En la primeraparte de este artículo analizábamos brevemente la evolución de la
responsabilidad de la empresa ante la sociedad y su situación actual. En esta
segunda parte analizaremos como se puede profundizar esta responsabilidad.
¿Nuevo papel de la empresa, nuevo modelo de
negocios? ¿Cómo? [1]
Hay que moverse de la empresa responsable, total o
parcial, pero por compromiso consigo misma, con o sin certificación de
terceros, hacia la empresa que adquiere el compromiso ante la sociedad de forma
legalmente vinculante, por estatutos. No basta el compromiso consigo misma, entre sus dueños, ni con un grupo
de certificadores, el compromiso debe ser con la sociedad. ¿Es factible? Veamos.
En principio
podríamos decir que la diferencia entre responsable por compromiso consigo
mismo y responsable por compromiso legal es la misma que entre la cohabitación
y el matrimonio. En el último hay un
vínculo legal reconocido por la sociedad.
El matrimonio de la empresa con la sociedad la comprometería a ser
responsable y el divorcio (de la sociedad) sería fatal para la empresa.
La gran ventaja del compromiso legal individual
sobre la regulación gubernamental genérica (que comentábamos en la Parta Ia.) es
que si la empresa decide comprometerse legalmente, le aplica a ella, a su
contexto, a su realidad, en función de sus posibilidades reales, de sus
circunstancias, con flexibilidad. La empresa no debe comprometerse a
una serie de medidas puntuales específicas, debe comprometerse a asegurar que
la sociedad también se beneficia de sus actividades. Ahora lo que hacen las empresas es
completamente discrecional, pueden dejarlo de hacerlo de un día para otro, como
en efecto lo hacen. El compromiso
legalmente adquirido va más allá de no hacer el mal, la comprometería,
legalmente, a hacer el bien.
Sería un modelo
de empresa diferente al tradicional. Por
una parte el primer sector (sector
privado) está tomando cada vez más el propósito de hacer el bien para la
sociedad, por ahora porque cree que le conviene, por ahora a través de acciones
aisladas muchas veces para salir del paso, para evitar conflictos, para cumplir
con regulaciones, para satisfacer algunos miembros internos que lo exigen, por
presiones externas, pero la tendencia es hacia una actuación más integral.
Los mismos gobiernos (segundo sector) también
quieren o están necesitados de gestionar
sus escasos recursos con fines sociales con la mayor eficiencia posible y se han creado alianzas público privadas
(gobiernos y empresas privadas, con o sin la sociedad civil) para gestionar
estos servicios. Por ejemplo en salud,
educación, servicios públicos como infraestructura (agua, transporte, energía)
y justicia.
Por otra parte la sociedad ya no ve más a la empresa
solamente como proveedora de bienes y servicios o de empleo, sino que la
comienza a ver como una parte integral de esa sociedad, que tiene
responsabilidades, no solamente por los impactos de sus actividades, que es
donde mayormente estamos, sino que además tiene la responsabilidad de
contribuir a su bienestar, como todo el resto de los miembros de la sociedad.
La sociedad civil (a veces llamado el tercer
sector) se ha ido desarrollando en dos sentidos. Por un parte para exigir mayor accountability de los gobiernos y de
las empresas sobre sus acciones. Ambos usan los recursos de la
sociedad, muchos de ellos escasos, no renovables, para llevar a cabo sus
actividades y se quiere que lo hagan eficientemente y que rindan cuentas. Por otra parte, la sociedad civil se ha visto
en la necesidad de suplir deficiencias de los gobiernos y de las empresas. La forma más prevaleciente es la de la gestión
de la filantropía, usando recursos de las tres partes, gobiernos, empresas y de
la misma sociedad civil, incluyendo los individuos. La
sociedad también le está exigiendo accountability
a las instituciones de la sociedad civil por la gestión de sus recursos, no
basta que los coloquen, deben hacerlo de forma efectiva y eficiente. Poco a poco las decisiones de asignación de
los escasos recursos irán a las instituciones de la sociedad civil que
demuestren que los pueden gestionar eficiente y efectivamente. Se les está pidiendo que dentro de su función
social muestren disciplina, que usen algunas de las virtudes de las empresas,
por ejemplo la gestión eficiente y efectiva, sin tomar sus defectos de avaricia
y cortoplacismo. Estas instituciones del
tercer sector se están moviendo a modelos híbridos donde tratan de combinar
características del tercer sector y del primer sector y surgen conceptos como
el emprendimiento social, el filantrocapitalismo, empresas cívicas, inversión
de impacto, etc.
