lunes, 22 de marzo de 2010

¿Acreditación de empresas socialmente responsables?

Recientemente se han publicado varias noticias en la prensa española que el proyecto de Ley de Economía Sostenible permitirá a las empresas obtener la “certificación de empresas socialmente responsables”. El numeral 3 del artículo 40 dice: “Las empresas que cumplan un nivel mínimo en los anteriores indicadores podrán ser acreditadas como empresas socialmente responsables por el Observatorio del Consejo Estatal de la Responsabilidad Social Empresarial……….” . Los indicadores a que se refiere se citan en el numerales 1 y 2 que dicen que “el Gobierno pondrá a su disposición un conjunto de características e indicadores para su autoevaluación…....”, “………..transparencia en la gestión, buen gobierno corporativo, compromiso con lo local, y el medioambiente, respeto a los derechos humanos, mejora en las relaciones laborales e igualdad efectiva entre mujeres y hombres…..” (citas tomadas del único texto disponible en internet, que puede no ser el aprobado el 19 de marzo de 2010 por el Consejo de Ministros de España para ser enviado al Congreso).

El proyecto de ley también tiene un artículo muy completo sobre la sostenibilidad en las empresas públicas que las compromete a prácticas responsables. Son esfuerzos muy laudables para promover la responsabilidad social de las empresas y es de apreciar. Pero como comentábamos en otro artículo (Manéjese con cuidado: Normas y guías de Responsabilidad empresarial, http://www.cumpetere.blogspot.com/ ), estas buenas intenciones pueden tener consecuencias no previstas. En el caso de la ley la situación es potencialmente más grave ya que será una institución gubernamental (el Consejo fue creado por Real Decreto) la que “acredite” a las empresas como sociablemente responsables, con todo el “crédito” que ello significa.

Analicemos esta situación con cuidado. Primero, la acreditación será como resultado de una autoevaluación”, o sea de algún cuestionario con indicadores que la empresa misma rellena. Segundo, se basará en un cumplimiento declarado de mínimos. Suponemos que la empresa será totalmente honesta y dirá la verdad y se referirá a sus prácticas, reales, no a las intenciones, en los temas indicados. En estos cuestionarios, si en una oficina hay igualdad entre hombres y mujeres la empresa responderá “si”, no creemos que diga “sólo en alguna parte”. Si en una planta manufacturera se cuida de no verter desechos tóxicos, dirá que tiene prácticas ambientalmente responsables, sin importar que sea uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero.

De entrada hay que recalcar que no nos oponemos a que las empresas sean reconocidas. Pero hay que distinguir entre responsabilidad parcial y responsabilidad total. Toda empresa tiene algunas prácticas responsables. De allí que una tabacalera, una productora de licores o una empresa petrolera puedan alegar que son responsables en algo, si lo son, pero no en todo. Tienen productos que tienen componentes de irresponsabilidad, aunque son productos que la sociedad demanda. Estas empresas pueden tener responsabilidad parcial pero no total.

Recientemente la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline tuvo muy buena prensa al anunciar una serie de medidas a favor de los países mas pobres del mundo (ver el articulo ¿Oportunismo o Responsabilidad? en nuestro blog http://www.cumpetere.blogspot.com/ ) . Sin embargo se recientemente reportó que “un comité del Senado norteamericano concluye que GlaxoSmithKline conocía la relación entre su medicamento para diabéticos y los ataques de corazón y que incluso intimidó a científicos independientes”. ¿Responsabilidad parcial o responsabilidad total?

Lamentablemente una “acreditación” por parte del gobierno será interpretada por muchos, y sobre todo empleada por la misma empresa, como si fuera sinónimo de responsabilidad total. Ya podemos imaginarnos lo que dirá el departamento de prensa: “Nuestra empresa ha sido acreditada por una institución del Gobierno de España como empresa sociablemente responsable”. No dirán: “en base a un cuestionario no auditado que hemos completado nosotros mismos”. Tampoco dirán: “basado en unos mínimos establecidos por el gobierno”, ni que “aunque tenemos algunas prácticas que dejan mucho que desear”.

