Se habla y
escribe mucho sobre el papel de la sociedad civil en la responsabilidad de las
empresas ante la sociedad, por ejemplo en complementar sus funciones y controlar
sus actividades. Pero se habla y escribe muy poco sobre la responsabilidad de
esa sociedad civil ante la sociedad. ¿Es que por tener incluir en su nombre la
palabra “sociedad” se da por descontado que su responsabilidad ante ésta está
ya cumplida? No, pero muchos de sus
miembros parecen creerlo.
Existe una confusión o malinterpretación en muchos de
los expertos en RSE, lo que se observa en muchas publicaciones, sobre lo
que es la sociedad civil y cuál es su responsabilidad ante la sociedad. Empecemos entonces por clarificar lo que
entendemos por Sociedad Civil ya que sobre esto hay diferencias de
opinión. La Sociedad Civil está compuesta por: (1) las organizaciones formales e
informales no gubernamentales ni empresariales y, (2) por individuos y otras organizaciones
de la sociedad que no actúan a nombre de los gobiernos o empresas. Para algunos la Sociedad Civil incluye
solamente al conjunto de organizaciones no gubernamentales formales (ONGs), que
es la concepción tradicional. Pero
existe otro grupo, los individuos y otras organizaciones independientes que
también juegan un importante papel en la responsabilidad empresarial (como
ejemplo de esto me doy a mí mismo, que no soy una ONG y que me dedico a influenciar
la responsabilidad empresarial y como tal soy miembro de la Sociedad
Civil).
Para los
propósitos de analizar la responsabilidad de la Sociedad Civil ante la sociedad
y su papel en la responsabilidad de la empresa la definición más amplia es la
más incluyente y permite que el conjunto de Empresas (primer sector), Gobiernos
(segundo sector) y Sociedad Civil (tercer sector) constituyan el conjunto de la
sociedad, no deja a nadie fuera.
Facilita el análisis de las responsabilidades de cada parte en el
conjunto del todo. A continuación analizaremos
primero la responsabilidad de las organizaciones, ONG, y su papel en la
responsabilidad empresarial y luego la de los individuos.
SECTOR
|
Primer sector
|
Segundo sector
|
Tercer sector
|
DENOMINACIÓN
|
Privado
|
Público
|
Sociedad civil
|
COMPOSICIÓN
|
Empresas con fines de
lucro
|
Gobiernos nacionales y
locales
|
Organizaciones no
gubernamentales ni empresariales e individuos por cuenta propia.
|
¿Y dónde están
las Fundaciones, Cooperativas, Empresas sin fines de lucro, empresas hibridas,
etc.? Depende del papel primario que
pretendan desempeñar. Por ejemplo si una
Fundación se financia exclusivamente por una empresa y es controlada por ella, para
los propósitos de su responsabilidad social es una parte de la empresa. Si es totalmente independiente, sería del
tercer sector, que es lo que discutimos. Una empresa con fines puramente
sociales sería del tercer sector; si es híbrida con fines de lucro, parte sería
de uno y parte del otro (o de un cuarto sector como se ha propuesto). [1] Para nuestros propósitos lo importante no es
el encasillamiento en una u otra parte, sino la responsabilidad que tienen y el
papel que juegan en la responsabilidad empresarial.
Responsabilidad de las organizaciones de la
sociedad civil: Motu propio
Estas organizaciones, ONG, tienen responsabilidades
en dos frentes. Por una parte, una responsabilidad ante la
sociedad de la misma manera que la tienen las empresas, los gobiernos y las
personas que no actúan a nombre de ninguna de estas tres tipos de
organizaciones. Son responsabilidades derivadas de su pertenencia a esa sociedad, de la
“licencia” explícita o implícita que la sociedad le confiere para llevar a cabo
sus actividades. Por otra parte, también
tienen responsabilidades en que las
demás organizaciones cumplan sus responsabilidades.
