La reciente crisis financiera ha sido analizada desde casi todo punto de vista posible: causas, consecuencias, culpables, beneficiados, perjudicados. También se ha analizado el impacto de y sobre las prácticas de responsabilidad de las empresas. Pero creo que ha faltado un análisis de lo que los actores en la gestión de la RSE podemos aprender del comportamiento de los actores en la crisis financiera. Antes de que se nos olvide que tuvimos una crisis financiera creo que es oportuno reflexionar sobre las lecciones que nos ha dejado para la gestión de la RSE.
Hay un cierto consenso en que gran parte de la crisis fue causada porque algunas instituciones tomaron riesgos mas allá de su capacidad de tolerarlos. Y es que los INCENTIVOS del sistema financiero, en particular de los bancos son esos, tomar más riesgos para ganar más. Es como apostar con dinero ajeno. Si sale bien, la mayor parte de las ganancias son suyas, si sale mal, las pérdidas son de otro. Hay una gran asimetría. La clásica “privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas”.
Cuando el banco, mientras más grande mejor, toma riesgos que exceden su capacidad y le sale bien, las ganancias son suyas, y buena parte de ellas, de los directivos (como vimos en el artículo anterior sobre las bonificaciones en Goldman Sachs). Si sale mal, algunas pérdidas son de los accionistas, que poco poder tienen en la toma de decisiones. Y si sale muy mal, podemos extender las pérdidas a la sociedad porque el banco es demasiado importante para quebrar. Arrastraría a muchas empresas e individuos.
El caso de algunos operadores individuales dentro de algunas instituciones fue aun peor. Se les daba, o se tomaban, autoridad para hacer transacciones cuyo riesgo no estaba compensado con el capital asignado a cubrir la transacción. Pero si les salía bien, las ganancias podrían ser enormes dado el apalancamiento de la operación, y por ende sus bonificaciones. Los incentivos institucionales o personales no estaban alineados con la sociedad o con los de la institución.
En el sistema financiero hemos descubierto que no solo era importante el tradicional nivel de capitalización (los recursos propios para respaldar pérdidas usando los recursos ajenos), puntal de la regulación bancaria. Hemos descubierto que había riesgos de liquidez, de fondeo, de crédito, de mercado y de algunos que todavía no hemos descubierto. Ahora resulta que no basta con imponer requerimientos de capital mínimo. También debemos imponer requerimientos de liquidez, revisar el sistema de calificación de riesgos, el proceso interno de análisis de riesgos, la asignación de capital a arriesgar en las diferentes unidades, las bonificaciones, etc.
¿Qué tiene que ver esto con las prácticas responsables de una empresa? Si lo analizamos veremos que es lo mismo. ¿No son también los INCENTIVOS de las empresas no financieras tomar más riesgos para ganar más? ¿No toma la empresa no financiera más riesgos de los que cree?
De la misma manera que en el sistema financiero, los directivos de las empresas no financieras están tomando riesgos sociales y ambientales que pueden ir más allá de la capacidad de la empresa de asumirlos, con tal de mejorar los beneficios en el corto plazo, que son los que suelen determinar su remuneración. Si en el caso de los riesgos financieros no sabíamos bien como medirlos, ni que hablar de los riesgos sociales y ambientales. Si en los riesgos financieros estamos aprendiendo a caminar, en el caso de los riesgos sociales y ambientales estamos en pañales. Las empresas pueden estar tomando estos riesgos, por omisión o por comisión, que comprometen no solo el capital que se contabiliza (patrimonio) si no el que no se contabiliza: la licencia para operar en la sociedad, la reputación.
Lo que sí es claro es que en el caso de las empresas no financieras es muy poco probable que accedan al salvataje público, por el menor riesgo sistémico que comportan. Sin embargo, ¿qué paso con General Motors? ¿La dejaron quebrar? Cierto es que los problemas eran más de incompetencia que de riesgos ambientales o sociales (aunque algunos me dirán que los problemas laborales se convirtieron en sociales). ¿Pero no es la irresponsabilidad social lo mismo que incompetencia?
Para evitar que la crisis financiera recurra, se están proponiendo e implantando medidas de regulación de todos aquellos riesgos, incluyendo restricciones a los sueldos y las bonificaciones. Es más fácil hacerlo en el sistema financiero ya que los reguladores están mas concentrados o coordinados (¡!o lo deberían estar!!). En el caso de las actividades cubiertas por la parte obligatoria de la RSE en empresas no financieras y financieras hay gran variedad de reguladores (medio ambiente, laboral, comercio, etc.), con gran variedad de capacidades, con amplios vacíos en la regulación.
¿Puede haber una crisis sistémica derivada de prácticas irresponsables en el sector no financiero? Es muy poco probable. El caso de las prácticas responsables de la empresa no puede compararse al caso de la crisis financiera en su impacto sistémico. El sistema financiero esta mucho mas interrelacionado de lo que imaginábamos y la secuencia en la caída de los dominós ha sido más coordinada. Unos hacían o podían hacer caer a los otros.
En el caso de las prácticas irresponsables en empresas no financieras posiblemente el único riesgo sistémico es del cambio climático y no todo es atribuible a empresas. En el caso financiero descubrimos que algunos eventos que se suponían tenían una probabilidad infinitesimal, ocurrieron (el llamado cisne negro). ¿Es posible que haya cisnes negros en el tema social y ambiental? Esperemos que no. Pero una irresponsabilidad sistemática de las empresas podría llevar a una agitación social a nivel de un país, sobre todo en países con sistemas de protección social poco desarrollados. La interrelación internacional es muchísimo menor que en el caso financiero. La probabilidad es infinitesimal. ¿Dónde hemos oído esto antes?
Tenemos una buena oportunidad para aprender de la crisis del sistema financiero. Para ello debemos seguir de cerca cómo evolucionan la coordinación de las regulaciones, los sistemas de medición y control interno de riesgos y sobre todo los incentivos monetarios y no monetarios a los actores que pueden crear riesgos.
En particular, es hora de que los sueldos y bonificaciones tomen en cuenta los riesgos ambientales y sociales que se asumen. Y aquí no estoy proponiendo regular los incentivos, estoy proponiendo relacionarlos con los riesgos. Y para ello hay que hacer los esfuerzos necesarios para identificar los riesgos y en la medida de lo posible, medirlos, de lo cual estamos muy lejos, como el sistema financiero estaba hace unos 30-40 años. En las instituciones financieras este nexo es, o debería ser, bastante común, pero en mas empresas no financieras es casi inexistente.
Y es posible que veamos una evolución semejante a la del sistema financiero. Si las instituciones financieras no toman las medidas voluntariamente, los gobiernos y la sociedad forzarán mayores regulaciones, lo que puede reducir la capacidad de innovación y perdemos todos. Y eso también ocurrirá en el sector no financiero.
Cuando veas las barbas de ti vecino arder, pon las tuyas a remojar.
domingo, 29 de noviembre de 2009
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1 comentario:
good subject, not sure about more regulation..need CSR which is beyond regulation..a strategic CSR approach would certainly have helped Lehman Brothers, Enron (both paid lip service to the concept) and now Dubai World (on which I am writing - see our Monthly Features on www.mhcinternational.com and our work on strategy whihc is being updated as I write
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