sábado, 19 de noviembre de 2022

¿Control del greenwashing en cambio climático? Necesario, pero ….. Informe del grupo de expertos de la ONU


Quien mucho abarca, poco aprieta
Proverbio popular

 

¿Puede salir algo concreto de la COP27 más allá de su gran contribución a las emisiones derivadas de los miles de asistentes y centenares de ponencias sobre cómo/qué hacer, en vez de hacer?  Algo concreto podría ser la implementación del informe del Grupo de expertos de alto nivel sobre los compromisos sobre neutralidad en emisiones por entidades no estatales (UN High-Level Expert Group on the Net-Zero Emissions Commitments of Non-State Entities). El grupo presentó su informe en la reunión: La integridad cuenta: Los compromisos de cero emisiones netas de empresas, instituciones financieras, ciudades y regiones (Integrity Matters: Net Zero Commitments by Businesses, Financial Institutions, Cities and Regions). Nos referiremos al conjunto como “entidades”.

Pero, ¿es factible la implementación? ¿sería efectiva?

I.                El problema: Greenwashing a la grande en la neutralidad de emisiones.

El lector interesado en estos temas posiblemente habrá notado la proliferación de empresas e instituciones que se comprometen a lograr la neutralidad en emisiones para alguna fecha, algunos para el 2030 y otros para el 2040 y algunos hasta el 2050. Lo de que se comprometen es un decir, lo más preciso sería decir “anuncian la intención”. Es la moda del 2022, sobre todo en vísperas de la celebración de la cumbre sobre el Cambio Climático, Conference of the Parties, COP, numero 27 (sí, ¡ya llevamos 27!).

En un artículo del 10 de noviembre del 2022 el periódico The Economist, comentando el estudio, dice:

“De acuerdo con la consultora Accenture, alrededor de un tercio de las 2000 empresas con ingresos más elevados del mundo han hecho públicos sus compromisos de neutralidad en emisiones de carbono. De estas, sin embargo, el 93% no tiene posibilidad de lograr ese objetivo sin hacer mucho más de lo que hacen al momento. Pocas empresas han establecido planes creíbles de inversión o especificado las metas sobre las cuales se constataría el progreso” (énfasis añadido).

Esta moda de anuncios es tan extendida que ha dado lugar a sospechas (¡fundadas!) de que se hacen para la galería, el clásico greenwashing.  Pero esta vez, en vez de hacerse la vista gorda (como la ONU lo ha hecho durante mucho tiempo con el greenwashing con el Pacto Mundial), el Secretario General de la ONU decidió tomar acción (¿?) y el 31 de marzo del 2022 nombró el grupo de expertos, que produjo un informe a tiempo para la reunión del COP27. [i]  Pero……

II.             ¿Qué recomienda el informe?

A primera vista parece un documento concreto, corto que no se anda en rodeos burocráticos.  Pero algunas de sus recomendaciones son de muy difícil implementación y algunas se salen del objetivo central del informe: reducción del greenwashing.

El informe está estructurado en base a diez recomendaciones básicas, lo que parece manejable, pero no resiste la tentación y añade decenas de sub recomendaciones.  La descripción de los antecedentes del informe son el mínimo necesario.

1.      Recomendaciones

Mencionamos la substancia de las diez recomendaciones, añadiendo énfasis en algunos aspectos que consideramos claves. Cada recomendación esta precedida de una breve justificación y seguida de múltiples “sub-recomendaciones”, que es donde el informe se diluye.

1.      Anuncio de las metas. Las entidades deben reducir sus emisiones lo más rápido posible, preferiblemente más allá de una reducción del 50% para el 2030 y neutralidad para el 2050. Las empresas deben incluir todas las operaciones a lo largo de su cadena de valor y en todos los alcances (1, 2 y 3). Deben reportar periódicamente el progreso en logros y no solo en planes o metas, y ser verificados por una institución independiente.

2.      Establecimiento de las metas. Deben establecer sus metas, de corto plazo de cinco años o menos, antes de un año del anuncio.

3.      Mercados de créditos de carbono. Los mercados que se usen para compensar las emisiones deben ser de comprobada integridad y los créditos no cuentan hacia sus compromisos de reducciones en sus metas de neutralidad, solo para las emisiones no compensadas. Pueden ser usados como instrumentos para la descarbonización en países en vías de desarrollo. Deben ser crédito derivado de reducciones adicionales que no se hubieran logrado sin el incentivo de los mercados de carbono. Los proyectos usados para los créditos deben favorecer los sectores y personas con mayores necesidades, la resiliencia y a las tecnologías con mayores posibilidades de reducir las emisiones en sectores más difíciles. [ii]

4.      Plan de transición. Divulgar las metas absolutas, y de ser posible las relativas, de reducciones de corto, mediano y largo plazo. Detallar el enfoque y precisión de las verificaciones, que los planes de inversiones en capital, tecnología e investigación son compatibles con el logro de las metas y la gobernanza, políticas y regulaciones, incluyendo el precio del carbono que son necesarias para sus planes de transición. Reportar anualmente sobre el logro de las metas y cambios en los planes.

