Dejad toda
esperanza los que aquí entráis
Dante
Alighieri, Canto III, Infierno
He escrito muchos artículos
analizando las deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad para reflejar
la sostenibilidad de las empresas (Mis diez
artículos sobre calificaciones de sostenibilidad empresarial)
No hace falta repetir los extensos
argumentos de aquellos artículos: para muestra basta un botón.
En mayo del 2023, una de las mayores
calificadoras del mundo, S&PGlobal revisó sus calificaciones de las
empresas que sigue y la prensa llamó la atención sobre las calificaciones relativas
de tres empresas, Tesla, una petrolera, Chevron, y la tabacalera Philip Morris.
Habíamos analizado un caso semejante
en una de las revisiones de las calificaciones durante el 2022 donde se sacó a
Tesla, empresa líder mundial en la producción de vehículos eléctricos, de sus
índices de sostenibilidad y se substituyó por ExxonMobil, la mayor empresa
privada del mundo en producción de petróleo y gas. El “pecado” de Tesla fue tener problemas
en sus condiciones laborales y la “virtud” de ExxonMobil fue tener un “plan”
para lograr neutralidad en las emisiones de gases de efecto invernadero para el
año 2050 (planes que han sido calificados como “básicamente
sin sentido”). Este cambio en el índice dio lugar a grades
controversias y a que el principal accionista y presidente de Tesla, Elon Musk,
dijera que “S&PGlobal ha perdido su integridad”.
Con motivo del cambio del mes de mayo, propuse una encuesta en LinkedIn sobre la calificación relativa de las tres empresas, Tesla, Chevron y Philip Morris. Las respuestas (solo 52 pero ¡gracias a todos!) a la encuesta son las siguientes:
Y las calificaciones son estas (¡nótese la magnitud de la diferencia entre Philip Morris y Tesla):
Esta vez Elon Musk dijo “ASG es el diablo”, cuestionado que una tabacalera, que contribuye a más de ocho millones de muertes, y una petrolera que contribuye a millones de toneladas de emisiones, estén mejor calificadas que su empresa, que ahorra millones de toneladas de emisiones.
El objetivo de esta nota NO es mostrar que solo un tercio
de los encuestados “acertaron” (nótese la dispersión en las respuestas), el
objetivo es mostrar que la “lógica” no aplica a las calificaciones de
sostenibilidad. Y estimo que los que “acertaron” fue porque
pensaron que el tenor de la encuesta incitaba a resultados ilógicos.
No hace falta mucho análisis para corroborar que, desde
muchos puntos de vista, las calificaciones parecen (¿son?) arbitrarias. Obviamente
se basan en un “modelo” de lo que calificadora cree que es material, y sus
pesos relativos en los criterios ASG para conformar el número de calificación.
Si no incluye la responsabilidad del producto en los
criterios, es de esperar un resultado como ese. Si se le da mayor importancia a
la gobernanza que al impacto ambiental, es de esperar un resultado como ese………..y
así sucesivamente.
Para un análisis de las deficiencias de las calificaciones
sugerimos al lector ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad
empresarial en un numero ASG?: ¿Se justifica sacar a Tesla de un índice ASG?) y para mayores
ilustraciones de estas “arbitrariedades” ver el artículo del 12 de junio “Doce razones por las que los
criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial”.
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