sábado, 11 de junio de 2022

Chief Sustainability Officer: ¿Quién es? ¿Quo vadis?


Así, en tres idiomas, para que parezca más sofisticado.  Indudablemente que un Chief Sustainability Officer, CSO, es mucho más poderos@ que un Oficial Jefe de Sostenibilidad. Está en la línea del CFO, CEO, CIO, CRO, CXY, etc., todo en inglés es mejor. Y el Quo vadis llama mucho más la atención que el “a donde va”.  Y ya sabemos que la imagen es clave en la sostenibilidad empresarial. [i]

Y ahora en serio

I.                Informes sobre la función del CSO

PwC ha publicado un extenso estudio (Sustainability Officers The key to remaining credible and competitive, resumen aquí) sobre la situación y perspectivas de la función del CSO, con recomendaciones para el desempeño de sus funciones, basado en un análisis de la posición en más de 1 600 empresas en 62 países (incluyendo España en Europa, Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay en América del Sur y México incluido en América del Norte. Como parte del estudio publicaron un suplemento para los países europeos (Chief Sustainability Officer Study: Deep Dive European Union). También publicaron un breve articulo con la discusión sobre el posicionamiento del CSO en la organización (Positioning your chief sustainability officer for success). El Boston Consulting Group, también publicó un estudio (Six Pitfalls to Avoid When Mobilizing for Sustainability) donde, si bien su objeto no es la función del CSO, incluye una breve discusión sobre ese posicionamiento.

En este artículo analizaremos los aspectos que consideramos pueden ser de mayor interés para nuestros lectores. En dos siguientes secciones analizamos los dos primeros informes sobre la función y en la tercera los últimos dos sobre el posicionamiento en la estructura organizacional. Y al final resumimos las tendencias de la función: Quo vadis.

El estudio de PwC no constituye una muestra representativa, pero su magnitud y extensión geográfica sí permite apreciar la variedad de aspectos involucrados en la función del CSO. El del BCG se limita a una muestra, que tampoco pretende ser representativa, de grandes empresas de EE. UU., que están el índice S&P 500.

II.             Donde estamos

El estudio PwC muestra un crecimiento acelerado del número de posiciones de CSO, habiéndose creado el mismo número de posiciones en los últimos dos años, casi 400, que en los ocho años precedentes. Sin embargo, menos de un tercio de las más de 1 600 empresas analizadas tiene la posición de CSO formal, con ese título o equivalente. Postulan, pero no es parte del estudio, que el aumento se debe a la necesidad de satisfacer las expectativas o necesidades de los inversionistas, consumidores y futuros empleados.

Y hay grandes variaciones dependiendo del sector industrial.  Como era de esperarse los sectores que más lo tienen formalizado son los de elevado impacto económico, social y ambiental como los de la industria química y petróleo y gas, y los que dependen de consumidores finales.

En la gráfica se ha clasificado la función en posiciones formales (verde), que tiene cargos especificados con las correspondientes responsabilidades; los que llaman “ligeros” (light) que la ejercen, pero con mandato limitado o compartido con otros y que en general están más de dos niveles por debajo del más alto nivel (gris); y, los que no la tienen, ni formal ni ligeros (rojo).

 



En cuanto a la distribución geográfica, también hay variaciones, con las regiones más desarrolladas teniendo mayor formalización de la función, como sería de esperar.

El estudio sobre Europa es más detallado, donde se puede observar que a medida que la empresa es mayor, tanto en facturación como en número de empleados, tiende a tener la función más desarrollada. Es de suponer que esto es válido en otras regiones.

Lo que muestra este estudio es que hay de todo y que no se puede generalizar. Para sacar algunas conclusiones que sirvieran de guía para la implantación se debería analizar en función de una serie de variables que la distinguen: (1) su posición en la estructura y sus funciones, que dependerían del país, en particular de la fortaleza de su instituciones regulatorias; (2) del tamaño de la empresa; (3) del sector industrial; (4) de la dispersión del accionariado (cotiza en bolsa, familiar, pocos dueños); (5) del activismo de los stakeholders y, (6) sobre todo de la cultura empresarial. Pero, aun de forma relativamente general, aporta valiosas apreciaciones.

El estudio también analiza la relación entre la formalización del CSO y los ratings de las empresas. Los que tienen CSO, formalizado o ligero, tienen mejores ratings. El estudio no ofrece una explicación para ello, pero el hecho de estudiarlo nos hace suponer que piensan que las empresas que son más responsables tenderán a tener la función de CSO más formalizada.  Pero, en línea con mi actitud crítica, yo argumentaría que parte de la explicación es que, teniendo un CSO, pueden “gestionar” mejor los ratings, sobre todo haciendo las cosas que se evalúan con los cuestionarios y respondiéndolos mejor. La calidad y cantidad de las respuestas afecta los ratings.