5.      Transición de combustibles fósiles a energías renovables. La transición debe ser justa para las comunidades afectadas para asegurar el acceso a fuentes de energía.  Evitar la transferencia de activos relacionados con combustible fósiles a nuevos propietarios.[iii] La transición debe incluir fondos para la inversión en energías renovables, que deben reportarse en los informes. Para el carbón, cesar la expansión de reservas, desarrollo y explotación de nuevas minas y la operación de generación (2030 en países de la OCDE y 2040 en el resto). En petróleo y gas, cesar la exploración, la expansión de reservas y la producción (¿factible?). Los planes de transición a neutralidad deben incluir metas de adquisición de energía renovable.

6.      Compatibilidad del cabildeo. Reportar afiliaciones con asociaciones gremiales y estimularlas a que promuevan acciones contra el cambio climático y si no lo hacen, dejar la asociación. Contribuir a que sus stakeholders se involucren en la transformación de los sectores económicos en que operan. Las instituciones de servicios profesionales (legales, consultoría, contabilidad, relaciones públicas, etc.) deben divulgar como sus labores con sus clientes contribuyen a la neutralidad y como controlan el greenwashing. [iv]

7.      Personas y naturaleza en la transición. Invertir en la protección y restauración de ecosistemas más allá de las reducciones de emisiones. Estímulo a las concentraciones urbanas reduciendo la dependencia de transporte contaminante y mejorando la eficiencia en el consumo energético, reduciendo la destrucción del medio ambiente.

8.      Transparencia y rendición de cuentas con responsabilidad (accountability). Reportar anualmente información sobre sus emisiones, metas de neutralidad y progreso logrado, en función de la línea de base. Reportar en un formato abierto y estandarizado en plataformas públicas, centralizadas con las reducciones verificadas por instituciones independientes. Debe ofrecerse apoyo a las PyME para sus reducciones y reporte.

9.      Transiciones justas.[v] Crear un nuevo pacto entre instituciones del sector privado, publico y supranacional para asegurar que la transición ofrece oportunidades de desarrollo a los países menos desarrollados, en el acceso a la energía, atendiendo los problemas de las comunidades vulnerables, género y desigualdad.

10.     Acelerar la transición.  Los reguladores deben desarrollar regulaciones y estándares que cubran los compromisos de neutralidad, transición y diseminación, comenzando con los grandes emisores públicos y privados y las instituciones financieras. Para atender el reto de la fragmentación de la regulación se debe crear un Grupo de Trabajo sobre las Regulaciones de la Neutralidad que las coordine.

Plan de acción.

En realidad, no es un Plan de Acción, es una reiteración de las principales recomendaciones y una nueva de que las instituciones públicas las incluyan en sus políticas y regulaciones. Detalla alguna de las funciones del Grupo de Trabajo sobre Neutralidad.

III.           Comisiones y omisiones.

A pesar de ser compacto, el informe adolece de las deficiencias que se suelen observar en grupos de trabajo multidisciplinarios y con amplitud geográfica. Tiene las ventajas de considerar los diferentes puntos de vista, pero en este caso se diluye al querer abarcar una gran variedad de aspectos, cayendo en generalidades de difícil implementación. Tampoco ayuda el querer abarcar empresas, ciudades y regiones.  Se distraen del verdadero objetivo cual es la mejora en la efectividad de los programas de neutralidad de las instituciones cubiertas y la reducción del greenwashing.

En este sentido el lector puede haber notado el uso de un conjunto de palabras que podríamos llamar antónimos de “greenwashing”: integridad, reportar logros, verificación independiente, adicionalidad, accountability, estandarización, plataforma común, entre otras, que sería su punto fuerte (usan las palabras “greenwashing”, nueve veces, sin tapujos, e “integridad”, diecinueve veces, comenzado con la primera palabra del informe). 

Pero cuando se aleja del tema central de integridad y del greenwashing contiene otras recomendaciones que le quitan credibilidad. El informe refleja no solo ingenuidad, en la factibilidad y velocidad de la transición, sino además irresponsabilidad, como es caso de pedir la cesación de la producción de petróleo y gas, cuando está claro que estos productos son necesarios para la transición, y que aun después de haber logrado la neutralidad pueden todavía deben ser necesarios.  Debía enfatizar la transición paulatina y firme, no la cesación. [vi] Y lo más importante, ignora un aspecto crítico para la supervivencia de la humanidad y de la misma transición cual el papel del petróleo y gas en las industrias petroquímica, médica, de alimentos, etc.  No todo el petróleo y gas se convierte en CO2, metano y otros gases de efecto invernadero.

El objeto del informe no puede ser atacar toda la problemática del cambio climático, es (debería ser) fomentar la integridad y reducir el greenwashing.

Porque si quisieran ampliar este ámbito deberían pedir la reducción (en lo políticamente factible) de los subsidios a la combustión del petróleo y gas, que hay en gran número de países. Además, el establecimiento de precios para el carbono, aranceles basados en el contenido de carbono de las importaciones, entre otras medidas. [vii]  Si bien esto son medidas que competen a gobiernos, lo que cae fuera de sus entidades de preocupación, el informe si incluye algunas recomendaciones a gobiernos.

