En julio del 2012 se publicaron los
resultados de una encuesta entre 85 instituciones financieras (82 en América Latina, una en EEUU y dos en España)
sobre la integración de la sostenibilidad: Integración de la sostenibilidad
en las instituciones financieras latinoamericanas. El
estudio fue patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, PNUMA, la Federación Latinoamericana de Bancos, FELABAN y la
Iniciativa Financiera del PNUMA, UNEP-FI, y elaborado por BSD Consulting[i].
Con la gran escasez de estudios sobre la situación
de la sostenibilidad en América Latina, esta encuesta tiene el potencial de ser
valiosa para la comprensión de las prácticas de sostenibilidad en las
instituciones financieras. Está
respaldada y producida por instituciones de primer orden.
Sin embargo, la encuesta tiene algunos de los
problemas de un gran número de encuestas donde los encuestados responden con lo
que creen que deben responder o bien con lo que creen que la institución debería
hacer, pero que no sabe si en realidad hace. En particular, adolece de algunos de los
problemas que comentábamos en un artículo anterior sobre la encuesta de Forum
Empresa Informe
2011 sobre el estado de la RSE en América Latina: Úsese con mucha cautela.
Estimulo al lector
a que consulte el estudio en el nexo listado arriba y saque sus propias
conclusiones. No comentaré todos los
resultados por economía de tiempo, solo aquellos que más llaman la
atención.
Es estudio es una buena adición al
conocimiento de las prácticas de las instituciones financieras pero mas por ejemplos de buenas prácticas individuales
descritas que por las generalidades que se pueden deducir de las respuestas a
la encuesta. Al final el estudio
presenta casi 20 ejemplos, basados en información pública proporcionada por las
instituciones, con algunos dignos de mención.
Por ejemplo, describe el programa de gestión de riesgos ambientales y
sociales y su aplicación a un proyecto de infraestructura de ITAU BBA en Brasil, un banco reconocido
mundialmente por su sostenibilidad. Presenta
el programa de capacitación para el análisis de esos riesgos del Banco Pichincha
en Ecuador, y el programa de identificación y gestión de impactos de Bancoldex
en Colombia, entre otros.
En cuanto a los resultados de la encuesta, comencemos
por el mas sorprendente: las razones por
las cuales las instituciones financieras integran la sostenibilidad en sus
estrategias. La respuesta más común, dada
por el 76% de los encuestados es de que lo hace por
razones éticas. Si, ¡el 76%!. Ni siquiera en las PyMEs donde esta respuesta
sería de esperar, obtuvimos un resultado tan contundente en nuestra encuesta (45%). Nunca me lo hubiera imaginado. ¿Será que ante la reciente crisis de ética de
las instituciones financieras ahora se ven estimuladas a responder así? Otra posibilidad es que al tener códigos de
ética o regulaciones nacionales e internacionales contra el lavado de activos y
otras de buen gobierno corporativo piensen que su razón de actuar es ética
cuando puede ser más bien como consecuencia de algunas regulaciones. Tener un código de ética es solo condición
necesaria, no suficiente,
Resulta difícil reconciliar estos resultados
con el hecho de que el 78% y el 63% respectivamente también responden que enfrentan obstáculos derivados de la falta de conocimiento y de resistencia interna
al cambio. O no saben vender
internamente la idea o la ética no está tan difundida como creen entre su personal.
Vale la pena añadir que el 69% responde que la
integración de la sostenibilidad en sus estrategias se hace por gestión de
riesgos y una cifra semejante, el 67% que
se hace por el tema de reputación. Ambos
resultados parecen lógicos. El 35%
responde que lo hace para obtener el reconocimiento de los consumidores. De
esta última se puede deducir que pareciera que no consideran que su sostenibilidad
sea un tema que les preocupa a los consumidores.
Otro resultado interesante es que el 82% dice
que tiene un plan de manejo ambiental (consumo de agua, electricidad, papel,
emisiones, etc.). Por ejemplo el 57%
dice que tiene un plan o sistema para la reducción de emisiones de gases de
efecto invernadero. También es un poco
sorprendente ya que el impacto ambiental directo no es un factor crítico para
las instituciones financieras. ¿Habrán
hecho análisis de materialidad, de lo que es importante? Donde sí importa, los resultados no son tan
contundentes. Sólo el 58% dice que
considera los factores ambientales y sociales en sus análisis de riesgo de sus
operaciones de préstamo e inversión y un 13% adicional dice que sólo considera
los ambientales. 28% no considera
ninguno de los dos.
