sábado, 22 de noviembre de 2025

Sello de Empresa Socialmente Responsable en España: Cómo mejorar su efectividad


 A principios de noviembre 2025, el Ministerio del Trabajo y Economía Social de España anunció la futura creación de un Sello de Empresa Socialmente Responsable (el portal de Responsabilidad Social del Ministerio no lo menciona). El anuncio no daba detalles más allá de que los criterios serían fijados por el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de la Empresa, CERSE, en proceso de reactivación. Recordemos que el Consejo fue creado en febrero del 2008 por Real Decreto (modificado por Real Decreto 144/2021, del 9 de marzo). No ha tenido mucha actividad en 17 años y no auguramos grandes cambios ya que la reactivación será con un esquema semejante, constituido con varias decenas de miembros de los sectores empresariales, sindicales y gubernamentales.

El proyecto de ley de Economía Sostenible del 2010 ya preveía la creación de un sello de empresas responsables, pero no se avanzado en 15 años.[i]

Y en su actividad en temas de RSE el Ministerio anuncio recientemente la creación de la Comisión Internacional de Personas Expertas en Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) [ii]  para inspirar la elaboración de una nueva Estrategia Española de la RSE, y actualizará el enfoque de la responsabilidad social …..”. Los diez miembros de la comisión son académicos que nunca han tenido a su cargo la ejecución de la responsabilidad social de una empresa.

El porqué de este artículo

Ya que estos eventos no dan mucha confianza sobre la efectividad del nuevo sello, en este artículo nos adelantamos a su creación y ofrecemos sugerencias para mejorarla. Y pedimos perdón por el atrevimiento.

La iniciativa de la creación de un sello con el cual distinguir a empresas por sus actividades en responsabilidad social parece, en principio, una buena idea.  Tiene algunos efectos potencialmente positivos en el estímulo de prácticas responsables, pero la experiencia demuestra que estas suelen ser efímeras y no sostenibles, se concentran alrededor del otorgamiento del sello. Los sellos también tienen algunos aspectos negativos que no suelen percibirse en su creación pero que suelen surgir a medida que se va desarrollando.

Para cumplir con los objetivos de estimular prácticas responsables en las empresas, los criterios que se desarrollan, la metodología de su diseño y la de la selección de los merecedores del sello deben tratar de maximizar los elementos positivos y minimizar los negativos.

Como mejorar al efectividad del sello

Los criterios no deberán ser desarrollados por comités, y mucho menos por las decenas de personas que constituyen el CERSE. Idealmente se le debería encargar a un pequeño grupo que han sido los de responsables en esos temas dentro de las empresas, procedentes de diferentes sectores industriales y de diversos tamaños. Se debe evitar la tentación de incluir en el grupo representantes sindicales y gubernamentales.  Si el objetivo es estimular las prácticas responsables en las empresas, los criterios deben ser desarrollados por profesionales que han implementado esas actividades, que conocen los esfuerzos que han sido necesarios, los obstáculos que se enfrentan y las dificultades que han debido vencer.

De hecho, el sello debe reconocer los resultados obtenidos en el contexto en que se obtienen, no en abstracto. Adicionalmente los criterios deben reconocer impacto logrado, no intención de hacer cosas, deben reconocer el pasado y presente, no las intenciones del futuro (a menos que se cree un sello de intenciones). Esta es información clave que se debe requerir en las presentaciones. Y los criterios deberían ser diferentes según la magnitud del impacto social y ambiental de las empresas y su acceso a recursos financieros y gerenciales.  A veces se considera que el número de empleados, valor de los activos o ventas son sinónimos de esto, pero no siempre es así. La separación entre grandes y PyME es una solución simplista.

La metodología de preparación y los mismos criterios deben basarse en la evaluación de los resultados, efectividad e impactos de otros sellos (y premios,[iii] que tienen mucho en común), en países y regiones con desarrollo institucional semejante.