En cuanto a su
responsabilidad ante la sociedad por ser instituciones que operan en su seno, lamentablemente muchas piensan que por no
ser empresas o gobiernos, por actuar de forma “independiente”, muchas veces con
fines sociales, están por encima del bien y del mal, que ellas a su vez no
deben ser objeto de monitoreo y control y en cierta medida que sus
responsabilidades ante la sociedad están evacuadas con el mero hecho de existir. Si bien es cierto que sus motivaciones pueden
ser laudables y sus intenciones y acciones redundan en beneficio de la
sociedad, ello no las exime de otras responsabilidades ante la sociedad como la
tienen las empresas y los gobiernos. Las primeras usan a la sociedad y los
recursos del planeta para actuar, los segundos usan esos mismos recursos y los
de las empresas e individuos (léase impuestos y cargos), pero las terceras también usan los recursos de la sociedad,
de las empresas, de los gobiernos y de los individuos que las financian. Tienen una responsabilidad en el uso de los
recursos de la misma manera que lo tienen las empresas y los gobiernos.
Las ONG obtienen
sus recursos de la sociedad, ya sea de las empresas, de los gobiernos, de
donaciones de individuos o de otras organizaciones de la sociedad civil como lo
pueden ser fundaciones empresariales o familiares. Su
primera y principal responsabilidad, como en el caso de los gobiernos, es el
manejo eficiente y efectivo de los recursos que le han sido encomendados. El hecho de que cumplan fines sociales no les
exime de estas obligaciones. Muchas
donaciones que financian ONG son resultado de acciones de caridad, de solidaridad
con el prójimo, son intermediarios de la acción social. Ello
lleva a muchas ONG a actuar como que la utilización de los recursos fuera un
fin y no un medio para logar transformación y desarrollo social. Así como nos gustaría exigirle al mendigo que
use nuestra donación efectivamente, ni el(la) ni nosotros tenemos los recursos
ni vale la pena controlarlo, pero muchas veces pensamos que no harán uso
efectivo de la donación y no la hacemos, o la hacemos en especies (comida,
habitación, etc.). Muchas ONG tienen
todavía esta actitud de que están exentas de controles por parte de la sociedad
sobre su uso de los recursos. Son muchas ONG que demandan transparencia
en las empresas y en los gobiernos y muchas las que pecan de lo que acusan.
Afortunadamente los donantes exigen cada día más
efectividad y eficiencia y rendición de cuentas, exigiendo que las ONG asuman
responsabilidad por los resultados (accountability)
y por el impacto logrado, no solo por la colocación de los recursos. Ya
no basta con decir que los recursos se utilizaron para financiar un centro de
salud, una escuela o la atención a discapacitados o a la protección del medio
ambiente. Se debe demostrar que se logró
un cambio, que la salud mejoró, que los niños aprendieron, que los
discapacitados viven mejor, que el medio ambiente ha mejorado y que las
acciones no son temporales o reversibles.
¿A quién le
tienen rendir cuentas? En el caso de las
empresas son las ONG, los gobiernos y los mercados (léase individuos y otras
empresas) pueden y deben ejercer el control.
En el caso de los gobiernos, son las instituciones de la sociedad civil
y en mucho menor medida las empresas y los votantes, que en esto actúan como
miembros de la sociedad civil, lamentablemente dentro de las limitaciones de la
democracia que nos da escoger los potenciales gobernantes de entre un grupo
limitado, autonombrado, de ONG (léase partidos políticos, que también son parte
de la sociedad civil aunque muchas veces se comportan como empresas con fines
de lucro). Pero, ¿quién controla la responsabilidad ante la sociedad de las ONG? En algunos casos existen otras ONG que lo
hacen, en otros casos lo hacen los mismos grandes donantes (por lo menos sobre el
uso de sus recursos), en otros casos lo hacen los gobiernos (generalmente
limitándose a verificar el cumplimiento de las regulaciones) y en muy pocos
casos lo hace el resto de la sociedad civil, o sea los individuos. El tercer sector, el de las ONG, es el sector
menos monitoreado de todos. La sociedad (empresas, gobiernos, sociedad
civil, individuos), como lo hace en el caso de las empresas, les debe exigir la
utilización eficiente y efectiva de los recursos que le han sido encomendados y
la rendición de cuentas con asunción de responsabilidades. Pero la sociedad está todavía muy lejos y
depende en gran medida de la asunción propia de la responsabilidad por parte de
las mismas ONG. Poco a poco, como en el
caso de las empresas, se están dando cuenta de que para seguir contado con la
licencia de la sociedad y de sus recursos deben ser más responsables ante esa
sociedad.