Los promotores de la idea anuncian, correctamente, que no será una certificación. Sin embargo el proyecto de ley habla de “acreditación” (que tiene la connotación de dar crédito a algo). Si bien no habrá “certificación”, habrá “acreditación”, que en la publicidad empresarial es lamentablemente lo mismo. De hecho encontré un diccionario que define “acreditación” como “certificación, mediante un documento, de que se tienen las facultades necesarias para desempeñar un cometido”

¿Ayuda esta acreditación? ¿No es esto un atajo indeseable a que las empresas informen y la sociedad civil disemine y el consumidor actué? Al ver esta acreditación, no tendremos que mirar nada mas: “El gobierno lo dice, todos los productos de esta empresa han sido producidos de forma responsable”. No hay nada más de averiguar. ¿Qué pasó en la crisis financiera? ¿Alguien miró detrás de los ratings? Si una calificadora calificó el instrumento o el proyecto como AAA, lo compro. No tengo nada más que averiguar. Además como funcionario de una institución de inversión estoy cubierto, mi política me autoriza a comprar papeles que tengan grado de inversión. No es culpa mía. Es la ley………… ¿pero es responsable?

Sorpresas nos llevaremos cuando una empresa “acreditada” por el Consejo Estatal aparezca con violaciones a regulaciones ambientales o laborales o se reconozca el daño de algunos de sus productos, o sencillamente se limite a los mínimos. Se perderá la credibilidad no solo de la “acreditación” sino también de las prácticas responsables y el público tendrá derecho a protestar que las empresas hacen lavado de cara con sus prácticas responsables y su publicidad. Bastante mal informada está la sociedad como para que contribuyamos a la desinformación.


¿Podrá el Consejo “desacreditar” a las empresas que hayan sido encontradas en violaciones? ¿Tendrá la capacidad política de hacerlo? ¿No sería preferible que se limitare a publicar los cuestionarios de las empresas (en una buena base de datos, que sea analizable) sin emitir opinión y que sea la sociedad la que juzgue la información, los medios que la diseminen y el consumidor o cliente el que decida? ¿Qué valor agregado tiene el cuestionario cuando ya existen muchos en el mercado? ¿No es preferible dejarle esta tarea a instituciones que sean independientes del gobierno y de las empresas?

Hay certificaciones y certificaciones. Sí a la certificación de Comercio Justo. Sí a la certificación de “libre de trabajo infantil”. Sí a la certificación de “madera proveniente de bosques sostenibles”. Sí a la certificación SA8000 de respeto a los derechos de los trabajadores. Sí a las certificaciones de prácticas específicas, verificadas (aunque se cuelen algunos). Sí a la diseminación de información. Sí a la educación del consumidor, sí a la educación del trabajador. Sí a la exposición de prácticas irresponsables.

¿Queremos otro Global Compact que admite a todos como miembros y solo los expulsa, no por no hacer nada responsable o por hacer algo irresponsable. Los expulsa por no reportar lo que hace o no hace? (por lo menos ahora publica los reportes de los que sí reportan) ¿Queremos otro GRI que no verifica y deja que las empresas y sus consultores se autocalifiquen? El Global Compact promueve buenos principios de conducta y el GRI promueve buenos principios de reporte, pero no verifican. Es el equivalente de ser admitido a estudiar a una buena universidad, sin examen de admisión, llenar un cuestionario y asignarnos nosotros mismos la nota. Supongo que será Sobresaliente. Y después ser “acreditado” por la universidad.

Me imagino qué pasaría si los estados financieros de un Banco fueran “acreditados” solamente por el Presidente del Consejo (que en algunos países se requiere, ADEMÁS de la certificación de auditores independientes), sin auditoría externa y sin supervisión y control por parte de los reguladores.

Hay muchas, muchas empresas honestas y responsables, pero hay algunas que no lo son, y son precisamente éstas las que abusan del sistema y lo corrompen, en detrimento de las responsables. No hay que dejarles la oportunidad de hacerlo.

La acreditación puede ser contraproducente, como lo son muchos premios basados en cuestionarios de autoevaluación, sin contraste de la información, ni auditoría parcial. Esto ha dado lugar a que algunos premios los ganen cada vez más empresas y siempre incluye a las de los años anteriores. ¡Si hasta contratan consultores especializados para que completen los cuestionarios! Y mayoría de los no premiados es porque no responden o no completan el cuestionario debidamente.

