El pesimismo se ha puesto de moda en la RSE. Casi simultáneamente han sido publicados tres
artículos pesimistas sobre la RSE en Diario Responsable: Mas
leyes para una verdadera RSE por Ramón Jáuregui el 16 de noviembre
(publicado el 13 de noviembre en el periódico El País con otro título: Responsabilidad
Social Corporativa: ¿Una experiencia frustrada?), y otros dos derivados: ¿Se
agotó la RSE? por Perla
Puterman el 25 de noviembre y La
RSE adormecida por Carmen
Martí, el 26 de noviembre.
¿Está justificado
este pesimismo? ¿Dónde está y hacia dónde
va la responsabilidad empresarial? ¿De quién es la culpa que la RSE este dónde
está?
Este artículo es largo (tiene muchas
gráficas), pero les prometo que los voy a entretener…… si tienen paciencia. Y si no, pues dejan de leerlo. ¡No pasa nada!
I.
¿Quién está agotado, frustrado y adormentado? ¿la
RSE o nosotros?
Ramón Jáuregui, uno de los Eurodiputados que
más intensamente promueve la RSE hace un repaso de lo acontecido en los diez
años en que ha estado involucrado en el tema y expresa gran frustración (de
allí el título del artículo en El País) por el poco progreso, por la
prevalencia de prácticas responsables con irresponsables dentro de la misma
empresa, por la corrupción generalizada, por las políticas públicas que han
favorecido a algunos sectores de la economía y dejado de promover la
responsabilidad.
Propone medidas en dos frentes, uno el frente legal (de allí el título del
artículo en Diario Responsable: Más leyes) donde aboga por la obligatoriedad en
la información sobre sostenibilidad, el cumplimiento obligatorio de un código
para las empresas sobre Derechos Humanos y formalización de acuerdos ante la
OIT que cubran a las trasnacionales con gran impacto socio-laboral (¿y el
económico y medio ambiental?). Sin
entrar a analizar en detalle estas propuestas
(ver mis dos artículos Obligatoriedad
del reporte de sostenibilidad: ¿Bajo qué condiciones? y Obligatoriedad
o discreción en la RSE: Respeto a los Derechos Humanos) es de
notar que se refieren a las grandes empresas, menos del 1% de las empresas,
pero que controlan el 50% del empleo y el 60% del PIB.
El otro frente sí afecta a la totalidad de las
empresas y es el frente de la sociedad,
donde aboga por castigar comportamientos irresponsables y premiar los
responsables, o sea, que los gobiernos y
la sociedad actúen y respondan.
Perla Puterman expresa sus molestias al ver
comportamientos personales y empresariales que le parecen irresponsables y
culpa en buena parte a las deficiencias en las instituciones, confusiones en
las empresas e incompetencias en los consultores de RSE. Y se pregunta si la RSE está agotada.
Carmen Martí, en un brevísimo artículo,
resultado de su viaje a Bruselas a una reunión con líderes de la RSE en Europa, comparte sus frustraciones con las políticas
públicas lo que ha llevado a que la RSE se haya adormentado y comenta que
corresponde a las organizaciones de la sociedad civil despertarla.
No pretendo analizar estos artículos. Los traigo a colación porque son sintomáticos
de un pesimismo que no comparto y porque creo que la RSE no está ni agotada, ni
adormentada ni debería ser causa de frustración. Si no
hay progreso, que sí lo hay y mucho, lo importante es ver que hay que hacer
para acelerar y profundizar ese proceso.
Y la culpa no la tiene la RSE.
II.
¿Ha habido progreso en la responsabilidad de las
empresas ante la sociedad?
·
Hace
miles de años ya se hablaba de la responsabilidad del que tiene poder y
recursos (terrateniente, empresario) con los menos favorecidos: “Cuando
llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos
ni recojan todas las espigas que allí queden. No rebusquen hasta el último
racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los
pobres y los forasteros”. (Levíticos 19: 9-10))
·
Hace
más cien años ya se propugnaba la responsabilidad de la empresa ante sus
trabajadores (Encíclica Rerum Novarum,
Papa Leon XIII, 1891).
·
Hace
casi noventa años el Harvard Business Review publicaba un artículo sobre el
papel de la empresa ante la sociedad (The Social Significance of Business”,
Wallace B. Donham)
·
Hace
sesenta años se publicaba uno de los primeros libros sobre la responsabilidad de
los empresarios (léase empresas) ante la sociedad (The Social Responsibilities of
the Businessman, Howard R. Bowen)
·
Hace
más de treinta años que se destaca lo escaso que son los recursos naturales y
de la necesidad de su uso y conservación para el bien común.
