Para
muchos debe parecer obvio que una empresa quiera pertenecer a un índice de
sostenibilidad. Representa un
reconocimiento independiente de su responsabilidad ante la sociedad. Si bien
esto es deseable, conlleva también costos y riesgos, no todo son beneficios. En este artículo analizamos algunos de estos
costos, riesgos y beneficios. [1]
I.
Antecedentes
En
la actualidad existen varios centenares de índices de sostenibilidad con una
explosión en los últimos años. La gran
mayoría son de tipo especializado, que cubren empresas en sectores o
subsectores específicos, como por ejemplo empresas que destacan el cambio
climático, o la conservación de energía, o que destacan por su gobierno
corporativo, entre muchos otros temas. Pero los más conocidos son los más generales,
que incluyen gran variedad de aspectos sociales, medioambientales y de
gobernanza corporativa. De estos los más
conocidos son las familias de índices del Dow Jones Sustainability Index y del
FTSE4Good Index.
Algunos
índices se limitan a empresas que cotizan en bolsas específicas, otros incluyen
empresas de múltiples bolsas de valores.
Lo que tienen en común es que las empresas incluidas son transadas en
bolsas, con suficiente liquidez como para que los inversionistas puedan comprar
y vender libremente, con precios determinados libremente. No se incluyen empresas en manos privadas o
con bajos porcentajes del total de acciones en poder del público.
En
general los índices de sostenibilidad han sido desarrollados para satisfacer
las necesidades de la industria de la inversión socialmente responsable, SRI,
que los utiliza como indicadores de las empresas responsables que podrían
incluir en sus carteras, sin necesidad de hacer ellos sus propios análisis de
su sostenibilidad. De allí la multitud
de índices para satisfacer las demandas de los diferentes grupos de
inversionistas responsables.
En España hay un índice de sostenibilidad creado en
el 2009, el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del
FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países
desarrollados. En América Latina sólo
hay dos bolsas de valores con índices de sostenibilidad, BM/FBovespa en Sao
Paulo (desde 2005) y la de México (desde 2011).
La Bolsa de Santiago de Chile estaba preparando su índice durante 2014.
II.
¿Qué son los índices de sostenibilidad?
Los
índices son una valoración ponderada de los precios en bolsa de un grupo de
empresas que han sido seleccionadas después de hacer una evaluación de sus
prácticas responsables, en uno o más aspectos. Esto es común a todos los índices. Sin embargo, cada índice usa sus criterios de
evaluación de estas prácticas, que prácticas considera, como las cuantifica,
que importancia relativa le concede a cada una de las decenas y decenas de
prácticas o indicadores evaluados, sus criterios de inclusión y exclusión,
modalidades de ponderación, entre muchos otros aspectos. Y estos criterios y metodologías suelen ser
confidenciales. De allí que las empresas incluidas en los índices pueden ser
muy diferentes. No hay uniformidad de
criterios[2]. Una empresa puede salir de un índice y entrar
en otro.
Lo
que tienen en común los índices es que pretenden representar empresas que, de
acuerdo a sus criterios, pueden ser consideradas “sostenibles” (aunque esto
puede querer decir cualquier cosa).
III.
¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
Los
índices tienen diferentes usos para los diferentes usuarios. Los principales usuarios son los
inversionistas que quieren conformar sus carteras de inversión
responsable. Pero también puede ser de
utilidad para los gobiernos en el establecimiento de políticas públicas, para
la sociedad civil en sus labores de seguimiento y control de la responsabilidad
social y ambiental de las empresas, para el público en general que desea tener
información sobre la sostenibilidad de las diferentes empresas. Lamentablemente
la información sobre los componentes de los índices suele ser muy costosa, solo
al alcance de grandes inversionistas. Pero
uno de los usuarios más interesados son las mismas empresas que pertenecen, han
pertenecido o quieren pertenecer a un índice, que los pueden utilizar como
instrumentos de mejora de sus prácticas, y en algunos casos, como instrumentos
de gestión de la reputación[3].
IV.
¿Cuáles son los costos, beneficios y riesgos de
pertenecer a un índice de sostenibilidad?
1.
Ventajas de querer pertenecer
El
proceso de aplicar a un índice de sostenibilidad de por si contribuye en gran
medida al avance de la sostenibilidad de la empresa. El proceso es sumamente complejo ya que la
empresa debe completar la aplicación, respondiendo y anexando información sobre
una multitud de facetas de la sostenibilidad.
Esto fuerza a las empresas a hacer una extensa investigación interna
sobre sus prácticas que, por lo menos al principio, están dispersas y es muy
posible que casi nadie en la empresa, ni siquiera al más alto nivel, tengan conciencia
de la amplitud de las acciones involucradas.
Los cuestionarios suelen ser una excelente hoja de
ruta. Les permite a las empresas ver las
deficiencias que tienen y desarrollar estrategias y prácticas de sostenibilidad
para vencerlas, ayuda a coordinar las diferentes unidades, fuerza la
comunicación con los stakeholders,
permite articular mejor la estrategia y determinar lo que es considerado
material o importante para los inversionistas, sobre todo los
institucionales. Adicionalmente, la
retroalimentación que reciben de los gestores del índice es muy valiosa para
mejorar esas prácticas. Y todo este
proceso ayuda a los promotores internos de la sostenibilidad a que les presten
atención, la prioricen y posiblemente les asignen mayores recursos. Son los
principales interesados en que la empresa se postule y califique.
2.