IV.           Y el eterno problema: ¿Quién es responsable de la implementación?

Y la respuesta es siempre la misma: todos nosotros.  Y el resultado es siempre el mismo: no pasa nada (“Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”, cita atribuida a Albert Einstein). ¿Será diferente esta vez? Veamos.

Con este informe sucede algo parecido al de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con 17 objetivos, pero 169 metas, de difícil medición y responsabilidad difusa.  En este participaron centenares de expertos e instituciones, cada una con un interés creado en que las 169 metas incluyeran sus intereses. [viii] Con los ODS no hubo plan de acción y tampoco lo hay con este en el sentido de asignación de responsabilidades y recursos, tiempos, logros, reportes de progreso, etc.

“Hágase” no suele ser una orden muy efectiva.

Como ejemplo de la factibilidad y efectividad veamos la recomendación 9 sobre la Transición Justa:

Para el logro de la neutralidad global, al mismo tiempo que se asegura una transición justa y un desarrollo sostenible, se necesita un nuevo pacto para el desarrollo, que incluya las instituciones financieras y las empresas multinacionales, en conjunto con los gobiernos, instituciones multilaterales de financiamiento y de desarrollo para que consistentemente tomen más riesgos y establezcan metas para amentar considerablemente sus inversiones in energía limpia en los países en vías de desarrollo

Laudable. ¿Quién produce el nuevo pacto, quién puede obligar a las partes a que participen, tomen más riesgos y aumenten sus inversiones? Hay dos grandes grupos de actores: el sector privado, autónomo, y los gobiernos y las instituciones supranacionales que esos gobiernos controlan. Son los gobiernos que pueden estimular a estas instituciones a tomar más riesgos y aumentar el financiamiento, pero recordando que su principal objetivo debe ser su factibilidad financiera.  En la reunión de la COP27 algunos gobiernos lo estimularon.

Pero el objeto debe ser la promoción de la integridad y la reducción del greenwashing en los programas de neutralidad. Recordemos del título: La integridad cuenta: Los compromisos de cero emisiones netas de empresas, instituciones financieras, ciudades y regiones.

V.              ¿Qué debieron hacer?

Si se hubieran concentrado en el objetivo primario mencionado arriba, acotado a empresas, podrían ser más efectivos: (1) estableciendo mecanismos de definición de programas de neutralidad; (2) estandarización de metas; (3) reporte de programas y progresos; (4) mecanismos de verificación de la información presentada; y (5) mecanismo de supervisión, control,  diseminación en un medio centralizado de los programas de neutralidad y “enforcement.  Y como ninguna institución tiene poder sobre todas ellas, la difusión pública, así como ellas lo hacen con sus anuncios (greenwashing), sería el mecanismo de “enforcement”, imperfecto pero un paso adelante.

Y en esto se podría aprovechar la experiencia en la parte de reporte del Climate Disclosure Project, CDP, que ahora incluye los estándares del International Sustainability Standards Board, ISSB, para el reporte de la sostenibilidad empresarial, incluyendo uno para el tema de emisiones.

Se debieron concentrar en las primeras cuatro recomendaciones, pero cayeron en una de las comunes tentaciones de los consultores y grupos de trabajo: por el miedo a las acusaciones de errores de omisión, incluyen de todo, lo que lleva a cometer errores de comisión

Ya hay bastantes iniciativas, con poca coordinación, y un ejército de empresas consultoras dispuestas a asesorar sobre el cómo lograr la neutralidad.  Lo que es urgentemente necesario es la integridad de las acciones y los logros prometidos.

 

¿Quién es responsable de la implementación?  Perro de muchos dueños se muere de hambre.



[i] El grupo fue presidido por Katherine McKenna, que había sido ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá (2015-2019 y tiene dos miembros de Iberoamérica: Camila Escobar, Columbia (sic), CEO de Juan Valdés (empresa cafetera) y Helena Viñes Fiestas, España, consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores). Incluye 8 hombres y 8 mujeres, además de la presidente.

[ii] Si esto se aplica, muchos de los créditos (fáciles y sin adicionalidad) actualmente en uso dejarían de ser válidos y muchos bonos verdes que hoy se llaman verdes no lo serían. Ver El bono verde de Coca Cola FEMSA: ¿Pintado de verde?

[iv] Estas instituciones son las que muchas veces ayudan a las entidades a hacer el greenwashing.

[v] Una organización de la ONU, la Iniciativa Financiera del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas (UNEP FI por sus siglas en inglés) produjo un mes antes una guía para los bancos en el financiamiento de la transición a neutralidad de emisiones, Net Zero Banking Allinace: Transition Finance Guide. Iniciativas no faltan: en la COP26 de Glasgow se creó la Glasgow Finance Alliance for NetZero. En el contexto de las Naciones Unidas existen otras dos: Net-Zero Asset Managers Alliance y la Net-Zero Asset Owner Alliance.

  

No hay comentarios: