Al lector le parecerá extraño el uso de la
palabra “incrustar” cuando hablamos de sostenibilidad, ya que está más asociada
con partes físicas. La usamos en el
cuarto sentido que lista la Real Academia de la Lengua Española: Fijar
firmemente una idea en la mente. Y
es a lo que nos referimos en el caso de la sostenibilidad en la empresa: Fijar
firmemente una idea en la cultura y en la gestión cotidiana de la empresa. Si logramos
fijarla firmemente no será una actividad ocasional, no será algo que algunos
hacen algunas veces[1].
La gran mayoría de los libros y artículos sobre
sostenibilidad enfatizan que para ello es clave el compromiso del tope de la
empresa. Es necesario pero no es
suficiente. Salvo en empresas muy
pequeñas, esta alta gerencia no sabe que pasa en la empresa, no puede
controlarlo, dirige pero no lo hace. En
la gran mayoría de los casos la clave está en los que trabajan en la planta,
los que lidian con los clientes, los que mueven los procesos productivos, los
que implementan las acciones responsablemente.
Es relativamente fácil convencer a la alta gerencia, es mucho más
difícil mantener a las tropas alineadas día a día. ¿Como lo hacemos?
·
Primero: Focalizar, focalizar,
focalizar. Existe la tendencia a querer
abarcar mucho, una vez que se consigue el apoyo de arriba. Hay que hacer de todo les dicen los
consultores: Analicen todos sus stakeholders
y diseñen un programa para cada uno, para atender las necesidades
percibidas. No, esto no es
efectivo. Empecemos por recoger las
frutas maduras: Que es lo mas importante para la empresa, que es lo mas fácil
de hacer en el corto plazo, sin mucho costo, que es lo factible. Buscar éxitos replicables. Y hay que ser consistentes para logar
credibilidad. No podemos un día hacer una cosa, otro día otra, de acuerdo por
donde sopla el viento o la ultima moda.
·
Segundo: Poco a poco.
Ver que
es lo mas efectivo en la cultura de la empresa.
Sería deseable cambiarla para crear la empresa ideal, pero todos sabemos
lo difícil que es cambiar la cultura. Todos, empresas incluidas, tenemos una
capacidad propia de absorber cambios. Ir
mas rápido puede comprometer el programa.
·
Tercero: Gestionar el cambio. Todas estas actividades involucrarán en mayor
o menor medida un cambio en la gestión y para colmo, también un cambio de
actitud. Alguien adquirirá mayor poder
relativo, alguien lo perderá (estos son los más peligrosos). Muchos tendrán que hacer cambios en la manera
de actuar. Algunos tendrán mas trabajo.
Para muchos es algo nuevo. Habrá mucha
resistencia, explicita e implícita (la peor) y hasta envidia y sabotaje. Todos
estos factores deben analizarse como parte del proceso de cambio y tomar las
medidas pertinentes. Una de las más
efectivas es involucrar a los afectados en la planificación, diseño e
implementación. Puede llegar a ser necesario desarrollar un sistema de
incentivos, mayormente no monetarios (reconocimiento, respaldo, participación).
·
Y por último: Todos juntos en un camino común.
La implementación de cambios en el modelo de gestión, sean grandes o
pequeños requiere de la participación de todos.
Aunque se implemente poco a poco, todos deben estar el tanto, todos
deben participar. El programa sólo será
exitoso cuando involucre a toda la empresa (aunque no con la misma intensidad). Suele haber muchos gerentes que están de
acuerdo, que no se oponen, pero que son actores pasivos, que el asunto no va
con ellos. Deben incorporarse, pero no
por la fuerza, aunque a veces pueda ser necesario cambiar los incentivos
monetarios para incluir acciones de sostenibilidad (proceso muy complejo por la
dificultad de medición de progreso y lo que lo causó). Y recordar que el coordinador de los esfuerzos
es solo eso un coordinador, la
responsabilidad es de todos.
La incrustación de la
sostenibilidad puede causar dolor en la empresa y de allí que debe gestionarse
como una intervención quirúrgica: con planificación, conocimiento, cuidado,
análisis de los anticuerpos, anestesia y seguimiento.
FELICES FIESTAS Y QUE EN EL AÑO
NUEVO
SE LES INCRUSTE LA RESPONSABILIDAD A TODOS
[1] Este artículo fue
publicado en el Numero 47 de la Revista Responsabilidad y Sostenibilidad,
Bogotá, en diciembre 2012
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