(reenvio por omisión del título en el anterior)
En julio del 2024 se publicó el informe Observatorio de Sostenibilidad en las PYMES: Informe de resultados 2024 producido por el Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables de España (FINRESP), que contiene un análisis de las prácticas y lecciones para su promoción muy valiosas que merecen comentar. [i]
I. Introducción
En este articulo presentamos un breve análisis del informe y ofrecemos referencias a las de América Latina, basados en un extenso estudio (1 300 empresas en ocho países) que llevamos a cabo en el Banco Interamericano de Desarrollo, que proporciona ricas oportunidades para el contraste. [ii] [iii]
La muestra en España cubre 200 empresas, en 13 sectores industriales, distribuidas en todos los sectores de actividad, desde el primario al cuaternario, con amplia cobertura geográfica (a diferencia de la mayoría de las encuestas sobre sostenibilidad, Madrid más Cataluña solo tienen el 27% de la muestra). En realidad, el estudio es sobre las MiPyME (micro, pequeñas y medianas empresas) ya que casi el 40% son microempresas. El 85% tiene facturaciones de menos de 10 millones de euros. Esto le añade valor al estudio ya que en muchos de los estudios sobre las PyME se tiende a seleccionar a las de mayor tamaño que no son tan representativas de las PyME normales y corrientes, por lo que se suele sobreestimar su capacidad y actividades.
Y algo importante, que no hemos podido averiguar, es si la selección de la empresas fue predeterminada o más bien genérica, a los que respondieran a la encuesta. Si estuvo abierta a los que querían responderla, y dada la gran variedad de sectores, la generalización de los resultados es menos confiable, pero en este caso siendo un tema tan concentrado, esta generalización es más razonable que para el caso de encuestas sobre las grandes empresas ya que hay menos variedad de prácticas entre los sectores industriales y suelen ser más uniformes. [iv]
II. Resultados
· El primer bloque, sostenibilidad como oportunidad, es estimulante ya que reportan stakeholders activos, lo que puede conducir a mayor interés y acción por parte de las PyME en prácticas responsables. Es un tipo de pregunta sobre la que no suelen exageran para quedar bien, como es el caso de otros tipos de preguntas.
· El segundo bloque sobre financiamiento y aseguramiento para la sostenibilidad contiene resultados que podemos calificar como mixtos. Que el 48% no los conozca me parece subestimado, hubiera esperado que fueran muchos más. Por otra parte, que el 16% diga que los conoce y los usan parece razonable. A lo mejor es que el 36% restante los conocen, pero no los usan. Y que el 42% diga que lo necesitan también es razonable, pero ello no quiere decir que sea una oportunidad para crear oferta, como comentamos en la recomendación 4 más abajo.
· Los resultados del tercer bloque parecen muy razonables, aunque hubiera esperado que fuera el 100% que dijera que está afectado por las regulaciones, nadie se salva. Debe ser que 13% no saben que sí están afectados, lo que refleja un conocimiento limitado de las regulaciones sobre sostenibilidad, pero creo que en aquel 87% hay muchas que no lo saben, pero que dicen saberlo, ya que en este tipo de preguntas hay sesgo a responder en positivo, muchas no querrán reconocer que no las conocen. Y que el 75% lo ve como una prioridad es otra prueba del conocimiento deficiente ya que en realidad no es una opción, es una obligación.
· El cuarto bloque, sobre los desafíos también parece razonable, así como las razones que aducen de costos y tamaño. Es de notar, sin embargo, que las respuestas dadas sobre las razones son función de las opciones que se dan en las preguntas ya que no son abiertas. En nuestro estudio empírico citado en la nota al pie número 1 también encontramos como desafío la falta de conocimientos sobre el tema y la capacidad de gestión.
· Sobre el quinto bloque, el único comentario es el mismo que el del cuarto bloque sobre las respuestas posibles.
III. Recomendaciones
Las recomendaciones son relativamente estándar y solo comentaremos dos de ellas, una enfatizándola y la otra desestimulándola:
· La número 2, asuntos más importantes, es una alusión clara la materialidad, pero que en caso de las PyME es todavía más importante ante la escasez de recursos financieros y de gestión: no pueden hacer de todo.[v]
· La número 4, opciones de financiamiento y aseguración, parece un poco aventurada, ya que el financiamiento para las PyME es sumamente escaso y costoso, y aun más lo sería para actividades que no sean financieramente rentables. No es algo que se pueda aplicar a la gran mayoría de las PyME. “El auge actual” del financiamiento sostenible no es para las PyME, el auge está en las empresas y proyectos de gran envergadura.
IV. Recomendaciones generales
También en esta sección haremos solo dos comentarios.
· Reiterar la necesidad del desarrollo de indicadores específicos, no solo en términos de relevancia para la operatoria de las PyME sino además en número y complejidad de medición, teniendo en cuenta los limitados recursos financieros y de gestión con los que suelen contar. Hay que evitar la solución fácil de utilizar aquellos que han sido desarrollados para las empresas de mayor tamaño. Por ejemplo, los estándares de reporte sobre sostenibilidad, ESRS, de la Comisión Europea listan casi 1200 indicadores.
· En cuanto a los incentivos, sobre todo los fiscales, preferiríamos que la acción de los gobiernos se concentrase en instrumentos de apoyo (ver la discusión en la sección siguiente).
V. Recomendaciones generales de nuestros estudios
Considerando que los lectores de este artículo deben están interesados en la sostenibilidad empresarial de las PyME y en su promoción, creemos oportuno incluir algunas de las recomendaciones que hacíamos en el estudio de la nota 1 (capítulo 6), que, basado en experiencias, nos parecen pertinentes, efectivas y factibles. Reseñamos algunas.
