Obviamente que no, como ha sido ampliamente demostrado por las decenas de nombres que diversos autores le han dado, más con el objetivo de figurar que de contribuir al desarrollo de la disciplina. Pero cuando se hace con justificaciones razonadas pueden destacar características o puntos de vista que sí ayudan a una mejor interpretación e implementación de los conceptos. El objetivo de este artículo es analizar un par de publicaciones recientes con potencial de logar esa mejora: Sostenibilidad competitiva y Sostenibilidad racional.
La siguiente tabla muestra un gran número de esos nombres, la inmensa mayoría
de los cuales han pasado a la historia sin pena ni gloria. ¿Alguien se acuerda
de la “Creación de valor compartido” que causó furor en su momento y tuvo sus
cinco minutos de gloria? [i]
¿Alguien
quiere ponerle un nuevo nombre a la responsabilidad empresarial? |
||
Responsabilidad social de la empresa |
Sostenibilidad |
Medio ambiente, Social y Gobernanza |
Ciudadanía Corporativa |
Triple Balance |
Creación de Valor Compartido |
|
CAPITALISMOS |
|
Capitalismo Consciente |
Capitalismo Creativo |
|
Capitalismo Cooperativo |
Capitalismo Limpio |
Capitalismo Responsable |
Capitalismo Humanista |
Capitalismo Sostenible |
Capitalismo Comprometido |
Capitalismo Múltiple |
Capitalismo Progresivo |
Capitalismo Regenerativo |
Capitalismo Moral |
Capitalismo Democrático |
Capitalismo 2.0…3.0…4.0, etc. |
Capitalismo Distributivo |
Capitalismo Inclusivo |
Capitalismo Ciudadano |
|
ECONOMÍAS |
|
Economía Circular |
Economía del Bien Común |
Economía de la Mutualidad |
Economía Social y Solidaria |
Economía Verde |
Economía de Impacto |
Economía Colaborativa |
Economía Naranja |
Economía de la Comunión |
Economía Civil |
Economía Azul |
Economía Cordial |
Autor: Antonio Vives |
Recientemente se ha publicado un informe y un artículo, producidos en entornos
académicos, por lo que suelen basarse en el “debería ser” lo deseable como si ello
fuera automático, más que en el “es”, que debe ser el punto de partida para
logar el cambio hacia el “debería ser”. No obstante, ambos tienen una visión
que, en opinión del suscrito, sí avanzan la comprensión de la sostenibilidad
empresarial.
El primero propone una idea conceptualmente rica, pero de limitada aplicación
para el avance de la sostenibilidad empresarial, en tanto que el segundo propone
hacerlo no dejándose llevar por ilusiones o deseos de poca factibilidad, siendo
realistas. En cierta forma proponen
visiones contrapuestas: uno partiendo de aspiraciones y el otro partiendo de la
realidad.
I.
Competitive Sustainability
Un documento para discusión del Institute for Sustainability Leadership
de la Universidad de Cambridge Survival of the Fittest: From ESG to Competitive
Sustainability, se basa
en una premisa relativamente simple para el avance de la sostenibilidad: que
las acciones empresariales relacionadas con la sostenibilidad tengan un mercado
competitivo en el que desarrollarse, o sea, aprovechar las características
del mercado competitivo como son la existencia de demanda y oferta, precios,
competencia para transar mejores productos, exclusión de productos indeseables,
innovación, diseminación de información, etc.
No basta un cambio
de mentalidad. El mercado debe ser diseñado para eliminar la tensión entre rentabilidad
y sostenibilidad. [ii] Necesitamos mercados activos
para productos que sean neutros en carbono, circulares y que produzcan beneficios
ambientales netos positivos. Los gobiernos deben crear las condiciones para que
sea económicamente atractivo la eliminación de actividades dañinas. De otra
manera, las empresas que quieren hacer una transición voluntaria serán coartadas
por los que no la quieren.
Lo que sigue es mi interpretación de esta cita ya que el estudio no
entre en detalles. Si
bien la idea puede parecer utópica a nivel agregado, ya que no son muchas las
actividades donde la operatoria de un mercado competitivo es factible, es
posible hacerlo en algunos casos y la idea tiene potencial.