Y los criterios y la evaluación de las candidaturas deben ser muy estrictos y rigurosos. Para tener credibilidad deben ser muy selectivos, con pocos “ganadores”. Lamentablemente en esto existe la tendencia a querer llamar la atención por lo que se tiende a reconocer a muchas empresas y vanagloriarse de ello. [iv] Mientras más selectivo mayor será valor percibido del sello. Debe ser algo especial.

Lo más importante es destacar que es imposible tipificar lo que es una empresa responsable ya que depende de su contexto, del impacto de sus actividades, de sus capacidades. Si se quieren abarcar todas las posibilidades, los criterios deberían ser tan generales, que pierden efectividad. De allí que se deben evitar sellos generalistas de “empresas socialmente responsables”. No existe una empresa que se puede denominar como “totalmente” responsable como se induciría de tal sello. Toda empresa tiene algunos aspectos que no lo son o que dejen que desear en función de su poder y potencial de hacer el bien.  Lo que es más factible y sería más efectivo es el reconocimiento a prácticas específicas, en el contexto en que opera e, insistimos, en base a impacto logrado.

Esto evitaría uno de los aspectos más negativos de los sellos, cuál es su abuso en la extrapolación y la posibilidad de que sea usado en el greenwashing:  “Somos una empresa reconocida como totalmente responsable por el gobierno de España”.

La generalización es algo parecido a lo que sucede con las calificaciones de sostenibilidad, que no representan la sostenibilidad de la empresa, ya que se basan, en buena parte, en intenciones, en un numero reducido de indicadores, que suelen ser sesgados a lo cuantificable, ignorando los impactos negativos, y basadas en un modelo implícito de lo que los evaluadores creen que deben ser las actividades de las empresas. [v]  Y es diferente de las certificaciones que se otorgan, por ejemplo, sobre el uso de mano de obra esclava, precios justos, agricultura sostenible, consumo responsable, etc., que son específicos a un aspecto y que se basan en información contrastada sobre el terreno. No es que todas sean perfectas, pero son mucho más confiables que las basadas en información generalizada proporcionada por la empresa. Los sellos pueden derivar lecciones sobre algunas de las deficiencias de las calificaciones y de algunas de las virtudes de las certificaciones.

Adicionalmente, la evaluación debe basarse en información fidedigna y confiable.  Lamentablemente los sellos y premios se suelen otorgar basados en información presentada por la misma empresa, muchas veces en respuesta a cuestionarios.  A lo sumo es contrastada con información del dominio público.  Estas informaciones pueden no ser representativas de las actividades de las empresas, y mucho menos de sus deficiencias y de sus impactos negativos, que suelen ser poco reportados, ni siquiera en los informes de sostenibilidad preparados de acuerdo con estándares reconocidos. La mejor manera de lograr el sello o ganar el premio es contratar a consultores y utilizar la inteligencia artificial para que preparen la información a ser sometida al jurado, adaptando la información a los criterios que se van a usar. El sello suele ser a la mejor información, no a la mayor responsabilidad.

Y uno de los aspectos más negativos de los sellos es el comportamiento que inducen en las empresas. Al conocerse los criterios, estas tenderán a enfatizar y reportar los actividades que sean necesarias para lograr el sello. Lo que se debería enfatizar es aquello que es material para sus stakeholders y sus estrategias operativas. Si la empresa lo hace para lograr el sello de responsable no es muy responsable. Por lo que es más efectivo el desarrollar reconocimientos de prácticas específicas, en sectores industriales específicos, lo que tiende a ser menos manipulable y más duradero. Mientras más general, menos efectivo.

En resumen

Un reconocimiento sobre la responsabilidad de la empresa ante la sociedad debería ser otorgado por una institución independiente de sector público (aunque pueda ser con el apoyo de una entidad gubernamental), conformado por profesionales en ejercicio, presente o pasado, de la sostenibilidad en empresas y debería ser un reconocimiento por el impacto logrado, demostrado, en prácticas específicas, basado en información independientemente verificada, y solo ganado por unos pocos.

A lo mejor esta artículo tiene impacto.

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