domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Quiénes son los líderes mundiales en RSE? Otro fiasco de rankings y votaciones


A finales del 2014 el sitio GLOBAL CEO organizó una votación para seleccionar a lo que llamaba los “líderes de la RSE” de entre un grupo seleccionado de 100 personas a nivel mundial (aunque solo estaban incluidos los que tuitean en inglés y en español).

Perdona querido lector si están cansado de mis artículos denunciando prácticas poco responsables pero yo seguiré luchando contra las chapuzas en RSE hasta que me canse. Cuando cese el análisis crítico cesará el avance de la RSE o será que hemos llegado al momento ansiado en que la Tierra se habrá convertido en el cielo, todos seremos angelitos y todo estará bien hecho.



La selección de los líderes de la RSE

El sitio Global CEO, que espera convertirse en revista electrónica, inició el 11 de diciembre una votación para seleccionar a los líderes de la RSE en el mundo.  Para ello publicó una lista de 100 tuiteros por orden del número de seguidores y pidió al público que votara por 10 de ellos.  El 26 de diciembre terminó la votación.  En este artículo analizamos el proceso y los resultados.

¿Cuáles fueron los criterios de inclusión en para la lista?  No lo mencionan pero en el orden inicial para pedir los votos aparecían calificados en orden del número de seguidores en Tweeter.  Sin embargo faltaban muchas personas que tienen más seguidores que los incluidos.  El número 100 tenía 400 seguidores y creo que el lector puede identificar una gran cantidad de tuiteros sobre RSE con más seguidores.  La número uno de la lista tiene 480.000.

Y el lector también podría identificar líderes en RSE que no son tuiteros frecuentes.

En intercambio de correspondencia con los organizadores no he podido esclarecer de dónde sacaron los nombres de los nueve tuiteros de habla hispana incluidos en la lista de 100 personas.  ¿Por qué solo nueve¿ ¿porque esos nueve?  
En respuesta a mis preguntas a los organizadores me dicen que la selección se hace en “base a su perfil, el contenido de sus tuits y el número de seguidores”.  Pero no explican cómo hacen para analizar el contenido de los tuits. Sería muy interesante conocer la metodología utilizada para analizar el contenido de centenares de miles de tuit de estos 100 tuiteros y determinar su relevancia para influir y liderar en la RSE.  Me gustaría conocer la metodología.  Pero parece que el orden en la lista no tomó en cuenta estos criterios ya que es por el número de seguidores.

Comienzan con una lista de tuiteros relacionados con la RSE que luego denominan como personas influyentes para luego llamarlos líderes¿Cómo se pasa de “tuitero frecuente” a “influyente en RSE” a “líder en RSE”?  Se hace el supuesto implícito de que tuitear y tener seguidores es sinónimo de influencia y que ello es su vez sinónimo de liderazgo.  Sobre la falacia de los rankings de personas influyentes basados en su actividad en las redes sociales escribí varios artículos (Ranking de tuiteros en RSE: ¿Son buenos para la RSE? y Encuesta sobre la influencia de personas e instituciones sobre la RSE: Resultados Para demostrar que la percepción de los expertos sobre la influencia de los tuiteros no tenía correlación alguna con su ranking de acuerdo a su actividad en las redes sociales.

Y aun así solo incluyen tuiteros con muchos seguidores.  O sea que si no tuiteas y/o no tienes seguidores no puedes tener influencia. Influencia como sinónimo de usos de redes sociales.  Se usa lo que es fácil de cuantificar, independientemente de si es relevante. Líderes como Stephan Schmidheiny, fundador del World Business Council on Sustainable Development, WBCSD, influyendo a una generación de líderes gerenciales o el profesor del IESE Antonio Argandoña, influyendo a una generación de futuros líderes gerenciales, o Adela Cortina, Presidente de la Fundación ETNOR, referente en los temas de ética empresarial, no se pueden considerar líderes según este proceso. 

Pero sí lo son tuiteros que tuitean sobre banalidades, algunas de las cuales relacionadas con RSE (ver mi próxima publicación Más consejos para subir en los rankings de RSE).

