a seguir, pero la inmensa mayoría de ellas son empresas especializadas,
de menor tamaño. El reto es de que sean todas las empresas las tengan como objetivo, nos
solo como una parte de su estrategia, el bienestar de la sociedad. La empresa responsable del futuro será una
empresa cuyo objetivo sea la producción de beneficios financieros y sociales
por exigencia de la sociedad. En el
largo plazo hay que moverse de la empresa con fines exclusivamente de lucro
financiero, a la empresa que sea financieramente sostenible y que maximice el
agregado de los beneficios (nótese que no decimos “ganancias”) financieros y
los beneficios a la sociedad. Pero este
movimiento no puede ocurrir de forma aislada y solo para las empresas. Los gobiernos y las instituciones de la
sociedad civil también deben tener estos objetivos y hacer la misma evolución. El
denominador común es la gestión eficiente y efectiva de los recursos de la sociedad
para el beneficio de la sociedad y no de algunos pocos.
Pero no hay que hacerse
ilusiones de que este futuro está cercano.
Pasarán decenas de años antes de que podamos decir que este modelo de
empresa está generalizado. El progreso
de los diferentes sectores es muy desigual, siendo posiblemente en las empresas
donde es mayor, seguido muy de lejos por la sociedad civil y mucho, mucho más
lejos por los gobiernos.
¿Y de quien es la responsabilidad de que la
empresa responsable del futuro sea una realidad? De todos nosotros, como consumidores, como
empleados públicos, privados y de instituciones de la sociedad civil, como
dirigentes, como educadores, como formadores de opinión pública, como
políticos, como votantes, como consultores, en fin, como personas.
[i] Este artículo apareció por primera vez en la revista digital
Evolución 2016 publicada por IARSE en Argentina en febrero del 2016
[ii] Para simplificar usaremos el término
“sociedad” como incluyente de personas y medio ambiente.
[iii] Para más detalles sobre las
empresas por beneficios ver: Cuarto
sector: Hacia una mayor responsabilidad social empresarial
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