El capítulo con
este título forma parte del libro La RSE en perspectiva: Ideas
para el diseño, implantación, desarrollo y evaluación, compilado por Victor Guedéz y publicado por Alianza Social de
VenAmCham y la Fundación BBVA Provincial en Venezuela, que se puede encontrar
en el sitio de Cumpetere. Este
nexo incluye la portada y el índice del libro y el capítulo.
Introducción al capítulo
Lo que
se considera que es la responsabilidad social de la empresa ante la sociedad ha
ido variando a medida que la sociedad y la empresa se desarrollan. No es un concepto rígido, invariable. No solamente varía a través del tiempo, sino
que depende además del contexto en que la empresa opera y su relación con la
sociedad, no solamente de su relación comercial. Pero ello no quiere decir que cada empresa
puede decidir cuál es su responsabilidad, pero sí cómo y en qué medida la asume
y la sociedad puede y debe decidir si ello es satisfactorio. Conviene recordar que las empresas son una
creación de esa sociedad que le confiere derechos y en consecuencia le puede
exigir responsabilidades.
La
responsabilidad de una empresa no se implementa igual en una que opera en un
país desarrollado, con leyes e instituciones avanzadas que en una que opera en
zonas de pobreza con deficiencias legales e institucionales. No es la misma
para una multinacional que para una PyME local.
No es la misma que fue en el año 1920, que lo es en el 2014, que lo será
en el 2050. Pero la responsabilidad se mantiene.
La versión más popularizada, y la más
perniciosa, es de que la empresa debe “hacer cosas” en beneficio de la
sociedad, “voluntariamente”, más allá del cumplimiento con la legislación
vigente. Esto ha inducido a las empresas a buscar
“cosas que hacer”, a tener una visión fragmentada, miope de su papel ante la
sociedad, de no hacer el mal (al menos el mal visible) y hacer algunas buenas
cositas para mejorar su imagen.
De allí
el énfasis en muchas empresas de pretender descargar esa responsabilidad a
través de la filantropía, comprando indulgencias por sus pecados a través de
donaciones muchas veces sin relación alguna con la actividad de la empresa. Y
esto es muy arraigado en América Latina, con una extensa tradición filantrópica,
ante la desigualdad social y las necesidades insatisfechas de la población y la
falla de los gobiernos en sus responsabilidades sociales. La empresa es forzada
o ve la necesidad de llenar un vacío.
Esta concepción estrecha y el abuso de gran
parte de las empresas del término es lo que ha dado lugar a decenas de
propuestas de versiones alternativas, desde filantropía estratégica
(promoviendo los intereses de la empresa), pasando por acción o inversión
social (contribución a satisfacer algunas necesidades de la población, por
ejemplo, salud y educación) pasando por negocios inclusivos (incorporar a las
poblaciones menos favorecidas como proveedores de bienes y servicios) hasta una
de las más recientes, la Creación de Valor Compartido, CVC (crear
simultáneamente valor económico y valor social). Pero
el problema no es el concepto, es el modelo de empresa, es la implementación
deficiente y abusiva que se le da a un concepto robusto, el problema es hacer
cosas para la galería. La implementación
de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, bien entendida, es una
estrategia superior, de mayor nivel, que incluye
a todas estas variantes. Es un modelo de negocio.
En este
capítulo se cubre la evolución reciente de esa responsabilidad y los principales conceptos relacionados,
desde filantropía, pasando por negocios inclusivos y negocios en base de la
pirámide y por la reciente propuesta de la Creación del Valor Compartido, entre
otros, hasta llegar a concluir que la RSE
es el concepto más completo y el más practico como estrategia empresarial y que
incluye todas estas versiones parciales.
Para leer el capítulo completo visita el sitio de Cumpetere.
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