·
Pero
hace 20 años no se hablaba de informes de sostenibilidad de la empresa. Hoy se publican decenas de miles.
·
Hace
diez años no se hablaba de índices de sostenibilidad, hoy hay centenares.
·
Y ni
que hablar de las decenas de miles de empresas consultoras sobre RSE (para bien
o para mal).
·
¿Cuántos
libros había sobre RSE hace veinte años? ¿Cuántas revistas académicas y de
interés general? ¿Cuántos cursos
universitarios? ¿Cuántos Diplomados? ¿Cuantas
maestrías?
·
Hoy
hay decenas de conferencias sobre responsabilidad empresarial…. ¡cada día!
·
Hoy
tenemos instituciones de la sociedad civil que monitorean y promueven la responsabilidad
(Pacto Mundial, instituciones medioambientalistas y sociales) e instrumentos
(ISO 26000, lineamientos GRI, indicadores, convenciones contra la corrupción,
guías para los DDHH, para empresas multinacionales, etc.)
·
Gran
cantidad de empresas e instituciones tienen códigos de ética o de conducta y
sus respectivos comités, así como comités de sostenibilidad.
·
¿Cuantos
sellos de certificaciones sobre temas sociales y ambientales había hace veinte
años?
·
¿Cuantos
países/regiones tienen estrategias nacionales de promoción de la
responsabilidad empresarial? (muy pocos!!)
·
¿Cuantas
empresas tiene oficinas, directores, departamentos, personas asignadas a
monitorear y promover la responsabilidad de la empresa ante la sociedad
(algunas para decir que lo tienen, otras para atajar problemas, otras para ser
un mejor ciudadano)?
·
¿Cuantos
premios para las prácticas responsables de las empresas había hace veinte años
y cuantos hay ahora (¡lamentable! ¡No
todo es progreso! Si hay demanda habrá oferta)
No pretendo
asociar el progreso en la responsabilidad de la empresa ante la sociedad con
estas “manifestaciones indirectas” algunas de poco impacto sobre las acciones,
que es lo que importa. Pero sí son un
indicador de que el interés en la sociedad, en los inversionistas, en los
consumidores, en los gobiernos y en las empresas está aumentando. Y esto son los primeros pasos hacia un muy
largo, complejo, costoso y tedioso camino.
Pero en esto hace falta tener una visión de
largo plazo. Son muchas las fuerzas que atraen
a todas partes involucradas en direcciones opuestas, son muchas actividades que
compiten por la atención de estas partes, son muchos los intereses en juego. Desde el comienzo de la historia hasta su
fin ha habido y habrán timadores, indiferentes, mentirosos, greenwashers,
abusadores, compradores de indulgencias.
¿Debemos juzgar el progreso de la RSE por las ovejas negras?
Los que dedicamos
nuestras vidas a la responsabilidad empresarial nos gustaría que todo el mundo
lo hiciera, que todo fuera en la misma dirección, que fuera algo prioritario
para todos. Ello nos lleva a la frustración al no lograr
lo que nos gustaría, a la velocidad que nos gustaría. Se compite con el más poderoso caballero que
es Don Dinero, con conflictos internos en las empresas, competencia,
desinformación, negligencia de los consumidores, desidia del gobierno. OH, qué
mundo tan imperfecto!
Lamentablemente el logro de la responsabilidad
empresarial es una minúscula parte
de la actividad de todas las partes involucradas y para algunas ni siquiera
aparece en el radar. No, no somos el
centro del universo, no, los planetas no giran alrededor de la Tierra. Bien
visto es una maravilla el estado en que nos encontramos en la responsabilidad
empresarial.
En esto no podemos cometer el mismo error que
con las dietas, de pesarnos cada día. El cambio requiere persistencia y
paciencia. El cambio dramático en todos
los órdenes de actuación de la empresa, en un entorno cambiante, competitivo,
para logar que sea responsable requiere mucho tiempo. La RSE rinde frutos a largo plazo, es un
proceso lento.
