Sor Juana Inés de la Cruz (Juan Ines de Asbaje y Ramírez, 1651-1695) fue una monja mexicana, poetisa, escritora, científica, adelantada a su tiempo, gran defensora de los derechos de las mujeres en tiempos de la colonia, menospreciada y abusada en su época, abandonada por su padre, abandonada por la iglesia. Fue victima de la persecución de una iglesia que no podía entender la presencia de una mujer intelectual, y menos en la colonia, que los vapuleaba en los debates teológicos.
Compuso unas Redondillas en defensa de la mujer (mi poesía favorita), que tienen una gran actualidad al día de hoy.
Y tan adelantada estaba a su tiempo que ahora acabo de encontrar, en una librería de libros antiguos en el Zócalo de Ciudad de México, un manuscrito en borrador con otras Redondillas defendiendo a la RSE como antes defendía a las mujeres. Como el original, están dedicadas a todos aquellos que no se cansan de atacarla.
Redondilla en defensa de la mujer Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis; si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro? Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Opinión, ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende?, ¿si la que es ingrata ofende, y la que es fácil enfada? Mas, entre el enfado y la pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es de más culpar, aunque cualquiera mal haga; la que peca por la paga o el que paga por pecar? ¿Pues, para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo. | <><><><><><> >Redondilla en defensa de la RSE Hombres necios que acusáis a la RSE, sin razón, sin ver que lo que proponéis es lo mismo que culpáis; si con ansia sin igual le dais vuestro desdén, ¿por qué queréis que obre bien si la implementáis mal? Combatís su gran potencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la incompetencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunta maldad, hallar a la que se fue en la posesión RSE, y para pretendida, sostenibilidad ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro? Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si se implementa mal, burlándoos, si se hace bien. Opinión, ninguna gana, pues la que más se recata, si no es efectiva, es ingrata, y si lo es, es liviana. Siempre tan necios andáis que con muy poco criterio la culpáis con vituperio sin entender lo que culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende?, ¿si cuando es difícil ofende, y si es fácil enfada? Mas, entre el rencor y la pena que vuestro gusto prefiere, bien hecho si no os quiere y a los que sí, enhorabuena. Dan vuestras prácticas penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor bien ha hecho en un buen partido la que comparte el valor creado, o la que crea valor compartido? ¿O cuál es de más agradecer, aunque ambas el bien hagan; la que lo hace porque pagan o la que paga por hacer? ¿Pues, para qué os vanagloriáis del error que cometéis? Hacedlo como debéis y obtendréis lo que buscáis. Dejad de criticar, y después, con más razón, evitareis la desazón que os produce el errar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia complicáis lo bueno de este mundo. © Derechos Reservados | <><><><><><> >
Sor Juana Inés de la Cruz, incomprendida en su época. Tiene algo en común con la RSE, por eso la defiende.
Y no se pierdan mi próximo artículo: No es lo mismo crear valor compartido que compartir el valor creado.
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