Es relativamente sencilla la creación y operación de un mercado emisiones
de gases de efecto invernadero, donde hay muchos participantes en el mercado y
se pueden establecer precios a un producto relativamente bien definido. Sería
deseable, por ejemplo, en el caso de algunos productos, que en el mercado se incluyeran
los costos la totalidad de los factores de producción incluyendo el valor de
las externalidades, el daño que hace con la contaminación ambiental o el uso
de recursos escasos, por ejemplo, el agua, por los que no se paga su verdadero valor
en el mercado.
En Europa están poniendo en práctica aranceles a la importación de bienes y
servicios que tomen en cuenta la contribución que han hecho al cambio climático,
o sea incluir indirectamente en su costo el valor de esa externalidad. Si China no tiene regulaciones sobre
ello que eleven el costo de sus productos, pero Europa si las tiene, el arancel
pretende hacer una competencia justa. Pretende crear un mercado competitivo, aunque
con ello no se eviten las emisiones en China, pero se les envía el mensaje de que
si quieren evitar los aranceles deben tener regulaciones similares a las de
Europa.
El mercado laboral, si funcionase, pagaría remuneraciones conmensuradas con
su contribución a la creación de valor en la producción y no, por ejemplo, en función
del precio de la mano de obra en un
mercado con exceso de oferta. Los gobiernos pueden regular las condiciones laborales y en algunos casos
el sueldo mínimo general, pero no el sueldo justo en función de su contribución
a la creación de valor. Y no digamos el sueldo conmensurado con la dignidad y necesidades
de las personas, que es la idea de los sueldos justos.
No todos los productos y servicios relacionados con la sostenibilidad son susceptibles
de transacciones en mercados y ni aun aquellos que sí lo son pueden hacerlo en un mercado competitivo.
Y no siempre los gobiernos tienen la capacidad para regular esos mercados
imperfectos.
Mi conclusión: la voluntariedad y las buenas intenciones de las empresas
no ha funcionado y las actividades de la sostenibilidad empresarial
deben operar, en la medida de lo posible, en mercados que ofrezcan los incentivos propicios,
y los gobiernos deben crear las condiciones para la operación de estos mercados
y regular las actividades donde esos mercados no sean factibles.
II.
Rational Sustainability
Rational
Sustainability [iii] por el profesor Alex Edmans, [iv] de
la London School of Business, es un artículo publicado en un medio académico,
pero con criterios eminentemente de aplicación práctica. Su valor, para los que
practicamos la sostenibilidad empresarial, es la visión crítica que adopta y
en consecuencia una mejor apreciación de la realidad y menor volubilidad. Podría
haberse titulado “Visión crítica de la sostenibilidad” pero no sería tan atractivo,
y el autor no pretende que sea vea como solo como un nuevo nombre que mejore su
reputación (¿otro para la tabla?), sino que se adopte como un enfoque novedoso,
como una manera de implementarla. Pretende que cuando se considere se haga de
forma “racional”, “cuestionada”. En resumen, ¡Piensa!
Dice:
“Racional” se
refiere a un enfoque….basado en evidencia y análisis, que cuestiona las
convenciones y prácticas de la sostenibilidad empresarial en vez de seguir al
rebaño….. No es poner el viejo vino en nuevas odres, es un cambio fundamental
de la manera en que se practica, no solo como se la denomina.
Sin embargo, como veremos a continuación, no es un cambio fundamental. El artículo propone una manera de apreciar la
sostenibilidad, no necesariamente de una implementación “diferente”. Ciertamente
que ofrece ideas para una implementación más realista, pero no de nuevas prácticas
como podría esperarse.
Para justificar el cambio de denominación pasa revista a las deficiencias
del término ASG para representar la sostenibilidad empresarial, en términos
muy semejantes a los que hemos destacado en nuestros artículos, por lo que
no lo comentaremos. [v]
Propone diez principios sobre los cuales afinar la perspectiva, las primeras
cinco sobre la sostenibilidad en sí y las siguientes cinco sobre la racionalidad.
Son relativamente evidentes por lo que solo añado brevísimos comentarios.
1.
Sostenibilidad Racional se refiere a la creación de
valor, no a política.
Es cuestión de lo que le
conviene a la empresa, no de vencerse a las ideologías políticas.
2.
Sostenibilidad Racional se refiere a resultados, no
etiquetas.
Lo importante no es el
nombre, es lo que se logra.
3.
Sostenibilidad Racional es intrínseca, no
instrumental.