En el circuito de tuiteros en español se publicaron muchos tuits sobre esta votación, junto con la dirección para votar.  Si bien no pedían el voto me permito aventurar, sin pruebas fehacientes salvo los resultados que comento, que ello estimuló a los seguidores de los tuiteros mencionados en los tuits a votar y, por patriotismo o porque los conocen, lo hicieron por los de habla hispana. 

Pero sí hubo un boletín que pidió el voto, sin tapujos, para “la representación española” para convertirlos “en los 10 líderes a nivel internacional de la RSE”.  ¿La solidaridad antes que la ética?




El proceso seguido se parece mucho al que reporté con motivo de los premios del GRI a los reportes de sostenibilidad, elegidos por votación popular incontrolada, que siempre ganaban los brasileños, seguidos de otros países en vías de desarrollo) En los países desarrollados no tuvieron interés en votar, le dieron la importancia a los premios que al final tenía, conscientes de que con votación popular de gente que no lee o no conoce los informes, no se determinan los “mejores” informes de sostenibilidad.  Algo parecido a las votaciones en los festivales de eurovisión donde los votantes votaban por los representantes de países vecinos.  Los premios de GRI dejaron de existir y los Eurovisión se reformaron (el lector interesado puede leer mis artículos  ¿En que se parecen los premios GRI y los de Eurovisión?, Premios GRI al mejor reporte de sostenibilidad: ¡Falacia!).

¿Pero cuáles fueron los resultados?

Tuitero
Posición inicial
Posición final
Porcentaje de votos
Posición TOP200[i]
Calvimontes
13
5
7
6
Jaumá
54
42
2
3
Lozano
70
2
12
7
Puterman
72
11
4
19
Ancos
76
14
4
9
Granda
80
3
9
40
González
81
50
2
10
Ballabriga
82
40
2
56
Martí
88
22
3
4

¿Cómo podemos explicar este gran avance y las elevadas posiciones finales? 

Los 9 de habla hispana acapararon casi la mitad de los voto (45%)  la otra mitad para los 91 anglosajones.  Un promedio del 5.0% por persona versus un 0.6%  ¿Algo te suena extraño querido lector?

Interesante notar que de los cinco primeros LIDERES MUNDIALES tres son de habla de hispana (eran los tres primeros hasta el último día en que el último, con 400 seguidores pasó a ser primero y otro que también estaba muy atrás subió al 4º).  Y que todos los 9 de habla hispana están entre los primeros 50  ¿Es que somos tan reconocidos en el mundo entero? ¿Es que en nuestros países estamos más avanzados en RSE que en mundo anglosajón? No, no estoy en contra de los promotores de la RSE de habla hispana.  Soy uno de ellos.

También se puede notar que algunos son considerados MAS LIDERES a nivel mundial que en el ranking a nivel de habla hispana (TOP200RSE que también usa las redes sociales como criterio de calificación) (Lozano 2º a nivel mundial, solo 7º a nivel hispano, Granda 3º a nivel mundial, 40º a nivel hispano, etc.)  ¿Qué pasó con los que los superan a nivel hispano que no están en la lista mundial?
Y que muchos de ellos son más “líderes” que personas que, en mi opinión, son verdaderos líderes mundiales como John Elkington (autor de varios bestsellers en RSE y creador del triple bottom line), que Elaine Cohen (la experta más reconocida en informes de sostenibilidad), Rosabeth Moth Kanter (también autora de varios betsellers y profesora de Harvard) y así muchos más.

Con esto no quiero decir que los de habla hispana que han sido incluidos no sean líderes en RSE.  Reconozco a muchos de la lista como tales.  Lo son!
Desarrollan, avanzan y difunden el conocimiento y la práctica de la RSE efectivamente.  Su labor es admirable. 

Pero de allí a decir que con este proceso de listar a 100 tuiteros se puede decir que son influyentes en un tema tan especifico como la RSE y después decir que son líderes a nivel mundial requiere abstraerse de la realidad.  