Es imposible demostrar que una empresa es socialmente responsable. Tampoco es deseable que la “acredite” un organismo gubernamental, salvo que cumple con una ley. Lo que se puede y se debe decir es que tal o cual empresa tiene prácticas responsables en diversidad, en protección del medio ambiente, en la contratación de personas en desventaja social, o en lo que sea. Y hasta certificarlo, basado en comprobación in situ. Se pueden dar premios a prácticas responsables específicas, pero no “acreditar” que una empresa es “Empresa Socialmente Responsable”. ¿Responsabilidad total?

Y aun así nos podemos encontrar con que eso es verdad al momento de la acreditación, y no unos días después. Quizás no debemos ser tan suspicaces, en algo hay que confiar. Sin embargo, para los que creen que esto no ocurre, vean la historia de la caída de Lehman Brothers, que hacía una serie de transacciones financieras para mejorar el balance general unos días antes del cierre de los estados financieros y la revertían después de ser auditados y certificados, todo esto de acuerdo a los principios de contabilidad generalmente aceptados. Lo que nos recuerda una vez más que ser responsable va más allá de seguir las reglas vigentes.

Una cosa es la responsabilidad parcial y otra la responsabilidad total. Una cosa es autoevaluación y la otra verificación independiente. Una cosa es hacerle seguimiento y tomar medidas correctivas y otra el dar acreditaciones. Como todo instrumento, bien utilizado, puede ser muy beneficioso, pero mal utilizado puede ser dañino.

lunes, 15 de marzo de 2010

Diálogos en responsabilidad: Cuarto Acto

Continuamos con las tribulaciones en Industrias Oliver sobre su intensificación de prácticas responsables. En los capítulos anteriores, que recomendamos leer primero (disponibles en www.cumpetere.blogspot.com), Lorenzo Coll, Director de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de Industrias Oliver, había comenzado sus conversaciones con directores de la empresa.


Conversación telefónica entre Lorenzo y Guillermo Samper, Director de Distribuidora Oliver, en Coloxico.

Guillermo: Me alegré mucho cuando supe de la decisión del Consejo y que te habían nombrado a ti para promover estos temas. Creo que tu conocimiento de todos los aspectos de la empresa y de muchos de nosotros te dará mucho más efectividad que si hubieran traído un experto de fuera.

Lorenzo: Gracias. Lo he tomado con mucha ilusión. Sabes que estos temas siempre me interesaron, pero ahora me dedico a ellos casi exclusivamente. Como te adelanté por correo electrónico, quería conversar contigo sobre los problemas que tienes con la comunidad. Me hubiera gustado venir en persona, pero el presupuesto no alcanza para estos viajes, ni en económica!

Guillermo: El problema es algo que a mí me cuesta entender. Aquí somos una empresa relativamente modesta, aunque obviamente tenemos un importante impacto económico en la comunidad aledaña. Hemos apoyado muchas cosas en la comunidad, pero no están contentos con nosotros y no lo entiendo.

Lorenzo: A veces las expectativas de la comunidad nos parecen exageradas, pero desde su punto de vista, nosotros somos “muy grandes”. Cuando trabajé en las filiales me di cuenta de que nos perciben como que somos ricos, somos parte de una multinacional.

Guillermo: ¡!Pero no somos ricos!! Tú mejor que nadie sabes cómo se han reducido los márgenes con la competencia de empresas, sobre todo asiáticas, y aún locales, que no respetan los derechos laborales ni las regulaciones ambientales. Nosotros no dejamos pasar una.

Lorenzo: En estos casos la realidad es menos relevante que las expectativas, y tenemos que gestionarlas. También las necesidades de la comunidad son muchas. Tú sabes bien que el gobierno local es sumamente deficiente y no proporciona ni los servicios básicos.

Guillermo: ¿Y que quieres que haga, que les de electricidad y agua?