Y este cambio, si
es que logra, no es lineal. Forma parte
del ciclo de vida de las empresas dentro del contexto de la vida del planeta. Logra progreso, retroceso, estabilidad,
retroceso, progreso…….. Y como estamos hablando de la
responsabilidad de las empresas en general, no de una en particular, ese
progreso es el agregado de millones de empresas, algunas progresan, otras
retroceden, otras se estabilizan, unas entran en el circuito, otras salen, y
todo esto dentro de un entorno continuamente cambiante. Y cada país/región está sujeto a diferentes
circunstancias, políticas y política.
Un simple ejemplo puede ayudarnos a ver esto
claridad. Para apreciar la dirección de
la inversión en la bolsa no se puede mirar el precio de las acciones cada hora,
hay que tomar una visión de largo plazo, ahí es donde se ven tendencias.
¿Hacia dónde va la bolsa según este gráfico
de la semana del 24 de noviembre?
¿Y según este de los últimos dos años?
¿Verdad que es más fácil ver las cosas cuando
se tiene la perspectiva correcta? Aunque
ello no quiere decir que no pueda haber cambios dramáticos. Perspectiva,
hace falta perspectiva.
También hay que
mirar el mundo, no solo el ombligo, no solo algunas empresas, no solo algunos
países. Hay países y contextos donde las condiciones
no están dadas para que las empresas ejerzan su responsabilidad ante la
sociedad, donde la lucha por la supervivencia limita consideraciones del bien
común. Pero hay otros que tienen una
cultura de aprecio por la sociedad y el medio ambiente, por la solidaridad. Si
tomamos el contexto amplio de espacio y tiempo vemos que ha habido inmensos
progresos en el agregado, en algunas partes poco, en otras más.
¡Qué fácil es
generalizar y qué difícil es que sea representativo!
III.
¿Qué es lo que hace falta para intensificar y
profundizar?
Si bien podemos decir que hay progreso en la asunción
por parte de las empresas de su responsabilidad ante la sociedad, este progreso
es esporádico, aislado, poco uniforme, inconsistente, errático, cuando lo
consideramos a nivel de las diferentes empresas. ¿De quién es la culpa? No es de
la misma RSE. Si no la quieren o no la
tratan consistentemente bien no es que ella se porte mal. Ella está a merced de
las empresas, gobiernos y sociedad. La
pobre RSE es violada, abusada, pisoteada, mancillada, se usa su nombre en vano.
Es sólo un instrumento. Los responsables de cómo se usa el instrumento
somos nosotros (ver mi artículo de diciembre
de 2013 ¿Es culpa
de la RSE? ).
La RSE no tiene la culpa de lo que las
empresas, gobiernos y sociedad dejan de hacer, si no cumplen con su respectiva
responsabilidad de contribuir a un mundo mejor.
Quizás lo que
tenemos que hacer es entonar un mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa
colectiva.
¿Qué debemos
hacer? Algunas de las acciones ya las mencionada
Ramón Jáuregui (censura pública a los comportamientos irresponsables, premiar
los responsables analizar la información de sostenibilidad) y Carmen Martí (participación
de las instituciones de la sociedad civil).
Solo como un ejemplo tomemos la sugerencia de
hacer obligatorios los informes de sostenibilidad y que la sociedad civil los analice. En mi experiencia los informes de
sostenibilidad tal y como están concebidos hoy en día son de muy poco utilidad
fuera de la empresa (de gran valor internamente: Informes
de sostenibilidad: ¿Sirven para algo? y para consultores). La información
que contienen está ampliamente “censurada” por los departamentos legales y de
relaciones públicas y salvo en empresas ya conocidas como altamente responsables
los informes dan poca información para la acción. Externamente
son más un instrumento de gestión de la reputación. Por definición no darán información que pueda
ser usada en contra de la empresa y la que pueda usarse a su favor es conocida
por otros medios. Por otra parte la
inmensa mayoría de la sociedad no se entera de estos informes, y si se entera
no actúa. Bajo estas condiciones es poco efectivo insistir en su obligatoriedad. Como dice un proverbio en inglés: Puedes
llevar el caballo al río pero no puedes hacerlo beber. ¡Hay que usarlos!
Algún día podemos
ver en nuestro móvil la contribución a la sociedad de todo tipo de empresas, gobiernos,
bienes y servicios. Ojalá que certificada. Eso será progreso.
Pero hace falta mucho más. ¿Qué has hecho tú como miembro de la sociedad? Solo algunas de las decenas de preguntas que
hay que hacerse:
¿Has votado por líderes que promueven la responsabilidad
empresarial?
