Terminó la Cumbre de Rio (Rio+20) con los resultados
que podrían esperarse de una reunión donde se trata de producir un consenso
sobre temas que afectan de manera dramáticamente desigual a mas de 200 países,
incluidos Estados Unidos (250 millones) y Nuaru (21 km2, 10 mil habitantes, al
nivel del mar), Ciudad del Vaticano (800 habitantes) y Venezuela (dependiente del petróleo), Qatar ($103.000 per cápita) y Haití ($1.100).
El formato de consenso no puede conducir a otra
cosa que no sea un acuerdo que no comprometa a nada y que solo exprese buenas
intenciones, de las que nadie es responsable.
Interminables horas de reuniones preparatorias
entre centenares de personas con los intereses mas diversos para consensuar un
texto llevan a tratar de complacerlos a todos y a abusar de palabras inocuas
como “deberían considerar”, “estimulamos a los gobiernos”, “respaldamos los
esfuerzos” que no llevan a ninguna acción concreta. Antes de que los acuerdos entren en el texto
final, deben pasar por el “departamento de compromisos”, donde se analiza que
nadie se comprometa a nada antes de dar el visto bueno.
(“oa
acao? : ¿y la acción?)
Y por supuesto que el documento estaba listo
antes de que circularan por allí los jefes de estado. Ellos solo discuten cuando se quiere de
verdad llegar a un consenso y hace falta poner recursos de algún tipo para
desbloquear. Pero esto no deben
sorprender, la mayoría de los jefes de estado ni se enteran de lo que se esta
discutiendo, leen el discurso que se les ha preparado con antelación.
Como en toda negociación entre partes con intereses
tan encontrados, donde en cada renglón hay beneficiados y perjudicados, para
logar un mínimo de consenso haría falta un gran liderazgo y la transferencia de
recursos entre beneficiados y perjudicados para “compensar” los costos adicionales
de la decisión o por los beneficios que se dejan de percibir. Pero en las condiciones económicas actuales
de los “países ricos” la transferencia esta fuera de consideración. ¿Y no nos
ponemos de acuerdo en algo tan inminente y tan tangible como el descalabro económico
de Europa, como se podrán de acuerdo con algo que consideran puede ocurrir en un
futuro no inmediato como el calentamiento global.
La misma reunión es un show netamente mediático,
un festival, con la participación de mas 50.000 delegados, con elevadas
emisiones de gastos de efecto invernadero, tanto en los viajes como en las “ruminaciones”
(del verbo rumiar) de muchas de las reuniones. Aparte de la reunión final donde debían participar
más de 100 jefes de estado o de gobierno, que no pueden justificar la presencia
de ese número de personas, se han efectuado mas de 500 conferencias paralelas previas, sobre 10 días. ¿Como hacen
para justificar su participación en un evento tan caro ante sus respectivas
instituciones? (habitaciones normales a $600 por día, mínimo diez días). Se justifica a través de la participación en algún
evento como ponente, organizador o comentarista. Para ello tienes que encontrar un evento que
te invite y si no lo encuentras, tienes que inventar uno y patrocinarlo.
Hubieron eventos tan diversos como Jóvenes con
discapacidades, Papel de los parlamentos (patrocinado por la unión internacional
de parlamentos), 9 meses para salvar el mundo:
La madre como clave para el desarrollo sostenible (patrocinado por una organización
de educación prenatal), Índices de Desarrollo Sostenible (patrocinado por
Armenia). Pueden ver la lista en Rio+20 Corporate
Sustainability Forum, y en el de Innovation and Collaboration for the Future we Want
El otro día me preguntaron ¿Vas a Rio? Mi primera reacción fue ¿Por qué tendría que
ir a Rio? Luego cuando me di cuenta de que se referían a “Rio”, o sea el
entorno de la conf.erencia de las Naciones Unidas, me dio vergüenza tener que
decir que no. ¡Es que no eres nadie si
no vas a “Rio”! Pero no, no fui a Rio. No se lo pude justificar a mi jefe (yo).
Aparte de la inocua declaración final, se propusieron
decenas de resoluciones, por parte de grupos privados, de ONGs y de empresas. Comentaré
solo tres.
Uno de las mas comentadas ha sido la de la
Coalición del Reporte sobre la Sostenibilidad Corporativa, impulsada por Aviva
(gestor de fondos de inversión) y el GRI (lineamientos para el reporte), para
pedir que se incluyera en la declaración final el requisito de “reportar o
explicar” sobre las actividades de sostenibilidad de las empresas (aunque los promotores
son partes interesadas en ella ya que mejorarán sus negocios, afortunadamente sus
intereses parecen estar alineados con los de la sociedad). O reporta o dice por qué no lo hace. Ni esto quedó en la declaración final. Esta se limitó a decir “reconocemos la importancia del reporte sobre la sostenibilidad corporativa
y estimulamos a las empresas, cuando sea apropiado, específicamente a
las empresas cotizadas en bolsa y las grandes empresas, a considerar integrar información sobre sostenibilidad en sus
reportes periódicos”. ¡!Al mas puro
estilo cúmbrico (referente a las cumbres)!!.
(pueden ver un excelente análisis del párrafo 47 de la resolución final
en Paragraph
47 - translated, por Elaine Cohen).
Un grupo de 24 grandes empresas, incluyendo Coca
Cola, Unilever, Nike, anunciaron el compromiso de tener la conservación como puntal de su planificación (¿se comprometen a algo o se contagiaron del
lenguaje de la resolución final?)
Pero una resolución es paradigmática de lo que
se debe hacer. Menos Bla Bla y más
acción. Menos “jogo bonito”, menos “tiki
taka” y mas chutar a gol. Kimberly Clark, la multinacional de productos de
papel, conocida por los famosos Kleenex se comprometió a cortar por la mitad su
uso de madera de bosques naturales, para el año 2025.
Ojalá que el “departamento
de compromisos” de revisión de las resoluciones de las cumbres, en vez de asegurarse
que no se comprometen a nada se asegurara de que el texto responde a:
· Quién es responsable del cumplimiento
· Que pasa a los que se comprometieron si no cumplen
· Quién hará el seguimiento del cumplimiento
¿Que queda en
concreto de todo esto? Contactos,
networking, algunos negocios.
Haremos algo
cuando la tierra pida cuentas por el despilfarro (pero los negociadores ya no
estarán).
¿Es este el “Futuro
que queremos”? (el lema de conferencia terminó
siendo una gran ironía)
(c) El País, España
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo con el análisis. Los gobiernos han vuelto a fracasar. La necesidad de llegar a acuerdos por consenso no permite progresar ni en este ni en ninguno de los restantes retos globales. Habiendo mostrado los gobiernos su incapacidad de anteponer sus intereses al del común de la Humanidad, solo la respuesta ciudadana, fomentando la toma de decisiones responsables a nivel individual puede cambiar el futuro. Esperar a que los paises y corporaciones vean el medio ambiente como una emergencia para llegar a acuerdos de calado nos aboca al desastre.
Si, todo indica que la cumbre de Rio no sirvio para nada, cuándo comenzaremos a ver el tema ambiental con los ojos bien abiertos, cuando nos haremos responsables del problema, cuando reaccionaremos preventivamente, cuando nos comprometeremos?
Realmente, era lo que esperaba, lo mismo sucedio en la Cumbre de Copenhagen y los resultados no hacen mas que ver la necesidad por parte de los gobiernos de interactuar con otros organismos que los apalanquen o caeremos en un nuevo rol del Estado, como intermediario y no como protagonista para dar solucion a los desafios que se avecinan.
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