Lorenzo: No, eso no nos compete. Pero sí podemos ayudarlos en asuntos que demuestren nuestro compromiso. A nosotros nos conviene estar rodeados de un entorno favorable, además de que muchos de tus empleados viven en la comunidad. Como empresa que produce productos de consumo, nos conviene tener una buena reputación, no solo de la calidad y confiabilidad de los productos, que la tenemos, sino como ciudadano corporativo. Somos conocidos.

Guillermo: ¿!Que más tenemos que hacer!? Ya hemos financiamos varias aulas de la escuela primaria! Pero están subutilizadas porque el municipio no las mantiene. Regalamos las camisetas para varios equipos de fútbol de niños (que levan nuestro nombre, por supuesto). Hasta patrocinamos un centro de salud y mantenemos la plaza del pueblo. Esto es gestionar las expectativas, ¿o no?

Lorenzo: Bueno, no. Hay una gran diferencia entre manipular las expectativas de la comunidad y gestionarlas. Entre comprar reputación y adquirirla. Por cierto, supongo que ahora lo de las aulas en mal estado no nos da buena imagen. Y el centro de salud, ¿tiene médicos, enfermeras y medicinas? A veces estas cosas nos hacen más mal que bien, a veces creamos dependencia y luego desilusión. Lo grave es que solo se acuerdan de nosotros por lo malo.

Pero, ¿has averiguado cuáles son sus expectativas, por qué esa animosidad hacia nosotros? Tenemos que atajarlo, no podemos dejar que empeore.

Guillermo: ¿Sus expectativas? ¡Ilimitadas! Tienen una serie de agitadores que excitan al descontento. Viven de eso. Se dicen ONGs al servicio de la comunidad, pero son unos individuos que lo que buscan es su propio interés. Creo que hasta les cobran a los vecinos, aunque ellos lo llamen “donaciones para la causa común”. Y vinieron a visitar al Gerente de Administración para pedirnos “contribuciones voluntarias”.

Lorenzo: ¿Pero has hablado con ellos?

Guillermo: ¿Para qué? Hacemos lo que tenemos que hacer. No representan a la comunidad. Lamentablemente la comunidad no tiene líderes y son presa fácil de estos capitalinos que vienen a agitar. ¿Con quién voy a hablar en la comunidad? Nosotros no estamos aquí para resolver sus problemas.

Lorenzo: De esos buitres los hay en todas partes. Pero también hay gente muy buena, como en las empresas también las hay explotadoras y las hay responsables. No podemos generalizar. No deben pagar justos por pecadores. Tenemos que buscar la manera de enterarnos de su malestar y ver qué podemos hacer, ¡dentro de nuestras limitaciones y responsabilidades, por supuesto! Creo que tenemos que buscar un intermediario independiente para que nos maneje las relaciones. Me parece que ahora nosotros solos no podemos.

Guillermo: Puede ser una buena solución de compromiso porque yo ya estoy un poco agotado. He estado tan metido en esto que a lo mejor no veo las cosas claras. Y después veremos que hacemos con lo el intermediario saque en claro.

Lorenzo: Creo que la solución pasa por mostrar que si bien sus problemas no son nuestros problemas, sus problemas nos afectan. Me gustaría ver si podemos involucrarnos mejor, no necesariamente más. A lo mejor tenemos que hacer una alianza con la municipalidad para el asunto de la escuela y el centro de salud. A lo mejor podemos poner a algunos de nuestros profesionales a ayudarlos en la gestión financiera. Estoy seguro que muchos quisieran hacer algo por la comunidad. A lo mejor puedes darle algún tiempo libre para que trabajen en actividades comunitarias. Estoy seguro que a veces tienes algunos bajones en la actividad y alguien tendrá tiempo libre. Hay que mojarse. Eso suele ser apreciado, sobre todo si lo hacen “los jefes”. Y todo esto no es costoso.

Guillermo: Lo sé. Estoy seguro que sabes que con la crisis he tenido otras prioridades y no he podido atender esto como debería.

