Mentiras, malditas mentiras y estadísticas
Título de un libro publicado en 1976
Este es uno de los aspectos de la sostenibilidad empresarial más discutidos. Es el núcleo del argumento empresarial, aquello de que la empresa debe ser responsable porque es rentable, constituye también el núcleo de la materialidad financiera, aquello de que los aspectos que la empresa debe gestionar son aquellos que tienen impacto real o potencial sobre su situación financiera, y que forman el núcleo de la primacía de los shareholders, aquello de que la empresa debe maximizar los beneficios a los accionistas y de preocuparse por los demás stakeholders en la medida que ello beneficia a los shareholders.
Y sobre esto hay mucha teoría, mucho buen deseo, abuso del “debería”, de
que tales o cuales actividades “deberían” mejorar la situación financiera de la
empresa, por ejemplo, aquello
de que, si la empresa reduce sus emisiones, mejorarán sus beneficios, como sí
no dependiese de que los afectados se enteren y actúen, como si fuera
automático, como que “debería” ser así, porque sí.
El objeto de esta
nota es contrastar dos estudios, uno conceptual
sobre lo que “debería ser” y el otro uno estadístico sobre lo que (supuestamente)
“es”, y mostrar las deficiencias de las inferencias basadas en este último.
I.
Debería ser.
En la primera
parte del artículo Tres estudios para aprender más sobre
sostenibilidad empresarial: Argumento empresarial, Cumplimiento con la
información y Costo del financiamiento, del 3 de agosto, analizábamos un informe del World Business
Council for Sustainable Development, WBCSD (institución gremial dedicada al
avance de la sostenibilidad empresarial) y la consultora KPMG para guiar el
desarrollo e implementación del argumento empresarial en las empresas Building
the business case for Sustainability: A practical guide for business
connecting opportunities and financial drivers (informe completo, resumen ejecutivo y tablas de impacto).
Este informe es
un tratado sobre el argumento empresarial, dirigido a los profesionales de la
sostenibilidad, pero en particular a los dirigentes financieros. El
informe se basa en una acepción de la sostenibilidad empresarial un poco
sesgada, hacia tres aspectos que tienen mayor probabilidad de tener
impacto financiero: (1) cambio climático, (2) biodiversidad y justicia y,
(3) equidad para todos los stakeholders internos y
externos. Ignora aspectos de gobernanza, lo que considero un error,
ya que algunos aspectos de esto sí tienen posibilidades de destruir valor. En
función de esta acepción, el informe es de interés para las grandes
empresas, aunque la manera de pensar y analizar es aplicable a todo tipo de
empresas….teniendo en cuenta sus capacidades y contexto.
Dentro de
aquellos tres aspectos identifica dieciséis “temas” (p.e. emisiones y
reducción de residuos) y 32 “oportunidades” (p.e. gestión sostenible de
los recursos), lo que representa una categorización para que los profesionales
utilicen las opciones efectivamente. En
teoría. De nuevo, el usuario puede
identificar los temas que le parezcan más materiales a su caso y usar la base
metodológica que ofrece el informe.
La guía demuestra
el argumento empresarial al relacionar las oportunidades con diez impulsores
financieros (p.e. reducción de costos) y seis intangibles (p.e. mejora
de la reputación). Y lo más útil es que incluye una serie de tablas de impacto
donde se detallan estos nexos. Que en teoría deberían conducir a mejores
rendimientos financieros.
Los aspectos
recomendados, son el resultado de las opiniones de algunos expertos, lo que es
semejante a los indicadores de los estándares del Sustainability Accounting Standards Board, SASB, ahora parte de los estándares internacionales
de reporte de sostenibilidad del International Sustainability Standards
Board, aunque estos tienen la ventaja de ser
el resultado de múltiples consultas entre centenares de expertos, supuestamente
validados, y por ende son de mayor cobertura.
Pero también son sobre el “debería ser”.
II.
Es (supuestamente).
En julio del 2024,
la consultora KPMG publicó el estudio Is Sustainability Good for
Financial Performance? (resumen aquí). Este estudio pretende ir más allá del “debería”
y determinar cuales son las actividades de la empresa que en efecto tienen
relación estadística con su situación financiera.