No vale la pena analizar más en detalle las anomalías.  Todas tienen una explicación muy simple: Que la selección es arbitraria y que votación es anormal, viciada.  Puede votar quienquiera (en toda democracia hay criterios para ser elector),  que no tiene por qué saber que es RSE o conocer a ninguno de los de la lista, o solo a algunos por los que vota. Que algunos de los listados de habla hispana pueden haber estimulado a amigos a votar por ellos, como es obvio que tmbien hicieron algunos anglo-sajones (por la gran subida de varios en los últimos días).

¿Sirven para algo estos ejercicios?

En fin, que es un fiasco desde la lista inicial hasta la votación, como ya adelantaba en mis comentarios en el sitio y en tuits desde que supe del ejercicio. UNA CHAPUZA.

Y no basta con criticar.  ¿Cómo se pudo hacer bien hecho?  Léelo en mis comentarios en el sitio de la votación (si no los han quitado) y en mí artículo Ranking de tuiteros en RSE: ¿Son buenos para la RSE?.

¿Tiene algún valor este ejercicio? ¿Es responsable?  

El único valor que le veo es el publicitario para los que los publican y para que algunos de los incluidos alardeen sin ver o sin querer ver la realidad del mismo.


Así no se avanza la agenda de la RSE.





[i] Según el ranking del 11 de diciembre.  En este figuran también instituciones, no solamente personas como en el de Global CEO, por lo que hemos recalculado la posición entre las personas.

domingo, 21 de diciembre de 2014

20 razones por las que nos estamos cansando de la RSE


¿Se está cansando todo el mundo de la RSE?  No, este sentimiento no es universal.  Sigo los debates y las prácticas en el mundo anglo-sajón y en el mundo latino (América y Europa latinas) y la diferencia en la discusión es muy amplia.  En el mundo anglo-sajón no existe el pesimismo, decepción, cansancio que se percibe en el mundo latino, especialmente el hispano.  Sin pretender hacer un análisis comparativo, aventuro, medio en serio medio en broma, algunas razones del cansancio con la RSE donde se habla español, siendo el caso de España el más patente.  Y sobre todo parecen ser los expertos que escriben sobre el tema los que se están cansando más.



¿Por qué nos estamos cansando de la RSE?

Porque los que más hablan del tema son siempre los mismos, dicen lo mismo y se cansan los unos a los otros.

Porque nos aburre lo viejo y nos gusta lo nuevo. Pero como no se puede inventar algo nuevo cada día y que sea efectivo y eficaz, cada vez que alguien propone algo nuevo termina siendo más de lo mismo.  Y eso cansa.

Porque hemos convertido lo que es una actitud, una manera de hacer las cosas ahora y en el futuro, en una cosa, en un objeto del presente, lo que se vuelve monótono.

Porque la RSE es víctima de su popularidad. La están matando a besos.

Porque la muchos de los que se dicen expertos se mantiene a nivel de la superficie, de generalizaciones, de conceptos, de frases hechas, sin profundizar.  Y eso cansa.

Porque el nombre no es lo suficientemente claro y da lugar a que se entienda como objeto (ya que estoy en ello, repito mi mantra de que debería ser: Responsabilidad de la empresa ante la sociedad). Y eso cansa.

Porque cada gurú quiere llamarla a su manera. Y yo también ;-). Y eso agota.

Porque cada uno que la descubre cree que el resto del mundo no sabe nada y tiene que enseñarle lo que acaba de aprender y recalienta la sopa. Y eso aburre

Porque muchos medios aceptan publicar cualquier cosa sin criterios de selección por calidad, contribución, innovación………………… y se cansa uno de oír, ver, leer lo mismo.

Porque la facilidad de transmisión de información y el correspondiente exceso nos está agobiando.

Porque muchos consultores en RSE no practican la responsabilidad que predican y contribuyen a dorar la píldora (léase greenwashing). Y eso decepciona.

Porque hay muy pocos consultores con experiencia en la práctica, en empresas, haciéndolo. Viven en el mundo del “debería ser” no el de “lo que es”.  El debería ser es el mismo y eso cansa.

Porque muchos centros educativos donde se imparte el tema lo hacen de forma superficial, acelerada.  Gradúan consultores sin experiencia. Y eso contribuye a las razones anteriores.