Lorenzo: No te voy a proponer aumentar la nómina. Esa sería una solución temporal y posiblemente contraproducente. Tampoco estamos para muchas holguras, pero estoy seguro que en la empresa tenemos posibilidades de ayudarlos a crear o hacer crecer algunas microempresas o no tan micro. A lo mejor les puedes comprar más servicios y algunos bienes. A mejor algunas cosas que compras fuera las pueden hacer aquí con un poco de tu apoyo técnico. Si los incluimos en nuestra cadena de valor, la solución puede ser más sostenible, y hasta se pueden “graduar” de nosotros y expandir sus servicios a otros. Y tú muy bien sabes que lo que produce dinero es más apreciado.

Guillermo: Déjame pensar en todo esto y me prepararé un plan de acción. Ahora estoy un poco abrumado.

Lorenzo: De acuerdo, pero lo que sea que hagas que sea sostenible, no pongamos parches. Hay que monitorear el impacto, hacer seguimiento. Establezcamos una relación real, no de rico a pobre. Tenemos que tener diálogo. Me hubiera gustado poderte traer alguna guía de la casa matriz, pero lamentablemente todavía no tenemos una estrategia para el grupo, ni a nivel corporativo y mucho menos en las filiales. A lo mejor también puedes ir pensando en lo que tenemos en común y en las idiosincrasias, necesidades, expectativas, percepciones, etc. de tu zona de operación y así me das ideas para la estrategia global. No te puedo dar apoyo financiero, pero si apoyo profesional…….y sobre todo apoyo moral. De esto si tengo.

Guillermo: Gracias. Esta conversación me ha ayudado bastante. A lo mejor podemos hablar un poco más la semana que viene, después que haya pensado un poco.

NOTA: Los “ratings” de esta novela virtual han caído así que la producción ha decidido suspenderla. El mercado es implacable, hasta en la promoción de la RSE.

¡!!Pero no se pierda el último capítulo, en dos semanas!!!

Gracias a Luis Béjar Fuentes por la inspiración proporcionada por su artículo “El Talón de Aquiles de la RSE, No. 6” publicado el 2 de febrero en el boletín de Expok (http://www.expoknews.com/)

domingo, 7 de marzo de 2010

Diálogos en responsabilidad: Tercer Acto

Continuamos con las tribulaciones en Industrias Oliver sobre su intensificación de prácticas responsables. En los capítulos anteriores, que recomendamos leer primero (disponible en http://www.cumpetere.blogspot.com/ ), dejamos a Lorenzo Coll, recién nombrado a cargo a coordinar las actividades de responsabilidad social de Industrias Oliver, acordando con Clara, su asistente, la estrategia a seguir.
En la oficina de Rafael Payeras, Vicepresidente de Administración de Industrias Oliver


Lorenzo: Como te adelanté por teléfono, queremos hablar contigo sobre lo que podemos hacer para reducir nuestra huella ecológica y mejorar la gestión del personal.
Rafael: De acuerdo, ¿qué sugieres que hagamos en el asunto de la huella ecológica? Por cierto, le tendrás que explicar a más de uno en el Consejo eso de “huella ecológica”.
Lorenzo: ¡Lo explicaremos con resultados! Hablemos de consumo de agua, de electricidad, papel, etc. Empecemos por las oficinas centrales, después atacaremos las filiales y proveedores, que son más complicadas. Por ejemplo, podríamos hacer una campaña de reducción y reciclaje del agua. Y aunque creo que los precios que pagamos no reflejan el verdadero costo, creo que debemos hacer lo posible por reducir su consumo, en este país donde el agua escasea. He oído decir que los nuevos urinales sin agua para hombres pueden ahorrar más de 100.000 litros anuales cada uno.
Rafael: Estoy de acuerdo con lo de ahorrar agua, ahorraremos dinero y crearemos conciencia del recurso escaso. Pero aunque esos ahorros de los urinales sean verdad, supongo que sabes que reemplazarlos cuesta mucho dinero.

Lorenzo: No te digo que los reemplacemos todos a la vez, sino poco a poco, digamos sobre un año. Mientras tanto vamos teniendo ahorros que te ayuden a pagarlos. Además como sabes, el manteniento puede ser más barato ya que no tienen esas válvulas que siempre se atascan y tienen fugas. Además son mucho más higiénicos ya que no se toca ninguna parte del urinal. He visto estudios que dicen que se pueden pagar en el primer año de operación. También podríamos hacer una campaña para concientizar el ahorro de agua en los grifos, eso no cuesta nada y rinde beneficios. Y estas cosas nos ayudan a crear conciencia.

