El principal problema de la comunicación es la ilusión de que ha ocurrido,
George Bernard Shaw. Dramaturgo (1856-1950)
Otra vez el Prof. Antonio Argandoña ha publicado un artículo muy incisivo y que desgrana el meollo del asunto que trata con precisión. En este caso: Informar sobre la Responsabilidad Social. Analiza las disyuntivas y deficiencias de la información que proporcionan o dejan de proporcionar las empresas. Como en ocasiones anteriores, estimula a reflexionar sobre sus opiniones y a reaccionar. En este artículo daré mi opinión sobre algunas de las inquietudes que presenta y ofreceré algunas observaciones complementarias. [i]
Comencemos con
algunas de las citas de su artículo que considero más pertinentes a la
discusión, aunque recomiendo la lectura completa del artículo:
“El problema de la información sobre la
RSC es que no tenemos claro de qué se trata de informar y para qué.
..... ahora ya tenemos la información… ¿qué vamos a hacer con ella? Es
lo que suele ocurrir cuando uno no tiene claro para qué quiere dar o recibir la
información: tendemos a decir o a pedir todo lo que se nos ocurre, y luego ya
veremos qué hacemos con todo esto.”
“Bueno, pues digamos que la
información debe ir dirigida a los stakeholders. Bien, pero, ¿a cuáles? ¿A
los inversores, a los empleados, a los clientes, a los proveedores…?
Porque cada uno de ellos necesita una información distinta, y esa
información no es la misma para todos: lo que quieren saber los empleados
de fábrica no coincide, probablemente, con lo que solicitan los de oficinas.
Y, para que sea útil, esa información debe ser “a medida”. No,
por tanto, un largo informe publicado on line o en papel, ni siquiera un capítulo
de ese informe. Porque, además, el informe se elabora de acuerdo con
criterios establecidos desde fuera -la Global Reporting Iniciative
(GRI), por ejemplo-, lo que significa que ya no es a medida… “
“Tenemos exceso de
información material: claro, es lo que pedimos y es lo más fácil de contar (y
de manipular). Pero no tenemos información,
o es parcial, o dista mucho de ser contrastada, sobre las estrategias de la
empresa en RSC -y es probable que la dirección de la empresa no tenga
demasiado interés en explicitarlas, porque forman parte de la estrategia de su
negocio o, al menos, eso es lo que les pedimos. Y la RSC no significa lo mismo para todos, ni para todas las empresas,
ni para todos los stakeholders, ni a lo largo del tiempo…” (énfasis añadido)
El para qué, el qué y a quién informar de la
responsabilidad social de las empresas están íntimamente ligadas. No se puede hablar del “para que” sin saber
“el qué” ni el “a quién”. Y este es el punto más álgido de la
información sobre RSE. Son muchas las empresas que informan el “qué”
sin tener en cuenta el “para qué” ni el “quién”. Muchas empresas dan la información porque
alguien la pidió, alguien sugirió hacerlo, porque lo hacen otras empresas,
porque está disponible. Muchas son las
veces que las empresas reportan algo porque así lo piden los lineamientos de
información en boga, en particular el GRI.
Cuan dañino puede
ser el preparar informes de sostenibilidad porque es la moda, porque otros lo
hacen, seguir formatos modelo, seguir los lineamientos que piden hacer o reportar de todo independientemente de la estrategia de
la empresa y de la materialidad de las diferentes acciones (el lector
interesado puede ver mis dos recientes artículos sobre el tema de materialidad
y estrategia, Materialidad:
12 principios básicos y una metodología para la estrategia de RSE donde esto se discute ampliamente).
Como en el caso
de la estrategia de RSE, la estrategia de información en un gran número de
empresas es deficiente, improvisada de acuerdo a las circunstancias del momento,
o siguiendo lineamientos generales que no coinciden con las necesidades y
estrategia de la empresa (¿estrategia?) La
mayoría dispara con escopeta de perdigones a ver si le pegan a algún pájaro
(léase stakeholder), o disparan con toda
la artillería tratando de pegarle a todo (¡pero sin apuntar muy bien!).
Son muy pocas las empresas que están conscientes
de quién quieren que se entere, de qué y cómo. La comunicación (¡honesta!) es un suporte
fundamental de la estrategia de la empresa.
Es a través de la comunicación que se gestionan las percepciones de los stakeholders, los que de una u otra
manera determinan los destinos de la empresa.
Y la estrategia de comunicación
debe comenzar por saber quién tiene impacto y qué tipo de impacto tiene sobre
las actividades de la empresa, y qué información es necesaria para mitigar los
impactos negativos y potenciar los positivos. Y claro está, todo esto hecho de forma
responsable (ver mi artículo Algunas
consideraciones sobre comunicación de la sostenibilidad).