“Este estudio
tiene como objetivo determinar el impacto potencial de 60 métricas de
sostenibilidad en el margen de beneficio bruto (MBB) mediante la realización de
un análisis econométrico de más de 2 500 empresas en 18 industrias y más de 60
países”. Los resultados:
· 21
indicadores de sostenibilidad parecen tener una relación significativa con el MBB.
· Entre
los indicadores ambientales, las menores emisiones equivalentes de
dióxido de carbono (CO2) se asocian con un mayor MBB. Además, las iniciativas
de reducción del impacto ambiental de la tierra y las iniciativas de reducción
de desechos electrónicos tienen algunas de las mayores asociaciones.
· Entre
los indicadores sociales, algunos de los mayores impactos positivos se
observan en las políticas de ética empresarial, las iniciativas de reducción
del impacto del transporte del personal y los servicios de guardería para los
empleados.
· Entre
los indicadores de gobernanza, las empresas que publican la asistencia
de los miembros de la junta directiva, que tienen la política de una-acción-un-voto,
que no tienen rotación gerencial y que tienen una mayor proporción de
mujeres ejecutivas tienden a tener un MBB más alto.
Y concluye:
· Si
bien estos resultados no necesariamente capturan una relación causal, sirven como una guía útil para los
líderes empresariales a medida que aplican rigor a su estrategia de
sostenibilidad para hacer crecer su negocio.
Nada menos riguroso
para una estrategia de sostenibilidad que tomar las relaciones entre una acción
de la empresa y la reacción de la sociedad, determinadas
en base estadística, que termina siendo un gran promedio, sobre 2 500 empresas en más de 60 países,
no válidas para un gran número de ellas.
Y sin
demostrar la causalidad, que uno causa lo otro, solo que hay una relación estadística. Este gran promedio es anatema a la especificidad requerida
para determinar lo que es material para la empresa, para determinar su
estrategia de sostenibilidad empresarial.
Para ilustrar
esta falacia, consideremos un ejemplo de la simplicidad de las conclusiones.
¿Conduce el número de mujeres en el
consejo a una mejora en la rentabilidad de la empresa? ¿Deben todas las empresas
nombrar más mujeres? ¿Cuál es el
mecanismo que convierte el número de mujeres en mayor rentabilidad? Pura especulación. Puede ser, pero no es así
de sencillo, ni es generalizable, depende de muchos otros factores y uno de ellos es la influencia que tengan en la toma de
decisiones. El número de ellas puede ser condición no
necesariamente necesaria, pero definitivamente no es suficiente. El número no
basta. Una mujer líder en el consejo puede tener más influencia que cinco
de “la cuota”. [i]
En este sentido, este estudio y sus resultados son un insulto a la
determinación de la materialidad financiera. No recomendaremos que las empresas se concentren en
estos 21 indicadores que dicen tener “una relación significativa con el margen
bruto de ganancias”.
A lo sumo la conclusión
de este estudio es de que hay algunas acciones que parecen ser más
generalizables al total de las empresas, pero que no necesariamente lo son
para nuestra empresa en particular.
Y aquí conviene
recordar la cita a atribuida al escritor Mark Twain de que “todas las
generalización son falsas…incluida esta”.
III.
¿Debería ser o es?
Deberíamos
preferir el “es” al “debería ser”, uno es factual y el otro presuntivo. Pero en
este caso el primer informe es mucho más útil, a pesar de sus omisiones. El “debería
ser” puede ser adaptado a la realidad de cada empresa, adaptado a su
experiencia cotidiana, ampliado o limitado según sea necesario. Pero en caso del
segundo informe, el “es” es una peligrosa generalización
falsa.
No hay sustituto fácil a la determinación de los aspectos que son materiales para la empresa particular en el momento y contexto en que opera y debe analizar el funcionamiento de la cadena de transmisión de la “acción empresa-reacción sociedad-impacto financiero” No toda acción tiene reacción, no toda reacción tiene impacto.
[i] Para un análisis más amplio de
esto, ver ¿Mejora la diversidad de género la efectividad de
los consejos directivos?
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