Porque las empresas y los gurús en habla hispana preferimos competir a cooperar (en vez de CUMPETERE: Cooperar para competir).  Y eso agota.

Porque hay muchas falsedades en el comportamiento de las empresas (y el de los funcionarios públicos, políticos y algunos miembros de la sociedad civil no ayudan a la percepción de ética y responsabilidad).  Generan incredulidad, pesimismo, decepción.

Porque ante la debilidad e indiferencia de las instituciones de seguimiento y control, incluyendo los medios, no hay criterio crítico para denunciar lo malo y premiar lo bueno. Y eso es una falla.

Porque ante la indiferencia e ignorancia de los consumidores y clientes las empresas pueden abusar de su ingenuidad. Y parece ser que es la RSE la que no funciona.  Y eso cansa.

Porque las grandes expectativas que se han creado sobre la RSE no son cónsonas con la realidad, con el entorno en que se desenvuelven las empresas, competitivo, de supervivencia, con incentivos perversos al comportamiento. Y esto decepciona.

Porque tenemos la visión de corto plazo, impaciente, que le criticamos a las empresas. Y eso frustra y agota.

Y antes de que el lector lo sugiera, añado la número 20: Porque el autor de este artículo cansa con su insistencia en promoverla.

¡Y seguro que el lector tendrá sus propias razones!



Y esto es lo que la RSE nos pregunta a todos

Pero es NUESTRA RESPONSABILIDAD, como personas, trabajar juntos, con las empresas, gobiernos y sociedad civil en mejorar la sociedad.


FELICES FIESTAS y que el Año Nuevo nos haga a todos más responsables.


domingo, 14 de diciembre de 2014

¿Es conveniente para una empresa pertenecer a un índice de sostenibilidad?



Para muchos debe parecer obvio que una empresa quiera pertenecer a un índice de sostenibilidad.  Representa un reconocimiento independiente de su responsabilidad ante la sociedad. Si bien esto es deseable, conlleva también costos y riesgos, no todo son beneficios.  En este artículo analizamos algunos de estos costos, riesgos y beneficios. [1]

I.              Antecedentes

En la actualidad existen varios centenares de índices de sostenibilidad con una explosión en los últimos años.  La gran mayoría son de tipo especializado, que cubren empresas en sectores o subsectores específicos, como por ejemplo empresas que destacan el cambio climático, o la conservación de energía, o que destacan por su gobierno corporativo, entre muchos otros temas. Pero los más conocidos son los más generales, que incluyen gran variedad de aspectos sociales, medioambientales y de gobernanza corporativa.  De estos los más conocidos son las familias de índices del Dow Jones Sustainability Index y del FTSE4Good Index.




Algunos índices se limitan a empresas que cotizan en bolsas específicas, otros incluyen empresas de múltiples bolsas de valores.  Lo que tienen en común es que las empresas incluidas son transadas en bolsas, con suficiente liquidez como para que los inversionistas puedan comprar y vender libremente, con precios determinados libremente.  No se incluyen empresas en manos privadas o con bajos porcentajes del total de acciones en poder del público.

En general los índices de sostenibilidad han sido desarrollados para satisfacer las necesidades de la industria de la inversión socialmente responsable, SRI, que los utiliza como indicadores de las empresas responsables que podrían incluir en sus carteras, sin necesidad de hacer ellos sus propios análisis de su sostenibilidad.  De allí la multitud de índices para satisfacer las demandas de los diferentes grupos de inversionistas responsables.

En España hay un índice de sostenibilidad creado en el 2009, el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  En América Latina sólo hay dos bolsas de valores con índices de sostenibilidad, BM/FBovespa en Sao Paulo (desde 2005) y la de México (desde 2011).  La Bolsa de Santiago de Chile estaba preparando su índice durante 2014.