 

El reporte dedicado a Europa contiene mayores detalles que el informe a nivel global, del que podemos rescatar algunas informaciones la proporción de mujeres y la proveniencia de los responsables

En cuanto al género del responsable se puede observar que no hay diferencias entre Europa y el Global, y ambos lo tienen “equitativamente” repartido.  Sería interesante ver la evolución de esta proporción en el tiempo (otro estudio que comentamos al final lo comenta).  El suscrito especularía que la proporción de mujeres ha ido aumentando.  Tampoco hay diferencia entre regiones entre los nombramientos internos y los externos, con ligera ventaja para las promociones internas. Ambas tienen algunas ventajas.  Los de adentro conocen la empresa, su cultura, sus staheholders y los ejecutores de la sostenibilidad. Los de afuera pueden traer conocimientos y visiones más amplias y el pool de candidatos es mayor, lo que facilita la selección de las destrezas y conocimientos necesarios.

 

III.           Destrezas del CSO

Si bien el informe no lo concluye de las empresas analizadas, ofrece una serie de consideraciones muy valiosas, seguramente derivadas de las experiencias de los autores. Citamos algunas: [ii]

Requiere una mezcla especial de destrezas y experiencias para balancear la innovación, la mitigación del riesgo, sostenibilidad y los retos del negocio. Los CSO deben ser capaces de introducir el cambio en la organización, ya que son muchas las partes que son afectadas por la transformación ASG (¡ouch! [iii])

Cualquiera que sea su experiencia, los requerimientos del CSO moderno transcienden el papel tradicional de gestionar el cumplimiento y el reporte de lo que se suponían eran consideraciones no financieras. Con ASG integrado en el núcleo de la estrategia del negocio, el CSO necesita un conjunto amplio de destrezas. Para comenzar, necesita una comprensión integral y completa del negocio, en particular de como la sostenibilidad y la rentabilidad son complementarias o contradictorias. Esto, a su vez, requiere de un conocimiento de las prácticas en sostenibilidad relevantes para su sector industrial, así como visión estratégica.

Necesitan entender la interconexión de los aspectos ASG, gestionar tal complejidad y conectarlos. Esto requiere sintetizar información y priorizar iniciativas para crear el camino sin ser abrumado por la visión completa. A nivel técnico, deben identificar los cambios en el entorno del negocio e identificar las oportunidades para la creación de valor en nuevos productos y servicios.

Finalmente, la transformación ASG pone al CSO en el centro de la introducción del cambio en las organizaciones. Esta transformación afecta no solo a los productos y servicios ofrecidos sino además el cómo los empleados hacen su trabajo. De allí que el CSO necesita asegurar que todas las partes de la organización asuman una responsabilidad activa por la transformación. Esto requiere destrezas para escuchar y entender las disyuntivas y los conflictos entre departamentos, pero también la capacidad de influenciar a los stakeholders, más allá de lo que está bajo su control, para alcanzar un entendimiento común y objetivos compartidos.

Es raro encontrar tantas destrezas en una sola persona. (énfasis añadido)

En pocas palabras: debe ser Super Wo(man). 

El estudio del BCG también ofrece algunas sugerencias complementarias, de las cuales reproducimos dos:

Si el CSO está separado del núcleo del negocio, los jefes funcionales tienen la tendencia a descargarle la responsabilidad por el logro de los objetivos de sostenibilidad. Aun cuando es un importante catalizador del cambio, no puede substituir la responsabilidad de cada parte de la organización, que deben jugar su papel en la implementación de la estrategia de sostenibilidad.

Algunas empresas hacen la transición cambiando la posición del CSO a un papel dual en la medida que los esfuerzos en sostenibilidad avanzan, haciendo que el líder de una unidad funcional asuma el papel adicional de CSO, en casos en que esa función es crítica para la empresa. Ello asegura que los líderes funcionales son responsables por los resultados e incorporan la sostenibilidad en sus objetivos y en la toma de decisiones

Este, por ejemplo, sería el caso de una empresa que se lo asigna a la función de adquisiciones cuando la cadena de valor es crítica para la sostenibilidad de la empresa o el caso de asignárselo al CEO de la subsidiaria en el país de una multinacional de productos de consumo masivo.