Otra información comentable es la diversidad
de productos “verdes” que dicen tener las instituciones. Por ejemplo, el 63% dice tener programas para
el financiamiento de energía renovable y el 46% dice que tiene productos para inversiones
ambientales. Estas cifras representan
condición necesaria pero no suficiente. Reflejan posibilidades, pero no acciones. Los resultados son relativamente irrelevantes
ya que lo importante es el volumen de
activos colocados en estos productos “verdes”, no su oferta. Se pueden tener los productos a disposición
del público pero si no se venden o no hay demanda, esos porcentajes no dicen
mucho. Claro está que es muy
difícil incluir preguntas de demanda en este tipo de encuestas.
Adicionalmente, lo mas importante para la banca es la responsabilidad del producto, o
sea como se usan los recursos que presta e invierte, que tipo de condiciones
ambientales y sociales pone para el acceso a su financiamiento y en su
seguimiento. La encuesta no cubrió estos
aspectos. Pero es también de
destacar que las instituciones financieras tienen criterios de aprobación, pero
habría que ver en que medida se les hace seguimiento y las consecuencias del
incumplimiento.
En este sentido, no hay cobertura sobre la inclusión financiera y muy poco sobre la
educación de los consumidores, pero este es debido a la restringida
definición de sostenibilidad que adopta la encuesta, como comentamos mas
adelante.
De las 30 instituciones que dicen ser
firmantes de los Principios de Inversión Responsable, PRI, del PNUMA solo 12
son de origen latinoamericano (todas de Brasil), el resto son el Citibank,
Santander y BBVA y sus filiales. Estas
no son firmantes, lo son sus casas matrices.
Lo mismo sucede con los adherentes a los Principios de Ecuador sobre
préstamos responsables. De las 26
instituciones que dicen ser adherentes, solo 7 son de origen local, las demás
son las de EEUU, España y sus filiales.
Las bases de datos de ambas organizaciones no listan a estas filiales
como formante o adherentes.
Si bien todas son instituciones que operan en
América Latina, los números pueden dar una impresión optimista del estado de la
responsabilidad en las instituciones financieras de la región. Si sacamos Brasil y las filiales de EEUU y
España, todos los números cambian mucho.
Cinco bancos comerciales responden que
pertenecen al Dow Jones Sustainability
Index. En América Latina hay solo 4
bancos comerciales en el índice. Tendría
que ser que todos los miembros del DJSI en América Latina estaban en la encuesta,
más alguno de España o EEUU.
Quince instituciones dicen que reportan sus emisiones
en el Carbon Disclosure Project, CDP,
sin embargo solo pude encontrar 7 en la base de datos del CDP en América
Latina. Si los dos bancos de España y el
de EEUU que participaron en la encuesta lo hacen, llegaríamos a 10. De cualquier manera sus emisiones son un tema
de relativamente menor importancia en el contexto global de sostenibilidad de
instituciones financieras. Sí lo son las emisiones de los proyectos y
empresas que financian, pero sobre esto no hay nada.
Hay que destacar que el estudio tiene un
sesgo marcadamente ambiental dada la naturaleza del principal promotor. En este sentido da una idea muy sesgada de la
integración de la sostenibilidad en las instituciones financieras en América
Latina, aun a pesar de que el subtitulo lo advierte: “Énfasis en aspectos
medioambientales”. El concepto de sostenibilidad de la encuesta es muy restringido,
mayormente ambiental.
En las conclusiones, los autores del reporte
destacan los progresos y los esfuerzos que están desarrollando las instituciones
financieras de América Latina, reconociendo los obstáculos que hay que vencer, en
particular la resistencia interna, a través de la asignación de responsabilidades
por sostenibilidad a altos cargos, el
entrenamiento y la sensibilización de los gerentes y empleados, y un mayor
contacto con la sociedad civil y los clientes.
Yo añadiría que habrá que hay que trabajar
sistemáticamente en la cultura organizacional que se ha desempeñado
tradicionalmente en base a incentivos por volumen y rentabilidad. Habrá que revisar el sistema de incentivos para que la sostenibilidad se
integre en la cultura organizacional.
En resumen, es un estudio útil para
comprender la problemática de la sostenibilidad en las instituciones
financieras de América Latina pero que tiene omisiones y sesgos.
Ojala que en vez
de encuestas donde se responde con el “me gustaría que fuese” se produjeran
estudios de la situación real de la sostenibilidad en América Latina, donde
podamos responder a la pregunta del “qué se hace”.
[i] Este artículo fue
consultado con uno de los autores del estudio y es posible que no haya incorporado sus comentarios
correctamente. En cualquier caso la responsabilidad
de su contenido es solo mía.
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