Que no panda el cúnico [i]
Chapulín Colorado
Está cundiendo
el pánico en muchos sectores empresariales como consecuencia de la guerra desatada
por al gobierno de EE. UU. contra las actividades denominadas DEI, Diversidad,
Equidad e Inclusión,
tanto en las administraciones públicas centrales que controla, como en las
empresas privadas, administraciones locales e instituciones (incluyendo
universidades) que pueden ser chantajeadas por el gobierno con la reducción de
sus aportes o contratos. Esto es
mucho más visible en el caso de la DEI, pero aplica igualmente a las
actividades tipificadas como ASG en general (lo que se ha dado en llamar el
movimiento anti-ASG [ii]).
Y aunque puede
parecer una “americanada”, no es de descartar que haya contagio en otros
países. De hecho, ante la agresividad de los EE. UU., Europa ha acelerado la
dilución y retrasando la aplicación de sus normativas sobre sobre sostenibilidad
empresarial.
Además de
eliminar las actividades, despedir a mansalva al personal involucrado, se han
tenido que eliminar todas las menciones directas o indirectas en los canales de
información de la administración pública. Muchas empresas e instituciones,
que han tenido visibilidad en ente sentido se han visto forzadas a hacerlo
también. Y lo que es más grave, a tener
que anunciarlo públicamente.
Pero aquellas que
no han tenido esa visibilidad de sus programas han optado por el greenhushing
(ecosusurro), [iii]
no mencionarlo, y mucho menos alardear, pero seguir con sus programas, en
algunos casos sin alteraciones, en otros casos adecuando el lenguaje para que
no parezca favoritismo a sectores de la población, sino sencillamente una
política que, en general, es favorable a los intereses de las empresas e
instituciones (¡pero nada de “cuotas”!).
Son pocas las empresas
que han continuado con programas visibles y se enorgullecen de ello. Ante las presiones, una de ellas llegó
al extremo de someter a la Asamblea General de Accionistas, con mucha cobertura
mediática, una resolución para continuar con sus programas DEI. Siendo cliente asiduo
de esta empresa y corroborando el efecto positivo que tiene sobe la moral del
personal, me siento orgulloso de su posición. [iv] Hasta ahora ha resistido
los embates.[v]
En cierta
forma se ha presentado un problema de nombres. No habría tanta reacción negativa si en vez de hablar
de tener una fuerza laboral diversa, se destacara la necesidad de aprovechar
al máximo “las capacidades y ventajas comparativas” de ciertos
integrantes del mercado laboral. Ya no se trata de equidad, se trata de justicia
laboral. En un artículo anterior [vi]
decíamos:
Lo que se debe promover no es
la diversidad de género, sino la diversidad de aptitudes. Los géneros son iguales, las
aptitudes son diferentes y ambos grupos son necesarios para gestión eficiente y
efectiva de las empresas, se potencian unas a las otras: hay sinergia.
Es fácil
oponerse a medidas que favorezcan a algunos colectivos, es mucho más difícil
oponerse a la “gestión de riesgos y oportunidades
en la fuerza laboral”.
No hace falta
destacar que esto es una guerra ideológica, sin fundamentos racionales, parte
del movimiento anti-ASG. Es más para
revertir todo aquello que promovía la administración anterior y oponerse a las
causas progresistas. Se han querido presentar los programas DEI como si se
tratara de programas, no de inclusión, sino de discriminación, en este caso de “discriminación
inversa” contra los hombres blancos, interpretándolos como programas específicos,
con sesgos, para favorecer a la mujer y a las minorías y equiparar condiciones
laborales, más allá de la neutralidad. En realidad los promotores los
veían y ven como un instrumento para corregir “discriminaciones históricas”,
que han sufrido algunos segmentos de la población, no de hacer justicia, sino
de corregir errores.
Los opositores
quieren promover una supuesta meritocracia, como si esta fuera perfecta y
universalmente buena. Una meritocracia no es justa
en entornos con inequidad, con grandes diferencias de oportunidades. [vii] A lo
mejor lo sería si el mundo comenzara de cero y con todas las personas en igualdad
de condiciones y capacidades, si no hubiera historia.
Y para un gran
numero de las empresas que se han “retirado”, ello representa un retiro
táctico, no estratégico, de corto plazo mientras pasa el vendaval. Y
mientras tanto viene el …..
… Greenhushing positivo al rescate.
El greenhushing,
reportar solo lo indispensable, que surgió y se extendió por razones
prácticamente contrarias. Muchas
empresas reportaban actividades de responsabilidad y establecían metas de
mejora. El deseo era la diseminación de información que pudiera ser de interés
para los stakeholders y crease una opinión favorable sobre la empresa. Pero
ello conllevaba cuestionamientos, tanto sobre la veracidad de la
información (greenwashing), como la exigencia del cumplimiento de las
metas ofrecidas. Ante los riesgos legales, muchas empresas optaron por
reportar el mínimo necesario (greenhushing negativo) y comprometerse a metas, o ya logradas,
o fáciles de logar (targetwashing), para evitar problemas.
Pero ante la
fiera oposición en EE. UU. y el contagio en algunas otras partes, las empresas
responsables están recurriendo al greenhushing positivo, a llevar a cabo actividades de
responsabilidades en esta área, pero sin reportarlo, tratando de mantenerse por
debajo del radar, y a utilizar denominaciones alternativas que no llamen tanto
la atención. Por esta razón de reportar menos información públicamente, será
difícil apreciar la extensión de este comportamiento, no les conviene alardear,
pero será la estrategia de las empresas con visión de largo plazo.
Y hay que
recordar que “No hay mal que dure cien (cuatro) años ni cuerpo que lo
resista”. Ojalá sea un problema temporal, sin contagio.
¡Qué no panda el cúnico!
[i] Solo algunos lectores de
Latinoamérica habrán oído esta expresión. Es de una serie cómica de los años
setenta de México, donde para parodiar la confusión en el barrio el Chapulín
Colorado repite continuamente: “Que no panda el cúnico” por “que no cunda el
pánico”.
[iii] Que el suscrito había propuesto como
palabra del año a finales del 2023, Palabra del año 2023 en sostenibilidad
empresarial: Ecosusurro
[iv]
Costco
successfully defends its diversity policies as other US companies scale theirs
back y These
U.S. Companies Are Not Ditching DEI Amid Trump’s Crackdown.
[v] Disney también resistió una propuesta
anti-DEI en su Asamblea General de Accionistas con sopo el 1% de votos a favor. Business Insider: Disney Shareholders
Reject Anti-DEI Proposal.
[vii] El lector interesado en profundizar
sobre estos temas puede ver le libro del profesor Michael J. Sandel, The Tyranny of Merit, 2021 (no disponible en español).
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