Y son muy pocas la que entienden la diferencia
entre comunicación y reporte de RSE. Sí,
el reporte de RSE es una pieza de la estrategia de comunicación, pero como tal
es muy burda, no satisface a ninguno de los que necesitan la información o a
los que la empresa quiere que se enteren. Es una pequeña parte de la comunicación y con contadas
excepciones poco efectiva.
La comunicación de la RSE es un concepto mucho más
amplio que incluye muchos medios diferentes, muchos actores, cada uno debe ser el
más adecuado a los objetivos que se quieren lograr. A veces
son boletines internos para los empleados, a veces son comunicaciones
especiales para los accionistas, a veces son campañas informativas en los
medios sociales, a veces son piezas de información relevantes para los
clientes, a veces son informes especiales para los reguladores sociales, ambientales
y de gobierno corporativo, a veces son diálogos con la sociedad civil, a veces
son informes para cumplir formalidades. Difícilmente los informes generalistas
pueden cumplir todos estos objetivos.
Algunas empresas
ya están empezando a usar las ventajas de la tecnología de información para segregar y enfocar la información de
acuerdo a las necesidades de las diferentes partes interesadas, en secciones
especiales de sus sistemas de información sobre sostenibilidad, o bien
permitiendo a cada usuario “confeccionarse” el informe de acuerdo a sus
necesidades. Aunque esto no obvia la necesidad de tener una actitud proactiva, de
ir hacia la parte interesada, de decirle que la información que necesita está
disponible, y no adoptar una actitud pasiva de esperar que ella venga a la
empresa.
El informe (generalista)
de sostenibilidad está cumpliendo un papel importante en la etapa de arranque y
desarrollo del sistema informativo de las empresas y del interés y coherencias
dentro de la empresa sobre una eventual estrategia (ver mi artículo Informes
de sostenibilidad: ¿Sirven para algo?), pero cumplidos estos papeles eventualmente debe dejar de existir para ser substituido por una estrategia
coherente y consistente de información del qué, a quién le interesa y nos
interesa que les interese y de la forma que sea más efectiva para ese stakeholder.
Eventualmente las
empresas empezarán a ver la necesidad de evaluar la efectividad de todo su
sistema de información sobre RSE y verán que ni la escopeta de perdigones ni la
artillería son efectivos. Que se
necesitan los rayos laser informativos. Atacar el quién, con el qué después de
haber diagnosticado el para qué. Nada de escopetas de perdigones ni cañones.
[i] Ya en el 2012 habíamos tenido un intercambio
sobre la información de sostenibilidad. Argandoña escribía No me gustan los informes de
Responsabilidad Social y yo en respuesta escribía Informes
de sostenibilidad: ¿Sirven para algo?
Muchas gracias, Antonio. Como siempre, aciertas en todo.
ResponderEliminarEn primer lugar, me gustaría agradecer a ambos autores sus aportaciones.
ResponderEliminarEl tema que se aborda en ambos artículos, me parece ampliamente interesante, no sólo porque pienso que la comunicación es algo así como una marea que todo lo puede y si es comunicación responsable y sostenible significa cambio social. También, porque justo estos días preparo un pequeño trabajo de investigación sobre cómo los medios de comunicación deben afrontar y hablar de sus estrategias de responsabilidad.
En el artículo se habla de disparar con la escopeta de perdigones o con toda la artillería sin saber dónde está el blanco, en alguna ocasión yo he utilizado la expresión “cazar en la jungla”. Comparto la idea de que es un error producir un sinfín de informes bajo modelos generales sin tener en cuenta a quién vamos a hablar y qué vamos a decir. Creo que una estrategia de comunicación responsable debe llevarse a cabo en tiempo real, en el momento acertado, donde estén nuestros grupos de interés y contestando a lo que necesitan. Hoy, sólo la información útil va a ser información apreciada.
Me gustaría incidir en el aspecto del lenguaje. Simplificar la comunicación, hacerla más sencilla y accesible es clave para que la empresa llegue más lejos. Finalmente quisiera hacer una mención al poder que tenemos los consumidores sobre las empresas, las también citadas tecnologías de la comunicación, los nuevos medios sociales nos han situado en una posición privilegiada desde donde podemos exigir información transparente sobre lo que están haciendo las empresas. Considero que estas demandas sociales son muy importantes para que las empresas encaucen correctamente su comunicación, en el artículo se dijo que las empresas deben tener una “actitud de ir”, desde luego si la actitud es de encuentro entre las partes interesadas, el futuro de la comunicación sostenible y responsable está en el buen camino.