¿Has presionado a gobiernos locales y
nacionales para que promuevan la responsabilidad?
¿Has denunciado comportamientos
irresponsables por parte de las empresas?
¿Buscas informarte de la responsabilidad de
las empresas e instituciones antes de adquirir sus productos y servicios?
¿Has comprado productos y servicios porque
sabes que han sido producidos responsablemente. Los has recomendado, lo
divulgas?
¿Dejas de comprarlos cuando sabes que han
sido producidos irresponsablemente?
¿Ejerces tu trabajo con ética y
responsabilidad?
¿Promueves la responsabilidad al interior de
tu empresa o institución?
¿Denuncias comportamientos irresponsables o
no éticos?
¿Pagas todos los impuestos que tocan?
¿Has ayudado a la difusión de información
fidedigna sobre las actividades empresariales?
¿Haces lo que predicas?
El que esté libre de culpa que tire la
primera piedra. Supongo que los lectores
de este artículo, siendo todos fanáticos de la responsabilidad empresarial,
podrán tirar muchas piedras.
Es difícil que la responsabilidad
avance si los gobiernos son indiferentes, si la sociedad civil se desentiende,
si las empresas responsables no informan, si los consumidores no se enteran o
si se enteran no actúan en correspondencia, si los medios no se interesan por
el tema, si los grandes compradores se desentienden de su cadena de valor, si
los mercados financieros no penalizan a las irresponsables y benefician a las
responsables (Ver
los Anales de la III Conferencia Interamericana sobre RSE con el lema ¿Quién es
responsable de la responsabilidad?).
Si las empresas
dejan de hacer, es porque nosotros hemos dejado de hacer.
Esperemos que los 21 españoles que visitaron
Bruselas a mediados de noviembre, para analizar los progresos y el compromiso
de las instituciones europeas hayan regresado con las pilas recargadas
dispuestos a combatir este pesimismo.
Ojala alguno de ellos se anime a contarnos a
todos cuales fueron los resultados del viaje y el impacto que tendrá en el
avance de la RSE en España la inversión que hicieron los contribuyentes
europeos en pagar gran parte de sus gastos de traslado.
¿De quién es la culpa que la RSE este donde está?
Me ha gustado esta reflexión sobre responsabilidad. Estoy de acuerdo contigo, opino que a veces las siglas no nos dejan ver todo lo que hay detrás y todo lo que implica el desarrollo de la responsabilidad social empresarial.
ResponderEliminarEs evidente que si los ciudadanos no pedimos responsabilidad, será más difícil que las empresas se comprometan con los derechos humanos y el respeto al medio ambiente.
A veces nos perdemos en la individualidad que ha caracterizado este tiempo y esta sociedad del hiperconsumo. Hemos obviado que no estamos solos y que el modelo que seguimos, vivimos y perpetuamos con nuestros actos no es sostenible.
Pero, ya hemos empezado a pasar de ese “aquí y ahora” a pensar en el futuro y en el uso responsable de los recursos. Estamos encaminados a vivir en un mundo más justo y solidario, y este es el reto que los ciudadanos y las empresas tenemos que asumir como propio. Creo de forma positiva, que a través de la formación y la sensibilización, podemos alcanzar la conciencia colectiva que mueve a la RSE.
Estimado Antonio:
ResponderEliminarConcuerdo contigo y también concuerdo en quienes sienten (¿sentimos?) cierta frustración.
De todas formas, creo que uno de los motivos de esta "falsa frustración" es la gran cantidad de cambios que se generaron en los últimos 15 años (que generó enormes expectativas) y la desaceleración que puede existir ahora. Pero creo que es lógico. Cuando la línea de base era "cero" fue relativamente sencillo generar cambios. Ahora ya no lo es. Lo comparo con la pérdida de peso: cuando sobran muchos kilos, es sencillo bajar 10, 15 o 20 en poco tiempo. El reto no es solo mantenerse sino ir bajando aquellos kilos que casi ni se notan.
Con la RSE ha sucedido así. Ahora el desafío es por un lado, mantener el ritmo: seguir ampliando la base de iniciados en RSE y por otro, lograr que aquellos que ya comenzaron hace años, profundicen y consoliden la RSE de forma de generar cambios reales. Frustración o no, lo que no podemos hacer es "bajar los brazos"!
El compromiso con la RSE comienza por nosotros mismos los individuos, para luego ir escalando a empresas, gobiernos y sociedad. Es compromiso de todos y está más viva que nunca.
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