IV.           Posicionamiento dentro de la organización

Los dos últimos informes mencionados contienen una breve discusión sobre el posicionamiento dentro de la organización que consideramos aparte por creer que es un aspecto determinante en el poder y potencial efectividad de la función del CSO. Los que promovemos la sostenibilidad empresarial quisiéramos que tuvieran un cargo alto y que reportaran directamente al presidente o al consejero delegado, o por lo menos con acceso directo al consejo o su comité de sostenibilidad (ojalá lo tuvieran).

Pero ello no es factible en muchas empresas por el contexto en que operan, su impacto económico, social y ambiental, y en buena parte por ser incipiente.  Recordemos que no es una función tradicional, ampliamente desarrollada como finanzas, producción, asesoría legal, administración, etc. Para muchas empresas, como vimos arriba, ni siquiera existe o puede ser ligera (“light”), o de creación relativamente reciente.

En el estudio de PwC se encontró que cerca de la mitad de los cargos CSO están dos o más niveles por debajo de los dirigentes de función topes (finanzas, legal, etc.) y que por esta razón son pocos los que tienen suficiente acceso al consejo directivo. En el gráfico puede observarse que en Europa se tiende a colocarlos en el tercer o cuarto nivel organizacional (62% vs. 46%). El informe no lo analiza, pero presumimos que es porque en Europa la función esta más difundida (¿más común?) y por ello es menos “especial”.

Los resultados del estudio del BCG contrasta con los del PwC.  Hay que recordar que aquel se limita a una muestra de grandes empresas de EE.UU., en tanto que el PwC incluye una mayor diversidad de tamaño y localización.  El del BCG encontró que la mayoría (cerca del 80%) tiene una persona específicamente dedicada la sostenibilidad empresarial, con la mayoría, el 86%, en capacidad de influenciar el cambio, al estar colocados a menos de dos niveles del CEO (esta comparación entre los dos estudios resalta además la necesidad de entender la muestra y metodología antes de extrapolar conclusiones).

V.               Quo Vadis

De la discusión precedente se observan varias tendencias en términos de las responsabilidades, que se pueden resumir en que se requiere una visión más integral, que esta pasado de administrador táctico a dirigente estratégico, de gestionar el presente a mover el futuro. En términos de dirección estratégica:

·       De cumplimiento con regulaciones y normas en el día a día, a la promoción de la sostenibilidad del negocio en el largo plazo;

·       Insertar la sostenibilidad en toda la organización;

·       Elevar la agenda de sostenibilidad al consejo y los altos ejecutivos;

·       Creciente importancia del reporte de la información.

En otro estudio publicado casi al mismo tiempo que los citados, State of the Profession 2022, publicado por GreenBiz, se hace un análisis de la evolución de algunos aspectos tácticos de la función del CSO. Para interpretar los resultados hay que tomar en cuenta de que se trata de una encuesta a esas personas, no un estudio de su realidad (1 460 respuestas, más del 80% de E.E.U.U.) por lo que puede haber un sesgo de quienes deciden responder y por ende la muestra puede no ser comparable con las muestras anteriores, a efectos de analizar esa evolución. 

Para nuestros propósitos comentaremos algunos resultados, todos los cuales son positivos: los presupuestos, el número de personas y/o consultores dedicados, el interés de los CEO, la proporción de mujeres (60% entre los encuestados, con disparidad de sueldo a medida que se sube), el nivel en la organización y los sueldos [iv] todos mejoraron continuamente. Y en cuanto a la educación necesaria para mejorar el 41% menciona las finanzas sostenibles y el 39% el medioambiente (podían responder varios temas).

Parece ser un buen momento para ser o aspirar a ser CSO, aunque no sea Super Wo(man). 

Falta mucho para la sostenibilidad empresarial se integre a lo largo y ancho de la organización y que la función sea innecesaria.

Pero cada día es más exigente en cuanto a destrezas y educación, más estratégico, menos especialista.



[i] Espero que el lector capte (y aprecie) la sátira.

[ii] En el artículo Cómo prepararse para una carrera en RSE: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?, además de analizar lo que refleja el título, comentábamos sobre las destrezas necesarias y tratábamos de responder la pregunta de si la función de la RSE o sostenibilidad empresarial podía considerase una profesión.

[iii] El original usa, lamentablemente, la palabra ASG, que no es adecuada en este contexto ya que se está hablando de la implementación integral de la sostenibilidad empresarial, que es mucho más que criterios ASG. Es un faux pass de la consultora especializada. Ver la discusión en De la Responsabilidad Social, a la Sostenibilidad, a la ASG: Lo bueno, lo malo y lo feo.

[iv] La compensación total promedio varía entre $150 000 para el cargo de gerente (incluyendo $22 000 de bonificaciones) a $250 000 para el de director ($55 000 de bonificaciones) y $400 000 para el de vicepresidente (150 000 de bonificaciones).


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