Rafael: Bueno, bueno. Déjame estudiar el asunto con mi gente a ver qué podemos hacer.
Lorenzo: Lo mismo podemos hacer en términos de electricidad. Ya sé que apagamos muchas luces automáticamente a las 18:00 (¡como si necesitaran una excusa para salir corriendo de la oficina!), pero he visto sistemas con sensores de movimiento que apagan y encienden las luces al entrar y salir de la oficina, que apagan algunos equipos por la noche, que ajustan la temperatura del aire acondicionado y la calefacción dependiendo de la presencia de personas, etc.
Rafael: ¡Otra vez! Algunas de estas cosas cuestan dinero que no tenemos. Miraré a ver que más podemos hacer pero no te prometo mucho.

Lorenzo: Ya que estas en eso, no podrías mirar de comprar parte de la electricidad que sea generada con energía renovable? ¿Eólica, solar, hidro? Ayudaríamos a reducir emisiones y de paso lucimos muy bien.

Rafael: Ya lo hice y resulta que la electricidad de renovables es un 10% más cara. Además, por lo que he investigado, resulta que buena parte de lo que pagas se va en otras cosas, como gastos de mercadeo del distribuidor de electricidad, propaganda, educación del consumidor, etc. No creas que todo se usa para comprar energía renovable. Todavía no es tan puro como parece, pero en esto también te prometo que lo miraré.

Lorenzo: Rafa, ¡!no me jodas!! Todo tiene problemas. (Perdona Clara por esta obscenidad).

Rafael: Tú lo sabes bien, trabajaste en las plantas de producción y en la Vice Presidencia. No es tan fácil, pero te prometo que lo investigaré otra vez.

Clara: ¿No deberíamos hablar también del tema de emisiones?

Rafael: Si deberíamos, pero no estamos listos. Es poco lo que nos ha preocupado este tema y tenemos poca información. En alguna de las filiales sí es un problema, pero como están ahora las cosas con los acuerdos globales, todavía no hay presión en esos países para reducir emisiones.

Lorenzo: Lo sé, pero debemos anticiparnos a lo que algún día sí serán obligaciones.

Clara: ¿Que te parece si me reúno con tu gente a ver qué podemos hacer por lo menos aquí en las oficinas centrales. Creo que hay que empezar averiguando cuanto emitimos, a desarrollar una línea de base aproximada. Hay unos calculadores sencillos que nos darán una buena visión, basado en el consumo de electricidad, viajes en avión, viajes en coche, consumo de agua, desechos, etc.

Rafael: Adelante, júntate con Pilar que creo que entiende de estas cosas.

Lorenzo: Hablemos ahora del papel. Es otro rubro que consumimos mucho, aunque no lo parezca. Cada uno sólo ve su “pequeño” consumo y no el agregado, que son toneladas..

Rafael: Es cierto, el otro día miré las compras que hacemos y me asombré. Tenemos algunas impresoras y fotocopiadoras por ambos lados, pero no son muchas. He visto que algunos jóvenes reúsan el papel, para documentos de poca importancia, volviéndolo a poner en la impresora. Pero de nuevo, reemplazar equipos cuesta dinero.

Lorenzo: Pero por lo menos puedes mejorar el equipo cuando le toque su renovación, cambiándolos por equipos más eficientes en consumo de electricidad, de papel y de tinta.

Rafael: Lo hacemos, pero es lento. Revisaré el programa de reemplazo desde ese punto de vista.

Lorenzo: Y ya que estas en ello, ¿por qué no miras el consumo de papel en los sanitarios? A lo mejor puedes reemplazar el papel por secadores de manos eléctricos. Son más higiénicos. Esto son pequeñas cosas pero que pueden sumar, tanto en dinero, como en satisfacción personal. Por cierto, mucho del papel que usamos podría ser reciclado o hecho con papel de bosques certificados como sostenibles.

Rafael: En los sanitarios sí, pero en las fotocopiadoras e impresoras, debemos tener cuidado ya que a veces se atascan con papel reciclado.

