domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Es culpa de la RSE?


Parece que ahora la moda es echarle la culpa a la RSE de las irresponsabilidades de las empresas. Si las empresas la usan para el lavado de cara, para encubrir irresponsabilidades, para aprovechar alguna acción aislada para mejorar su reputación, si usan publicidad engañosa, explotando al público al mismo tiempo que hacen una donación, parece que el problema es la RSE, en cuyo nombre se hacen algunas cosas.





Debería estar muy claro, sobre todo para los profesionales de la RSE que la RSE es un proceso, un objetivo, pero que en la práctica no existe una empresa que pueda calificarse de totalmente responsable.  ¿Quiere esto decir que la RSE no sirve porque las empresas no pueden alcanzarla, no pueden lograr la perfección? El hecho de que no podemos ser santos no implica que no podamos intentarlo.  La “santidad” no el problema, el problema somos nosotros.

La falta de perfección en la práctica es la que lleva a algunos a hacer propuestas “alternativas” para corregir las “deficiencias” de la RSE.  Un caso muy ilustrativo de esto es la proposición de la “creación de valor compartido” que al proponer acciones puntuales de solidaridad no deben considerar la totalidad del comportamiento empresarial y por ende se puede decir que “lo lograron”.  La RSE es mucho más exigente, completa, y de allí que sea más difícil de lograr.  Pero si algunas empresas, en el proceso de lograr mayores y mayores niveles de responsabilidad tienen algunos “problemas” o si algunas abusan del término, ¿es la culpa de la RSE o de las empresas?

La RSE es un concepto muy amplio. La Unión Europea en el 2011 dio la definición que debería ser la definitiva, o por lo menos la que debería usarse de ahora en adelante, por su simpleza y su riqueza: “Responsabilidad de las empresas por sus impactos en la sociedad”, en forma pasiva, que traducida a forma activa, “implementable”, se puede leer como “Gestión de los impactos de la empresa ante la sociedad”, entendiendo que la palabra “sociedad” también incluye el entorno que ella existe: el medio ambiente.  Y para implementarla la empresa define quién es la sociedad para ella (que no es toda), como la impacta y como quisiera impactarla (que no es de todo), en consulta, si quiere (aunque debería) con esa sociedad, y como quiere y puede gestionar estos impactos (en función de su capacidad).  Para más detalles ver mi artículo ¿Cómo interpretar LA definición de la RSE?.

Y esta definición e interpretación son muy ilustrativas de la discrecionalidad que tienen y deben tener las empresas sobre cuál es su responsabilidad ante la sociedad.  Es imposible fijarla para que no deje lugar a dudas.  Y de allí surgen muchos de los problemas.  Directamente relacionado con esto, Antonio Argandoña publicó un preciso y elocuente artículo donde al responder a la pregunta  ¿Debe ser obligatoria la Responsabilidad Social?  hace un cuidadoso análisis de esta discrecionalidad.  
    
Un artículo reciente promoviendo la “superioridad” de la propuesta de la Economía del bien común [i], destaca como Carencias de la RSE:

  1. La falta de aspectos relevantes para los grupos de interés. …..en los informes de sostenibilidad
  2. No hay puntos de vista críticos. ……Los informes de sostenibilidad rara vez ofrecen puntos de vista alternativos o ejercicios de autocrítica.
  3. La sostenibilidad no es considerada como parte del modelo de negocio. ……pocas empresas están dispuestas o preparadas para adaptar su modelo de negocio.
  4. La incoherencia entre lo que las empresas hacen y lo que dicen que hacen.
  5. Las empresas no informan de cuál es su contribución global al bien común.(sobre esto ver mi artículo La pregunta fundamental de la RSE: ¿Cuál es la contribución de la empresa a la sociedad?)

Si las empresas omiten aspectos relevantes para los grupos de interés, si no tienen puntos de vista críticos en sus informes de sostenibilidad, si no integran la sostenibilidad en su modelo de negocios, si dicen una cosa y hacen otra, si no reportan su contribución al bien común, ¿son carencias de la RSE o de su implementación por parte de las empresas?  ¿Si la RSE no es parte del modelo de negocio de la empresa, es eso culpa de la RSE?

¿Qué nos hace suponer que bajo otras opciones como la “creación del valor compartido”, CVC, o la “economía del bien común”, EBC, las empresas no cometerán pecados?  Si las empresas fueran totalmente responsables, no hablaríamos de RSE ni de CVC, ni de la EBC.

No confundamos los conceptos con el deficiente y abusivo uso e implementación que de ellos se hace.

No confundamos el mensajero con el mensaje.  Critiquemos a las personas, a las empresas.  La RSE no tiene la culpa.

Si una empresa quiere alegar responsabilidad social porque hizo algunas donaciones, mientras contamina o trata mal a sus empleados, o tiene productos irresponsables, critiquemos la empresa, pero no a la RSE que está siendo usada como generalización de un comportamiento que no existe.  La RSE no tiene la culpa.

Si una empresa en su informe de responsabilidad social dice mentiras, medias verdades, dora la píldora, pone un manto de color verde sobre sus actividades, critiquemos a la empresa.  La RSE no tiene la culpa.

Si los dirigentes empresariales no entienden cuál es su responsabilidad ante la sociedad, no quieren asumirla o no saben cómo hacerlo, critiquemos a los dirigentes. La RSE no tiene la culpa.





[i] Josep Lozano en su artículo del 25 de noviembre Una nota sobre la relación entre RSE y economía del bien común  dice sobre esto que su “….primera dificultad estriba en saber exactamente en qué consiste, puesto que bajo su paraguas se aglomeran propuestas diversas, de lo más variopinto, y a veces de difícil encaje entre sí. Por otra parte incluso conceptualmente a menudo su núcleo baila…”.  
Si el lector quiere saber más sobre la economía del bien común (que va muchísimo más allá de las actuaciones de las empresas) puede consultar el sitio Economy for the Common Good

1 comentario:

  1. "echarle la culpa a la RSE."...nadie le echa la culpa a la RSE, se pretende desde la EBC ir mas alla de la RSE con la colaboración de la RSE

    ResponderEliminar