El modelo tradicional de la empresa que opera como
si fuera el centro del universo, de los gobiernos que operan como si su función
fuera meramente gestionar el estado y la sociedad civil que opera como si no
tuviera que considerar la eficiencia en la utilización de recursos de terceros
yo no es viable. Todos deben tener el
objetivo común de usar los escasos recursos con la mayor eficiencia y
efectividad posibles en bien de la sociedad.
Eso es la esencia de la sostenibilidad.
Tendencias en los tres sectores
Las empresas, el
primer sector, los gobiernos, el segundo sector y la sociedad civil, el tercer
sector están creando intervenciones e
instituciones que buscan capturar
las ventajas comparativas de cada uno, y se están moviendo hacia estructuras
que potencian su contribución a la sociedad.
El sector privado
considerando no solamente la mitigación de sus impactos negativos sino además
para potenciar los positivos, usando los
recursos de la empresa para servir las necesidades de la sociedad, por
ejemplo creando productos y servicios que solo hagan el bien, contribuyendo a
mejorar la calidad de vida, incluyendo a las poblaciones menos favorecidas en
la actividad económica, ya sea produciendo productos y servicios para sus
necesidades ya sea incorporándolos a la
actividad productiva de la misma empresa.
Hay un movimiento desde las prácticas responsables ocasionales (donde
están la mayoría), hacia las maneras como se obtienen las ganancias (donde
están algunas empresas), hacia qué se hace con las ganancias para beneficio de
la sociedad (donde están muy pocas). Recientemente has salido a la luz muchos
casos de empresas responsables, en el sentido tradicional, que eluden impuestos[2]
o que recompran sus propias acciones con las ganancias, evitando invertir lo
que contribuiría al desarrollo económico y social. [3]
En el sector
público algunos gobiernos se percatan de que no todos los servicios a la
sociedad que son de su responsabilidad los pueden cumplir con el modelo burocrático tradicional de
ministerio con criterios políticos y crean o contribuyen a crear
instituciones, que pueden ser empresas públicas, donde también tratan de
combinar la visión social con la eficiencia empresarial. No es que se gestionan con fines de lucro,
pero si con fines de eficiencia en la
utilización de recursos públicos, con los consiguientes incentivos para su
gestión. En algunos países se han creado asociaciones público privadas para la
gestión de los servicios públicos, cada uno ejerciendo la parte de la gestión
donde tiene mayores ventajas comparativas.
Por ejemplo, en el caso de salud, el sector privado puede encargarse de
la construcción y equipamiento del centro
hospitalario, el tercer sector puede encargarse de su gestión día a día y
el gobierno de su regulación y gestión estratégica para asegurarse el
cumplimiento de los fines sociales. La
sociedad está exigiendo cada vez mayor eficiencia en el uso de los recursos
públicos.
La sociedad civil
también se está moviendo en la dirección de mejorar su contribución a la
sociedad. En este sector ha habido mucha
innovación recientemente a través de múltiples modalidades organizativas que
pretender mejorar la eficiencia y
efectividad de sus intervenciones.
Esto en buena parte es la combinación
de la motivación innata de servir a la sociedad con la necesidad de gestionar
los escasos recursos con criterio de escasez, cuando ven que el modelo de
usar recursos de donaciones es cada vez menos viable en el mediano y largo
plazo. Algunas están impulsadas por las presiones
de donantes que exigen demostración medible del impacto logrado en la
transformación de su población objetivo, y no solo contabilidad de las
actividades llevadas a cabo o del volumen de recursos colocados. La misma filantropía de empresas, fundaciones
e individuos de gran riqueza está exigiendo que se deben producir resultados tangibles, que deben llegar a la sostenibilidad
en el largo plazo, que se gradúen de la dependencia de donaciones y por ello
son sometidas a la “disciplina del
mercado” a veces llamada “filantrocapitalismo”. Otras ONGs empiezan creando o participando en
asociaciones con terceros para producir productos y servicios que puedan
generar algunos ingresos sin abandonar
los fines sociales y desarrollan organizaciones hibridas, con fines de lucro
para suplementar las actividades sin fines de lucro. Otros, como comentábamos anteriormente crean empresas específicamente para resolver
problemas sociales, que a veces surgen de iniciativas del tercer sector y a
veces de iniciativas del primer sector.
Empresas de bien común, cooperativas, corporaciones de desarrollo
comunitario, empresas sin fines de lucro son algunas de las múltiples formas
que toman estas organizaciones.
Y hay movimiento
unificador de los diferentes sectores. Empresas con fines de lucro que para
expandir su responsabilidad adquieren o se asocian con empresas con fines
sociales.[4] El algunos casos la empresa tradicional tiene
presión de la sociedad para ser más responsable pero su posición competitiva le
impide transformase completamente por lo que adquiere una empresa social, en
algunos casos para aprender de su modelo de negocio e incorporarlo al suyo,
otras veces para poder decir que tiene parte de su línea de productos o
servicios dedicados al bien común y así proteger su negocio tradicional. En otros casos la empresa quiere hacer más
efectivas sus actividades filantrópicas y que sean financieramente sostenibles
y para ello se asocia con empresas híbridas que tengan experiencia. En el peor de los casos, algunas empresas
adquieren a los competidores con criterios sociales para eliminar la
competencia.
