El Financial Times del 19 de marzo de 2013
publica un artículo por John Kay sobre el mismo tema que hemos estado
escribiendo en las últimas semanas: libertad de selección del consumo de
algunos productos versus su regulación y control (On
the brink of a shadow drink industry). El tema que tratamos en los dos
artículos recientes es también recogido por otros medios.
El lector recordará que publicamos un
artículo donde debatíamos la responsabilidad de algunos productos que pueden
conducir a consumo adictivo o que pueden hacer daño al consumidor y al resto de
la sociedad y proponíamos una encuesta de opinión entre los lectores. Responsabilidad del producto:
¿Regulación o libertad de selección? Posteriormente
publicamos los resultados de la encuesta (Productos por los que hay
demanda o los productos que contribuyen al desarrollo) donde pudimos constatar la
diversidad de opiniones, más para unos productos (pornografía) y menos
diversidad para los demás productos (bebidas azucaradas, alcohol fuerte, tabaco,
armas personales, marihuana y apuestas). Aunque estos últimos productos reflejaban
alguna posición mayoritaria en el espectro entre libertad total y prohibición,
la diversidad de opiniones existe, aun en este pequeño grupo de profesionales
de la RSE que respondió la encuesta.
La discusión en el artículo del Financial
Times es semejante. Alega que el tratar de legislar la moral tiene la
tendencia a causar más daño que bien.
Sus argumentos están basados en el consumo del alcohol y las drogas, que
al tratar de restringirse su consumo suelen crear mercados alternativos al
margen de la ley, e inclusive en manos del crimen organizado. Defiende la tesis de que la propuesta de poner
precios mínimos al alcohol para reducir su consumo solo dará mayores beneficios
a los productores y promoverá el desarrollo de “mercados alternativos”. Recordemos que en Rusia el efecto ha sido la
producción de alcohol de cada vez menor calidad con graves consecuencias para
la salud. Su conclusión:
La lección relevante no es que la legislación dirigida a elevar la
moralidad es inapropiada….. Las restricciones del comercio con argumentos
morales no son siempre un fracaso, pero deben aplicarse con cuidado. La ley de la Ginebra del 1736, que intentaba
poner el licor fuera del alcance de la clase trabajadora fracasó. Pero la
subsecuente legislación que estimulaba
el comercio regulado por productores responsable a través de impuestos y regulaciones razonables fue relativamente
efectiva. …….Y así siempre ha sido: Si
la legislación de la moralidad para controlar el comercio no es cuidadosamente
diseñada y modesta en sus aspiraciones, puede hacer más daño que bien. ………..La regulación
parece ser más efectiva si los canales de distribución son controlados a través
de un oligopolio regulado--- en manos del estado o en licencias----y el sistema
político es honesto y robusto.
Esta también parece haber sido la conclusión
de nuestra encuesta en los productos semejantes a los del artículo, pero con
algunas posiciones algo más extremas en el caso de otros productos (más liberal
en bebidas azucaradas y más restrictivo en el caso de armas personales).
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