Y esto aplica a todas las ONG, tanto para las que han
sido constituidas para contribuir a la solución de problemas sociales (ante las fallas de los gobiernos), sobre
todo las de provisión de servicios públicos, como por ejemplo las de atención a
las poblaciones desfavorecidas (niños, ancianos, mujeres, algunas etnias,
animales, etc.) como para aquellas que han sido constituidas como instituciones de control del comportamiento
de empresas, gobiernos y sus instituciones autónomas, como es el caso de las
ONG en defensa de la naturaleza o anticorrupción y las demás organizaciones que
caigan en estas categorías, como por ejemplo las culturales o deportivas.
Una manera de promover esta responsabilidad en la
utilización de los recursos y en la rendición de cuentas con responsabilidad es
a través de la asignación de los recursos financieros o la selección de las ONG
para formar alianzas, en particular las que se dedican a la prestación de
servicios sociales, de forma competitiva.
La asignación en
base al primero que los pide tiene connotación de caridad, de apoyo libre de
responsabilidad y puede llevar al tráfico de influencias, a creer que una vez
que se han logrado los recursos lo más difícil ya está hecho; también pueden
contribuir a una asignación ineficiente ya que no se sabe si hay otros que lo
pueden hacer mejor o proponen soluciones mejores a problemas que pueden ser de
mayor prioridad para la sociedad. Algunos grandes donantes, incluyendo
algunos gobiernos avanzados, convocan a competencias entre ONG para resolver
algún problema social con la asignación de los recursos en función de la
efectividad y eficiencia de la propuesta, del impacto que pretenden logar, de
los sistemas de gestión de que se dispone, de la tradición en la rendición de
cuentas con asunción de responsabilidad, etc. De esta manera se asegura una mayor
eficiencia en la utilización de los escasos recursos en la solución de
problemas sociales prioritarios.
Responsabilidad de las organizaciones de la
sociedad civil: Sobre las empresas y gobiernos
En cuanto a su responsabilidad en la
responsabilidad de las empresas y gobiernos cabe destacar dos grandes áreas: la
función de monitoreo y control y la de complemento y apoyo a la actividad
empresarial o gubernamental. En general estas áreas están
separadas en dos tipos diferentes de ONG como se comentó arriba, aunque una
misma ONG puede efectuar ambas.
En términos de la función de monitoreo, todas las
ONG y en particular las que han sido constituidas con ese propósito, tienen la
responsabilidad de contribuir al mejoramiento de la responsabilidad de empresas
y gobiernos, desarrollando buenas prácticas, recabando y diseminando
información, y si es necesario denunciando malas prácticas ante la sociedad.
Esta es una función invalorable, dada la independencia que tienen y en
general el conocimiento de los temas en cuestión. Los gobiernos se suelen dedicar a verificar
el cumplimiento de las normas por parte de las empresas y muchas veces de forma
deficiente ante la falta de recursos y la mediación de la corrupción; además
las instituciones de control gubernamental pueden tener conflicto de intereses
con el mismo gobierno y también deficiencias de talento y recursos.
En términos de la
función de apoyo a las prácticas responsables de empresas y gobiernos las ONG
también tiene un importante papel que cumplir.
Muchas veces las empresas y los
gobiernos carecen de la capacidad para poder gestionar efectivamente algunos
programas, como por ejemplo de salud, educación, poblaciones desfavorecidas,
medio ambiente, etc. y las alianzas con ONG, con una o ambas partes, pueden
añadir el conocimiento del tema, de la realidad local y su independencia, lo que
es un buen complemento a la capacidad de gestión y los recursos financieros de
las empresas. Además les pueden
otorgar credibilidad y transparencia
a las actividades de estas partes, venciendo la resistencia de las poblaciones
locales o mitigando los riesgos políticos de la intervención de las empresas en
actividades que deberían ser responsabilidad de los gobiernos.