Estos movimientos
de los tres sectores hacia la incorporación proactiva de la sociedad está
contribuyendo a crear lo que podría ser el
nuevo sector, todavía muy difuso o confuso, el cuarto sector, donde se ubican
las instituciones con fines de beneficios monetarios y beneficios para la
sociedad. Se está fraguando un emergente
cuarto sector que muestra la tendencia de lo que será la RS y la empresa del
futuro. El segundo y tercer sectores,
con objetivos del bien común están siendo movidos por la necesidad de la
eficiencia y efectividad. El primer
sector, con objetivos de eficiencia y efectividad está siendo movido por las
demandas sociales de que esto se logre para el bien común. Y se encuentran en
el cuarto sector.
Por ahora no todos los sectores de la actividad
económica son atendibles con instituciones del cuarto sector. Las mejores posibilidades están en servicios
relacionados con salud, educación y otros servicios sociales, infraestructura y
servicios financieros especializados (microfinanzas). No obstante cada día surgen empresas que se
ubican en este cuarto sector, como algunas cooperativas, empresas híbridas,
combinaciones de empresas con fines de lucro con instituciones sin fines de
lucro (fundaciones, ONGs, uno que gana el dinero y otro que coloca los
beneficios) y otros tipos. La tipología no es tan importante como el
concepto y la dirección hacia la cual se mueve la empresa del futuro. Si las empresas se denominan del cuarto
sector es irrelevante, lo importante es lo que hacen.
Y por supuesto
desde el primer sector surge la pregunta obvia: Si estas “empresas con fines de beneficio” son financieramente sostenibles, ¿no
serán objeto de competencia por parte de empresas que no se deben preocupar
por la parte de los beneficios sociales y las sacarán del mercado? Sí, si son exitosas son vulnerables a la
competencia, a menos que la sociedad, léase el mercado, lo reconozcan y
favorezcan a las empresas con estos beneficios duales. No será fácil, la sociedad todavía requiere
de mucha concientización y educación.
Y estas
tendencias convergen en lo que podríamos llamar el nuevo modelo de empresa, que es más que una empresa responsable por sus
impactos ante la sociedad, que es más que una sociedad civil y un gobierno que gestionan eficiente y
efectivamente los recursos. Estos
son los mínimos que se puede esperar y es la situación actual en muchos países
o sectores. Pero el nuevo modelo va más
a allá, es la empresa que persigue beneficios
para la sociedad con sostenibilidad financiera a largo plazo, la que
gestiona exitosamente el conflicto
cotidiano entre ambos fines, sociales y financieros. Y va más allá de una
certificación independiente a la empresa por sus acciones responsables. En el caso de las empresas con fines de
beneficios el compromiso es con la sociedad, al incorporarlo en los estatutos y
adherirse al régimen legal pertinente. [5]
En la tercera
parta analizaremos si ¿Es esto teórico o es factible en la
práctica?
[1] Ver mi artículo ¿Visión
sesgada o visión realista sobre sostenibilidad?
[2] Elusión de impuestos a través de la
creación de empresas huecas en países con baja carga fiscal o con exenciones. No
pagan impuestos en los países donde se generan los ingresos usando la
infraestructura pública y social, pagan poco o nada en países que no han
contribuido a la producción. Ver mi artículo Eludir y evadir impuestos: ¿Hasta dónde
llega la irresponsabilidad empresarial?).
[4] Ver el resumen del artículo Four
Strategies for Responding to Sustainability-Oriented Competitors (el completo fue publicado en el
California Management Review)
[5] Aunque la certificación puede ser
parte del camino a recorrer, como es el caso de las B-Corps en EEUU o el
Sistema B como se ha dado en llamar en América Latina en las que alguna
institución certifica (en general B-Labs con sede en EEUU) que se han
comprometido a ser responsables. Lo
deseable sería que las empresas cambiaran por lo menos sus estatutos si la
figura legal de empresa por beneficios no existe en el país. Lamentablemente en muchos países con sistemas
legales basados en el derecho romano está
apertura a los beneficio sociales puede no ser aceptada por las
autoridades comerciales y el compromiso se limita a un acuerdo privado entre
accionistas, legalmente mucho más débil.
Ver mi artículo ¿Se
puede ser responsable por estatutos?: Empresas con fines de beneficios y
Empresas B analiza las diferencias entre la certificación B-Corp y las empresas con
fines de beneficios.
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