Ventajas de pertenecer
También es importante entender por qué las empresas
quieren ser miembros. Presumiblemente,
la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las
empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados
financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa. En un estudio detallado del índice de
sostenibilidad de la bolsa de Sao Paulo, que llevé a cabo en el 2010 pude
constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a
mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al ser excluidas, aunque
que su inclusión no tiene afecto sobre
su liquidez bursátil ni sobre su acceso a los mercados financieros. De cualquier manera para la inclusión sea
beneficiosa en los mercados financieros estos tienen que apreciarlo. En la gran mayoría de los mercados en vías de
desarrollo esto no lo es. Tendría el
potencial de hacerlo si la empresa cotiza en bolsas de mercados desarrollados y
tiene amplia liquidez bursátil, con un elevado porcentaje de sus acciones en
poder del público inversionista[4].
En muchos otros estudios no se ha llegado a una
confirmación sobre si la inclusión en un índice hace que su rentabilidad en
bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas. En algunos estudios parece que sí, en otros
que no. Puede ser que sean las más
rentables las que hacen los esfuerzos por estar
en los índices y no que el estar en el índice aumenta su rentabilidad en
bolsa.
Para algunas empresas muy visibles para el público la
inclusión puede ser una fuente de reputación, lo cual mejora la aceptación de
la sociedad y aumenta el valor de los activos de empresas que pueden conducir a
mejores precios en caso de fusiones o adquisiciones de otras empresas. En el caso de muchas multinacionales,
sobre todo en sectores industriales con riesgos reputacionales en
sostenibilidad, no les queda más remedio que intentar entrar en los índices más
prestigiosos para tener visibilidad en los mercados de la Inversión
Socialmente Responsable y los tradicionales.
3.
Riesgos de pertenecer
Pero
esto no es para todo tipo de empresas.
El costo de aplicar y mantenerse en un índice es sumamente elevado,
sobre todo por los sistemas de gestión de los que hay que disponer y el
esfuerzo sostenido que ello requiere. En
un índice como el Dow Jones, que es “best
in class”, donde se compite para su inclusión con otras empresas en el
mismo sector, se puede salir porque otra empresa entra con una mayor
calificación Aun a pesar de haber
mejorado en sostenibilidad, otra empresa de la misma industria puede haber
mejorado más y desplazarla. La salida puede tener efectos negativos. Algunos inversionistas institucionales requieren
tener en la cartera empresas que están en los índices y pueden tener que venderlas
si salen del índice.
Un efecto secundario negativo es que el índice puede
terminar dictando la estrategia de sostenibilidad de la empresa. Una vez que se está en el
índice la empresa puede llegar a priorizar las actividades que tienen más
puntuación en el índice, aunque estas actividades puede que sean menos
prioritarias en el contexto y momento en que se encuentra la empresa. Se gestiona la sostenibilidad para mantenerse
en el índice, no necesariamente para gestionar sus impactos positivos y
negativos ante la sociedad o de cómo puede mejorar su contribución al
desarrollo económico y social del país.
Es un riesgo que tiene que gestionarse. El índice no debería ser el director de sostenibilidad de la empresa. Lo que
es material en la sostenibilidad de la empresa lo dictan los stakeholders, no los constructores de
índices.
V.
Comentarios de cierre
Pertenecer
a un índice de sostenibilidad, sobre todo uno mundial, no es una panacea ni es
algo que deben buscar todas las grandes empresas, es muy costoso y se deben
evaluar los costos, beneficios y riesgos para la empresa. Para algunas valdrá
la pena, para otras no. Para algunas la
presión de algunos stakeholders es
determinante, para otras lo es el deseo de mostrarse como parte de la élite en
sostenibilidad para contrarrestar aspectos reputacionales potencialmente
negativos de la industria en que operan, por ejemplo, petróleo, cemento y
tabaco. En un índice como el Dow Jones, que tiene todo tipo de sectores, hay
empresas de estas industrias consideradas como “sostenibles”. Y por ser del tipo “best in class” alguna de
ellas debe ser líder de su sector. En
índices sobre temas específicos de ASG y en índices generales pero que comparan
las empresas con todas las demás este fenómeno no ocurre.
En
toda América Latina solo 15 empresas pertenecen al Dow Jones Sustainability Index,
en su versión mundial, de las más de 1.500 que cotizan en bolsas locales e
internacionales, 6 son de Colombia y 9 de Brasil. De España pertenecen al índice solo14. Aun considerando otros índices, son un club
muy exclusivo.
¿Vale la pena todo el costo y esfuerzo por
pertenecer a un índice de sostenibilidad?
Sólo para muy pocas empresas.
[1] Este artículo
fue publicado en AgoraRSC el 10 de diciembre de 2014 y partes habían sido publicadas en un número especial sobre el Dow Jones Sustainability Index de
la Revista RS (Responsabilidad y Sostenibilidad) de Colombia, en octubre de
2014.
[2] En junio del 2011 se
constituyó una organización de la sociedad civil, el Global Initiative for Sustainability Ratings, GISR, que tiene como objetivo
establecer principios, criterios y acreditación de los ratings de sostenibilidad.
El objetivo no es uniformar los ratings de sostenibilidad. Los Principios ya han sido publicados (el suscrito fue
miembro del Consejo Directivo durante 2012 y 2013). Para más detalles pueden ver mi artículo ¿Son confiables los ratings de
sostenibilidad?
[3] El lector interesado
puede ver más detalles en mi artículo ¿Para qué sirven los índices de
sostenibilidad?
[4] El lector interesado puede leer
un análisis de estos temas en mi artículo Sustainability indices in emerging markets:
impact on responsible practices
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