Siendo uno de las principales obstáculos la falta de conocimiento y de capacidad gerencial, la diseminación es fundamental. Ello debe llevarse a cabo a nivel de gobiernos, a nivel empresarial y a nivel de instituciones educativas. En el primer caso es la disponibilidad de información sobre las políticas públicas y las instituciones que puedan ser de apoyo, la creación de instrumentos de fomento a la adopción de buenas prácticas, como sitios informativos, diseminación de buenas prácticas, asesoría, entre otras. En la encuesta en España se mostró que muchas de las PyME no conocen las regulaciones que las afectan.
En este caso no recomendábamos, a diferencia del estudio en España, el otorgamiento de incentivos fiscales, por dos razones, primero porque suele estimular la comodidad, no es incentivo al esfuerzo, todo lo contrario, las acciones estarán condicionadas a la existencia de recompensa, serán esporádicas y en función de los incentivos. [vi] Segundo porque para ser efectivas y duraderas, deben venir del convencimiento propio, ya sea por razones morales y éticas, ya sea por razones de mejorar de la sostenibilidad financiera (los llamados argumentos morales y empresariales).
Un ejemplo de incentivos que son válidos y estimulan el comportamiento responsable es la inclusión de aspectos de la responsabilidad, como factores adicionales al precio, en el otorgamiento de contratos del sector público, ya sea como deducción de puntaje por ciertos niveles de irresponsabilidad, o de puntuación adicional por responsabilidad (muchas legislaciones lo permiten). El apoyo con recursos públicos debe limitarse a vencer obstáculos y compensar por el beneficio social de ciertas prácticas. Por ejemplo, ayudas para cubrir parte del costo de estudios de eficiencia energética o parte del costo de la adquisición de equipos o tecnologías que sean energéticamente más eficientes o que reduzcan la contaminación……¡¡ para PyME e individuos, no para las grandes empresas!!
En el caso de las actuaciones privadas, las asociaciones gremiales pueden jugar un papel clave, tanto en educación, como en la diseminación de buenas prácticas vía seminarios, publicaciones, sitios en internet, fomento de redes de intercambio de experiencias, y la disponibilidad de asesoría, ya sea colectiva ya sea individual.
Las grandes empresas tienen la responsabilidad de apoyar a las PyME proveedoras en la mejora de su sostenibilidad. La diligencia debida sobre los proveedores no debe verse solo desde el punto de vista negativo de descalificación, sino además desde el punto de vista positivo de apoyo a quienes son merecedores y lo necesitan. La recientemente aprobada Directiva de Diligencia Debida sobre Sostenibilidad Empresarial, CSDDD, de la Unión Europea, es un buen ejemplo del énfasis en evitar prácticas negativas y que los grandes compradores asuman la responsabilidad por las actuaciones de sus proveedores, pero no ofrece estímulos para la actuación positiva. [vii] Será más fácil desistir de los proveedores problemáticos que mejorar sus prácticas,
Otra de las actuaciones de estímulo de gobiernos, pero preferiblemente del mismo sector privado, son los distintivos, premios y certificaciones por buenas prácticas. Pero como hacerlo no es obvio, se presta a manipulaciones y se deben evitar estímulos perversos. [viii]
Y por último, las universidades y centros educativos deben producir educación, publicaciones, conferencias, cursos, etc. específicos para las PyME. [ix] En esto hay que vencer el sesgo que estas instituciones tienen hacia las grandes empresas, especialmente por el efecto perverso de promover en las PyME la adopción de prácticas, estrategias, diseminación de información relaciones con los stakeholders, entre otras, de las grandes empresas, que exceden a sus capacidades y conducen a frustraciones y abandono de los esfuerzos. Es muy poca la investigación que se hace sobre la problemática de las PyME y muy pocas las instituciones que ofrecen formación específica, no es un mercado tan rentable como el de la gran empresa. [x] Y aun muchas que dicen hacerlo tienden a promover prácticas de grandes empresas, consciente o inconscientemente, que son las más diseminadas y conocidas.
VI. En resumen
El informe es recomendable por su contenido, lecciones y sobre todo porque atiende a un segmento muy ignorado por las altas voces de los que promueven la sostenibilidad empresarial, que solo cubren a las grandes empresas, las que cotizan en bolsa, las que generan oportunidades de consultoría. La sostenibilidad de las PyME es raramente objeto de análisis riguroso y de amplias difusiones. Y requieren el apoyo de los gobiernos, de las asociaciones empresariales, de las grandes empresas y de los centros educativos entre otros para concientizarse de la importancia e impactos de su responsabilidad ante la sociedad y vencer los obstáculos que enfrentan sobre todo la falta de conocimientos y capacidades de gestión de aspectos que pueden ser complejos.
Pero estos apoyos no deben incluir subsidios o incentivos fiscales, deben orientarse a que aprendan, adquieran experiencias, tomen iniciativas y lo internalicen como parte de su gestión cotidiana. No se trata de darle un pescado, sino de enseñarles a pescar y mejor todavía, de crear entornos favorables para esa pesca.
[i] Usaremos la denominación PyME, que entiendo es la gramaticalmente correcta, con la “y” en minúscula y sin la “s” final, aunque sea plural.
[iv] Según el estudio, “El tamaño se ha tenido en cuenta para segmentar las respuestas a algunas preguntas del cuestionario, ya que puede ser un factor condicionante a la hora de valorar ciertos aspectos”, aunque no ofrece detalles.
[vi] En un estudio sobre incentivos monetarios a los niños para que leyeran más se encontró que en efecto aumentaron la lectura, pero que apenas se eliminaron, los niños dejaron de leer.