Se debe ser sostenible porque
es lo que hay que hacer, no solo porque rinde beneficios.
4.
Sostenibilidad Racional es nuclear, no periférica.
Es parte fundamental de la estrategia, no es hacer “cositas”,
aquello del DNA de la empresa.
5.
Sostenibilidad Racional propicia, no prescribe.
Debe propiciar el logro
de los objetivos de la empresa en el largo plazo, no prescribir cuales son.
6.
Sostenibilidad Racional se basa en evidencias y análisis.
No creérselo todo, hay
que basarse en evidencias tangibles y confiables.
7.
Sostenibilidad Racional reconoce los rendimientos
decrecientes y los balances.
Hay que hacer lo que es
más efectivo, lo material, pero priorizando.
8.
Sostenibilidad Racional establece límites.
No se puede hacer de todo
en todo momento.
9.
Sostenibilidad Racional previene la irracionalidad.
Si se es racional, sí.
10. Sostenibilidad
Racional cuestiona y reta.
Es su razón de ser, el resumen de todo.
Al tratar las deficiencias de la ASG como representativa de la sostenibilidad
empresarial y comentar sobre la gran mayoría de los aspectos de esta, el artículo es un excelente compendio de la conceptualización
de la sostenibilidad, si bien no de detalles de implementación: qué es y que no es la sostenibilidad empresarial.
Mi conclusión: Estos principios representan una manera de entender la
razón de ser y la forma de lograr la sostenibilidad empresarial. Si bien el
autor hace su defensa en base a las deficiencias de la ASG, la realidad es que lo
que propone, en pocas palabras, es ser escépticos.
III.
En resumen
¿Dos nombres más para mi colección?, sí, pero con valor añadido, uno más
que el otro.
En el caso de Competitive Sustainability, es la idea de la necesidad
de crear o mejorar los mercados donde las actividades de sostenibilidad de
las empresas enfrenten incentivos y penalizaciones financieras, como una manera
de incrementar su aplicación y efectividad, y donde no sea posible,
recurrir a las regulaciones. Lo que no cubre el informe es como desarrollar esos
mercados. Conceptualmente rico, pero de compleja utilidad
práctica.
El valor añadido en el caso de Rational Sustainability es más evidente
ya que se trata de afinar la perspectiva, con espíritu crítico, con la
cual se desarrollan e implementan las políticas, estrategias y acciones, lo que
es mucho más factible y práctico, con resultados tangibles.
Pero debe quedar claro que la implementación actual no es que sea “irracional”,
es que es ingenua y muchas veces engañosa.
El valor de este articulo radica en cuestionar
la implementación y la adopción de la sostenibilidad empresarial, sin un análisis
crítico, más que ofrecer nuevas ideas para la implementación. [vi]
[i] Ver RSE y creación de valor compartido: Mis trece
artículos y ¿Alguien quiere ponerle
un nuevo nombre a la RSE?
[ii] Para una discusión dc esta tensión ver
Mis catorce artículos sobre la tensión
entre responsabilidad y rentabilidad, en particular ¿Conduce la sostenibilidad empresarial a la
rentabilidad? Puede ser, depende.
[iii]
Edmans, A. 2024. “Rational sustainability.” Journal of Applied Corporate
Finance 36: 8–15. https://doi.org/10.1111/jacf.12609
[iv] El profesor Edmans es un prolífico
autor sobre sostenibilidad y finanzas sostenibles. Se caracteriza por su espíritu
crítico, por cuestionar las generalizaciones y las pruebas sin pruebas. Su
estilo e intereses coindicen con los del suscrito. El artículo es muy
indicativo de su estilo (recomiendo seguirlo en LinkedIn, si bien sus notificaciones
y escritos son en inglés).
[v] Ver Doce razones por las que los criterios ASG
no reflejan la sostenibilidad empresarial y ¿Se puede encapsular la responsabilidad
empresarial en un número ASG?
[vi] Un buen ejemplo de esto lo presentábamos
en Si no está roto no lo arregles: Porter
y Kramer sobre RSE
En el 2011, Compartir
el Valor Creado versus Crear Valor Compartido: Diferentes estrategias,
diferentes implementaciones, diferentes resultados en el 2012, y Creación de valor compartido: Cómo no reinventar
la RSE en el 2013,
donde analizábamos la “revolucionaria” idea de
la creación de valor compartido.
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