Clara: ¡Tengo una idea! Creo que podemos aprovechar los buenos deseos y las energías de los jóvenes en la empresa para llevar a cabo una campaña de identificación de oportunidades, de conservación, diseminando las posibilidades, estimulando cambios en el comportamiento. Podría armar un grupito de “promotores de sostenibilidad”.

Lorenzo: Excelente idea. ¿Qué te parece Rafael?

Rafael: De acuerdo. Trátalo también con Pilar y que parezca una cosa espontánea de vosotros, creo que así tendrá mayor aceptación, que si se percibe como una imposición de la gerencia.

Lorenzo: Y ahora, si tienes tiempo, hablemos del tema de recursos humanos.

Rafael: ¿¡Mas cosas?! Estoy seguro que sabrás los grandes esfuerzos que hemos hecho en esta crisis. Redujimos las horas de trabajo, pero no echamos a nadie. Algunos tomaron vacaciones, otros aprovecharon las licencias especiales que dimos para estudiar o atender problemas familiares. En fin, fuimos muy cuidadosos. Somos muy importantes en la comunidad y creo que la comunidad nos reconoce estos esfuerzos. También sabes que tratamos de pagar sueldos justos, tenemos los mejores beneficios sociales, vacaciones, seguro de salud, pensiones, etc. Hasta tenemos una cafetería subsidiada.

Lorenzo: Lo sé, disfruto yo mismo de estas condiciones. A veces pienso que son tan buenas que no se va nadie y no nos permite renovar conocimientos. Tengo la sospecha de que hemos descuidado la actualización del personal y que muchos han adquirido experiencia en lo que hacemos, pero no ven mucho del gran mundo allí afuera y que por ello sufre nuestra capacidad de innovación. Hacen más o menos lo mismo desde que entraron. Creo que debemos intensificar los programas de entrenamiento y enriquecimiento del trabajo. En cuanto a la cafetería, creo que podríamos mejorar la sostenibilidad de la comida, el reciclaje y las donaciones. Clara, a lo mejor puedes incluir esto en tu agenda con el grupo.

Clara: Perdonen que como novata me meta en esto, pero concuerdo con Lorenzo sobre la actualización del personal, el “reciclaje” como diríamos en nuestra jerga. Mi impresión de recién llegada es esa. Claro que como joven ansiosa a lo mejor mi percepción es exagerada. Sobre la cafetería, me encargo de ello.

Rafael: Hay algo de verdad en eso. Yo también tenía la sospecha, pero con tantos problemas de mayor prioridad, no le hemos prestado mucha atención. Tratando tan bien al personal, pensé que bastaba, pero tienen razón. Pediré a Ana María que me lo mire y nos volvemos a reunir, esta vez con el Gerente de Recursos Humanos.

Lorenzo: Por cierto, que las condiciones de trabajo en algunos suplidores dejan mucho que desear. También tenemos algunos problemas en las filiales como problemas serios de contaminación, problemas con la comunidad y consumo de recursos. Creo que todos son más o menos buenos ciudadanos, con apoyo a obras de caridad y otras necesidades, pero en lo de operaciones nos falta mucho por hacer.

Rafael: Así, es, pero esta sí que la hablaremos en otra oportunidad. Ya tengo suficiente tarea para hoy. Tenías razón cuando me llamaste, creo que podemos mejorar mucho a costos moderados. Me pondré a trabajar en ello con mi equipo y ya te informaremos.

Lorenzo: ¡Todo esto son pequeñas cosas pero entre todas suman! Pienso hablar con algunos directivos de las filiales y suplidores en los próximos días. ¡Gracias por tu apoyo Rafa!


En la oficina de Lorenzo
Lorenzo: Nos fue muy bien, pero creo que esta era la fruta mas bajita, No creas que nos va a ir tan bien con las filiales y suplidores. Adelante con tu grupito de “Sostenibilidad” ¡o como quieras llamarlo!
Clara: Si, nos fue relativamente bien. Mi ilusión es que acepten todo, pero estoy empezando a entender la realidad empresarial. Me siento “energizada”. Ojalá que sigamos obteniendo apoyo.



CONTINUARA……………………………….…………si continúa la sintonía del público.