II.            ¿Qué son los índices de sostenibilidad?

Los índices son una valoración ponderada de los precios en bolsa de un grupo de empresas que han sido seleccionadas después de hacer una evaluación de sus prácticas responsables, en uno o más aspectos.  Esto es común a todos los índices.  Sin embargo, cada índice usa sus criterios de evaluación de estas prácticas, que prácticas considera, como las cuantifica, que importancia relativa le concede a cada una de las decenas y decenas de prácticas o indicadores evaluados, sus criterios de inclusión y exclusión, modalidades de ponderación, entre muchos otros aspectos.  Y estos criterios y metodologías suelen ser confidenciales. De allí que las empresas incluidas en los índices pueden ser muy diferentes.  No hay uniformidad de criterios[2].  Una empresa puede salir de un índice y entrar en otro.

Lo que tienen en común los índices es que pretenden representar empresas que, de acuerdo a sus criterios, pueden ser consideradas “sostenibles” (aunque esto puede querer decir cualquier cosa).

III.         ¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

Los índices tienen diferentes usos para los diferentes usuarios.  Los principales usuarios son los inversionistas que quieren conformar sus carteras de inversión responsable.  Pero también puede ser de utilidad para los gobiernos en el establecimiento de políticas públicas, para la sociedad civil en sus labores de seguimiento y control de la responsabilidad social y ambiental de las empresas, para el público en general que desea tener información sobre la sostenibilidad de las diferentes empresas. Lamentablemente la información sobre los componentes de los índices suele ser muy costosa, solo al alcance de grandes inversionistas.  Pero uno de los usuarios más interesados son las mismas empresas que pertenecen, han pertenecido o quieren pertenecer a un índice, que los pueden utilizar como instrumentos de mejora de sus prácticas, y en algunos casos, como instrumentos de gestión de la reputación[3].


IV.           ¿Cuáles son los costos, beneficios y riesgos de pertenecer a un índice de sostenibilidad?

1.     Ventajas de querer pertenecer

El proceso de aplicar a un índice de sostenibilidad de por si contribuye en gran medida al avance de la sostenibilidad de la empresa.  El proceso es sumamente complejo ya que la empresa debe completar la aplicación, respondiendo y anexando información sobre una multitud de facetas de la sostenibilidad.  Esto fuerza a las empresas a hacer una extensa investigación interna sobre sus prácticas que, por lo menos al principio, están dispersas y es muy posible que casi nadie en la empresa, ni siquiera al más alto nivel, tengan conciencia de la amplitud de las acciones involucradas. 

Los cuestionarios suelen ser una excelente hoja de ruta.  Les permite a las empresas ver las deficiencias que tienen y desarrollar estrategias y prácticas de sostenibilidad para vencerlas, ayuda a coordinar las diferentes unidades, fuerza la comunicación con los stakeholders, permite articular mejor la estrategia y determinar lo que es considerado material o importante para los inversionistas, sobre todo los institucionales.  Adicionalmente, la retroalimentación que reciben de los gestores del índice es muy valiosa para mejorar esas prácticas.  Y todo este proceso ayuda a los promotores internos de la sostenibilidad a que les presten atención, la prioricen y posiblemente les asignen mayores recursos. Son los principales interesados en que la empresa se postule y califique.

2.     Ventajas de pertenecer

También es importante entender por qué las empresas quieren ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de la bolsa de Sao Paulo, que llevé a cabo en el 2010 pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al ser excluidas, aunque que su inclusión no tiene afecto  sobre su liquidez bursátil ni sobre su acceso a los mercados financieros.  De cualquier manera para la inclusión sea beneficiosa en los mercados financieros estos tienen que apreciarlo.  En la gran mayoría de los mercados en vías de desarrollo esto no lo es.  Tendría el potencial de hacerlo si la empresa cotiza en bolsas de mercados desarrollados y tiene amplia liquidez bursátil, con un elevado porcentaje de sus acciones en poder del público inversionista[4]

En muchos otros estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión en un índice hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices y no que el estar en el índice aumenta su rentabilidad en bolsa. 

