Parece que ahora la moda es echarle la culpa
a la RSE de las irresponsabilidades de las empresas. Si las empresas la usan
para el lavado de cara, para encubrir irresponsabilidades, para aprovechar
alguna acción aislada para mejorar su reputación, si usan publicidad engañosa,
explotando al público al mismo tiempo que hacen una donación, parece que el
problema es la RSE, en cuyo nombre se hacen algunas cosas.
Debería estar muy claro, sobre todo para los
profesionales de la RSE que la RSE es un proceso, un objetivo, pero que en la
práctica no existe una empresa que pueda calificarse de totalmente
responsable. ¿Quiere esto decir que la RSE
no sirve porque las empresas no pueden alcanzarla, no pueden lograr la
perfección? El hecho de que no podemos ser santos no implica que no podamos
intentarlo. La “santidad” no el problema,
el problema somos nosotros.
La falta de perfección en la práctica es la
que lleva a algunos a hacer propuestas “alternativas” para corregir las “deficiencias”
de la RSE. Un caso muy ilustrativo de
esto es la proposición de la “creación de valor compartido” que al proponer
acciones puntuales de solidaridad no deben considerar la totalidad del
comportamiento empresarial y por ende se puede decir que “lo lograron”. La RSE es mucho más exigente, completa, y de
allí que sea más difícil de lograr. Pero
si algunas empresas, en el proceso de lograr mayores y mayores niveles de
responsabilidad tienen algunos “problemas” o si algunas abusan del término, ¿es
la culpa de la RSE o de las empresas?
La RSE es un concepto muy amplio. La Unión
Europea en el 2011 dio la definición que debería ser la definitiva, o por lo
menos la que debería usarse de ahora en adelante, por su simpleza y su riqueza:
“Responsabilidad
de las empresas por sus impactos en la sociedad”, en forma pasiva, que traducida
a forma activa, “implementable”, se puede leer como “Gestión de los impactos de la empresa ante la sociedad”, entendiendo que la palabra “sociedad”
también incluye el entorno que ella existe: el medio ambiente. Y para implementarla
la empresa define quién es la sociedad
para ella (que no es toda), como la impacta y como quisiera impactarla (que no
es de todo), en consulta, si quiere (aunque debería) con esa sociedad, y como
quiere y puede gestionar estos impactos (en función de su capacidad). Para más detalles ver mi artículo ¿Cómo interpretar LA definición
de la RSE?.
Y esta definición e interpretación son muy
ilustrativas de la discrecionalidad que tienen y deben tener las empresas sobre
cuál es su responsabilidad ante la sociedad.
Es imposible fijarla para que no deje lugar a dudas. Y de allí surgen muchos de los problemas. Directamente relacionado con esto, Antonio Argandoña
publicó un preciso y elocuente artículo donde al responder a la pregunta ¿Debe
ser obligatoria la Responsabilidad Social? hace un cuidadoso análisis de esta
discrecionalidad.
Un artículo reciente promoviendo la “superioridad”
de la propuesta de la Economía
del bien común [i], destaca
como Carencias
de la RSE:
- La
falta de aspectos relevantes para los grupos de interés. …..en los informes de
sostenibilidad
- No hay
puntos de vista críticos. ……Los informes de sostenibilidad rara vez ofrecen puntos de
vista alternativos o ejercicios de autocrítica.
- La
sostenibilidad no es considerada como parte del modelo de negocio. ……pocas empresas están
dispuestas o preparadas para adaptar su modelo de negocio.
- La
incoherencia entre lo que las empresas hacen y lo que dicen que hacen.
- Las
empresas no informan de cuál es su contribución global al bien común.(sobre esto ver mi
artículo La pregunta fundamental de
la RSE: ¿Cuál es la contribución de la empresa a la sociedad?)
Si las empresas omiten aspectos relevantes
para los grupos de interés, si no tienen puntos de vista críticos en sus informes
de sostenibilidad, si no integran la sostenibilidad en su modelo de negocios,
si dicen una cosa y hacen otra, si no reportan su contribución al bien común, ¿son
carencias de la RSE o de su implementación por parte de las empresas? ¿Si la RSE no es parte del modelo de negocio
de la empresa, es eso culpa de la RSE?
¿Qué nos hace
suponer que bajo otras opciones como la “creación del valor compartido”, CVC, o
la “economía del bien común”, EBC, las empresas no cometerán pecados? Si las empresas fueran totalmente
responsables, no hablaríamos de RSE ni de CVC, ni de la EBC.
No confundamos los
conceptos con el deficiente y abusivo uso e implementación que de ellos se
hace.
No confundamos el
mensajero con el mensaje. Critiquemos a
las personas, a las empresas. La RSE no
tiene la culpa.
Si una empresa quiere alegar responsabilidad social
porque hizo algunas donaciones, mientras contamina o trata mal a sus empleados,
o tiene productos irresponsables, critiquemos la empresa, pero no a la RSE que está
siendo usada como generalización de un comportamiento que no existe. La RSE
no tiene la culpa.
Si una empresa en su informe de responsabilidad
social dice mentiras, medias verdades, dora la píldora, pone un manto de color
verde sobre sus actividades, critiquemos a la empresa. La RSE
no tiene la culpa.
Si los dirigentes
empresariales no entienden cuál es su responsabilidad ante la sociedad, no quieren
asumirla o no saben cómo hacerlo, critiquemos a los dirigentes. La RSE no tiene
la culpa.
[i] Josep Lozano en su
artículo del 25 de noviembre Una
nota sobre la relación entre RSE y economía del bien común dice sobre esto que su “….primera dificultad estriba en saber exactamente en qué consiste,
puesto que bajo su paraguas se aglomeran propuestas diversas, de lo más
variopinto, y a veces de difícil encaje entre sí. Por otra parte incluso
conceptualmente a menudo su núcleo baila…”.
Si el lector quiere saber más sobre la
economía del bien común (que va muchísimo más allá de las actuaciones de las empresas)
puede consultar el sitio Economy
for the Common Good
1 comentario:
"echarle la culpa a la RSE."...nadie le echa la culpa a la RSE, se pretende desde la EBC ir mas alla de la RSE con la colaboración de la RSE
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