Para mejorar la
responsabilidad de las tres partes ante la sociedad se deben utilizar las
ventajas comparativas de cada una de ellas.
Yo soy sociedad civil
Y dentro de la sociedad civil estamos todos
nosotros. Sociedad civil son además
todos los individuos actuando a título personal. Cuando actuamos como funcionarios públicos somos
parte del aparato gubernamental, cuando actuamos como empleados de una empresa
privada somos parte del grupo empresa, cuando trabajamos como empleados de ONG
somos parte del grupo ONG, pero como
individuos actuamos mucha parte de nuestro tiempo como personas independientes,
somos también consumidores, somos también votantes, somos también padres y
madres, somos atletas, somos parte de la opinión pública, etc.
Como tal tenemos responsabilidades con la sociedad
(o sea todo el resto de personas e instituciones públicas y privadas) de
contribuir a su desarrollo con nuestro comportamiento responsable.
Para no entrar en detalles sobre esta responsabilidad individual baste
con repasar algunas de nuestras responsabilidades en la responsabilidad
empresarial. Como consumidores
tenemos la responsabilidad de favorecer productos y empresas responsables si
queremos que estas sean responsables. Si no ejercemos esta responsabilidad no
debemos quejarnos de que las empresas no lo sean. También tenemos la responsabilidad de hacer
un consumo responsable de los bienes y servicios que la sociedad y el planeta nos
permiten disfrutar, para asegurar su sostenibilidad en el tiempo y espacio. Como
ciudadanos tenemos la responsabilidad de no abusar de los servicios
públicos que suelen ser subsidiados, para permitir que se mantengan y lleguen a
las personas que más lo necesitan (por ejemplo, si no quieres estudiar no le
hagas gastar recursos al Estado en tu educación). Tenemos la responsabilidad de no contribuir a
la corrupción de los funcionarios. Como
afectados por los productos y servicios tenemos el deber de denunciar el mal
comportamiento de una empresa, de un servicio público o de un funcionario
público. Como votantes tenemos la responsabilidad de educarnos sobre los
programas políticos y votar por aquellos que promuevan el desarrollo económico
y social sostenible, con equidad, lo que no es nada, nada fácil saber ante la
información deficiente y sesgada; hay que reconocer que es muy subjetivo y que
hay que hacer compromisos, no hay candidatos perfectos, pero hay que hacer los
esfuerzos por averiguarlo y formarse una opinión educada. Es nuestra responsabilidad. Como miembros
de la opinión pública, tenemos el deber de hacer conocer nuestras opiniones
de manera civilizada y escuchar las de los demás, después de habernos educado
sobre los aspectos objeto de opinión. Tenemos la responsabilidad de contribuir al
avance de la armonía social. ¿Utópico?
Puede ser, pero esa es la dirección.
En resumen
La sociedad
civil, constituida por las organizaciones formales y no formales, no
gubernamentales ni empresariales, y por todos nosotros actuando como
ciudadanos, tiene responsabilidad de usar los recursos que le son confiados de manera
más eficiente y efectiva posible, de la misma manera que deben hacerlo las
empresas y los gobiernos. Los individuos tenemos además la
responsabilidad de usar nuestros talentos en promover el bien de la sociedad. Todas las partes de la sociedad civil tienen
la responsabilidad de fomentar la responsabilidad de las empresas y los
gobiernos y de la misma sociedad civil, colaborando en el logro de sus
objetivos, desarrollando labores de monitorio y control social y favoreciendo o
castigando los comportamientos irresponsables.
La indiferencia no es una opción, es una
irresponsabilidad.
[1] Ver mi artículo Cuarto Sector: Hacia una mayor
Responsabilidad Social Empresarial, Revista sobre Responsabilidad Social de la Empresa, Fundación Luis
Vives, Madrid, no. 12, sept.-dic. 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario