Lamentablemente existe mucha confusión sobre
el papel de las empresas en el respeto a los derechos humanos (DDHH). Continua vigente al creencia de que esto es
un problema que solo concierne a los gobiernos y las grandes empresas
multinacionales que operan en países en vías desarrollo, derivado en gran parte
de la visibilidad de los casos más flagrantes de violación. Pero ello refleja ignorancia de que lo que en realidad son los DDHH en el contexto de la
empresa.
En gran medida el origen de la preocupación sobre el impacto de las empresas sobre los
DDHH viene de las organizaciones multilaterales, en particular de la
Organización de las Naciones Unidas, ONU, en el entorno de gobiernos y de
instituciones de la sociedad civil. Ello crea, para los no expertos, la
percepción de que es un asunto que no concierne a las empresas o que les
concierne poco. Claro está que esto es
una percepción equivocada derivada del desconocimiento de lo que son los DDHH ya
que las empresas, al trabajar para y con
personas, afectan esos derechos y en algunos casos pueden tener un gran
impacto, pero en todo caso tienen algún impacto.
Buena parte de la dificultad de interesar a
las empresas, sobre todo a las de menor tamaño, y a la sociedad sobre la
necesidad del respeto de aquellas a los DDHH se debe a una ignorancia sobre su
verdadero significado respaldada por la
existencia de varios mitos, entre los cuales destacan los siguientes seis:
Mito I: Los DDHH
son sólo un problema de gobiernos. La
atención de los medios de comunicación sobre el tema está dominada por eventos
significativos, mayormente relacionados con la acción o falta de acción de los
gobiernos. En un caso por los abusos que
cometen algunos regímenes sobre algunos miembros de la población, en particular
privación de algunos derechos como la libertad física y de expresión, tortura o
maltrato, asesinatos, etc. En otros casos por su complicidad en abusos
cometidos a parte de la población, de algunas instituciones y de empresas. Y cuando se habla en los medios de la protección
de los DDHH se suele hablar de los juicios por crímenes cometidos en países en
vías de desarrollo y de instituciones dominadas por gobiernos como la Corte
Internacional de Justicia, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y el organizaciones como la ONU, en cuyo
seno se promulgo la Carta Fundamental de los Derechos Humanos.
Algunos titulares recientes son muy
ilustrativos: “Una sentencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos puede sacar a decenas de terroristas a la calle”.
“China aspira al Consejo de Derechos Humanos mientras arresta a los
disidentes”, “México acepta rezagos en derechos humanos ante la ONU, responderá
hasta marzo”, “Los premios a los derechos humanos desagradan a los dictadores”.
“Human Rights Watch denuncia violaciones
de los derechos humanos de los manifestantes en Venezuela”. No es
de sorprender si se piensa que los DDHH son un asunto de los gobiernos.
Mito II: DDHH son
sólo un problema en áreas de violencia. De la
misma manera, gran parte de las informaciones de los medios sobre violaciones provienen de zonas de conflicto
armado o zonas donde es intensiva la violencia. Se menciona frecuentemente en el caso de
Colombia, donde el conflicto civil lleva más de cincuenta años, en el caso de
algunos países africanos, en el Medio Oriente, en particular en Siria, y en
algunos países asiáticos como Myanmar y China.
Mito III: DDHH
sólo conciernen a las multinacionales. Y cuando se menciona a empresas se suelen
referir a las grandes multinacionales y otras empresas de gran tamaño, porque
son las que por el volumen de negocios y
cantidad de personal pueden tener un gran impacto. El caso reciente más notorio son las
violaciones en la industria textil de Bangladesh, que aunque son cometidas por
empresas locales, se atribuyen a la conspiración o indiferencia de sus compradores,
las grandes multinacionales del vestido.
También porque son las empresas de gran tamaño las que son objeto de
escrutinio por instituciones de supervisión y control de la sociedad civil y
las que denuncian los malos comportamientos.
Mito IV: DDHH sólo
conciernen a la industria extractiva. La
industria extractiva (minería, hidrocarburos y forestal) tiene un elevado
impacto económico, social y ambiental en las regiones donde opera, que además
suelen cubrir grandes extensiones en regiones relativamente remotas de los
países. Son comunes los reportes de violaciones de los derechos de las poblaciones indígenas y el resto de la
población local, en particular eventos relacionados con violencia a las mujeres
en la zona de influencia de la explotación.
Mito V: Violaciones
de los DDHH sólo son un problema en los países en vías de desarrollo. Por la debilidad de la ley y
de las instituciones de salvaguarda y la herencia histórica de conflictos, los
casos más sonados de violaciones ocurren en efecto en países en vías de
desarrollo. El menor desarrollo relativo también induce a estos países a
ofrecer condiciones, implícita o explícitamente, más tolerantes para atraer a
las empresas multinacionales o para el desarrollo de las locales. Algunas de las violaciones no son de los
estándares locales, pero sí de los internacionales. Pero no tienen el
monopolio. Ocurren en todos los países del mundo. Véanse los casos de discriminación racial en
EEUU, el tratamiento de inmigrantes en algunos países europeos, la supresión de
libertades en Rusia, las condiciones laborales en Prato, Italia (donde la
industria del vestido es dominada por inmigrantes chinos).
Mito VI: Las
empresas sólo respetarán los DDHH si es obligatorio por ley.
En función de estos mitos también se cree que la única manera de que las
empresas respeten los DDHH es incorporándolos en las leyes y regulaciones
nacionales. Algunos de los derechos ya
están incorporados en las legislaciones y con otros es muy difícil hacerlo, y
en caso de que se haga pueden ser muy difíciles de controlar en la
práctica. Adicionalmente, si se pretende
regular para las empresas de peor comportamiento se imponen restricciones a las
de buen comportamiento que pueden crear rigideces reduciendo la competitividad
y en algunos casos el empleo o las condiciones salariales. El
control más conducente para las empresas, pero no el más efectivo en todos los
casos, es el control que puede imponer la sociedad civil y el mercado,
complementando el de los gobiernos.
Estos mitos, refuerzan el desconocimiento de
los que realmente son los DDHH. Son palabras que se usan mucho pero que se
desconoce lo que verdaderamente involucran y mucho menos cual es el papel de la
empresa en el respeto de los mismos. Hay una percepción en términos generales
pero no lo suficiente como para que las mismas empresas tomen medidas y la
sociedad actúe. [1]
(Este artículo representa la introducción al
capítulo correspondiente que será publicado por la Fundación Etnor a finales de
año como resultado de las ponencias en su XXIII Seminario Permanente:
¿Para qué sirve realmente la ética en la empresa?)
[1] El lector interesado en más detalles sobre el
papel de las empresas en el respeto de los DDHH puede leer mis artículos sobre Derechos
Humanos y Empresa.
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