sábado, 17 de junio de 2023

¿Tienen lógica las calificaciones de sostenibilidad empresarial?

Dejad toda esperanza los que aquí entráis

Dante Alighieri, Canto III, Infierno

 

He escrito muchos artículos analizando las deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad para reflejar la sostenibilidad de las empresas (Mis diez artículos sobre calificaciones de sostenibilidad empresarial)

No hace falta repetir los extensos argumentos de aquellos artículos: para muestra basta un botón.

En mayo del 2023, una de las mayores calificadoras del mundo, S&PGlobal revisó sus calificaciones de las empresas que sigue y la prensa llamó la atención sobre las calificaciones relativas de tres empresas, Tesla, una petrolera, Chevron, y la tabacalera Philip Morris.

Habíamos analizado un caso semejante en una de las revisiones de las calificaciones durante el 2022 donde se sacó a Tesla, empresa líder mundial en la producción de vehículos eléctricos, de sus índices de sostenibilidad y se substituyó por ExxonMobil, la mayor empresa privada del mundo en producción de petróleo y gas.  El “pecado” de Tesla fue tener problemas en sus condiciones laborales y la “virtud” de ExxonMobil fue tener un “plan” para lograr neutralidad en las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050 (planes que han sido calificados como “básicamente sin sentido”). Este cambio en el índice dio lugar a grades controversias y a que el principal accionista y presidente de Tesla, Elon Musk, dijera que “S&PGlobal ha perdido su integridad”.

Con motivo del cambio del mes de mayo, propuse una encuesta en LinkedIn sobre la calificación relativa de las tres empresas, Tesla, Chevron y Philip Morris. Las respuestas (solo 52 pero ¡gracias a todos!) a la encuesta son las siguientes:

Y las calificaciones son estas (¡nótese la magnitud de la diferencia entre Philip Morris y Tesla):



Esta vez Elon Musk dijo “ASG es el diablo”, cuestionado que una tabacalera, que contribuye a más de ocho millones de muertes, y una petrolera que contribuye a millones de toneladas de emisiones, estén mejor calificadas que su empresa, que ahorra millones de toneladas de emisiones.

El objetivo de esta nota NO es mostrar que solo un tercio de los encuestados “acertaron” (nótese la dispersión en las respuestas), el objetivo es mostrar que la “lógica” no aplica a las calificaciones de sostenibilidad. Y estimo que los que “acertaron” fue porque pensaron que el tenor de la encuesta incitaba a resultados ilógicos.

No hace falta mucho análisis para corroborar que, desde muchos puntos de vista, las calificaciones parecen (¿son?) arbitrarias. Obviamente se basan en un “modelo” de lo que calificadora cree que es material, y sus pesos relativos en los criterios ASG para conformar el número de calificación.

Si no incluye la responsabilidad del producto en los criterios, es de esperar un resultado como ese. Si se le da mayor importancia a la gobernanza que al impacto ambiental, es de esperar un resultado como ese………..y así sucesivamente.

Para un análisis de las deficiencias de las calificaciones sugerimos al lector ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un numero ASG?: ¿Se justifica sacar a Tesla de un índice ASG?) y para mayores ilustraciones de estas “arbitrariedades” ver el artículo del 12 de junio “Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial”.



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