Para algunas empresas muy visibles para el público la inclusión puede ser una fuente de reputación, lo cual mejora la aceptación de la sociedad y aumenta el valor de los activos de empresas que pueden conducir a mejores precios en caso de fusiones o adquisiciones de otras empresas.  En el caso de muchas multinacionales, sobre todo en sectores industriales con riesgos reputacionales en sostenibilidad, no les queda más remedio que intentar entrar en los índices más prestigiosos para tener visibilidad en los mercados de la Inversión Socialmente Responsable y los tradicionales.

3.     Riesgos de pertenecer

Pero esto no es para todo tipo de empresas.  El costo de aplicar y mantenerse en un índice es sumamente elevado, sobre todo por los sistemas de gestión de los que hay que disponer y el esfuerzo sostenido que ello requiere.  En un índice como el Dow Jones, que es “best in class”, donde se compite para su inclusión con otras empresas en el mismo sector, se puede salir porque otra empresa entra con una mayor calificación  Aun a pesar de haber mejorado en sostenibilidad, otra empresa de la misma industria puede haber mejorado más y desplazarla. La salida puede tener efectos negativos.  Algunos inversionistas institucionales requieren tener en la cartera empresas que están en los índices y pueden tener que venderlas si salen del índice.

Un efecto secundario negativo es que el índice puede terminar dictando la estrategia de sostenibilidad de la empresa.  Una vez que se está en el índice la empresa puede llegar a priorizar las actividades que tienen más puntuación en el índice, aunque estas actividades puede que sean menos prioritarias en el contexto y momento en que se encuentra la empresa.  Se gestiona la sostenibilidad para mantenerse en el índice, no necesariamente para gestionar sus impactos positivos y negativos ante la sociedad o de cómo puede mejorar su contribución al desarrollo económico y social del país.  Es un riesgo que tiene que gestionarse. El índice no debería ser el director de sostenibilidad de la empresaLo que es material en la sostenibilidad de la empresa lo dictan los stakeholders, no los constructores de índices.

V.             Comentarios de cierre

Pertenecer a un índice de sostenibilidad, sobre todo uno mundial, no es una panacea ni es algo que deben buscar todas las grandes empresas, es muy costoso y se deben evaluar los costos, beneficios y riesgos para la empresa. Para algunas valdrá la pena, para otras no.  Para algunas la presión de algunos stakeholders es determinante, para otras lo es el deseo de mostrarse como parte de la élite en sostenibilidad para contrarrestar aspectos reputacionales potencialmente negativos de la industria en que operan, por ejemplo, petróleo, cemento y tabaco. En un índice como el Dow Jones, que tiene todo tipo de sectores, hay empresas de estas industrias consideradas como “sostenibles”.  Y por ser del tipo “best in class” alguna de ellas debe ser líder de su sector.  En índices sobre temas específicos de ASG y en índices generales pero que comparan las empresas con todas las demás este fenómeno no ocurre.

En toda América Latina solo 15 empresas pertenecen al Dow Jones Sustainability Index, en su versión mundial, de las más de 1.500 que cotizan en bolsas locales e internacionales, 6 son de Colombia y 9 de Brasil.  De España pertenecen al índice solo14.  Aun considerando otros índices, son un club muy exclusivo.

¿Vale la pena todo el costo y esfuerzo por pertenecer a un índice de sostenibilidad?  Sólo para muy pocas empresas.




[1] Este artículo fue publicado en AgoraRSC el 10 de diciembre de 2014 y partes habían sido publicadas en un número especial sobre el Dow Jones Sustainability Index de la Revista RS (Responsabilidad y Sostenibilidad) de Colombia, en octubre de 2014.

[2] En junio del 2011 se constituyó una organización de la sociedad civil, el Global Initiative for Sustainability Ratings, GISR, que tiene como objetivo establecer principios, criterios y acreditación de los ratings de sostenibilidad. El objetivo no es uniformar los ratings de sostenibilidad.  Los Principios ya han sido publicados (el suscrito fue miembro del Consejo Directivo durante 2012 y 2013).  Para más detalles pueden ver mi artículo ¿Son confiables los ratings de sostenibilidad?

[3] El lector interesado puede ver más detalles en mi artículo ¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

[4] El lector interesado puede leer un análisis de estos temas en mi artículo Sustainability indices in emerging markets: impact on responsible practices