Recientemente se ha reactivado la discusión
sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres. En Europa con motivo de la celebración del
Día de la Igualdad Salarial. En EEUU con
motivo de una propuesta de ley sobre equiparación de sueldos (innecesaria para
algunos ya que existe una ley que prohíbe la discriminación por género, que
incluye la remuneración).
Algunos datos y aseveraciones recogidas con
motivo de estos eventos:
- En España, la brecha salarial es del 18%, ligeramente superior a la media de la UE.
- “La brecha salarial entre el hombre y la mujer en EEUU es del 23%. “Si se compara para personas con igual educación e igual trabajo, la brecha es entre el 3 y el 12%”. “La brecha en remuneración un año después de la graduación universitaria es del 7%”
- Según estos datos “La brecha en la remuneración se debe a acumulación de prejuicios históricos”.
- “En EEUU el porcentaje de mujeres con hijos menores de 18 años que no trabajan fuera del hogar ha aumentado del 33% en 1967 al 50% en 2012. La mujeres tienen el 50% de los empleos.”
- “El porcentaje de mujeres en labores con mejores sueldos ha disminuido continuamente. ¿Son forzadas a “escoger” actividades menor pagadas?
- “El mayor sueldo relativo de los hombres se debe a que ofrecen menor incertidumbre sobre su continuidad. Las mujeres pueden querer o tener que dejar el trabajo por diversas razones”.
- “Si las mujeres hacen el mismo trabajo, con las mismas calificaciones que los hombres a un costo del 23% menor, ¿por qué las empresas no contratan más mujeres para ahorrar costos? ¿Prejuicio, ignorancia o menor productividad?”.
- “Lo de la brecha del 23% es una falacia. Compara peras con manzanas. Los hombres trabajan más y son mayoría en ocupaciones y profesiones que tienen mayores sueldos y minoría en los menores sueldos”
Una propuesta
radical
Parte de la brecha se debe a que la sociedad,
implícita o explícitamente, espera que la mujer haga dos “trabajos”, uno
renumerado y otro no y no paga por tener la disponibilidad de la mujer para el “segundo”
trabajo. Es un trabajo que hace o una contingencia
de que lo pueda hacer que la sociedad quiere tener pero que no remunera.
Pagamos por un seguro de accidentes o de
salud, por si acaso algo va mal. Tenemos ahorros a baja remuneración por si
acaso necesitamos el dinero. Incurrimos el costo de oportunidad de tener cosas
sin usar, por si acaso. Pero no se
quiere pagar por el servicio que la mujer presta a la sociedad, que no es ni
considerado como tal.
¿Cuál este servicio? En muchas sociedades se espera que la mujer
esté “disponible” para tener hijos, para educarlos, para contribuir al
desarrollo del hogar, para darle estabilidad al núcleo familiar. Pero esto no es remunerado.
La mujer está valorada en la empresa en
sentido colectivo, como mujer, no hay diferenciación de sueldo entre las que
tienen familia o pueden tenerla y las que han decidido no hacerlo (y que no se
le ocurra a nadie pedir que hagan ese compromiso). “Pagan justos por pecadores”, el sueldo es
menor para todas.
Nótese que en las sociedades donde el hombre
puede prestar/presta algunos de estos “servicios sociales” (casos de los países
escandinavos), la brecha salarial en el trabajo remunerado es menor que en las
sociedades donde los papeles están claramente diferenciados, en la realidad o
en la percepción (caso de los países latinos).
Se podría decir
que la brecha salarial se puede explicar por dos componentes: Prejuicio y
contingencia para la prestación de esos servicios a la sociedad. Para resolverlo había que considerar ambos,
con diferentes estrategias.
Y aquí querido lector no estoy siendo machista.
La mujer juega un papel crítico en la sociedad para su desarrollo, forme o no
forme familia. La posibilidad siempre existe y su papel es irreemplazable en
muchas funciones. Y si no está
convencido, recuerde el papel que jugó su madre en su existencia. ¿Cobra o cobró por los “servicios” que ha
prestado a la sociedad?
De la misma manera que queremos ponerle un
precio a los “servicios medioambientales” (bosques, aire, ríos, costas, etc..) que
reflejen, no sus costos tangibles, sino su verdadera contribución que hacen a
la sociedad para que sean utilizados de forma sostenible, la sociedad debería
compensar el servicio que la mujer le presta, más allá de lo que está reflejado
en su remuneración por servicios prestados en una empresa o institución.
¿Sabía Ud. que los gastos para combatir el
crimen, las guerras y los desastres se cuentan como parte del producto interno
bruto pero que el trabajo en el hogar, quienquiera que lo haga, incluyendo la educación
de los hijos, no se cuenta? (No todo lo que puede contar
cuenta, no todo lo que cuenta se puede contar).
¿Contribuye esta omisión al sesgo de pensar que ese trabajo no tiene
contribución al desarrollo de la sociedad?
Se debe resolver
el componente de la brecha salarial correspondiente a los prejuicios con medidas
ampliamente conocidas y que no es necesario reiterar. Pero la sociedad también debe encontrar la
manera de compensar a la mujer por esos “servicios sociales”. ¿Incluirlo en su pensión?
La miopía de la Unión
Europea
Pero no hay que
preocuparse, la Unión Europea está tomando medidas.
Con la reciente aprobación de la Directiva de la Unión Europea que exige
a unas 6.000 empresas reportar el
porcentaje de mujeres en los Consejos de Administración se resolverá el
problema de la brecha salarial.
No lector, no hay relación entre reporte de
información no financiera y la brecha salarial. Pero ello refleja buena parte del
problema.
¿Dónde están las
prioridades de los políticos de la UE? ¿En
saber cuántas mujeres hay/podría haber en los Consejos de Administración, donde
podrían recibir elevadas compensaciones (lo que afectaría a un máximo de 10-15.000
mujeres, ver mi artículo ¿Son las cuotas para mujeres en
Consejos y Alta Dirección la solución?), o en resolver
el problema de brecha salarial de MILLONES de mujeres con sueldos bajos?
Que les importa,
¿la imagen que dan o la realidad de l@s ciudadan@s? Esto es muy sintomático del
problema que describí arriba, de no considerar el verdadero “valor” de la
mujer.
Pueden leer aquí Mis trece artículos sobre el liderazgo de mujeres en las empresas (actualizado a febrero 2018).
POST SCRIPT 5 de mayo 2019
Esta
propuesta no es tan radical como parece. Es un concepto aplicado a la
economía de la generación de energía eléctrica, por ejemplo. A las
plantas de generación se les paga por dos conceptos, uno por la energía
generada y comprada y otro por la capacidad instalada, por si acaso
es necesaria usarla en algunas circunstancias, por ejemplo, para suplir picos
de consumo en algunas épocas o tiempos.
Se puede alegar que muchas de las vicisitudes
de la mujer en su vida laboral es por la capacidad instalada que tienen
para ser madres. No solo se les debe remunerar el trabajo que hacen
sino además por el potencial de permitir la continuidad de la raza
humana. Un servicio a la sociedad por el que ésta no paga. La mujer está
infravalorada.
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